(Minghui.org) Yo era una paciente de cáncer óseo que se recuperó milagrosamente después de practicar Falun Dafa en 1996. Desde entonces, no me he enfermado ni he tomado ningún medicamento durante más de 20 años. Además, Dafa me transformó de una persona egoísta, de mente estrecha, de mal genio y deprimida, en una cultivadora magnánima y amable que ahora camina por el sendero divino. Falun Dafa me ha permitido entender mi verdadero propósito en la vida, me ha convencido de la existencia de dioses y budas, me ha mostrado el camino de regreso al cielo y ha revelado la verdad detrás de mitos y leyendas.

A pesar de haberme caído tres veces y fracturarme los huesos en 2009, me recuperé en unos días sin ir al hospital ni recibir tratamiento médico. Esto es un milagro que sigue siendo inexplicable desde el punto de vista de la medicina moderna.

La primera caída ocurrió cuando estaba organizando una reunión

El 19 de septiembre de 2009, estaba en un centro turístico junto al río organizando una reunión cuando me caí y me fracturé el hueso ciático derecho. Sentí un dolor insoportable cuando un guardia de seguridad me ayudó a levantarme, y rápidamente les pedí a mis hijos que me llevaran a casa para que pudiera hacer los ejercicios de Falun Dafa. Mi hija sugirió: "Ya que nuestros invitados son nuestros familiares, ¿por qué no hacer los ejercicios aquí?". Aceptando su consejo, hice los ejercicios en el centro turístico. Después de que terminó la reunión, mi familia me ayudó a subir a nuestro automóvil y me llevó a la entrada de nuestro condominio. Me indicaron que esperara allí mientras se despedían de nuestros invitados.

Sin embargo, después de sentarme un rato, pensé: "¿Por qué debería esperar a que me ayuden? ¡Me iré a casa sola, incluso si tengo que arrastrarme de regreso!". Decidida, me puse de pie y avancé lentamente mientras me agarraba a la barandilla para apoyarme. Los guardias de seguridad me encontraron mientras iba de camino, y finalmente, dos de ellos me llevaron a casa.

El lado derecho de mi cuerpo pronto se hinchó y comenzó a doler bastante, mientras que mi cadera y pecho derechos se calentaron y se pusieron febriles. Me resultaba difícil acostarme, así que continué haciendo los ejercicios. Me apoyé en una silla para ir al baño y usé una almohada para sentarme o acostarme en la cama lentamente. Aunque cada vez que me sentaba me tomaba más de 40 minutos, me decía a mí misma: “Soy una cultivadora, no puedo quedarme discapacitada”. Para el segundo día, ya podía moverme libremente como de costumbre, solo con una silla para apoyarme al caminar.

En la mañana del tercer día, me invitaron a asistir a una reunión de exalumnos. Como en el pasado había salido ilesa a pesar de las repetidas caídas, mi familia no se opuso a que fuera. Además, no sabían que esta vez me había lastimado más gravemente. Esperé hasta que todos se hubieran ido de casa, antes de recoger mi bolsa y dirigirme a la puerta cojeando con el apoyo de una silla de madera. Me dije a mí misma: “Debo salir hoy. Después de contarles sobre los poderes extraordinarios de Dafa, no puedo decirles que estoy lastimada y no puedo ir. ¡Debo llegar a la reunión hoy!”.

Pero en la puerta, descubrí que no podía dar un solo paso sin apoyarme en la silla. Mientras estaba de pie, temblando, recordé las enseñanzas de Shifu:

“Soltando los apegos de la gente común 
Ya un dios al obtener el Fa” 

(Salvando a todos los seres conscientes, Hong Yin).

Me dije a mí misma: "He obtenido el Fa y ahora soy un ser divino. ¿Cómo puede un ser divino dejar de caminar por sí mismo? Definitivamente saldré por mi cuenta". Con este pensamiento, logré dar un pequeño paso adelante. Volví a pensar: "Ya que tengo la capacidad de dar un paso, naturalmente puedo dar otro". De esta manera salí de mi casa y bajé en ascensor.

Dos guardias de seguridad se acercaron apresurados y preguntaron: “¿Adónde va?”. Intentaron ayudarme, pero en cuanto lo hicieron, el dolor volvió y mi capacidad para caminar se esfumó. Les dije: “Tengo una reunión de exalumnos hoy. No hace falta que me ayuden. Puedo caminar sola”. Ellos se sorprendieron: “¿Puede caminar?”. Respondí firmemente: “Sí”, pero ellos seguían dudando. Después de tratar de asegurarse un poco más, finalmente me soltaron, mirándome con desconcierto. Aunque el dolor había desaparecido, mis piernas se negaban a moverse. Tuve que instruirles: “No se queden aquí, vayan a hacer sus cosas”. Ellos se alejaron, pero seguían mirándome de vez en cuando.

