(Minghui.org) ¡Saludos, Shifu! ¡Saludos, compañeros practicantes!

En septiembre pasado, me pasé de la Escuela Secundaria Niao Song en Taiwán al Departamento de Danza de Northern Academy of the Arts y ahora estoy en el 11.º grado. Asistí a Northern Academy y estudié allí durante dos semestres hace cinco años.

Cada vez que estoy en un entorno nuevo, me doy cuenta de que nada es casual. Mi asistencia a Northern Academy dos veces fue todo arreglado por Shifu. Puede que no me dé cuenta inmediatamente de que son arreglos del Shifu y piense que son sólo sucesos al azar. Pero cuando miro atrás, me doy cuenta de que las cosas suceden en el momento adecuado para allanar mi camino de cultivación. Me gustaría contarles cómo mis apegos fueron expuestos recientemente.

Cultivándome de verdad

Cuando estaba en Taiwán, la escuela a la que asistía exigía el estudio diario del Fa y la realización de los ejercicios. Después de un tiempo, consideré las tres cosas como una formalidad en vez de algo que debía hacer como practicante. Cuando no era diligente con mi cultivación, no podía evitar dormitar o estar distraído incluso cuando asistía al estudio del Fa. No importaba cuánto lo intentara, no podía absorber ni una palabra.

Más tarde me di cuenta de que si trataba el estudio del Fa y los ejercicios como un requisito obligatorio y no entendía por qué son significativos, no aprendería nada. Por mucho tiempo que pasara leyendo las enseñanzas y haciendo los ejercicios, no conseguía calmarme ni asimilar lo que leía. Después de llegar a Northern Academy, supe que nadie me obligaría a estudiar el Fa, y no hay reglas establecidas sobre a qué hora tengo que levantarme para hacer los ejercicios. Todo es voluntario. Si uno quiere cultivarse o no, depende de uno mismo. Cuando finalmente me di cuenta de que estudiar el Fa y hacer los ejercicios es un acto de autodisciplina como cultivador, ya no me dormía. Atesoro cada día el tiempo de estudio del Fa y me concentro.

Pereza

Al principio me esforzaba por practicar los ejercicios todos los días. Esto duró un semestre. Incluso yo estaba impresionado, pero me volví complaciente. Pensaba: "Estoy muy decidido; mi estado de cultivación es bastante bueno". Estos pensamientos eran erróneos, pero no me di cuenta.

Empecé a flojear. Me levantaba muy temprano todos los días y me costaba levantarme de la cama. Me dormía durante las clases de la mañana. Pensaba: "Si me levanto tarde, ¿no tendré más energía?". Sabía que sólo buscaba excusas para no levantarme tan temprano y hacer los ejercicios. La pereza me consumía y empecé a engañarme. Este pensamiento se fue extendiendo poco a poco. A veces me demoraba media hora para empezar a hacer los ejercicios, y sentía que tenía un poco más de energía cuando hacía eso. Mi estrategia parecía funcionar.

Cuando me di cuenta de que estaba equivocado, el problema ya era grave. Cuando realmente quería levantarme a las 5 de la mañana, ya no era tan fácil como antes. O no oía la alarma o me quedaba dormido. Pensé que algo le pasaba a mi despertador. Quizá el volumen de la alarma era demasiado bajo y tenía que cambiar la pila. Después de cambiar la pila, seguía sin oírla y volvía a perderme los ejercicios. Incluso le pedí a mi compañero de piso que pusiera su alarma para despertarme. Pensé que su alarma sonaría lo suficientemente fuerte. Pero seguía sin funcionar.

Entonces comprendí que era tal y como dijo Shifu:

«Algunos estudiantes veteranos dicen: «Maestro, ¿por qué me siento mal por todas partes? Aunque voy siempre al hospital, no me sirven de nada las inyecciones y los medicamentos». ¡Él ni siquiera tiene vergüenza de contarme eso! Por supuesto que no le sirven. Esa no es una enfermedad, ¿cómo podrían funcionar? Ve a hacerte un examen físico, no tienes nada pero simplemente sientes malestar. Tenemos un estudiante que cuando quiso que le aplicaran inyecciones en el hospital, hizo que varias agujas se doblaran, al final, incluso la medicina salió expulsada completamente de la ampolla, sin que la aguja pudiera perforar la piel. Le quedó claro: “Ah, soy una persona que refina gong, no me aplico más inyecciones”» (Sexta Lección, Zhuan Falun).

