(Minghui.org) Soy una practicante de Falun Dafa de 31 años. De niña estudiaba el Fa con mis padres. Mi motivación para estudiar el Fa en aquel entonces provenía, principalmente, de mi madre que siempre me pedía que estudiara el Fa en grupo.

Mi relación predestinada con Dafa

El exlíder del Partido Comunista Chino (PCCh), Jiang Zemin, y su régimen canalla comenzaron a perseguir Dafa en 1999. Cuando estaba en la escuela primaria, mi padre fue detenido y encerrado en un campo de trabajos forzados durante dos años. Como tras ser liberado, se vio obligado a vivir lejos de casa, tuvimos una vida dura. Sin embargo, mi madre se mantuvo firme, siguió cultivando Dafa, mientras no dejaba de animarme para que estudiara el Fa. El estudio del Fa me ayudó tanto, que aquella vida nunca llegó a amargarme.

Cuando estaba en la universidad, denunciaron a mi madre a las autoridades por aclarar la verdad. Fue condenada ilegalmente a siete años de prisión. Como invertí mucho tiempo en buscar y contratar un abogado que la defendiera, y en todo el proceso hasta que la acabaron condenando, leí cada vez menos el Fa.

Después de graduarme en la universidad, conocí a un hombre por Internet. No se oponía a que yo practicara Dafa ni tenía ningún prejuicio en cuanto a que habían condenado a mi madre. Era seis años mayor que yo, y formalizamos nuestra relación, con el consentimiento de los padres de ambos.

Cada vez me resultaba más difícil estudiar el Fa, y me sentía cada vez más falta de fuerzas, hasta el punto en que llegué a vacilar en mi fe en Dafa. Sin embargo, me hubiera sido imposible vivir como si nunca hubiera entrado en contacto con Dafa. Pero, por otro lado, tampoco podía cultivarme con diligencia. Los conflictos llegaban tan encadenados, que me sentía abrumada. Entonces empecé a pensar en Shifu, a preguntarme si todavía me cuidaba y si podría continuar mi cultivación. Aunque mi corazón se llenaba de lágrimas, no tenía dónde derramarlas.

Sólo me atrevía a llamar a Shifu dentro de mi corazón, en buscar de un poco de consuelo. Shifu me escuchó y alivió mi sufrimiento a través de los sueños. Tuve tres seguidos, mientras Shifu desataba el nudo de mi corazón.

En el último sueño, el profesor de historia esperaba en el podio para recoger nuestros deberes. El profesor tenía el pelo gris y me sonreía. Yo era la delegada de la clase, pero no podía recoger los deberes. Algunos estudiantes copiaban el trabajo de los demás. El profesor esperaba a los alumnos durante los 10 minutos previos a la clase para que terminaran sus deberes. Después de despertar, me di cuenta de que había preocupado a Shifu, ya que no había completado mi misión histórica. Shifu todavía me estaba esperando y no se había rendido conmigo.

Después de ponerle fin a la relación con aquel hombre, volví a cultivarme. Es verdaderamente maravilloso tener a Shifu y a Dafa.

Formar una familia

Mi tía me presentó a un joven que era hijo de un practicante. Cuando nos conocimos, me conmovió la pureza de sus ojos. Más tarde, en un sueño, vi a un niño que corría hacia mí con un Zhuan Falun de tamaño bolsillo en la mano. Supe que era aquel joven. Era Shifu quien me dijo que ésa era nuestra relación predestinada.

Cuando mi madre regresó a casa –después de permanecer siete años en prisión–, mi novio y yo nos casamos. Más tarde, tuvimos un hijo. Yo cuidaba del niño en casa, mientras mi marido tenía una tienda de pinchos fritos a la que le dedicaba, prácticamente, todo el día.

Cuando nuestro hijo tenía uno o dos meses, encontré en el teléfono de mi marido que una mujer le había estado pidiendo que le prestara dinero. Le pregunté a mi marido. Como confiaba en él, le aconsejé que le pidiera que se lo devolviera cuanto antes mejor. No volví a darle importancia. Cuando nuestro hijo tenía tres meses, me di cuenta de que algo no andaba bien. Y le pedí a mi marido que me diera más detalles sobre aquello. Descubrí que le había prestado a esa mujer casi 200.000 yuanes, aunque era una estafa.

Era increíble que nos hubiera pasado esto. Siempre había confiado en el carácter y el buen juicio de mi marido. Al mismo tiempo, descubrí que también debía unos 100.000 yuanes antes de casarnos. Eran las pérdidas de su anterior negocio y los gastos de renovación de nuestra casa. Las deudas sumaban casi 300.000 yuanes. Ni siquiera me atrevía a pensar demasiado en que debía una cantidad de dinero tan grande.

