(Minghui.org ) A menudo me quedaba dormido mientras meditaba, y esto fue así durante mucho tiempo. Me decidí a cambiar, así que me senté delante de un gran espejo mientras meditaba, pero poco después de cerrar los ojos, me quedé dormido otra vez.

Shifu vio que tenía el corazón para hacerlo bien, así que me ayudó. Un día, mientras meditaba, sentí un golpecito en el costado derecho. "Uy". Me di cuenta de que no estaba sentado derecho. Ése era el problema. Me enderecé, pero poco después volví a caer en mi postura habitual. Era un hábito que había desarrollado durante mucho tiempo.

Una semana después, sentí que el fashen de Shifu me sacaba algo del hombro derecho. El estado de mi cultivación fue avanzando y retrocediendo durante un tiempo. Sentí que era porque mi conciencia principal no era fuerte.

Shifu menciono en el Fa:

"Alguno siempre dice: «Maestro, ni bien cierro mis ojos, tambaleo». Yo digo que no es necesariamente así, tú ya fomentaste la costumbre de abandonar tu propia conciencia principal y tan pronto como cierras tus ojos, relajas tu conciencia principal y no está más, ya has nutrido este tipo de hábito" (Octava Lección, Zhuan Falun).

Estaba decidido a hacerlo bien. Empecé a memorizar "La conciencia principal debe ser fuerte" en Zhuan Falun. Lo recito siempre que tengo tiempo, para mantener mi mente clara y limpia. Shifu dijo: 

"Sin embargo, la mayoría de las personas pueden, a través de pensamientos subjetivos muy fuertes (una fuerte conciencia principal), expulsarlo y oponerse" (Sexta Lección, Zhuan Falun).

Me di cuenta de que por eso no podía cambiar lo que ocurría cuando meditaba. No tenía pensamientos rectos suficientemente fuertes para apoyar mi conciencia principal, así que no logré un avance durante mucho tiempo.

Decidí cambiar escuchando atentamente las instrucciones de Shifu de hacer lo que él decía, vigilando mis pensamientos, manteniendo mi cuerpo erguido y siguiendo todo lo que él decía.

Después de cultivarme durante 20 años, me di cuenta de que no seguía al pie de la letra las instrucciones de Shifu: Cada vez que juntaba las manos, me relajaba y me adormecía. Cuando me di cuenta de mi problema, pude sentarme derecho, mantener la cabeza erguida y concentrarme en mi mente. Ahora siento que la energía fluye con fuerza entre las manos y los brazos, y siento calor. Cuando cumplo el estándar con cada movimiento y postura, ¡puedo sentarme con la espalda recta durante una hora sin dormitar!

Un día, mientras meditaba, sentí que flotaba ligeramente en el aire a un metro del suelo. Era una sensación muy cómoda y maravillosa, y así fue durante tres días seguidos.

A partir de ese momento, siempre que presto atención a mis pensamientos, sigo las instrucciones de Shifu y mantengo la postura correcta, puedo sentir el hormigueo, la corriente cálida que fluye por mi cuerpo. Tardé años en conseguirlo, pero me alegro de haberlo logrado por fin.