(Minghui.org) ¡Saludos, Shifu! ¡Saludos, compañeros practicantes!
Estoy muy agradecido por el Fahui anual de China (Conferencia de Intercambio de Experiencias). Aunque no nos conozcamos, los practicantes de China podemos conectarnos a través de estos artículos de intercambio, identificar nuestras brechas de cultivación y mejorar juntos. Nos inspiran los pensamientos y las acciones rectas de otros practicantes.
Durante el 21º Fahui de China, me gustaría contarles cómo trabajamos juntos para rescatar a los practicantes que fueron detenidos ilegalmente en mi zona.
Grandes cambios en un mes
Min tenía un título de posgrado y enseñaba en una renombrada universidad de mi ciudad. Después de empezar a practicar Falun Dafa, experimentó cambios positivos, mental y físicamente, y se cultivó con diligencia. Luego de que el Partido Comunista Chino (PCCh) empezara a perseguir a Falun Dafa en 1999, Min contó a la gente los hechos sobre Dafa y la persecución. Como resultado, fue detenido varias veces y torturado en campos de trabajo forzado, centros de lavado de cerebro y prisiones.
Min fue arrestado y enviado a un centro de detención en la ciudad donde vivían sus padres, pero no se les permitió visitarlo. Fue torturado repetidamente. Una noche, al ir al baño, Min se cayó, se lesionó una pierna y no pudo levantarse.
El guardia y el jefe de reclusos dijeron que fingía estar herido y ordenaron a dos reclusos que se turnaran para pisotearle la pierna. Min se desmayó del dolor. A pesar de sus heridas, los guardias se negaron a darle tratamiento médico y dijeron que fingía estar herido. Después de que Min no pudiera moverse durante varios días, los guardias lo llevaron al hospital de la prisión para eludir su responsabilidad. Un médico lo operó e insertó clavos de acero en la pierna, pero ya era demasiado tarde y Min quedó discapacitado. Fue sentenciado a cuatro años de prisión.
Creamos un equipo de rescate y fuimos a casa de los padres de Min el Año Nuevo chino. Su hijo había sido perseguido repetidamente, y la anciana pareja estaba sometida a un gran estrés. El padre de Min sólo tenía 60 años, pero se tambaleaba al andar y parecía tener más de 80 años.
Alquilamos un vehículo con capacidad para 11 personas y visitamos a Min. Sus padres y tres practicantes entraron a verlo mientras los demás esperaban fuera y enviaban pensamientos rectos.
La prisión estaba situada en una montaña, y nada más entrar pudimos sentir la dureza del entorno. Los guardias eran feroces. Pedimos ayuda a Shifu y enviamos pensamientos rectos para desintegrar los elementos malignos que había detrás de los guardias. Media hora más tarde, Min salió cojeando lentamente de un túnel subterráneo. Llevaba ropa fina y lo seguía un guardia. Los padres de Min sabían que Min no nos reconocía, así que su madre le dijo: «Min, tus tíos han venido a visitarte».
Cuando Min entró en la oficina, pude verlo claramente. Aunque aún no tenía 30 años, parecía tener unos 50 porque había sido detenido y torturado repetidamente. Su rostro estaba pálido y demacrado, y no apartaba la vista del guardia. Temblaba y no se movía ni hablaba. Le pedí que se sentara, pero no se atrevió; sus padres le ofrecieron la comida que habían traído, pero él no se atrevió a comer. Esto incluía unos huevos cocidos, ya que faltaban pocos días para su cumpleaños.
Yo estaba muy triste y casi lloré. Envié fuertes pensamientos rectos para que los guardias se marcharan. Al cabo de un rato, sonó el móvil de un guardia y se fue. Sólo se quedó un guardia, Zhang. Además de hablarle de Falun Dafa, le pregunté por la situación de Min y le dije que esperaba que él y los demás oficiales trataran bien a los practicantes. Al principio, Zhang se negó a escuchar y dijo que él no era responsable de las lesiones de Min. Le señalé que, dado que la prisión había admitido a Min a pesar de sus lesiones, los funcionarios de prisiones serían los responsables. Zhang dijo que informaría a los funcionarios de prisiones de las necesidades médicas de Min.
