(Minghui.org) Tengo 52 años y comencé la cultivación de Falun Dafa en 2013. En marzo de 2020, durante el brote del virus del Partido Comunista Chino (PCCh) (también conocido como COVID-19), fui perseguida ilegalmente por la policía después de repartir materiales de esclarecimiento de la verdad, y mi casa fue saqueada. Después, me detuvieron ilegalmente.

Mirando hacia mi interior en el centro de detención

Tras llegar al centro de detención, envié pensamientos rectos para anular la persecución de las viejas fuerzas. Sin embargo, no podía calmarme. La escena de mi casa saqueada ilegalmente seguía apareciendo: Mi esposo estaba durmiendo en ese momento. Al ver a más de 20 policías que irrumpieron de repente en nuestra casa, se quedó estupefacto, porque no sabía nada de que yo estaba haciendo materiales para esclarecer la verdad.

Cuando los policías saquearon mi casa, pusieron patas arriba hasta el sótano y montaron un lío tremendo. Al final, confiscaron mis libros de Dafa, un ordenador, una impresora, discos duros, cartuchos de tinta y materiales de aclaración de la verdad que no había terminado. También me detuvieron y me llevaron a la estación de policía.

Mi esposo era una persona tímida y honesta. En su vida cotidiana, dependía mucho de mí, y su bienestar psicológico era relativamente pobre. Cuando me sentaba en el suelo del centro de detención para enviar pensamientos rectos, la preocupación y la añoranza por mi esposo aparecían siempre en mi mente. Me sentía muy deprimida, con pensamientos negativos que aparecían constantemente: una gran eliminación estaba a punto de ocurrir. No sabía cuándo saldría de allí. Tal vez no volveríamos a vernos. Me dolía el corazón como apuñalado por un cuchillo.

De repente, el Fa de Shifu vino a mi mente:

“…Lo que se abandona no es a uno mismo
Sino a todo lo absurdo dentro del laberinto”. (Desechando apegos, Hong Yin II)

De repente me desperté: ¡¿Qué estaba haciendo?! Me aferraba a esos apegos y no quería soltarlos. Incluso me sentía amargada. Como practicante, ¡¿cómo debería tratar esto?! Me han detenido, así que debo de tener apegos de los que se aprovechó el mal. En lugar de eso, miré rápidamente hacia dentro y descubrí que seguía apegada al sentimentalismo hacia mi esposo.

Empecé a mirar seriamente hacia dentro y me di cuenta de que tenía muchos apegos, como la lujuria, los celos, el apego al ocio, el miedo, el apego a hacer cosas, la mentalidad competitiva, el resentimiento y el menosprecio a los demás. Eran muchos.

Lo que más destacaba era mi apego a mi esposo. Por miedo a que se preocupara por mí, siempre le oculté que hacía materiales para aclarar la verdad. Lo hacía cuando él no estaba en casa o cuando dormía por la noche. Además, no le ayudé a comprender a fondo la verdad sobre Dafa. Necesitaba hacer un avance en mi ambiente familiar. Con mi mentalidad tan impura acerca de hacer materiales de aclaración de la verdad, ¿cómo podría lograr un buen efecto para salvar a los seres conscientes? Como resultado, fui denunciada por personas que no tenían clara la verdad, por lo que fui arrestada y perseguida.

Cuando me di cuenta de estos apegos, me sentí más ligera por dentro. La pesadez que me oprimía desapareció de repente. También desaparecieron los sentimientos de tristeza y depresión. Fue como si el cielo se volviera mucho más brillante. Sabía que fue Shifu quien me ayudó a eliminar la sustancia mala. Gracias, Shifu!

Eliminando la cultura partidista de relacionarse con gente común y el soborno

En la sociedad actual, la creación de redes y el soborno hasta el punto de utilizar activos monetarios son muy comunes. En los primeros días después de ser admitida en el centro de detención, el pensamiento de que mi familia encontrara a mis amigos no practicantes para ayudarme a salir del centro de detención aparecía a menudo en mi mente.

