(Minghui.org) Una practicante de Falun Dafa de mi pueblo falleció hace un año. De vez en cuando pensaba en ella, lo que me hacía llorar. La extrañaba. Sentía pena por ella y solía depender demasiado de ella. Acudía a ella para hablar de mis problemas, ayudarme a escribir mis artículos de intercambio de experiencias y revisar artículos, entre otras cosas. Las viejas fuerzas estaban utilizando mis emociones para arrastrarme. Debería haber visto el problema con claridad para eliminar este apego, pero no lo hice.

Esta practicante también había ayudado a otros practicantes de nuestro pueblo, incluso después de haberse trasladado a la ciudad hace unos años. Seguimos confiando en ella, y nos avisaba cuando se publicaban las nuevas conferencias de Shifu y nos notificaba oportunamente otras informaciones importantes. También contribuyó a nuestros esfuerzos por esclarecer la verdad y nos apoyó en nuestra demanda contra el exlíder del Partido Comunista Chino (PCCh) Jiang Zemin.

Cuando Minghui.org pidió compartir experiencias del Fahui de China, los practicantes de nuestro pueblo no sabían qué escribir o prestaban poca atención a la petición. Esta practicante nos aconsejaba seriamente sobre la importancia de escribir artículos y nos ayudaba a enviarlos. Más de diez de nosotros los presentamos siempre. Los revisaba una y otra vez hasta que fueron más legibles. Me conmovía su corazón desinteresado.

Luego de su fallecimiento, los practicantes de nuestro grupo de estudio del Fa decidieron presentar artículos de intercambio de experiencias para el 20.º Fahui en Minghui.org. Necesitábamos eliminar nuestra dependencia a ella, madurar y recorrer nuestros propios caminos de cultivación. Las viejas fuerzas no quieren que formemos un solo cuerpo y quieren arrastrarnos hacia abajo. Con pensamientos rectos, los practicantes de nuestro grupo acordamos escribir nosotros mismos nuestros artículos de intercambio. Creíamos que el proceso de escribir nuestra experiencia de cultivación disminuiría los factores malignos.

Cuando esta practicante nos ayudaba a revisar nuestros artículos, yo solo modificaba algunas frases y luego le pasaba las partes difíciles que no entendía bien. Incluso unía las frases incompletas para que fluyeran bien. Su corazón desinteresado me hacía sentir avergonzada.

Ahora me convertí en la persona encargada de revisar los artículos que comparten los practicantes. Una vez recibí artículos de dos practicantes al mismo tiempo. Uno de ellos escribió frases bonitas con buena letra, pero olvidó el título. Después de añadirle el título, sentí que al artículo aún le faltaba algo y descubrí que le faltaba su camino de cultivación.

Cuando intenté corregir el artículo, me comenzó a doler la cabeza. Miré hacia dentro para revisar mi estado actual. Estaba bajo mucha presión y me daba vergüenza modificar el artículo, teniendo en cuenta que este practicante era mayor y se había cultivado mejor que yo. Me resultaba difícil hacer sugerencias porque mis ideas podían no ser las correctas. Después de llegar a la mitad de la redacción, estaba muy estresada y no podía calmarme.

Extrañaba trabajar con la practicante recién fallecida, en quien había confiado mucho. Sin su apoyo, me costaba tomar decisiones.

Cambié de método para revisar el otro artículo. Podía entender las palabras, pero las frases eran confusas. Le faltaban experiencias sobre cómo cultivar el carácter y salvar a las personas, y había demasiadas partes conectadas y expresiones vagas. Quería pedirle a la autora que reescribiera su trabajo, pero me preocupaba plantearle estas cuestiones, esto reflejó mi impaciencia y el miedo al conflicto debido a mi egoísmo.

No obstante, visité a la autora del segundo artículo para hablar de estos dos puntos y le pedí que hablara con otro practicante. Le hice saber que podía estar equivocada, pero le sugerí que escribiera su experiencia salvando a los seres conscientes, aclarando la verdad, así como sus diversas experiencias milagrosas. Ella aceptó. Seguí contándole que no me gustaba mucho corregir artículos, pero somos un solo cuerpo, así que tuve que esforzarme para cumplir los requisitos de Shifu.

Mis preocupaciones procedían de mis apegos y envié pensamientos rectos para desintegrarlos de mi campo dimensional. La practicante regresó diciendo que no sabía escribir artículos y que por eso describía las cosas en pocas frases. Luego reescribió su artículo cuidadosamente, y todo salió bien. Sentí que mi mente brillaba y me sentía llena de alegría como nunca antes.

Durante los primeros días, cuando comenzó la convocatoria de artículos para compartir experiencias, me sentaba frente a la computadora, recordaba a la practicante fallecida y lloraba.

Entonces recordé el Fa de Shifu:

“Los seres humanos viven por los afectos y el sentimentalismo. Es decir, los seres humanos están inmersos en el sentimentalismo y es difícil para ellos liberarse de éste. Sin liberarse uno mismo del sentimentalismo, uno no puede practicar la cultivación y hacer progresos” (Exponiendo el Fa en el primer Fahui de Norteamérica).

No quiero nada que Shifu no quiera o no apruebe. Debo revisar diligentemente los artículos de todos los practicantes que me llegan y presentar un artículo satisfactorio digno de la aprobación de Shifu. El proceso de revisión de artículos es también un proceso de cultivación. Me di cuenta de la responsabilidad de hacerlo lo mejor posible, para poder reducir la carga al siguiente editor a la hora de perfeccionar el artículo.

Al modificar los artículos en los últimos días, conseguí eliminar muchos apegos, como la dependencia de otros practicantes y el miedo a la humillación o la vergüenza. Mi sentimentalismo por la practicante fallecida se desvaneció gradualmente, y finalmente me liberé de ese estado que las viejas fuerzas utilizaban a través de mis emociones para arrastrarme hacia abajo. Además, me mantuve con pensamientos rectos para coordinar con otros practicantes y para armonizarnos como un solo cuerpo.

Otra experiencia reciente me aseguró que Shifu está a nuestro lado en todo momento para ayudar a sus discípulos con suficientes pensamientos rectos. En la tarde del 26 de agosto, cuando nuestro grupo de estudio de Fa estaba enviando pensamientos rectos, mi rodilla derecha comenzó a dolerme mientras sostenía mi palma erguida. Traté de ignorar el dolor, pero se hizo tan fuerte que casi no podía soportarlo después de que habían pasado ocho minutos. Quise bajar las piernas para aliviar el dolor, pero entonces pensé: «¡No! Mi movimiento afectará a todos. Ahora es un momento crítico en la batalla entre el bien y el mal. Shifu, por favor, ayúdame a enviar pensamientos rectos y a erradicar la interferencia del mal».

El dolor de mi rodilla disminuyó inmediatamente, quedando solo un poco. Pude enviar pensamientos rectos durante 15 minutos.

Por favor, tenga la amabilidad de ayudarme señalándome cualquier entendimiento incorrecto.