(Minghui.org) Sigo viendo que los practicantes en China pasan por alto fallos evidentes de seguridad, y me gustaría compartir algunas de mis opiniones al respecto.
Hace años sabía poco sobre vigilancia telefónica, lo justo para comprender que debía desconectar el teléfono fijo antes de hablar de información relacionada con Dafa junto al teléfono. Pero creía erróneamente que, una vez apagado el móvil, no podría utilizarse para vigilar mis conversaciones.
Un día visité a un practicante al que hacía años que no veía. Me preguntó si llevaba un teléfono móvil y le dije que sí, pero que estaba apagado. Me pidió que le quitara la batería, cosa que hice, pero me sentí un poco resentido. Me costó mucho quitar la batería y creí que nuestra conversación sería segura si apagaba el teléfono. Mi malentendido me hizo sentir que la petición del practicante era innecesaria, y me resistí a cumplirla porque me aferraba a mi entendimiento, pensando que el teléfono era seguro.
A medida que fui aprendiendo más sobre cuestiones de seguridad, un agente de policía me contó lo fácil que era vigilar a la gente. Fui testigo de cómo las autoridades controlaban a distancia mi teléfono, y así tomé más conciencia del problema. Estudié las conferencias de Shifu sobre la seguridad de los teléfonos celulares y me tomé el tema en serio.
Muchos practicantes han sido detenidos por no prestar atención a la seguridad, pero se dieron cuenta después de ser puestos en libertad. Al cabo de un tiempo, la atención policial empezó a calmarse, y algunas personas empezaron a hablar libremente cuando sus teléfonos estaban cerca.
A algunos practicantes no les importaba hablar por teléfono de temas relacionados con Dafa, creyendo que las autoridades no entenderían las palabras en clave que utilizaban. Algunos practicantes, cuando intercambiaban materiales de Dafa fuera de sus casas, algo que se suponía que no debían hacer, actuaban de un modo que pensaban que nadie notaría, sin saber que incluso los ciudadanos de a pie se daban cuenta de que actuaban de un modo extraño, y más aún la policía. Detrás de estas acciones estaba la noción de «si creo que es seguro hacerlo, entonces es seguro».
Basándonos en el Fa, hay dos razones principales para ignorar riesgos de seguridad obvios. La primera es el sentimentalismo y los apegos relacionados con él. Estos practicantes actuaban basándose en sus sentimientos y apegos en vez de las enseñanzas del Fa. Algunos practicantes dijeron que sus familias no entendían por qué no llevaban un teléfono móvil cuando salían de casa. Las diversas preocupaciones y excusas provenían de principios y nociones humanas.
Otra razón es que los practicantes se niegan a basar su pensamiento en el razonamiento. Actúan basándose en lo que creen saber. Por ejemplo, cuando no sabían ni creían que los teléfonos móviles y algunas aplicaciones podían piratearse fácilmente, se atrevían a utilizarlos para comunicarse con otros practicantes. También pensaban que la policía no entendería las palabras que sustituían cuando hablaban por teléfono de temas relacionados con Dafa, o que no se darían cuenta de sus movimientos extraños cuando intercambiaban materiales de Dafa: creían que estaban a salvo.
Estos practicantes se defienden diciendo: «Estaré a salvo porque tengo fuertes pensamientos rectos, que me protegerán de la maldad». Los pensamientos rectos provienen de Dafa, pero las acciones que van en contra de las enseñanzas del Fa no provienen de los pensamientos rectos. Esto me recuerda el cuento popular «El traje nuevo del emperador», en el que el rey pensaba que llevaba ropa nueva y lujosa, mientras que todos los demás veían que no llevaba más que su ropa interior. Los practicantes que no prestaban atención a las cuestiones de seguridad pensaban que eran valientes y tenían pensamientos rectos. En cambio, otros practicantes veían cómo eran irracionales y se desviaban del Fa.
Creer que es seguro hacer algo no significa necesariamente que sea seguro hacerlo. Los pensamientos rectos provenientes de acciones autojustificadas no influyen en el mal. Sólo tratando la cuestión racionalmente se puede garantizar la seguridad de los practicantes.
Prestar atención a las cuestiones de seguridad es, de hecho, parte de nuestra cultivación. Es más fácil ignorar las cosas, aferrarse al apego a la comodidad y pensar sólo superficialmente. En nuestra cultivación, debemos actuar basándonos en la razón y en las enseñanzas de Shifu, no en nuestros sentimientos.
Los artículos en los que los cultivadores comparten sus entendimientos suelen reflejar la percepción de un individuo en un momento dado basado en su estado de cultivación, y se ofrecen con el espíritu de permitir la elevación mutua.
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