(Minghui.org) ¡Saludos Shifu! ¡Saludos compañeros practicantes!              

Un Fahui es una oportunidad para compartir nuestras experiencias de cultivación con los demás practicantes y con el público, y también es nuestra responsabilidad como discípulos de Dafa.

Shifu dijo:

“Siempre decía que esta sociedad entera, en realidad, es el ambiente de xiulian creado para nuestros Dafa dizi” (Explicando el Fa en Washington D.C. 2018)

Siento que en los últimos años, nos hemos encontrado cada vez más con esto, y hemos asumido el papel que Shifu arregló para nosotros durante este período de la rectificación del Fa.

Del desconocimiento al conocimiento

Hace veinticuatro años, cuando comencé a practicar Falun Dafa, no sabía cómo utilizar dispositivos técnicos; no podía manejar un ordenador, un iPad o incluso un teléfono. Pero, para salvar a la gente, tuve que aprender estas habilidades. Ha sido un viaje largo y difícil. A través de este proceso, desarrollé la paciencia y poco a poco aprendí a verme como una cultivadora. Esta experiencia también me hizo darme cuenta de que nuestros apegos, aversiones y preferencias pueden interferir con nuestra cultivación, convirtiéndose en obstáculos que nos ponemos a nosotros mismos.

Mi ordenador Mac se ha convertido en un amigo y una herramienta en este tiempo de la rectificación del Fa. Shifu nos dio la habilidad y la sabiduría para llegar a la gente en varios campos, permitiéndonos, como discípulos de Dafa, compartir la belleza de Falun Dafa y revelar la verdad sobre la persecución. Ya sea publicando artículos en revistas, promoviendo Shen Yun, haciendo pancartas y materiales, haciendo videos cortos para sitios web, hablando con vecinos, o hablando en reuniones y sitios de aclaración de la verdad dondequiera que estemos, Shifu arregla oportunidades para que nos encontremos con personas con quienes compartimos una conexión y para que compartamos este gran camino de cultivación con ellos.

Sin embargo, después de tantos años de cultivación, los apegos que creía haber eliminado reaparecieron recientemente, en concreto, la impaciencia y el miedo a quedar mal.

Aprendiendo nuevas habilidades

Hace quince meses decidí apoyar la plataforma Gan Jing World, y parecía bastante sencillo. Pensé que bastarían unos pocos clics de ratón sin darme cuenta de en qué me estaba metiendo. Creé mi canal y empecé a hacer vídeos cortos para atraer a la web a personas con distintos intereses. Produje clips cortos sobre tradición, música, viajes, flores y bellos lagos y montañas. También incluí vídeos cortos de nuestras actividades en Suiza.

De repente, los requisitos aumentaron, pero durante mucho tiempo me resistí a unirme a las sesiones de formación para hacer vídeos más extensos. Pero una cosa estaba clara: necesitaba mejorar mi carácter y aprender más. Al final me di cuenta de que no querer esforzarme era una forma de apego a la comodidad. Finalmente, encontré a un compañero dispuesto a enseñarme nuevas técnicas. Tras varias horas de duro trabajo, por fin colgamos un vídeo sobre nuestra jornada informativa en Lucerna. Pasé de la resistencia inicial a la alegría al recibir muchos «me gusta».

Un fin de semana enriquecedor en Viena

Me inscribí para aclarar la verdad sobre Falun Dafa y la persecución en agosto en un puesto de información sobre Falun Dafa en Viena. Cuando llegué esa mañana, los practicantes locales aún estaban preparando el material. Se acercó un hombre que quería conocer más sobre Falun Dafa. Empecé a responder a sus preguntas, pero, de repente, otra practicante me interrumpió enérgicamente y empezó a hablar con él como si yo no estuviera allí. Me sentí avergonzada, pero el hombre se limitó a sonreírme amistosamente. Me asaltó un pensamiento: «Yo solía hacer esto a menudo; ahora sé lo que se siente».

Esta prueba de carácter con la practicante continuó durante unas horas. Sin embargo, no me dejé afectar y me centré en hablar con la gente. Pronto, muchas personas se acercaron a nuestro estand para informarse sobre Falun Dafa y firmaron la petición para ayudar a poner fin a la persecución.

Más tarde, dos practicantes locales me sugirieron que me tomara un descanso, y el hielo pareció romperse. La practicante se volvió más tranquila y respetuosa, e incluso escuchó atentamente cómo le aclaraba la verdad. Esa noche, sonrió y me dio las gracias calurosamente. Creo que ese día ambas aprendimos algo la una de la otra. Noté que su rostro parecía más radiante y relajado. Si hubiera reaccionado con enfado, como podría haber hecho en los primeros días de mi práctica, nuestro conflicto podría haber afectado a nuestros esfuerzos por salvar a los seres conscientes.