Entendí desde el Fa que nada sucede sin razón. Probablemente era lo que debíamos en una vida anterior, o tal vez es una de mis grandes tribulaciones. Aunque la idea de quejarme de mi marido surgía a menudo en mi mente, logré reprimirla. Templé mi corazón, una y otra vez, con este asunto. No solo no le culpé, sino que hasta le consolaba. Le decía: «Tus intenciones fueron buenas. Le prestaste el dinero porque pensabas que su madre estaba enferma. Como te engañaron, debes sentirte peor que yo. Esto ocurrió porque ambos se lo debíamos en una vida pasada».

Desde el Fa, entendí que guardarle rencor a los demás no ayuda a nadie. Cuando tenía resentimiento, ¿no se había movido mi corazón? Por tanto, debía mirar hacia dentro para mejorarme de verdad. Durante los tres años siguientes, mi marido y yo vivimos una vida marcada por el ahorro. Con la bendición de Shifu, acabamos de pagarlo todo en junio de 2023.

En el proceso, aplicando los principios de Dafa como guía, abandoné cada vez más los intereses propios, sin dejar de romper con los apegos humanos. Me sentí verdaderamente agradecida a Shifu por haber podido pagar una deuda tan grande durante este tiempo, en el cual la rectificación del Fa está a punto de concluir.

No conté la deuda a nadie más que a mis padres, pues temía que malinterpretaran a mi marido y le culparan por dejarse engañar. Eso le perjudicaría en un futuro, a la hora de relacionarse con los demás practicantes, familiares y amigos. A raíz de este incidente, mi marido comenzó a cultivarse con solidez, y esto me ayudó ser más diligente.

Cultivándome diligente en el Fa

Me gustaría compartir mis sentimientos sobre el estudio del Fa durante los últimos meses.

Durante el Año Nuevo Chino de 2023, mi esposo y yo calculamos que casi habíamos terminado de pagar el dinero que debíamos. Una pariente intentó convencernos de ir al extranjero, diciendo que tenía un pariente allí, para que pudiéramos solicitar una visa de turista, quedarnos en el extranjero y traer a nuestro hijo allí en unos años. Mientras tanto, su familiar podría ayudarnos a encontrar trabajo.

Mi marido aceptó y quería ir. Él empezó a encargarse de cosas, como solicitar el pasaporte y la visa, lo que me puso muy nerviosa, ya que no tenía ningún interés en ir. China es donde se encuentra el cuerpo principal de practicantes de Dafa y todavía hay muchas personas por salvar. Pero mi marido insistió.

Quemé incienso frente al retrato de Shifu durante el Año Nuevo chino y le conté mis dos deseos de Año Nuevo. El primer deseo era que mi esposo abandonara su idea de ir al extranjero, ya que no creía que cumpliera con los requisitos de Dafa. La segunda era que quería deshacerme de mi adicción al teléfono celular y eliminar mi apego a la lujuria.

Mi marido no abandonó la idea de irse al extranjero. Pero traté de permanecer impasible y le dije que estudiar el Fa y hacer los ejercicios eran las cosas más importantes. Finalmente me escuchó y cambió de opinión acerca de ir al extranjero. También comenzó a estudiar el Fa conmigo.

Sobre el tema de la lujuria, charlé con mi marido y le conté sobre mi infancia. Cuando mi madre estaba bajo custodia policial, mi estado de cultivación estaba casi nulo e incluso abandoné la cultivación. La razón se reducía a dos cosas: en primer lugar, dependía de mi madre, ya que siempre necesitaba que ella me animara. Ella era para mí como una muleta, sin la cual no podía caminar. En segundo lugar, todo se redujo a la lujuria. Esta lujuria tiene una larga historia. Cuando estaba en la escuela secundaria, la hija de mi vecina me regaló una novela romántica. Quería leer más novelas románticas y le pedí más prestado. Los libros contenían todo tipo de historias de amor entre un hombre y una mujer.

En la escuela secundaria, estaba muy centrada en las relaciones entre hombres y mujeres. Cada vez que sentía la más mínima atracción por un chico, intentaba reprimirla. Siempre pensé que tenía autocontrol, pero seguía leyendo novelas. Mientras estaba en la universidad, tuve más tiempo para mirar Internet y pude acceder a todo. No podía protegerme de las cosas pornográficas. Después de empezar a trabajar, me encontré con varias personas que intentaron tocarme de forma inapropiada y por eso dejé dos trabajos.