Durante esos pocos días, tuve tres sueños claros seguidos: En el primer sueño, después de ver a mi esposo y a mi hermano, les pregunté rápidamente: "¿Han buscado a mis amigos para que me ayuden?". Me contestaron: "Todavía no". Después de oír eso, me impacienté mucho y les reclamé por qué no los habían buscado rápidamente. Además, les dije: "Si no quieren hacerlo, lo haré yo misma".

En el segundo sueño, después de que mis amigos se enteraran de lo que me había pasado, parecían muy tranquilos. Era como si no tuviera nada que ver con ellos. Al ver sus reacciones, me sentí insatisfecha. Me preguntaba cómo podían ser tan indiferentes conmigo durante esta dificultad.

En el tercer sueño, invité a comer a mi amiga más capaz y le pedí que me ayudara. Yo brindaba con un vaso lleno de vino, pero ella sólo usaba un vaso pequeño para brindar por mí. Además, estaba distraída, como si yo no le preocupara en absoluto.

Las escenas de mi sueño eran muy vívidas y claras. Me di cuenta de que era Shifu intentando darme una pista. Pensando en los detalles de esos sueños, empecé a mirar hacia dentro: Soy un practicante y tengo a Shifu. ¿Cómo podría confiar en que la gente normal me ayudara? Debo aprovechar esta oportunidad para eliminar todos mis apegos y hacer que afloren mis pensamientos y acciones rectos. Cuando logre salir de aquí, debe ser de una manera muy recta.

En los días siguientes, mi mente se volvió mucho más clara. Con eso, mis pensamientos rectos también se volvieron amplios. Pensé: Shifu no arregló que yo me cultivara en esta guarida maligna. Este no es el lugar donde se supone que debo estar. ¡Debo salir!

Por lo tanto, comencé a enviar pensamientos rectos por un tiempo prolongado y a aclarar la verdad a los guardias. Pedí escribir a los directores de la División de Seguridad Interior y me puse en huelga de hambre. Al final, los guardias del centro de detención me trajeron cinco hojas de papel tamaño carta, con el requisito de que tenía que empezar a comer. Pensé que, como practicante, dondequiera que vayamos tenemos que aclarar la verdad. Cuando alcancé el objetivo de poder escribir las cartas de esclarecimiento de la verdad, abandoné la huelga de hambre.

Puse todo mi empeño en redactar una carta de aclaración de la verdad de 10 páginas dirigida a los directores de la División de Seguridad Interior y la entregué en el puesto de guardia del centro de detención. Al final, no tenía forma de saber si había sido entregada a la División de Seguridad Interior. Pero creía que los guardias del centro de detención y sus directores la habrían visto. Espero que todos los que llegaron a leer la carta entendieran la verdad.

Comprendiendo que el sentimentalismo se basa en el egoísmo

Después de estar más de 20 días detenida ilegalmente en el centro de detención, me trasladaron a otro centro de detención del mismo distrito, donde estuve otros 14 días en régimen de aislamiento. Era una celda enorme de más de 1.100 pies cuadrados y tan alta como un edificio de dos plantas. Cuando me senté en esta habitación enorme y oscura, volví a sentirme asfixiada y deprimida.

Mirando aquellas camas vacías, pensé: Como practicante, ¿cómo puedo estar tan triste? Esa tristeza no soy yo, sino mis apegos al ocio, el miedo y el sentimentalismo hacia la familia. Lo que me hacía sentir incómoda eran esos apegos, no yo, y debo eliminarlos.

Pensé: Cada día que estoy aquí, debo aprovechar cada uno de mis pensamientos y mirar hacia dentro para cultivarme bien. Cuando hice esto y cambié mis nociones, la sensación de ahogo desapareció. Con ello, mi estado de ánimo volvió a la normalidad. Me senté en la postura del loto y empecé a enviar pensamientos rectos intensamente.

