(Minghui.org) Durante el Festival Qingming (El día de la limpieza de la tumbas en China) de 2023, llovió intensamente dos días seguidos. El primer día, un practicante de 85 años de nuestro grupo de estudio del Fa llevó a su esposa practicante de 79 años a un mercado a seis millas (10 Km) de distancia en su bicicleta eléctrica. Desafió el viento y la lluvia, para aclararle la verdad a la gente. A pesar de la lluvia, la feria estaba abarrotada porque era festivo. Cuando regresaron a casa se encontraban empapados, pero muy felices. Distribuyeron todos sus materiales y persuadieron a muchas personas para que renunciaran al Partido Comunista Chino (PCCh) y sus organizaciones afiliadas.

El segundo día llovió un poco menos, pero hizo más viento. Dije: "Shifu, por favor perdóneme, hoy hace mal tiempo, así que hoy estudiaré el Fa en casa". Tan pronto como me senté, recordé que le debía a alguien 300 yuanes y prometí devolvérselo en la feria ese día. Sabía que tenía que ir, porque si no cumplía mi promesa estaría faltando a la verdad.

Bajé las escaleras y saqué mi bicicleta. El viento era tan fuerte que no quería salir. Mientras dudaba, mi yerno que trabaja en el turno de noche llegó a casa. Pensé en pedirle que me llevara a la feria, pero luego pensé que debía estar muy cansado. Aunque tengo casi 80 años, soy un practicante y debo mostrarme considerado con los demás. Así que salí. Aunque llevaba un impermeable, mi ropa se empapó. Finalmente llegué a la feria.

Vi a tres practicantes ancianos de nuestro grupo de estudio del Fa en la feria aclarando la verdad y repartiendo información. Tienen 85, 79 y 69 años. Me conmovió verlos allí: ¡Todos tienen el corazón para salvar a la gente! Rápidamente le di al hombre el dinero que le debía y me reuní con ellos. También me iluminé a que Shifu me dejó ver lo diligente que se mostraban estos practicantes como una señal de que no puedo aflojar en salvar a la gente. ¡Le agradezco tanto la indicación a Shifu!

Las personas con relaciones predestinadas pueden salvarse

En otra ocasión llovió intensamente durante dos días. La lluvia amainó al tercer día, así que decidí ir a un lugar a seis millas (10 Km) de distancia para aclarar la verdad. Una tormenta se desató tan pronto como bajé del autobús. No podía ni sostener mi paraguas. Mi ropa se mojó toda. Rápidamente corrí a guarecerme debajo de una lona. Había mucha gente debajo de la lona hablando sobre las inclemencias extrema del clima extremo de ese año. Pensé que era una buena oportunidad para aclararles la verdad. Dije: “Los planes del cielo reemplazan a los nuestros. No importa cuán capaz sea uno, cuando ocurre el cambio cósmico, las habilidades de una persona no significan nada”. Luego les aclaré la verdad. Tres personas renunciaron al PCCh y a sus afiliados. Cuando la lluvia amainó, me fui.

Cuando me marchaba, noté que todos los propietarios de los puestos llevaban impermeables. Reconocí a algunos funcionarios retirados del PCCh que anteriormente se negaron a escuchar la verdad, con la misma excusa de que “recibimos dinero del PCCh, por lo que no podemos oponernos al PCCh”. Inesperadamente, con un clima tan extremo, esta vez todos estuvieron dispuestos a escuchar la verdad. Todos renunciaron al PCCh y me pidieron materiales para aclarar la verdad. Seis exmiembros del PCCh dimitieron poco después. Entendí que Shifu se estaba encargando de todo. Todo lo que hice fue soportar un poco de dificultad y abrir la boca. ¡Gracias Shifu!

Lo malo se convierte en algo bueno

Vi una pareja vendiendo melones en la feria. Como aclaro la verdad allí todos los días recuerdo a todos los dueños de los puestos. Así que pensé que con ellos no había hablado. Les compré tres melones que costaban 10 yuanes y les di 2 billetes de cinco. El hombre tomó el dinero y lo puso en el cajón. Cuando le ofrecí un recuerdo, lo rechazó.

Cuando estaba a punto de aclararles la verdad, la esposa me pidió que volviera y hablara con ellos más tarde. Al ver que había mucha gente comprándoles melones, retrocedí unos pasos. Esperé unos 10 minutos, pero seguía habiendo mucha gente comprándoles melones. Así que decidí irme y volver más tarde. Tan pronto como me di vuelta, el hombre gritó: "Aún no me has pagado". Me volví y le pregunté: "¿Quién no le ha pagado?". Me respondió: "Tú". Entonces, le dije: "Ya se los he pagado". Inmediatamente comenzó a maldecir: “¡Mujer rebelde, tienes que pagármelos!”. Me sentí confusa y discutí.