Otra prueba de carácter

La siguiente prueba de carácter no se hizo esperar. Durante los descansos en el puesto de información, grabé con mi teléfono el desfile de la Banda Marchante Tian Guo. Cuando llegué a casa, pasé mucho tiempo editando el vídeo. No estaba satisfecha con algunos detalles, pero sabía que el vídeo era importante, pues ponía al descubierto los crímenes del régimen comunista.

Cuando por fin lo subí, un compañero me llamó y me dijo: «¡Hay un punto negro en el vídeo!». Otro escribió: «¡Gracias por tu vídeo, pero esto se llama danza del león china, no danza del dragón!». Así que empecé de nuevo. En mi impaciencia, corté accidentalmente la segunda parte de la Banda Marchante Tian Guo. Me di cuenta de que estaba impaciente, pero subí el vídeo de todos modos. Me sentía desesperada, sin saber cómo arreglar la parte que faltaba.

A la noche siguiente, un practicante del grupo austriaco de correo electrónico enumeró todos los problemas del vídeo. Mi estómago se revolvió; me sentí inquieta, agotada y entumecida. Mi orgullo estaba muy herido y me fui pronto a la cama.

Al principio, me molestaba que me criticaran, pero pronto comprendí por qué me hacían tanto daño. Había estado persiguiendo resultados y éxito, buscando reconocimiento. Sentía que perdía prestigio ante todos los que me conocían. Justo entonces, una practicante me envió un mensaje: «¡No te rindas!» Era como si supiera exactamente cómo me sentía. Tenía razón: cometía errores y tropezaba, pero el tiempo apremiaba y tenía que volver a levantarme.

Ahora puedo pensar con más claridad. Me doy cuenta de que las críticas me han dado la oportunidad de mejorar tanto mis habilidades técnicas como mi carácter. No debo apresurarme a defenderme; aunque no haya hecho nada malo, debo aprovechar esta oportunidad para mirar hacia dentro y trabajar en mí misma. Estoy agradecida al practicante que me ayudó a ver mis defectos. No importa a qué dificultades nos enfrentemos, son pasos en nuestro camino de cultivación, que nos ayudan a crecer y progresar.

La maravillosa experiencia de dejar ir

Sin embargo, no quise aceptar las críticas de un compañero practicante, ya que yo tenía una perspectiva diferente. Dijo que me centré demasiado en la policía que nos protege en el sitio. Sin embargo, creo que esta parte del vídeo era muy importante para los espectadores chinos, que podían ver cómo se trataba a Falun Dafa de forma diferente en Occidente. Tenía mucha confianza en que mantendríamos esta parte en el vídeo.

El fin de semana siguiente trabajé con un compañero para editar el vídeo. Parecía que no había ningún problema, ya que teníamos varias versiones entre las que elegir. Lo que ocurrió a continuación fue realmente increíble: todas las versiones que incluían la escolta policial habían desaparecido. Entonces, apareció un mensaje: «Algunos archivos ya no están disponibles». No quería creerlo, ¡ya que esa parte era demasiado importante para mí! El otro practicante me dijo con calma: «¡Tienes que dejarlo ir, tienes que renunciar a ello!». Soltarlo fue doloroso, pero me di cuenta de que estaba demasiado apegada a mis puntos de vista. Esta fue una clara indirecta de Shifu, mostrándome que mis pensamientos anteriores no estaban basados en el Fa y esto me ayudó a soltar el apego a «demostrar que tenía razón».

Aclarando la verdad

Además de estudiar el Fa y enviar pensamientos rectos, una de las tres cosas que debemos hacer es ayudar a la gente a entender la verdad sobre Falun Dafa y la persecución a la que se enfrenta. Cuando nos acercamos a salvar a los seres conscientes con un corazón abierto y pensamientos rectos, Shifu guiará a aquellos con relaciones predestinadas a encontrarse con nosotros. Durante mis dos días en Viena, aclaré la verdad a muchas personas de diferentes edades y profesiones.

Tres experiencias me conmovieron profundamente. Una vez, me senté en un banco donde plegábamos flores de loto para tomar un breve descanso. Un joven se acercó y estaba ansioso por aprender a plegar una flor de loto. De repente, preguntó: «¿Por qué se persigue a la gente en China?». Aproveché la ocasión para profundizar con él en la verdad. Durante nuestra conversación, también compartí un poco sobre mi situación. Él era de Brasil, y mi hija también estaba en Brasil en ese momento, lo que reforzó nuestra conexión. Después de doblar la flor de loto, se llevó diverso material sobre Falun Dafa y algunas tarjetas para recoger firmas para la petición del G7, para poder dárselas a sus amigos y familiares.