Me agarré a las paredes y a las barandillas, y bajé lentamente hasta la planta baja. En la salida del condominio, cuando el guardia de seguridad de la puerta se adelantó rápidamente para ayudarme, mi dolor regresó al instante. Le dije: "No tienes que apoyarme. Mejor, ve a llamar a un taxi. Cuando llegó el taxi, me moví para sentarme y el guardia de seguridad me ayudó a subir mi pierna lesionada al auto. Curiosamente, mi lesión dolió mucho cuando lo hizo, pero se detuvo tan pronto como terminó.

Al llegar a mi destino, el amable conductor me permitió sujetarme de su coche para apoyarme y se aseguró de que estuviera a salvo en el edificio, antes de irse. Me agarré de las sillas, me dirigí hacia mis excompañeros de clase, me senté y pasé el resto del día conversando con ellos. Durante todo el tiempo, no sentí dolor, así que aproveché la oportunidad para hablarles sobre Falun Dafa.

Después de la cena, caminé hasta la calle con mis compañeros de clase. Aunque cada paso era doloroso, aún pude caminar, y nadie notó nada raro. Después de que nos despedimos, traté de tomar un taxi para regresar a casa, pero todos los taxistas que pasaron se negaron a llevarme. Más tarde, me di cuenta de la intención de Shifu de dejarme caminar a casa.

La segunda caída: resbalándome en el suelo mojado

Mi segunda caída ocurrió poco después de la primera.

En la noche del 14 de octubre de 2009, estaba sola en casa haciendo mi cama y limpiando el suelo cuando me resbalé en el suelo mojado y caí. Me fracturé el coxis y no pude levantarme. Al recibir mi llamada, mi hijo corrió a casa y me llevó a la cama. Empecé a experimentar el mismo dolor de antes y comencé inmediatamente a hacer los ejercicios de Falun Dafa. Habiendo aprendido de mi experiencia previa, no tuve miedo y me dije a mí misma: “La última vez esperé un día antes de salir. ¡Esta vez saldré de la casa mañana!”.

Casualmente, mi hermana menor se enfermó esa noche y fue llevada al hospital local en una ambulancia. Fui a visitarla a la mañana siguiente y me encontré con varios conocidos y amigos que también estaban allí. Charlamos y les aclaré los hechos sobre Falun Dafa. Nadie allí sospechaba que sufría una lesión grave. El dolor persistió después de que regresé a casa, y me resultaba difícil sentarme o acostarme, pero sabía: "¡Mientras pueda ponerme de pie, puedo salir!".

Al día siguiente, viajé a un lugar lejano para enviar pensamientos rectos para los compañeros practicantes juzgados ilegalmente en los tribunales. Subimos al primer autobús antes del amanecer y, a pesar del camino irregular, el dolor era menos intenso de lo que esperaba. Aunque el autobús temblaba mucho, sentía como si un gran par de manos sostuvieran mi coxis roto.

Mi yeli fue eliminado rápidamente esta vez. A pesar de la grave fractura, pude caminar por mi cuenta al día siguiente sin necesidad de tratamiento médico, una hazaña inalcanzable para una persona común. Mi hermana menor también se cayó y se fracturó el coxis, pero siguió con dolor a pesar de haber descansado en cama durante casi un año. ¡Los poderes sobrenaturales de Dafa son verdaderamente milagrosos en comparación con los tratamientos convencionales!

La tercera caída ocurrió desde una escalera

El 14 de noviembre de 2009, mi familia y yo íbamos de camino a un restaurante cerca de un parque, cuando accidentalmente me caí de una escalera de un metro de altura. Los transeúntes gritaron rápidamente: "¡Llamen al 120 [para pedir una ambulancia]!". Todos pensaban que estaba lesionada debido a mi avanzada edad. Sin embargo, me senté por mi cuenta y les aseguré: "¡Estoy bien!". Mi familia también se hizo eco de mis palabras, pero todos se negaron a creernos y comenzaron a culpar a mi hijo. "Tu madre es tan anciana, ¿no tienes miedo? Puede que no le duela ahora, ¡pero le dolerá más tarde cuando intente ponerse de pie! Al menos vayan al hospital para verificar si hay huesos rotos". Seguimos insistiendo en que estaba bien, e inmediatamente me levanté y caminé hacia el parque. Varias personas amables me siguieron y me preguntaron: "Abuela, incluso si tiene miedo, aún debería ir a hacerse un examen. Como mínimo, debe aplicar inmediatamente un poco de vino medicinal o aceite de cártamo". Le respondí: "Estoy bien, porque soy practicante de Falun Dafa". Al escuchar mis palabras, todos entendieron y dejaron de tratar de persuadirme.

Después, mi hijo me llevó a la casa de una pariente, quien me acompañó a dar un largo paseo de medio día. Aunque todavía había algo de dolor en los huesos, apreté los dientes y así logré soportarlo.

En el proceso de superar estas tres tribulaciones, pude cultivar mis apegos humanos de miedo, exultación, vanidad y preocupación por las cosas. Creer en Shifu y en el Fa, así como tener pensamientos y acciones rectos, hacen que ocurran milagros. Gracias, Shifu, por su protección compasiva.