La lujuria ha estado ahí durante toda mi vida. Fue terrible. Me encantaba leer novelas y las dejé por un tiempo, pero luego volví a leerlas. Esto sucedió una y otra vez. No tenía fuerza de voluntad. Entonces, durante el Año Nuevo chino, pedí dejar de leer novelas y deshacerme de la lujuria.

Cuando hablé con mi esposo sobre esto, me di cuenta de que las viejas fuerzas hicieron el arreglo fundamental para esta lujuria en mi infancia. Cuando era joven e ignorante, me impusieron malos pensamientos, y dispusieron las trampas en cada etapa de mi vida, haciéndome caer en ellas sin saber por qué. Finalmente vi a través del malvado arreglo de las viejas fuerzas, que es destruir a la gente.

Después de prestar atención a enviar pensamientos rectos, primero dejé de leer las novelas, dejé de mirar mi teléfono y desinstalé WeChat. Entonces me liberé del problema de la lujuria.

En los últimos días, comencé a ver si todavía tenía el apego a la lujuria después de sentir malestar físico y problemas con mi xinxing. Esto indicó que me estaba cultivando para resolver mis problemas, lo cual es otro tipo de búsqueda, en lugar de cultivarme para mejorarme verdaderamente. Cuando me di cuenta de esto, envié pensamientos rectos más puros y fuertes para eliminarlo. También presté mucha atención a cada uno de mis pensamientos, cada persona, objeto y evento que vi, para ver si había alguna forma sutil de lujuria allí. Me gustaría recordarles a los practicantes que no se apeguen a revisar el teléfono celular, para no complacer su naturaleza demoníaca y, en última instancia, destruirse a sí mismos.

Cuando dejé de hacer esto, me volví verdaderamente diligente. Al cultivar continuamente mi mente, deje de lado mis apegos a la fama, el interés personal y el sentimentalismo. Cuando leía los libros de Dafa, no tenía pensamientos descabellados. También me resultó más fácil entrar en tranquilidad al hacer la meditación sentada. Quiero seguir lo que Shifu nos enseña, así que tengo que salvar a más personas. Por eso, comencé a aclarar la verdad en nuestro negocio.

Cultivándome mientras aclaro la verdad

Mi marido me dijo que había tenido una buena charla con un cliente que llevaba mucho tiempo en la tienda, y me pidió que le hablara de Dafa. Estaba muy nerviosa, hasta el punto de que me temblaban las piernas. Pero también lo vi como una oportunidad. Fui y charlé con aquel hombre. Era muy hablador. Cuando intenté centrarme en el tema de Dafa, se desvió hacia otro tema. Luego siguió y siguió, sin que yo pudiera intervenir. Finalmente, volvimos al tema sobre Dafa, pero no me creyó. Dijo que alguien ya le había hablado de ello y cambió rápidamente de tema.

Me puse nerviosa y pedí ayuda a Shifu. En el fondo dije: «Shifu, quiero salvarlo, pero ¿cómo debo hacerlo?». Entonces se me ocurrió una idea: Empezar por escucharle primero, y luego utilizarlo para determinar cómo debo hablarle.

De este modo, cambié mi enfoque, ya que el original no era puro. Estaba equivocada. Tenía que hablar de lo que a él le importaba, que era su salud. Mi marido ya me había comentado que tenía una diabetes grave. Así que le hablé de salud y de la pandemia. Escuchó lo que le dije y pude incluir Falun Dafa en nuestra conversación. Incluso me siguió para recitar las dos frases unas cuantas veces: «¡Falun Dafa es maravilloso!» y «¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es maravilloso!». Entonces empecé a aclararle la verdad.

Después, cada vez que aclaraba la verdad a alguien, seguía poniéndome nerviosa y empezaba a temblar sin control. Sentía mucha presión en el corazón, lo que me impedía comer y dormir bien. Busqué contenidos relacionados con la aclaración de la verdad en el estudio del Fa, artículos de intercambio de experiencias y otros materiales en línea. Copié un montón de ellos y los utilicé cuando hablaba con la gente. Pero seguía estando muy nerviosa y sentía mucha presión.

Antes, durante un tiempo, mi estado de cultivación fue muy bueno. Siempre entendía los consejos de Shifu cuando me encontraba con tribulaciones y encontraba las soluciones en el Fa. ¿Cómo es que cuando se trataba de aclarar la verdad, me sentía tan impotente? Esto era un cuello de botella para mí, y necesitaba romperlo. Necesitaba tener mi propia comprensión, utilizando Dafa como guía, en lugar de que Shifu me empujara a avanzar.