Antes de ser arrestada, sólo podía sentarme en la posición del loto durante 45 minutos. En el centro de detención, insistí en hacer la meditación sentada durante una hora. A veces lo hacía varias veces en un mismo día. Recordé el Fa que pude recitar. Recuerdo que Shifu dijo,

“El Fa puede revelar todos los apegos, el Fa puede erradicar todas las perversidades, el Fa puede exponer y eliminar todas las mentiras y el Fa puede fortalecer los pensamientos rectos”. (Eliminen la interferencia, Escrituras esenciales para mayor avance (II))

Cuando un practicante se aleja del Fa, ese practicante se encontrará desprotegido. Debo recitar continuamente el Fa.

En los primeros diez días de aislamiento en el segundo centro de detención, una guardia vino a verme todos los días. Charlaba conmigo y le aclaraba la verdad. Le hablé de la belleza de Falun Dafa, de sus efectos milagrosos para curar enfermedades y mantenerse en forma, del hecho de que Dafa se ha extendido a más de 100 países de todo el mundo, etcétera. Siempre me escuchaba con atención. Cuando necesitaba bolígrafos y papel, siempre me los daba. A menudo tomaba la iniciativa de prepararme agua caliente para el baño. Me traía lo necesario para vivir, me cuidaba y me recordaba que bebiera más agua, entre otras cosas. Todos los días charlábamos.

Un día me dijo: "Tengo que irme a casa a descansar. Debido a la pandemia, puede que pase bastante tiempo antes de que vuelva al trabajo". Ella esperaba que me dieran el alta antes de su regreso.

Cuando se fue, la eché de menos y me sentí un poco perdida. Rápidamente aproveché ese sentimiento para reflexionar. Sólo nos conocíamos desde hacía unos días, ¿por qué empecé a echarla de menos? Fue porque ella trajo comodidad a mi vida; me dio un rayo de esperanza en mi soledad y aburrimiento; y me hizo sentir que se preocupaban por mí en aquel mal ambiente. Fue sólo porque ella satisfizo mi egoísmo, que desarrollé sentimentalismo hacia ella.

Rectificándome a mí misma con el Fa, abandonando el sentimentalismo por mi familia

El segundo día de mi detención ilegal, el director del centro de detención me trajo unas cartas que me habían escrito mi esposo y mi hermano. En ellas decían que, tras mi detención, estaban muy preocupados por mi seguridad. Mi hermano escribió que había perdido el rumbo de su vida, ya que nuestra madre había fallecido hacía poco y ahora su única hermana había perdido la libertad. La carta de mi esposo era aún más emotiva. Decía que le costaba aceptar mi repentina marcha, por lo que le costaba conciliar el sueño cada noche. A menudo salía a correr a medianoche para tranquilizarse.

El propósito último de las cartas era animarme a "admitir mis errores" rápidamente, para poder salir de aquí y volver a mi vida.

Al leer sus cartas, no pude evitar que se me saltaran las lágrimas. Creía que ellos tenían los sentimientos que me describían y, sin embargo, yo no podía hacer lo que me decían. No cometí ningún delito. Lo que estoy haciendo es lo más recto del universo. Soy discípula de Shifu, sólo Shifu puede salvarme.

Tomé papel y bolígrafo y les escribí una carta que decía así: Antes de cultivarme, tenía múltiples enfermedades. Después de que empecé a cultivarme, todas las enfermedades se curaron, de lo que ustedes fueron testigos. Sólo porque estoy sana puedo rendir bien en el trabajo y organizar mi vida familiar de una manera muy organizada. Me he ajustado a las normas de Verdad-Benevolencia-Tolerancia y he sido una buena persona. No hay nada malo en ello. En esta sociedad turbulenta, a pesar del riesgo, seguí repartiendo materiales de esclarecimiento de la verdad para salvar a las personas que han sido envenenadas por el partido. Ayudarles a comprender la verdad y a tener un futuro brillante es mi misión. No fui yo quien causó daño y dolor, sino el Partido Comunista Chino (PCCh).

