(Minghui.org) Antes de los cuarenta años, tuve muchas dificultades en la vida y también muchas dudas sobre mi existencia. Estos dos factores juntos hicieron que desarrollara muchas nociones rígidas sobre la vida y "cómo son las cosas". Si a esto le sumamos las pesadas tribulaciones como consecuencia del yeli (karma) de vidas anteriores, obtenemos la situación en la que me encontraba antes de obtener Dafa: Estaba al borde de un ataque de nervios.

Trauma infantil

Cuando yo era joven, corrían los primeros años de gobierno del Partido Comunista Chino. Se promovía la lucha de clases, se dividía a la gente en varios grupos y los terratenientes y campesinos ricos eran objeto de discriminación social y persecución. Mi padre pertenecía a este grupo. Como desahogo de sus emociones, se volvía irascible y despiadado: no había casi nada que se le resistiera excepto tomar una vida humana.

La vida era dura. Mis padres se peleaban mucho. Como era la mayor de seis hermanos, me convertí en el blanco principal de la frustración y el estrés de mis padres. Me culpaban de todo y me trataban como a una sirvienta. A la hora de comer, tenía que servir a todo el mundo y quedarme de pie mientras los demás se sentaban. Si era lenta, me abofeteaban, me pegaban o me golpeaban con cualquier cosa que estuvieran a su alcance. Mi padre me pegaba tan salvajemente que los vecinos llegaron a intervenir para detenerlo; tanto ellos como yo nos preguntábamos si yo era realmente su hija.

Para complacer a mis padres, hacía todas las tareas domésticas y cuidaba bien de mis hermanos pequeños. Pero eso no cambió la forma en que me trataban. Poco a poco, me volví temerosa, resentida, argumentativa e insegura.

No sólo no sabía cómo hablar, sino que tampoco sabía qué decir. Sentía miedo de que en cualquier momento me sobreviniera un desastre, pero también un profundo resentimiento hacia las personas que no eran razonables. Me sentía atrapada entre estas dos emociones y no tenía forma de escapar. Lo único que parecía una solución era volverme de alguna manera más poderosa que la gente que me acosaba, por lo que estaba decidida a salir adelante. Así nació mi ambición de fama y fortuna.

Mi personalidad cambió a peor y, después de casarme, el lado demoníaco de mi personalidad se manifestó en casa y en el trabajo. Hice daño a mucha gente y acumulé mucho yeli, lo que puso en peligro mi salud física y mental. No creo que hubiera podido llegar hasta hoy de no haber encontrado la guía de Falun Dafa.

A los 22 años, las cosas mejoraron un poco para mí cuando me convertí en la única persona de mi familia que aprobó el examen para ir a la escuela y conseguir un trabajo. Mi familia se sintió orgullosa de mí por primera vez. Sin embargo, esto sólo intensificó mi deseo de fama, beneficios y éxitos.

Cambiando las nociones y eliminando los apegos

Después de casarme, parecía libre del daño de mis padres, pero el trauma que sufrí a lo largo de los años ya había distorsionado mi psique de forma profunda. Desarrollé una fuerte búsqueda de la comodidad, de una buena vida y de evitar las dificultades.

Cuando empecé a practicar Dafa, comprendí que todo el dolor que sufría era el yeli que había acumulado a lo largo de muchas vidas. También comprendí que esas dificultades estaban ahí para allanarme el camino hacia Dafa. Pero las nociones y los apegos que desarrollé a lo largo del camino eran muy difíciles de abandonar, como si estuvieran grabados en mis huesos.

Por ejemplo, el miedo era uno de esos apegos. Me costaba mucho hablar con desconocidos y, en cuanto abría la boca, me entraban temblores por todo el cuerpo. Esto me dificultaba mucho aclarar la verdad después de obtener el Fa.

Mis primeros pensamientos sobre una situación siempre eran negativos y estaban mezclados con miedo, resentimiento e inseguridad. Todos estos eran mis apegos, y algunos eran incluso nociones y apegos de los que aún no era consciente. Me sentía desdichada como ser humano, y mi estado en ese momento sólo reforzaba mis pensamientos humanos y mi comportamiento.

En las primeras etapas de mi cultivación, Shifu purificó mi cuerpo y mi mente, pero necesitaba cultivarme para eliminar mis apegos. Fue muy duro, sobre todo el resentimiento hacia mi padre. Otros practicantes se dieron cuenta de que mi estado no era el adecuado, ya que cada vez que hablaba con mi padre, me estremecía. Se preguntaban por qué tenía tanto miedo de mi padre. Aunque sabía que el miedo me lo habían impuesto, me costaba eliminarlo.

Tenía mucho miedo de hablar de Dafa a mi padre. En 2006, cuando mi padre estaba gravemente enfermo, gritó "Falun Dafa es bueno" y se recuperó milagrosamente. Cinco años después, volvió a enfermar, y cada vez que me acercaba a él, me ahuyentaba y me maldecía. Finalmente, falleció.

Tras la muerte de mi padre, mi miedo hacia él desapareció, pero mi resentimiento se escondió en las sombras. Como perdí el entorno para cultivar proactivamente mi resentimiento, pensaba que ya no lo tenía.