Los pensamientos rectos de Min se fortalecieron y empezó a comer y se terminó la comida que le trajeron sus padres, incluidos los huevos.
Tres practicantes y los padres de Min volvimos a visitarlo un mes después. Nos llevaron al mismo despacho y Min salió cojeando del mismo túnel subterráneo. Pero esta vez sonreía y parecía tener un poco de energía. En cuanto nos vio, Min se sentó y mencionó a otro practicante que había sido torturado. Le preocupaba que no lo oyera, así que me tocó la mano y me dijo: «Hay algo que quiero contarte. Los guardias encerraron a fulano en una habitación y lo torturaron mucho». Le dije que había oído lo que decía y Min se sintió aliviado.
En cuanto regresamos, avisamos a la familia de ese practicante. Fueron a la prisión a visitar al practicante y la tortura se redujo.
Esfuerzos conjuntos
Lin, que es médico, empezó a practicar Falun Dafa antes de que comenzara la persecución en 1999. Siguiendo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, trabajó duro y se negó a aceptar los sobornos que le ofrecían sus pacientes. Pero cuando el PCCh comenzó a reprimir a Falun Dafa, fue detenido en numerosas ocasiones en campos de trabajo forzado, centros de lavado de cerebro y prisiones. Lo despidieron de su trabajo y no tenía dónde quedarse.
Lin fue arrestado en su apartamento de alquiler y retenido en un campo de trabajo forzado durante tres años. Este campo de trabajo forzado también está situado en una montaña y en él estuvieron detenidos unos 100 practicantes. Algunos perdieron la vida. En el pasado, Lin fue sometido a la tortura del banco del tigre y a descargas eléctricas. Lo privaron de sueño y comida y sufrió otros tipos de tortura. Sufrió graves lesiones físicas y mentales.
Esta vez, cuando lo llevaron al campo de trabajo, Lin saltó del vehículo nada más llegar e intentó huir. Pero se torció el tobillo al tocar el suelo y no pudo moverse. Ignorando su dolor, los agentes lo arrastraron hasta una celda. No sólo lo privaron de comida y agua, sino que lo obligaron a llevar excrementos humanos al jardín.
Los practicantes de mi ciudad se enteraron de esto y fueron allí a enviar pensamientos rectos. Un practicante cuyo ojo celestial está abierto vio la siguiente escena: cuando enviamos pensamientos rectos cerca del campo de trabajo, el cielo se aclaró y seres divinos vinieron a ayudar. Cuando enviamos pensamientos rectos colina abajo, lejos del campo de trabajo, el cielo estaba nublado. Como resultado, más practicantes se acercaron al campo de trabajo para enviar pensamientos rectos. Los practicantes que fueron liberados de ese campo de trabajo dijeron que podían sentir nuestra ayuda cuando enviábamos pensamientos rectos, y los guardias no eran tan brutales.
Empezamos nuestro esfuerzo de rescate buscando a los padres de Lin, pero no fue fácil porque no los conocíamos. Leímos juntos las enseñanzas de Falun Dafa para tener claro por qué lo hacíamos. La madre de Lin y otros familiares vivían en las afueras y éramos renuentes a ir tan lejos. Nos dimos cuenta de que no estábamos dispuestos a sufrir y de que temíamos que nuestra cultivación se viera afectada si nos involucrábamos. Cuando nos dimos cuenta, Shifu nos ayudó y nos pusimos en contacto con una practicante que vivía cerca de la madre de Lin. Pero cuando vio lo mal que habían torturado a Lin, se asustó y se negó a vernos.