Una noche, mi marido estaba hablando con un joven en la tienda. Intervine en su conversación. Hablé con él durante un buen rato y renunció el PCCh. Mi marido estaba recogiendo y se disponía a cerrar la tienda por hoy. En cuanto me acerqué a él, me dijo: «Me has hecho enfadar. Casi estaba a punto de ayudarle a renunciar el Partido, y entonces tú te entrometiste y hablaste durante tanto tiempo. Deberíamos habernos ido a casa hace mucho rato». No dije nada, pero el corazón me latía más deprisa. ¿Cómo había podido ocurrir? ¿Por qué estaba tan enfadado conmigo?

Estaba tan enojada que me fui a casa en mi bicicleta eléctrica, dejando atrás a mi marido. Mientras pedaleaba, se me saltaron las lágrimas y pregunté: «Shifu, ¿qué he hecho mal?». Quería mirar hacia dentro, pero no sabía qué había hecho mal. Entonces empecé a recordar lo que mi marido decía de mí, que hablaba sola y hablaba mucho. Entonces supe que no tenía en cuenta los sentimientos de los demás. Me limitaba a hablar y no me importaban los demás. Cuando lo tuve claro, ya no me sentí agraviada ni enfadada.

Al día siguiente, hablé con mi madre sobre mi estado de cultivación y le dije que me sentía muy presionada. Después de contarle lo que mi marido dijo sobre mí, ella dijo que yo siempre tenía mi propia opinión, y cuando hablaba de los principios del Fa a los que me había iluminado, no paraba.

Supe que ya no debía estudiar el Fa con nociones preconcebidas. Debo ser humilde y renunciar a mis nociones del Fa que tenía de antes, igual como un niño aprende a leer: vaciar la mente y leer el Fa palabra por palabra. Al hacer esto, Shifu me mostró una comprensión más profunda de los principios del Fa, de la cual no me había dado cuenta antes. También llegué a comprender que la presión que sentía, que me hacía temblar, no era yo. Era un ser vivo, y tenía miedo de ser eliminado a través de mi clarificación de la verdad. Entonces, dejé de temblar.

Mientras continuaba hablando con la gente sobre Dafa, descubrí que todavía no era lo suficientemente natural y todavía me estaba imponiendo a los demás. Para mejorar, encontré algunos materiales en los artículos de Minghui para ayudar a las personas a renunciar al PCCh. Pensé que la aclaración de la verdad no es sólo una cuestión de técnica, sino que llega al corazón. Es decir, el corazón de uno debe estar exclusivamente centrado en salvar a la gente y tener completa fe en Shifu y en Dafa.

Comencé a esforzarme más en cultivar la bondad. Para cada una de mis palabras y acciones, traté de juzgar si era egoísta o altruista. La mejora resultó ser significativa. Aprendí a poner a los demás en primer lugar y me volví pura en el fondo. Realmente pude sentir el sufrimiento de la gente. Sentí que ahora era realmente como una verdadera practicante y que podía ayudar a Shifu en la rectificación del Fa. Mi corazón estaba en el Fa y me asimilé al Fa.

Cuando estaba aclarando la verdad, realmente me compadecí del sufrimiento de la gente y las lágrimas brotaron en mis ojos. El estudiante que me escuchaba escuchó con mucha atención y asintió repetidamente. Le transmití la belleza de Dafa y de Shifu y quedó visiblemente conmovido. También sentí aún más el poder de la bondad.

La gente en el mundo es como corderos perdidos, que miran con ojos inocentes mientras escuchan la verdad, escuchan en silencio y se quedan aturdidos. Cuando mis amables pensamientos salieron a la luz, la clarificación de la verdad se convirtió en una tarea fácil. Podría ayudarlos a renunciar al Partido con unas pocas palabras. Mantuve a la persona en mente, transmitiéndole la belleza de la gracia salvadora de Shifu. Cuando aclaré la verdad de manera recta, sentí que tenía todo el poder en mi corazón.

Durante mis recientes esfuerzos por aclarar la verdad, sentí que la gente entendió de inmediato y les resultó muy fácil aceptar la verdad, y escucharon atentamente. Ahora quiero hablar con la gente todos los días. Sabiendo que todos los seres conscientes están sufriendo y cuánto ha sacrificado Shifu por ellos en el proceso de salvarlos. Debería aprovechar esta última oportunidad para salvar a más personas.