Mucha gente se reunió en torno nuestra. Alguien que me conocía me trató de convencer para que me fuera, pero me negué. Estaba decidida a dejar las cosas claras. En ese momento, recordé que les pagaba con billetes que tenían frases de aclaración de la verdad. Entonces dije: “Los billetes con que te pagué tienen mensajes escritos”. Luego abrí el cajón del dinero y rápidamente tomé un billete con las frases escritas. Cuando estaba a punto de encontrar el siguiente, el hombre cerró el cajón con llave y le pidió a su esposa que me sacara de allí. Alguien más también me convenció para que me fuera. Cuando me fui, dije: "Cuando cuentes el dinero en casa, encontrarás los billetes con las frases escritas".

Más tarde, compartí esta experiencia con una compañera practicante. Me dijo: “Sólo eran 10 yuanes, deberías habérselos dado. ¡Qué cosa tan pequeña!". Le dije: “¡No podía dárselo! Si se lo daba, otros pensarían que de verdad no los pagué y eso desacreditaría el título de practicante de Dafa”.

Después de pensarlo, me sentí muy incómoda. Le dije a Shifu: “Shifu, por favor perdóneme, no pasé bien la prueba, no pude salvarlos. Además, les hice producir ye. Por favor, deme otras oportunidad”. Después, cada vez que veía a esa pareja en la feria, la esposa siempre me decía enojada: “Simplemente, no nos has pagado”. Siempre les sonreía en silencio y seguía caminando, mientras pensaba en encontrar una oportunidad para salvarlos.

Pasé por su puesto otra vez en abril. El hombre de repente me dijo en voz baja: "¿Quieres comprarme una sandía?". Dije con una sonrisa: "Me parece bien, porque estoy pensando en comprar una". Cogí una sandía muy grande. Me dijo que costaba 1,4 yuanes la libra. Sabía que otros vendedores vendían a 1 yuan la libra, pero aun así lo compré porque quería salvarlos. Ambos sonrieron mientras me hablaban. Les aclaré la verdad y ambos renunciaron al PCCh y a sus afiliados, y aceptaron los materiales que les ofrecí. Le ofrecí a la esposa un recuerdo de Dafa que aclara la verdad, pero se mostró reacia a aceptarlo. El hombre inmediatamente le dijo que lo tomara. Entonces, lo tomó e incluso me lo agradeció. Le dije: “Dejaré la sandía aquí porque tengo que hablar con otras personas. Volveré más tarde a buscarla”. Dijeron con una sonrisa: "Está bien". Me di la vuelta y derramé lágrimas. Me sentí aliviada de que finalmente se salvaran.

Cuando volví a buscar mi sandía, solo estaba allí el hombre. Le dije sinceramente: “Lo siento. Shifu nos pidió que amablemente le explicáramos las cosas, pero yo tenía mal carácter y no pude soportarlo. Por favor, no digan que Falun Dafa no es bueno, fui yo quien no se cultivó bien. Pero realmente te pagué el dinero ese día”. El hombre sonrió y dijo: “Está bien. Mira, colgué el recuerdo en mi vehículo”. Sonreí y me fui.

Más tarde se lo conté a una compañera practicante. Me dijo: "¡Lo hiciste genial!". Le contesté: “Si no hubiera aprendido Falun Dafa, sintiéndome agraviada e insultada frente a tanta gente, los odiaría toda la vida. Pero ahora que soy una cultivadora, debo mirar hacia dentro y soportar las pérdidas, y disculparme con ellos”.

A través de esta experiencia, me di cuenta de que: sin este incidente, tal vez no hubieran podido renunciar al PCCh tan fácilmente. Mi apego a los beneficios también desapareció en el proceso: compré la sandía a un precio más alto del que podía haber pagado. A partir de entonces, no importa lo que compre, siempre pienso en el principio del Fa de pérdida y ganancia.

Shifu me ayudó a superar una gran tribulación

Un día de este año tenía previsto tomar un autobús para ir a una feria a esclarecer la verdad. Vi a un hombre de unos 70 años en la parada de autobús y le hablé. Me dijo que era un militar retirado. Le dije: “No importa cuán alto funcionario seas, debes seguir la voluntad del Cielo. Ahora la pandemia está muy extendida y todo el mundo quiere estar a salvo”. Le dije la verdad sobre la autoinmolación escenificada de la Plaza de Tiananmen, el movimiento para renunciar al PCCh y sus afiliados, etc. Él entendió la verdad y renunció al PCCh usando su nombre real. También le di algunos materiales de aclaración de la verdad. Dijo que los leería en cuanto llegara a su casa. Luego llegó el autobús y nos subimos.

