(Minghui.org) Desde muy joven apostaba, insultaba y me peleaba con los demás. La gente me evitaba y se alejaba cuando me veía. Los aldeanos solían decir a sus hijos: "Voy a decirle -refiriéndose a mí- que no te estás portando bien, y te llevaré a su casa si sigues portándote mal". Los niños dejaban inmediatamente de portarse mal. Tanto los jóvenes como los mayores me temían; mi reputación era peor que la del legendario monstruo local.

Mi esposa enfermó y fue sometida a dos operaciones de linfoma de cuello sin mejoría. Los médicos se dieron por vencidos. Entonces aprendió Falun Dafa y se recuperó de su enfermedad. ¡Fue increíble! Ambos nos hicimos practicantes en 2014.

Aunque me hice practicante y mejoré mucho, todavía no me había deshecho de mis apegos profundamente arraigados. Era dominante y me enfadaba cuando las cosas no salían como yo quería.

Hace unos días, mi esposa y yo visitamos a una pareja de practicantes. El marido dijo: "Quiero construir una casa temporal sencilla, y le pregunté a Alan --otro practicante-- cuál es la forma más rentable de construirla...". Me enfurecí al oírlo y dije: "¿Alan? ¿Qué sabe él?". No me había dado cuenta de que tenía ideas preconcebidas sobre Alan.

El marido continuó: "Me gustaría construirlo así...". Me puse nervioso y le dije: "No sabes de lo que estás hablando. Deja que busque a alguien que te ayude...". Mi actitud y tono de voz eran duros, contundentes y mezclados con el apego de " menospreciar a los demás". Su mujer hizo un comentario: "Deberíamos cultivar nuestra forma de hablar y no actuar con demasiada contundencia". Me di cuenta de que no estaba siendo amable, pero no lo admití porque quería salvar las apariencias.

De camino a casa, mi mujer me dijo que era autoritario, poco amable y que menospreciaba a los demás. Supe que estaba equivocado y pensé: "Quiero mejorar y a partir de ahora trataré a los demás con amabilidad".

Unos días después conduje el camión para entregar mercancías, y mi mujer vino conmigo. A la vuelta, mi empresa me envió por SMS una imagen de los "procedimientos de inspección del vehículo". Mi mujer me recordó: "Asegúrate de guardarla y no la borres". Pensé que me estaba subestimando y me enfadé enseguida, así que le grité: "¿Te crees que soy un niño de tres años? Tan tonto soy...". Mi mujer me contestó: "No me refería a eso. Te gusta borrar cosas enseguida, y temía que borraras algo importante". Yo no cedí e insistí: "No, querías decir eso...".

Se quedó callada y dejó de hablar durante el resto del viaje. Yo seguía enfadado y pensé: "Es evidente que me menospreciaste. ¡¿Ahora te enfadas y no me hablas?!". Entonces, de repente, algo fue mal y me dolía un lado del cuerpo y lo sentía entumecido.

Mi esposa llego a casa por la noche después de estudiar el Fa en grupo, y no dijo ni una palabra mientras preparaba y comia la cena. Me enfadé aún más y le dije cuando nos fuimos a la cama: "Sigues enfadada conmigo. Ahora me duele un lado del cuerpo y no puedo mover las extremidades...". Continué con varias duras acusaciones.

Ella respondió: "No estoy enfadada contigo. Ahora ni siquiera me atrevo a hablar contigo. Espero que puedas calmarte y mirar hacia dentro. Te quejas constantemente de esto y de lo otro, y de que nadie es mejor que tú. Que no te encuentres bien es un recordatorio de que debes encontrar tus defectos".

Sus palabras me despertaron. La había malinterpretado y no me comportaba como debe hacerlo un practicante. Mi actitud autoritaria, mis quejas constantes y mi desprecio por los demás son apegos que hay que eliminar. Un practicante debe ser compasivo y tranquilo, y no enérgico y agresivo. He tenido estos rasgos desde que era joven. Ahora son grandes obstáculos que deben eliminarse. Debo tratar la cultivación con seriedad y mejorar; de lo contrario, es lo mismo que no cultivarse.

Una vez que vi que estaba equivocado, envié pensamientos rectos para eliminar el falso yo que me controlaba. Me disculpé ante Shifu: "Me he equivocado. Estoy decidido a mejorar y a no dejar que Shifu se preocupe y se decepcione".

Cuando me preparé para hacer los ejercicios a la mañana siguiente, todas las molestias habían desaparecido. No le había pedido a Shifu que eliminara mi dolor. Sólo quería reconocer mis errores, y las molestias desaparecieron. Le di las gracias a Shifu y le pedí disculpas a mi esposa por mi mala actitud. También pienso pedir disculpas a esa pareja cuando la vea, porque no me comporté como debe hacerlo un practicante.

La gente adoctrinada por el Partido Comunista Chino (PCCh) no se disculpa, ni siquiera cuando comete errores. Quiero eliminar el adoctrinamiento del Partido porque hace que una persona sea prepotente, intolerante con los demás y no esté dispuesta a cooperar con los demás, y estos rasgos son los opuestos a los de un cultivador, que ayuda tranquilamente a los demás.

Estos apegos me han estado molestando durante mucho tiempo, pero no sabía cómo deshacerme de ellos. Por eso, los expongo en este artículo para poder eliminarlos.

Los aldeanos saben que practico Falun Dafa y me han visto cambiar. Después de interactuar conmigo, pueden ver que ahora soy más amigable.