Tres meses después, mi esposo contrató a un abogado para mí. En mi primera reunión con el abogado, me trajo cartas de mi esposo, mi hermano, mi hijo, parientes y amigos. Había un informe del examen médico de mi hermano y algunas fotos de reuniones familiares en fechas clave. Se me saltaron las lágrimas al ver sus palabras de preocupación por mí, sus caras en las fotos y, sobre todo, el informe del examen físico de mi hermano que incluía diagnósticos médicos como "sospecha de cáncer de pulmón". Se me encogió el corazón.

Mis padres habían fallecido y yo había tratado a mi hermano como a un hijo desde la infancia. Mientras yo estaba detenida ilegalmente, su salud física se deterioraba. Me pregunté si él podría superarlo.

En la carta de mi esposo decía que me echaba mucho de menos. Cuando yo no estaba, sus días parecían años, y a menudo lloraba. La presión mental y la presión del trabajo le hacían parecer mucho mayor. Esperaba que pudiera trabajar con el abogado, firmar los documentos para declararme culpable lo antes posible, intentar que me redujeran la condena o incluso que me eximieran de cumplirla, para no afectar al futuro de nuestro hijo, y salir antes para reunirme con la familia.

Esa noche, no pude conciliar el sueño. Pensé: la vida de una persona normal está predestinada. Si mi hermano ha llegado al final de su vida, entonces no hay nada que yo pueda hacer. Pero también creía que él estaría bien, ya que conocía la verdad sobre Dafa. Durante todos estos años me ayudó a hacer muchas cosas de Dafa. Por lo tanto, seguro que recibirá bendiciones.

Cuando mi hijo estaba en la universidad, dijo que su compañero de la escuela secundaria visitó Corea y compartió con él que Falun Dafa es muy respetado en Corea. Mi hijo también guardó cuidadosamente en su cartera el amuleto que le di. Con ello, recibió bendiciones por conocer la verdad. Cuando solicitó plaza en la universidad y buscó trabajo, todo fue como esperaba. Ahora trabaja en una empresa famosa de China con unos ingresos decentes. Mi cultivación en Dafa sólo puede traerle buena fortuna; ¿cómo podría ser impactado negativamente por mí?

Después de que me rectifiqué con el Fa de Shifu, dejé ir los apegos a mi familia y las preocupaciones que los acompañaban, me sentí muy relajada y me volví más serena. En realidad, todo eran ilusiones, que se reducían al hecho de que las viejas fuerzas intentaban utilizar mi sentimentalismo para arrastrarme. Estuve a punto de caer en su trampa. Soy discípula de Shifu. Sólo Shifu puede decir dónde debo estar. Los practicantes son los mensajeros de los Dioses. Desde que llegué aquí, todos los que encuentro tienen una relación predestinada conmigo. Son seres conscientes que han venido para ser salvados.

Dejé de pensar en volver a casa y en la enfermedad de mi hermano. Sólo me concentré en cómo podía llevarme bien con otras presas, prestar atención a mis palabras y acciones, y ser amable con los demás para mostrarles la belleza de Falun Dafa y sentar una buena base para aclararles la verdad.

Fue arreglado por el benevolente Shifu que después de que la mayoría de las reclusas de la celda aprendieron la verdad sobre Dafa y renunciaron al PCCh, fui trasladada a otra celda. Cuando dejé el centro de detención, había cambiado de celda tres veces y había ayudado a 22 personas a renunciar a sus membresías en el PCCh y sus afiliados.

Han pasado algunos años desde entonces, y a mi hermano le ha ido bien. A mi hijo no le afecté; es más, recibió un ascenso y un aumento en el trabajo. Mi esposo se hizo más independiente en el trabajo y una persona más responsable. En cuanto salí de esa oscura guarida, me jubilé. Desde entonces, tengo más tiempo para hacer las tres cosas.