(Minghui.org) Hace aproximadamente un mes empecé a leer sin querer una novela en línea en mi teléfono móvil. Cuanto más leía, más ganas tenía de leerla. Sabía que debía dejar de leer, pero había perdido el control. Terminé de leer toda la novela en una semana. Después de eso, me dije que no volvería a leer novelas, y me arrepentí mucho de haberla leído.
Sin embargo, sin darme cuenta empecé a ver vídeos cortos de dramas en mi teléfono móvil. Cuanto más los veía, más me gustaban. Los veía siempre que tenía tiempo, y poco a poco me hice adicta a ellos y los veía hasta altas horas de la noche. Sabía que tenía que parar, pero al llegar a casa del trabajo simplemente tomaba el móvil después de cenar, e incluso me decía que sólo los vería un rato. Al final, a menudo pasaban más de dos horas.
Me arrepentí de haberlo hecho, me dije que dejaría de verlos y borré la aplicación de vídeo de mi teléfono. Pero la volví a instalar al día siguiente. Volví a ver los vídeos, borré de nuevo la aplicación y volví a verlos. Al igual que fumar opio, me había vuelto adicta. Dejé de practicar los ejercicios y de memorizar el Fa. También dejé de escuchar artículos de intercambio de experiencias de cultivación y dejé de ir a casa de compañeros practicantes. Aparte de ir a trabajar, pasaba el resto del tiempo viendo vídeos cortos de dramas. En mi corazón, sabía que esto no podía continuar.
Esto continuó durante casi un mes. Una noche, mientras dormía, sentí un frío glacial en el brazo derecho a altas horas de la noche. No le di demasiada importancia y seguí durmiendo. Cuando me desperté a la mañana siguiente, no podía estirar el brazo. Moverlo un poco me causaba dolor y no podía tocar nada con la mano.
Este repentino suceso me pilló por sorpresa. Cuando por fin me calmé, supe que debía de ser un problema causado por ver vídeos en mi teléfono. Me quedé impactada y me pregunté qué había estado haciendo durante el último mes. Estaba confusa todo el tiempo. ¿Todavía podía llamarme practicante? ¿Seguía siendo una practicante de Dafa?
Tomé mi teléfono móvil y me deshice de la aplicación de vídeo. Después, encendí la música de los ejercicios para prepararme a hacerlos. En ese momento, mi corazón se sintió especialmente incómodo y mi mente no podía calmarse, pues estaba hecha un lío. Llevaba practicando menos de tres minutos cuando me dolía tanto el brazo que mi corazón se alteró aún más y ya no podía seguir haciendo los ejercicios. ¿Qué debía hacer? ¿Debo dejar de aprender el Fa y de hacer los ejercicios? Imposible. Empecé a memorizar el Fa y a estudiar Hong Yin y mi corazón se calmó gradualmente.
Por la mañana, al sonar la música del ejercicio, las lágrimas corrieron por mis mejillas. La tranquilidad y la armonía volvieron de nuevo al interior de mi corazón. Me sentí como una niña errante que por fin había vuelto a casa. Después de eso, comencé a estudiar mucho el Fa, memoricé el Fa, practiqué los ejercicios, escuché artículos de intercambio de experiencias de cultivación, busqué compañeros practicantes con quienes intercambiar experiencias de cultivación, y me conecté a Internet para hacer cosas rectas. Rápidamente recuperé el estado normal de una practicante.
Este calvario, que duró más de un mes, me hizo darme cuenta de que la vida más dichosa es cultivarnos diligentemente basándonos en el Fa, independientemente de cómo nos vaya la vida como seres humanos. Esa es la vida más hermosa que uno puede tener.
A través de este artículo, espero recordar a los practicantes que son como yo que no se relajen en su cultivación. Definitivamente, no te relajes en tu cultivación. Debemos vigilar de cerca nuestros pensamientos y convertirnos en verdaderos cultivadores.
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