Cuando el autobús llegó a mi destino, me bajé con un montón de personas. Me vieron dos conocidos que renunciaron al PCCh. Se acercaron para estrecharme la mano y saludarme. Me distraje, pisé con mi pie izquierdo un pequeño agujero en el camino y me caí. Se me rompieron los pantalones y también comenzó a sangrarme el pie izquierdo. Todos los demás pasajeros se reunieron alrededor. Temiendo que esto pudiera arrojar una luz negativa sobre Dafa (ya que había bastantes conocidos a quienes ayudé a renunciar al PCCh), soporté el dolor y me obligué a caminar. Pensé: “No importa cuánto duela, tengo que aguantarlo. No debo desacreditar a Dafa. Sé que tengo brechas en mi cultivación y que las viejas fuerzas se han aprovechado de ellas, pero no importa cómo, distribuiré todos los materiales hoy y salvaré a las personas que necesitan ser salvadas”.

Caminé por el borde del camino, recordando escenas del video de la clase de enseñanza del Fa de Shifu, imitándolas y golpeando fuerte con el pie, pensando: “¡Por favor, sálvame, Shifu! ¡Estoy bien! ¡Estoy bien!". Había casi una milla (1.6 Km) entre la parada de autobús y la feria. Ayudé a un funcionario del PCCh y a otro miembro del PCCh a renunciar.

Para entonces, un hueso de mi pie empujaba contra la parte superior de mi zapato. lo presioné hacia abajo con la mano. Después de un tiempo, el hueso volvió a sobresalir. Después de distribuir todos los materiales, me di la vuelta y caminé de regreso. Le supliqué a Shifu mentalmente: “No puedo cojear por mucho que me duela el pie. No puedo permitir que otros tengan pensamientos negativos sobre Dafa”. Cuando vi a una mujer de unos 60 años cargando un bolso pesado y cargando a un niño en la espalda, incluso la ayudé a cargar el bolso y la acompañé hasta la parada del autobús.

Me costó mucho volver al autobús. Después de bajarme del autobús, caminé otro kilómetro cuesta arriba. Cuando llegué a casa, eran más de las 10:00 a. m. Después de llegar a casa, inmediatamente me senté en el suelo. En ese momento, mi pie estaba tan hinchado que ni siquiera podía quitarme el zapato. Después de que finalmente me quité el zapato, presioné los huesos del pie nuevamente, pieza por pieza. Afortunadamente, mis familiares no habían regresado a casa para almorzar. No cociné nada. Solo continué sentada allí y envié pensamientos rectos. Mientras tanto, también miré hacia adentro y recordé que después de ayudar al funcionario que sirvió en el ejército chino durante 40 años a renunciar al PCCh, desarrollé fanatismo, exultación; y cuando los conocidos me estrecharon la mano, pensé que como era mayor no tenía por qué evitar estrecharle la mano a mis conocidos varones. Pero eso no estaba en consonancia con la cultura tradicional. Leí el Fa toda la tarde. Mi pie no me dolió en absoluto; Solo, estaba simplemente negro e hinchado. En realidad, daba un poco de miedo.

Al séptimo día, mi hija me dejó en la parada del autobús camino al trabajo y comencé a salir a aclarar la verdad otra vez. Aunque mi pie se recobró, todavía me dolía la pierna. Tenía que masajearla un poco antes de poder cruzar las piernas para meditar. Cuando una compañera practicante se enteró de mi situación, encontró una motocicleta y me llevó a la feria. Tenía 69 años y hacía mucho tiempo que no conducía una motocicleta. El primer día que nos llevó nos caímos al suelo. No tuvo ningún problema, pero mi pie lesionado se volvió a romper. La diferencia fue que la última vez se rompió hacia adentro, y esta vez se rompió hacia afuera. No se lo dije a la practicante. Insistí en que termináramos nuestra clarificación de la verdad. Me dolió el pie toda la noche. Sin embargo, todo se había arreglado al día siguiente. Incluso mi incapacidad para cruzar las piernas al meditar también se resolvió.

Ofrecí incienso y me postré ante Shifu, agradeciéndole por arreglar cuidadosamente mi eliminación de yeli, agradeciéndole su gran resistencia y diciendo: ¡Nunca desacreditaré a Dafa!

Mi hija menor regresó a casa y vio la lesión de mi pie. Todos mis familiares entendieron la verdad y nadie me obligó a ir al hospital. Mi hija me preguntó: “Mamá, ¿por qué estás tan decidida?”. Dije: “Antes de cultivar Dafa dependí de los medicamentos durante 18 años. Pero durante los 26 años que he practicado Dafa, nunca he tomado ni una sola pastilla ni me he puesto una inyección. Deberías practicar Dafa también”. Dijo que sin duda lo acabaría practicando.

¡Abandonaré mis apegos humanos y me asimilaré a Verdad-Benevolencia-Tolerancia, evitaré causarle problemas a Shifu, salvaré a más personas y seguiré a Shifu a casa!