(Minghui.org) Aprendí Falun Dafa en 2007. Durante mis últimos 16 años de cultivación, he trabajado junto con los practicantes para validar el Fa, aclarar la verdad y ayudar a salvar a los seres conscientes. En el proceso, me he dado cuenta de la importancia de salvar a la gente con relaciones predestinadas, de tener una comprensión más profunda del Fa y de cultivarse bien.

Mi madre me llamó en el invierno de 2021 y me pidió que la ayudara a llevar un registro del peso y la contabilidad de nuestra cosecha de maíz mientras la trillaba. Pensé que el mayorista de maíz tendría sus trabajadores y sus máquinas allí, por lo que no necesitaríamos hacer mucho.

Como en años anteriores, preparé las revistas periódicas de aclaración de la verdad "Entendimiento", "Bendiciones de Dios", "La Verdad" y los calendarios de Año Nuevo y los llevé a casa de mi madre para dárselos al mayorista y a sus empleados.

Una docena de trabajadores entraron en el patio en cuanto el camión de la cosecha de maíz llegó a casa de mi madre. Cuando vi que el supervisor no era la misma persona de antes, me di cuenta de que se trataba de una persona predestinada dispuesta por Shifu para que viniera a escuchar la verdad.

Aquel día, el supervisor quizá había asumido demasiadas tareas, porque estaba ansioso y dijo a los trabajadores que se dieran prisa. Se apresuraron a estabilizar las máquinas, conectar los cables, hacer el pesaje, colgar las bolsas y sacar los sacos de maíz. Todos se repartieron el trabajo. Yo también tomé papel y bolígrafo, esperando para contar las bolsas.

El supervisor me dijo: "No tenemos suficiente mano de obra. Ayúdanos a llenar los sacos. Las básculas están calibradas. Cada bolsa pesa 100 kilos. Quita un poco si es demasiado y pon más si no hay suficiente". Le entregué el bolígrafo y el papel a mi madre e hice lo que me decía.

Estaba ocupado, ya que la máquina funcionaba sin parar. Pensé: "La cosecha de maíz está casi terminada y aún no he encontrado la ocasión de aclararles la verdad". Justo cuando pensaba esto, la máquina se detuvo. El saco de maíz que tenía delante estaba tan lleno que estaba a punto de rebosar. Un trabajador se me acercó y me dijo en tono cortante: "¿Por qué eres tan lento? ¿Estás pesando oro? ¿Sabes trabajar?".

Me quedé de piedra. Una docena de hombres y mujeres que trabajaban a mi alrededor me miraban. No dije nada, pensando para mis adentros: "No puedo ser como él; hay tanta gente aquí esperando que les salve. Quiero que vean la belleza de Dafa en mí".

Sonreí y respondí: "Siento hacerles perder el tiempo a todos". Mi madre estaba a mi lado y dijo: "Este no es nuestro trabajo en primer lugar. Si crees que somos inútiles, puedes hacerlo tú mismo".

Le susurré que se callara y le dije al trabajador: "Arranca tú la máquina, esta vez iré más deprisa". La máquina empezó a girar de nuevo. De repente, el trabajador corrió hacia mí y me gritó: "¡Creo que esto no se te da bien!". Yo estaba ocupado trabajando y no le miré, pero pensé para mis adentros: "¿Qué he hecho mal para que se enfade tanto? Los resultados de la báscula mostraron que la bolsa estaba bien. El peso estaba justo donde tenía que estar. Entonces, ¿en qué me he equivocado?".

Justo cuando pensaba eso, me vino a la mente la frase "sufrir una pérdida", y de repente me di cuenta de cuál era el problema. Cuando pesaba los sacos de maíz, sacaba el maíz si se pasaba en dos o tres onzas, para no perder dinero. Para mantener el peso correcto, ralentizaba el proceso. Resulta que tenía miedo de perder dinero. No me extraña que el trabajador dijera que actuaba como si "pesara oro". Comprendí que esto ocurría para librarme de mi egoísmo.

La siguiente vez que las bolsas se llenaron hasta los 100 kilos, no saqué ninguna cuando se había pasado un poco. Sobraba un poco en cada bolsa. A mi madre no le gustó y me lo señaló, pero no dije nada. En lugar de eso, pensé en lo que Shifu dijo:

“...en este ambiente complicado de la gente común, tú estás sufriendo –de manera lúcida, clara y a sabiendas– desventajas en asuntos de beneficios” (Octava Lección, Zhuan Falun).

Entonces el jefe envió a los trabajadores al campo de mi vecino para que empezaran a instalarse antes de que descansaran. Rápidamente llevé los materiales de aclaración de la verdad de Dafa al porche del vecino y les conté los hechos sobre Falun Dafa mientras movían el equipo. También hablé con ellos individualmente.

Todos aceptaron renunciar el Partido Comunista Chino (PCCh) y sus afiliados. También les di las revistas y los calendarios de Año Nuevo y les pedí que recitaran: "Falun Dafa es bueno", "Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno", para que fueran bendecidos y permanecieran a salvo durante la pandemia.

Uno de los jóvenes se me acercó y exclamó: "¡¿Es verdad lo que has dicho?!". Le dije que sí. Levantó uno de los diarios que tenía en la mano y dijo: "¡Falun Dafa es bueno!".

Un hombre de mediana edad dijo que su vecino también practicaba Falun Dafa, y que el vecino era muy amable, pero tuvo que alejarse de casa durante años para evitar el acoso del malvado Partido. Luego explicó a todos: "El PCCh mató a mucha gente durante las protestas y la masacre de la plaza de Tiananmen en 1989. Ahora persiguen a Falun Dafa". Me alegró oír que comprendía la verdad y que estaba eligiendo un buen futuro para sí mismo.

Hubo algunas personas con las que no tuve tiempo de hablar, pero les di información. Lo extraño es que nunca vi a la persona que estaba enfadada conmigo. Tal vez estaba ocupado en ese momento y no me fijé en su aspecto, así que no sé si estaba entre las personas que renunciaron el PCCh. Mirando a los trabajadores que charlaban, trabajaban y reían, percibí su alegría después de haberse salvado, e incluso sentí calor con el frío que hacía.

Mirando hacia atrás a mis 16 años de cultivación, mejoré mi carácter después de soltar mis apegos a la fama, fortuna y emoción, no habría sido capaz de hacer esto sin el compasivo cuidado de Shifu. Siento que Shifu está siempre a mi lado.

¡Gracias, Shifu!