Con el estudio constante del Fa y mirando hacia dentro, descubrí gradualmente que el egoísmo es la fuente del comportamiento inmoral. Tal vez perjudiqué demasiado a mis padres en vidas anteriores, por lo que en esta vida me toca sufrir para saldar la deuda. Desde la perspectiva de una vida que ha sido lastimada, pagar una deuda es sólo un principio natural, por lo que no debería sentir resentimiento. Además, un poco de dolor es un precio insignificante a pagar por la fortuna de obtener hoy la Gran Vía.

Cuando los cultivadores soportan dificultades, podemos utilizarlas como una oportunidad para encontrar nuestro apego y eliminarlo. Ese es el proceso de la cultivación. Habiendo comprendido esto, ahora estoy agradecida por el compasivo arreglo de Shifu y por todos y cada uno de los que me he encontrado en mi vida. ¿Cómo puedo seguir sintiendo resentimiento? Estas dificultades sólo están ahí para ayudarme a cambiar mis nociones y deshacerme de los apegos; son mi camino hacia la divinidad.

Elevar el xinxing vigilando cada pensamiento

Shifu nos lo dijo:

“…El que tiene la razón es él

El que está equivocado soy yo

¿Por qué contienden?”

(Quién tiene razón, quién no. Hong Yin III)

Me he beneficiado mucho de esta enseñanza del Fa. Siempre que sentía que tenía razón sobre algo en un conflicto, me indignaba, perdía los estribos y me volvía irracional. Cuando eso ocurría, recitaba estas líneas una y otra vez, lo que me calmaba. Entonces, era capaz de mirar hacia dentro en busca de mi apego y averiguar en qué me había equivocado.

La cultivación consiste en cultivar cada pensamiento, poco a poco. Gradualmente, soy capaz de utilizar las enseñanzas del Fa para evaluar más situaciones. A veces me encontraba discutiendo y señalando con el dedo cuando pensaba que mi cónyuge, un familiar o cualquier otra persona no estaba siendo razonable. Pero al final, descubrí que sólo estaba debatiendo lo correcto y lo incorrecto a nivel humano. Como cultivadora, debería aplicarme un estándar más alto.

Shifu también dijo:

“…porque a quienquiera que le cae el yeli siente malestar; está garantizado que es así”. (Cuarta Lección, Zhuan Falun)

Es mi yeli que ha caído sobre los demás, lo que les hace sentirse incómodos en el conflicto. Están manifestando el yeli por mí y ayudándome a eliminarlo, así que debería simpatizar y ser compasiva con ellos.

Al mismo tiempo, creo que es mi incapacidad para cultivarme bien lo que ha dado a los factores malignos una brecha que explotar. Así, están haciendo sufrir a otras personas en este conflicto y están perjudicando a la gente. Cuando lo veo así, ya no me siento indignada: sólo pienso en aliviar el dolor ajeno y disculparme por mis errores.

Al aceptar mi indignación, también eliminé mis sentimientos de haber sido agraviada, mi resentimiento y mi apego a debatir con los demás. Realmente elevé mi xinxing y entré en el estado mental de un cultivador.

La importancia de enviar pensamientos rectos para limpiar mi campo

Cuando enviaba pensamientos rectos para limpiar mi campo, mi mente solía divagar a veces.

Una vez oí la historia de un cultivador que tenía que atravesar un vasto desierto. Al principio, estaba feliz y contento porque podía sentir que su Dios estaba con él, y que no estaba solo. Lo sabía porque, cuando se volvió para mirar la arena, vio dos hileras de huellas.

Más tarde, este cultivador se enfrentó a muchos retos en su camino, retos tan difíciles que no sabía si podría superarlos. Quiso pedir ayuda a Dios, pero cuando se volvió, sólo vio una hilera de huellas muy profundas. El cultivador quedó cabizbajo, pensando que Dios le había abandonado en su momento de mayor necesidad. Incluso empezó a sentir resentimiento hacia Dios.

Pero en ese momento, una voz le susurró al oído: " Hijo, esas huellas son mías. Te he llevado a cuestas todo este camino".

Se me saltaron las lágrimas al escuchar la historia. La historia me ayudó a ver mi propia desesperación y negatividad respecto a mi fe en Shifu y el Fa. Un maestro sacrifica tanto para proteger a sus discípulos y, al igual que en la historia, siempre vela por los discípulos y les guía a través de los retos más difíciles para que puedan superarse a sí mismos. ¿Cómo puede un discípulo ser tan estrecho de miras y pensar sólo en su propio sufrimiento? Y estos pensamientos resentidos, ¿no conducen a una deuda de yeli aún mayor?

Shifu ha sufrido mucho para proveernos la salvación a todos. Eso sin mencionar cuando tenemos problemas con nuestro estado de cultivación y añadimos dificultades adicionales a un camino ya difícil. Cuando nosotros como cultivadores no nos deshacemos proactivamente de nuestros propios apegos y factores negativos, Shifu tiene que soportar más en nuestro nombre.

Después de llegar a esta comprensión, soy capaz de estar atenta durante los primeros cinco minutos de enviar pensamientos rectos cuando limpiamos nuestras mentes. Siento que Dafa está rectificando todo lo que es impropio dentro de mí, todo lo que sería un obstáculo para la rectificación del Fa de Shifu. Ahora sé que, si puedo limpiarme bien, tendré un mayor efecto en la erradicación de las fuerzas malignas.