(Minghui.org) Antes de empezar a practicar Falun Dafa en junio de 2014, estaba plagada de enfermedades: cardiopatía hereditaria, enteritis, hombro congelado, anexitis, problemas ginecológicos, diabetes, enfermedad renal, ojos gravemente hinchados, hongos en las uñas de los dedos gordos de los pies, y más. Dos practicantes de Dafa me dieron un pequeño abanico con mensajes de aclaración de la verdad y me pidieron que lo leyera. Entonces comprendí lo que es Falun Dafa. Empecé a acompañarlos cuando salían a aclarar la verdad y escuchaba cuando hablaban con la gente.

Mi hermana, que practica Falun Dafa, me visitó. Me dijo que Falun Dafa es asombroso y que practicarlo puede ayudar a resolver enfermedades. También me explicó que cuando uno practica Falun Dafa, se cultiva la conciencia principal, a diferencia de otras escuelas de cultivación donde se cultiva la conciencia asistente. Pero yo estaba apegada a las estatuas budistas que adoré durante 10 años. Mi hermana venía todas las mañanas y me hablaba de Dafa. Viendo que no escuchaba, me dio el libro principal de Falun Dafa, Zhuan Falun.

Pensé que lo que decía tenía mucho sentido, así que decidí leer el libro. Por aquel entonces, trabajaba en un restaurante con un horario de turnos rotativos. Cuando terminaba el turno de día a las cinco de la tarde, leía Zhuan Falun hasta medianoche. Después de leer el libro, comprendí que las enfermedades son causadas por el yeli, y que uno debe eliminarlo y pagar sus deudas. Creí en Shifu y en el Fa, y me deshice de todas mis medicinas y suplementos para la salud.

Poco después de empezar a practicar Dafa, me subí a una mesa de 1,5 metros de altura para limpiar los azulejos de la cocina, y se volcó. Caí de cabeza al suelo y perdí el conocimiento. Cuando desperté, dije: «¡Falun Dafa es bueno! Shifu, por favor, sálvame». Me levanté y vi que, aunque tenía el cuello rígido, el resto del cuerpo estaba bien. Mis compañeros de trabajo me instaron a ir al hospital, pero les dije que me pondría bien. Estudiando el Fa y haciendo los ejercicios, pronto me recuperé. Falun Dafa es verdaderamente milagroso.

Cuando terminé de leer todas las conferencias de Shifu en varios lugares, fui al mercado a hablar con la gente sobre Dafa y la persecución. Esa primera vez pude ayudar a 12 personas a renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh) y a sus organizaciones juveniles. A la vuelta, me goteaba la nariz y pensé que me había resfriado. Otro practicante me dijo: «Shifu está purificando tu cuerpo».

El dueño del restaurante y su esposa eran cristianos devotos y, cuando les aclaré la verdad, ambos renunciaron al PCCh. Sus dos hijos y los demás camareros y camareras renunciaron al Partido.

Una vez, en una fiesta de la cerveza, aclaré la verdad a dos chicas que aceptaron renunciar al PCCh. Un hombre que estaba enfrente me señaló y dijo: «¡Practicas Falun Dafa!». Le dije que sí. Sacó varias veces el teléfono y se lo volvió a meter en el bolsillo. No sabía qué estaba haciendo. Al final, se marchó cuando alguien lo llamó. Solo más tarde me di cuenta de que intentaba denunciarme a las autoridades, pero Shifu me estaba protegiendo.

Antes de empezar a practicar Falun Dafa vendía productos para el cuidado de la salud y era muy persuasiva. Debido a mi trabajo tenía muchos contactos en diferentes lugares. Empecé a llamar a estos contactos y a pedirles que renunciaran al PCCh. Después de convencer a un amigo de Tianjin para que renunciara, me dijo: «Estás desperdiciando tus habilidades; deberías volver a vender productos sanitarios».

Le dije: «Ahora uso mis habilidades para contar a la gente sobre Falun Dafa». Llamé a cada uno de mis antiguos contactos y la mayoría renunció al PCCh.

Soy perseguida

En enero de 2018, mientras aclaraba la verdad en un gran mercado, otro practicante y yo fuimos denunciados y arrestados. Desde las 11 de la mañana hasta las 9 de la noche, mientras estaba en la comisaría, envié continuamente pensamientos rectos para eliminar las fuerzas malignas de otras dimensiones que controlaban la persecución a los practicantes de Dafa. Sabía que la estación de policía no era el lugar donde debía estar, y necesitaba ir a casa y ayudar a Shifu a salvar a la gente. Recité en silencio lo que dijo Shifu:

«Si eres verdaderamente un cultivador, nuestro Falun te protege. Mis raíces están todas atadas al universo, y quien pueda tocarte a ti, entonces puede tocarme a mí; hablando claramente, él ya puede tocar a este universo». (Primera LecciónZhuan Falun)

Experimenté síntomas de enfermedad y no podía permanecer de pie durante largos períodos de tiempo. Sin embargo, ese día, estuve de pie toda la tarde sin ningún dolor e incluso me sentí liviana. Cuando la policía intentó llevarme a un centro de detención, Shifu me protegió haciendo que mis niveles de azúcar en sangre y de presión arterial parecieran anormalmente altos durante el examen médico, por lo que el centro de detención se negó a aceptarme. La policía me concedió la libertad bajo fianza en espera de juicio, que requería un depósito de 5.000 yuanes. A mi regreso del centro de detención, aclaré la verdad a tres oficiales y todos renunciaron al PCCh.

