(Minghui.org)  Ser una buena persona y defender los propios principios es más fácil decirlo que hacerlo. Por ejemplo, algunos funcionarios del gobierno podrían decir o hacer cosas que no deberían para complacer a sus superiores y así beneficiarse personalmente.

Aquí hay dos historias sobre personas de la antigua China que siguieron su conciencia, incluso frente a la presión.

Honestidad e integridad

Wang Dun y Wen Jiao apoyaron al emperador Yuan en la dinastía Jin y en consecuencia fueron recompensados: A Wang le asignaron el rango de general militar, y a Wen Jiao un rango inferior al de Wang. Debían apoyar al príncipe Sima Shao (que más tarde se convertiría en el emperador Ming de Jin). Shishuo Xinyu (un nuevo relato de los cuentos del mundo) documenta una historia sobre Wang y Wen.

En ese tiempo, Wang se rebeló y planeó invadir la capital con un ejército. Ofreció un banquete e invitó a altos funcionarios mientras tramaba derrocar al príncipe. Como el príncipe era conocido por su inteligencia y habilidades, Wang planeó derrocarlo acusándole de no tener piedad filial. Durante el banquete, dijo muchas cosas en contra del príncipe, asegurando que la información procedía de Wen, quien solía ser ayudante del príncipe.

Cuando Wen llegó a la fiesta, Wang puso un semblante severo y preguntó: "¿Qué piensas del príncipe?". "Soy un funcionario de rango inferior y no estoy cualificado para opinar sobre un caballero", respondió Wen.

Molesto porque Wen no cooperaba con su plan, Wang dijo: "¿Crees que el príncipe tiene alguna buena cualidad?". "El príncipe es entendido y capaz, y no me atrevo a hacer comentarios sobre él", respondió Wen. "Pero algo que sí quiero decir es que respeta a sus padres y demuestra piedad filial".

Más tarde, el príncipe se convirtió en el emperador Ming. Con la ayuda de Wen y otros oficiales, el Emperador Ming puso fin a la rebelión. Después del fallecimiento del emperador Ming, otros recomendaron a Wen como el principal funcionario para ayudar al primogénito del emperador Ming, quien era el emperador y solo tenía cuatro años en ese momento, a gobernar el país. Wen era muy modesto y compartió la tarea con los demás.

Un funcionario oficial con dignidad

Shishuo Xinyu también contó una historia sobre Sima Jiong y Ji Shao. Como Sima había ayudado al emperador Hui de Jin a conseguir el trono, fue nombrado en el más alto oficial militar. Pero él estaba obsesionado con el poder y se entregaba tanto al vino como a las mujeres. Ji, sin embargo, era un erudito de renombre y un funcionario conocido por la rectitud de su carácter.

Cuando Ji era asistente del palacio, visitó a Sima para tratar asuntos de gobierno. Sima organizó un banquete e invitó a otros funcionarios, como Ge Yu y Dong Ai, para discutir el asunto. Ge le dijo a Sima que Ji era bueno tocando música y le llevó un instrumento musical.

Cuando Ji se negó a tocar, Sima le preguntó por qué. Ji le explicó: "Usted es un alto funcionario de la corte real, y todos esperan de usted que dé buen ejemplo. Aunque mi rango es bajo, soy un asistente de palacio que sirve al emperador. Si toco música así, sería una deshonra para mi título. Pero si insisten, puedo cambiarme estas finas ropas y ponerme ropa de diario y tocar para ustedes". Esto avergonzó a Ge y a los demás y se marcharon.

Más tarde, Ji perdió la vida mientras protegía al emperador. Debido a su noble carácter, fue elogiado por los emperadores posteriores.

Los valores morales son muy importantes para el bien de la sociedad. Pero la gente a veces los olvida ante la presión y la atracción de los intereses personales. Esto ocurre especialmente en la China actual debido a la influencia de la doctrina comunista en las últimas décadas.