Sentí que Shifu hablaba de mí. Intenté todo lo posible, pero nada funcionó. Al final, me di cuenta de que no me trataba como a un cultivador. No tenía nada que ver con la alarma: era mi apego. No era tan diligente como antes. Aunque intentaba levantarme temprano todos los días, me resistía. Cuando perdí mi motivación inicial para mejorar mi cultivación, ¿cómo podía persistir? Me sentía avergonzado. Mi complacencia por ser capaz de levantarme temprano se convirtió en una brecha. Después de descubrir mi apego, pude volver a oír mi alarma. Me di cuenta de que cuando algo no me parece bien, tengo que examinarme a mí mismo en lugar de mirar hacia fuera.

Eliminar mi mentalidad de ostentación

En clase de danza, si no cumplía mis expectativas, aunque el profesor no me corrigiera, no me sentía satisfecho y sentía que podía haberlo hecho mejor. No hay nada malo en ser consciente de los propios defectos, pero mi motivación era errónea. Se convirtió en un obstáculo psicológico para mí, y siempre estaba deprimido después de clase. Pensaba que mis movimientos de baile podrían haber sido mejores, y creía erróneamente que se debía a que me ponía la vara muy alta. Si después de varios intentos seguía sin alcanzar el nivel deseado, me ponía de mal humor y no podía dejarlo pasar. Me sentía fatal y no podía contener las lágrimas.

Empecé a dudar de mí: "¿Por qué estaba en el departamento de danza?". No soportaba las posturas rígidas que veía reflejadas en el espejo. Cuanto más me miraba en el espejo, más frustrado me sentía. También tenía miedo de que los demás me miraran. Me preocupaba que pudieran ver mis debilidades. Mi mentalidad encubridora me hacía rehuir la danza.

Sin embargo, nuestra danza requiere un movimiento interior. La mente dirige el movimiento, la mente continúa cuando el movimiento se detiene. Mis movimientos de danza se desviaban del requisito y caía en un mal ciclo. No podía entenderlo: ¿Por qué no progresaba? ¡Estaba empeorando! No podía averiguar cuál era el problema. Ir a clase de danza se convirtió en una tortura.

Un día leí en Zhuan Falun:

“Si quieres elevarte, simplemente no puedes, él simplemente no deja que te eleves. ¿Por qué no deja que te eleves? Porque tu xinxing no se ha elevado” (Primera Lección, Zhuan Falun).

Me di cuenta de que esto ocurría porque mi xinxing no mejoraba. Estaba siendo arrastrado por mi apego, así que por supuesto no podía mejorar. Toda mi frustración y la sensación de que podría haberlo hecho mejor no eran fruto de una intención pura y buena. Tenía apego a presumir. Estaba disgustado porque sentía que no era lo bastante bueno.

Cuando me di cuenta de que no era el mejor bailarín de la clase, me sentí incómodo y celoso. Mi orgullo me impedía bailar bien. Quería ocultar mis defectos. Me di cuenta de que cuando bailaba con una mentalidad tan sucia, no había forma de progresar. Estaba lleno de deseos y apegos egoístas y de una mentalidad de ostentación, y mis motivos no eran puros. Estos malos pensamientos llenaban mi cabeza, así que naturalmente el resultado no podía ser bueno.

Si la danza es mi destino, tengo que deshacerme de todos mis apegos. Debo cultivar tanto mi cuerpo como mi mente. A primera vista, mejorar las habilidades no tiene nada que ver con la cultivación. Pero existe una fuerte correlación. Cuando descubrí mis apegos, intenté no dejarme afectar negativamente por mis frustraciones y mantener la calma. Cuando alguien me hacía un cumplido, me recordaba que debía ser humilde y no ser complaciente.

Mi camino de cultivación no ha sido fácil y he tropezado mucho. Espero poder recordar siempre lo que dijo Shifu: "...Por eso se dice que al cultivarse como si recién se empezara seguramente se obtendrá el Fruto Recto" (Enseñando el Fa en el Fahui internacional de Gran Nueva York 2009, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. IX).

Nunca debo olvidar la gratitud que sentí cuando fui iluminado por primera vez a la verdad. Necesito ponerme al día y cultivarme con diligencia.

Esto es sólo mi experiencia. Por favor, tengan la amabilidad de señalar cualquier cosa que no esté en línea con el Fa.

(Presentado en el Fahui de la Northern Academy of the Arts)