La policía me llamó poco después de volver a casa y me dijo que estaba prevista una audiencia judicial. Para evitar que me persiguieran, me fui de casa y me quedé con un compañero. Todos los días estudiaba el Fa, hacía los ejercicios y me examinaba a mí misma para ver qué problemas de cultivación tenía. También retomé la aclaración de la verdad cara a cara. Más tarde sentí que permanecer lejos de casa era caminar por el sendero arreglado por las viejas fuerzas, así que decidí regresar.

En abril de 2021, dos agentes de la comisaría vinieron a mi casa. Les aclaré la verdad durante dos horas y ambos renunciaron al Partido. En junio, fui acusada por la procuraduría, y tanto la procuraduría como el tribunal se pusieron en contacto conmigo. En septiembre me detuvieron y me llevaron a un centro de detención.

Salvar a la gente dondequiera que estemos

En el centro de detención, recitaba en silencio el Fa de memoria y enviaba pensamientos rectos todos los días. Me di cuenta de que tenía que salvar a la gente que me rodeaba, así que empecé a aclararles la verdad. Pedí a Shifu que me trajera personas con relaciones predestinadas.

Un mes después me trasladaron a otra celda, y Shifu arregló que estuviera allí una joven practicante. Fue condenada ilegalmente a cuatro años y tres meses. Con el tiempo, olvidó gran parte de las enseñanzas del Fa y me preguntó: «¿Puedes recitar el Fa de memoria?». Recitamos el Fa y aclaramos la verdad a los nuevos detenidos. A los que ya habían renunciado al Partido pero aún no entendían del todo por qué el PCCh perseguía a Dafa, les explicamos la situación hasta que la comprendieron. Juntas, ayudamos a casi 100 personas a renunciar al PCCh, y conseguimos enviar la lista a practicantes de fuera del centro de detención.

Cuando estalló la pandemia del COVID, guiamos a otros a practicar Falun Dafa, para ayudarlos. Una reclusa que padecía cáncer de mama y tenía la tez cetrina, empezó a recitar poemas de Hong Yin con nosotros y poco a poco se recuperó. Otra reclusa, una estudiante universitaria de humanidades que fue condenada a 14 años, también recitó Hong Yin con nosotros. Tras apelar en el segundo juicio, su condena se redujo a nueve años. Estaba muy contenta y creía que se debía al poder de Dafa. Dijo que quería leer el Fa y practicar Falun Dafa cuando saliera en libertad.

En verano, la pequeña celda estaba abarrotada con casi 40 personas. Todos tenían que dormir de lado. De las 40 personas, 38 estaban infectadas con COVID-19. No importaba en qué dirección mirara, alguien tosía sobre mí. Un día vino un oficial y preguntó al jefe de la celda: «¿Están todos infectados en tu celda?». El líder de la celda respondió: «Las dos practicantes de Falun Dafa no lo están». En junio me trasladaron a la prisión provincial de mujeres, y en septiembre del año siguiente me pusieron en libertad.

Cuando llegué a casa, no podía ver más allá de medio metro y era incapaz de cuidar sola. Mi hijo pidió una licencia en el trabajo para cuidarme. Prolongué el tiempo que hacía los ejercicios y estudié el Fa. Hacía las cinco series de ejercicios por la noche y, por la mañana, volvía a hacer los ejercicios del uno al cuatro. Sentía las manos ligeras, como si flotaran. Por la mañana, veía un vídeo de las conferencias de Shifu. Por la tarde, memorizaba el Fa y leía otras enseñanzas de Shifu. Mi vista seguía mejorando y me sentía como una recién nacida. Al cabo de 20 días, mi hijo vio que podía cocinar por mí cuenta, así que volvió al trabajo. Ahora puedo ver claramente hasta la letra pequeña de mi olla arrocera.

Llevo más de diez años practicando Dafa y emprendí el camino celestial. Después de incontables vidas de reencarnación, anhelando la salvación divina para regresar al cielo, finalmente subí al barco del Fa y zarpé a casa. Estoy profundamente agradecida a Shifu por velar por mí vida tras vida, y en cada momento de mi vida. No tengo otra forma de corresponder a su compasión que cultivándome diligentemente, mejorándome a mí misma, salvando a más personas y cumpliendo el voto que hice a Shifu.