En las inmediaciones hubo una manifestación a la que asistieron dos parlamentarias austriacas. Estas dos mujeres hablaron en favor de Falun Dafa. Condenaron al Partido Comunista Chino (PCCh) por perseguir a los practicantes y por la sustracción de órganos, algo realmente admirable. Una de las políticas me entregó su mochila para que la guardara. Cuando volvió, aproveché para ayudarla a conocer más sobre Falun Dafa y la persecución. Utilizando nuestro revista de veinte páginas, le proporcioné más información sobre Falun Dafa y le mostré los enlaces y literatura adicionales. Me escuchó atentamente, me dio las gracias por mi detallada explicación y aceptó encantada el folleto. Shifu organizó una oportunidad tan maravillosa, y yo la aproveché sin dudarlo.

El día antes de la manifestación de Viena, mientras cargábamos los carteles en el techo de dos coches en el aparcamiento de un supermercado, se nos acercó un hombre mayor. Caminó alrededor de nuestros autmoviles, miró las matrículas y, sorprendido, echó un vistazo a nuestras pancartas. «¡Ajá, todos suizos! ¿Qué hacen aquí?». No se creía el contenido de nuestras pancartas y decía que los medios de comunicación austriacos nunca informaban de ello. Empecé a explicarle la verdad en detalle. No paraba de interrumpirme con preguntas como «¿Pero...?» y «¿Por qué...?».

Después de media hora, sentí que lo había cubierto todo y expliqué todos los crímenes cometidos por el PCCh en China. Luego, se dirigió a un practicante chino, que explicó la situación desde su punto de vista. El tiempo apremiaba y teníamos que llegar pronto al punto de encuentro. Sin embargo, el hombre siguió haciendo preguntas. Finalmente, preguntó a otro practicante por qué nunca había oído hablar de esta cruel persecución. El practicante sacó una gran carpeta del vehículo y dijo: «Aquí puede ver todos los informes sobre el régimen comunista de diferentes periódicos suizos». El hombre se alejó satisfecho, y le oímos murmurar para sí: «Ahora sé por qué he venido aquí; ¡no ha sido en vano!». Parecía haber despertado, y todos nos alegramos por él.

Una practicante china y yo planeábamos transbordar a un tren de vuelta a Berna, en el este de Suiza. Cuando nuestro automóvil llegó a la estación, sólo nos quedaban dos minutos para llegar al andén. Le grité: «Compraremos los billetes en el tren». Una vez a bordo, preguntó: «¿Debo pagar en efectivo?». Casi me ahogo: ella ni siquiera tenía una aplicación en el móvil para comprar billetes, y el tren ya se había puesto en marcha. Por suerte, el revisor se acercó enseguida.

Le expliqué la situación y le dije que acabábamos de asistir a un evento en Viena. El revisor dijo que cobraría diez francos más, ya que esa era la norma. Entonces preguntó: «¿Fue divertida Viena? Es una ciudad preciosa. ¿Qué hacen allí?». Después de explicárselo, me dijo: «Ah, una manifestación contra las violaciones de los derechos humanos del PCCh. Muy bien, muy bien. No hace falta que pagues los diez francos de más». Aceptó encantado nuestros folletos e incluso quiso firmar la petición para «poner fin al PCCh». Sabía que Shifu lo había arreglado todo. Probablemente no habríamos hablado con el revisor si ambas hubiéramos tenido los boletos.

Shifu dijo:

“Ya que en el proceso de ustedes de esclarecer los hechos hay algunas personas que obtienen el Fa, no sólo se les eliminan a ellos sus pecados, sino que al mismo tiempo, también los habrán salvado ustedes. ¿No muestra eso que han hecho ustedes algo que es más compasivo, algo aún mejor?” (Exponiendo el Fa en el Fahui de los Grandes Lagos de Norteamérica).

“Mientras ustedes esclarecen aquí, capas sobre capas de sus cuerpos que han completado la cultivación también están esclareciendo en diferentes niveles de cuerpos cósmicos” (Exponiendo y enseñando el Fa en el Fahui del Área Metropolitana de Nueva York, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. III).

Practicar Falun Dafa durante veinticuatro años me ha transformado de alguien mentalmente desequilibrada y dominante en una persona pacífica, amable y tranquila. Falun Dafa me ha dado sabiduría y el gran y sagrado honor de ayudar a Shifu en la rectificación del Fa y la salvación de los seres conscientes. Todavía tengo mucho que aprender y muchos apegos que eliminar. Continuaré cultivándome y esforzándome diligentemente.

Shifu dijo:

“Si persisten hasta el final eso será oro verdadero, quien persista hasta el final logrará la perfección” (Preguntas y respuestas en la Enseñanza del Fa en Yanji, Zhuan Falun Fajie)

¡Muchas gracias Shifu por los arreglos que ha hecho para mí! ¡Estoy agradecida por su compasiva salvación!

Compañeros practicantes, gracias por vuestra paciencia conmigo.

(Presentado en la Conferencia de Intercambio de Experiencias de Cultivación de Falun Dafa en Suiza 2024)