Sabiendo que sólo Shifu podía rescatar a Lin, nos contactamos con practicantes cercanos al campo de trabajo y nos ayudaron mucho. Alquilamos un apartamento en la zona y hablamos con la madre de Lin. Al ver que otros practicantes ayudaban tanto, la madre se sintió conmovida y decidió mudarse también al apartamento alquilado. De ese modo, todos podrían estudiar el Fa (enseñanzas) y hacer los ejercicios juntos. Al principio, la madre de Lin tenía miedo de ir con nosotros al campo de trabajo para ayudar a rescatar a su hijo. Pero tras el estudio en grupo y algunas discusiones, recapacitó.
Dos mujeres practicantes fueron al campo de trabajo y se encontraron con un director apellidado Liu. Le pidieron que liberara a Lin. Debido a las torturas, Lin no estaba en sus cabales y gritó cuando vio a las practicantes. El guardia dijo que Lin comía heces y bebía orina.
Entristecidos por lo que vieron, los dos practicantes instaron a Liu a liberar a Lin. Uno de ellos se enfadó y dijo algo inapropiado, lo que enfureció a Liu. Llamó a diez agentes para que los detuvieran. Los dos practicantes tenían fuertes pensamientos rectos y siguieron instando a que liberaran a Lin. Los practicantes que estaban fuera del campo de trabajo siguieron enviando fuertes pensamientos rectos. La batalla entre el bien y el mal duró un tiempo, pero los elementos malvados se desintegraron. Con la compasiva protección de Shifu, los dos practicantes pudieron salir sanos y salvos del campo de trabajo.
Cuando escucharon esto, la madre de Lin y los otros practicantes se sintieron inspirados. Más practicantes se unieron al esfuerzo de enviar pensamientos rectos cerca del campo de trabajo. La madre de Lin también vio la brecha en su propia cultivación: otros practicantes se sacrificaron tanto para rescatar a su hijo, pero ella era su madre y tenía miedo.
La madre mejoró rápidamente y fue sola todos los días a la entrada del campo de trabajo, instando a los guardias a liberar a Lin. Era un invierno helado, y a veces nevaba o llovía. Pero ella iba todos los días y se sentaba en el frío suelo, pidiendo que soltaran a su hijo. Algunos de los oficiales que conocían la verdad sobre Dafa se sintieron conmovidos y la animaron a ir a casa a calentarse. Pero ella se negó y siguió allí sentada.
Su compasión, sus pensamientos rectos y sus acciones rectas eran muy conmovedoras. Los funcionarios del campo de trabajo decidieron liberar a Lin.
Pero era casi Año Nuevo chino, los funcionarios de la residencia registrada de Lin se negaron a aceptarlo. ¿Qué hacer? La madre de Lin había mejorado mucho en los últimos meses y, tras discutir la situación con otros practicantes, accedió a ponerse en contacto con la Oficina 610 de su ciudad natal.
Dos de nosotros la acompañamos en autobús. Cuando se enteraron de lo ocurrido, los practicantes locales nos apoyaron mucho y encontraron a otros practicantes para que nos ayudaran.
Los demás practicantes enviaron pensamientos rectos cerca de allí, y varios de nosotros fuimos a la Oficina 610 para explicar por qué Lin empezó a practicar Falun Dafa, cómo se convirtió en un mejor médico gracias a la práctica, y por qué no renunciaría a su creencia a pesar de haber sido perseguido durante años. Los agentes se sintieron conmovidos y decidieron recoger a Lin en el plazo de una semana.
Una semana después, Lin llegó a casa sano y salvo. Aunque su condena en el campo de trabajo era de tres años, sólo estuvo allí tres meses. Viendo que los arreglos de las viejas fuerzas se interrumpían con éxito de esta manera, muchos practicantes de la región se animaron. Más y más practicantes dieron un paso adelante para cultivarse diligentemente.
Como practicantes, sabemos que nada de esto es posible sin la ayuda de Shifu. Gracias, Shifu, por todo.
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