(Minghui.org) ¡Saludos, Shifu! ¡Saludos, compañeros practicantes!

Debido a la propaganda del Partido Comunista Chino (PCCh), la mayoría de la gente en China tenía una actitud hostil hacia Falun Dafa. En 2001, me detuvieron y me despidieron de mi trabajo. La vida era muy difícil. Fui a la Oficina 610 y al comité residencial, los dos agencias que participaban en la persecución, y exigí que me encontraran un trabajo para poder ganarme la vida y mantener a mi familia.

Yin, la secretaria del comité residencial, se puso en contacto con una empresa de gestión inmobiliaria dirigida por un conocido suyo, que necesitaba un técnico paisajista. Resulta que yo tenía formación profesional al respecto y me contrataron.

Yo estaba muy agradecido a Yin. Diez años después supe por Qian, la propietaria de la empresa de gestión inmobiliaria, que Yin aprovechaba el trabajo para vigilarme. A menudo le preguntaba a Qian por mi situación y Qian le hacía comentarios positivos.

Qian y la mayoría de sus familiares renunciaron al PCCh y a las organizaciones afines después de que les aclaré los hechos. Saben que Falun Dafa es bueno y protegen a los practicantes siempre que pueden. Su negocio prosperó a lo largo de los años. En 2017, se convirtió en una de las 100 principales empresas de gestión inmobiliaria de China, con unos beneficios anuales de decenas de millones de yuanes.

Después de trabajar allí tres meses, pensé en dejarlo, pues no tenía tiempo suficiente para aclarar los hechos y ayudar a la gente a renunciar al PCCh. Les daba pánico que me fuera, porque yo era el único que sabía tratar las enfermedades de árboles y arbustos.

Qian se ofreció a pagarme 3.000 yuanes al mes por ser el director general del proyecto. Lo rechacé. Luego me ofreció el puesto de vicepresidente de la empresa con 6.000 al mes. Volví a rechazarlo.

«¿Qué quieres? Ayúdame, por favor», dijo.

Las ofertas que me hizo fueron excelentes. Pero me preocupaba que si pasaba demasiado tiempo en el trabajo, no tendría tiempo para cumplir con mi responsabilidad como practicante de Dafa. Ganar más dinero no era mi prioridad y esperaba dedicar más tiempo a la cultivación.

Por otra parte, tampoco quería defraudarla y agradecí la oportunidad de trabajo que me brindó cuando más lo necesitaba. Después de pensarlo un poco, acepté su oferta, con la condición de que solo dependiera de ella y de nadie más.

No esperaba seguir trabajando allí los 12 años siguientes. Los proyectos que gestionaba ganaban premios nacionales todos los años. El trabajo también me brindaba grandes oportunidades de relacionarme con mucha gente cada día. Me esforzaba al máximo por hablar con todos los que conocía y conseguía convencer a 20 o 30 personas para que renunciaran al PCCh cada semana.

Aclarando los hechos a otro empresario

Nada más incorporarme a la empresa, me pidieron que gestionara once proyectos de paisajismo, lo que incluía la contratación de nuevo personal, la gestión de la tecnología y la compra de materiales. Los conocimientos y la experiencia en investigación que tenía sobre patología vegetal, pesticidas y fertilizantes me sirvieron de mucho. Fueran cuales fueran los problemas que nos surgieron a lo largo de los años, fui capaz de resolverlos sin complicaciones.

Al enterarse de mi rendimiento laboral, los propietarios de una empresa privada de protección fitosanitaria me invitaron a incorporarme a su compañía. Los propietarios, un matrimonio, hablaron conmigo cuatro veces y me ofrecieron pagarme 10.000 yuanes al mes, con un apartamento gratuito en la empresa, comidas, un chófer privado y unas vacaciones anuales a cinco países diferentes. La responsabilidad del trabajo consistía en viajar por la provincia, orientando sobre el uso de pesticidas y fertilizantes.

La oferta parecía irresistible, pero la rechacé.

Uno de los propietarios pareció ofenderse y me preguntó qué hacía falta para que me uniera a ellos.

Le dije: «Gracias por confiar en mí. No se trata de dinero, sino de principios. Cuando terminé de cumplir una pena de prisión por practicar Falun Dafa, mi jefa no me discriminó por mi fe. Cuando la policía, los agentes de la Oficina 610 y los trabajadores comunitarios vinieron a acosarme a la empresa a lo largo de los años, la jefa no me culpó. En otra ocasión, más de diez policías y funcionarios del gobierno vinieron a exigirme que renunciara a Falun Dafa. El vicepresidente de la empresa les dijo: 'Es una buena persona. Es capaz, muy amable y trabaja duro. Tiene un talento poco común. La empresa le respeta profundamente. En cuanto a su práctica de Falun Dafa, es su creencia y no debemos interferir en ella’. Los funcionarios no siguieron presionándome para que firmara los papeles y se marcharon. Agradezco sinceramente su apoyo y espero seguir contribuyendo a la empresa».

Ningún ingreso encubierto

En China, era práctica común que las personas que hacían compras aceptaran sobornos de los proveedores y se embolsaran algo de «dinero gris». Durante los 12 años que compré suministros para la empresa, siempre me aseguré de que cada transición fuera precisa y transparente, sin embolsarme ni un céntimo.

El año pasado, compré dos artículos para la empresa en una tienda de comestibles y me cobraron 40 yuanes. Pedí un recibo y el cajero me preguntó qué importe debía escribir en el recibo. Me dijo que, hace un tiempo, un militar compró algo por más de 200 yuanes y le pidió que escribiera 700 yuanes en el recibo, para poder embolsarse los 500 yuanes de diferencia cuando recibiera el reembolso. Le expliqué que practico Falun Dafa; sigo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia y no haría cosas tan poco éticas. Comprendió los hechos y accedió a renunciar al PCCh cuando se lo pedí.

A menudo compro macetas y otras cosas en una tienda de porcelana. La dueña me ofrecía escribir un precio más alto en el recibo y yo siempre me negaba. Por curiosidad, me preguntó por qué. Le aclaré los hechos. Me dijo que me admiraba por seguir los principios de Falun Dafa.

El dueño de una floristería me dio un soborno de 2.200 yuanes después de que comprara productos por valor de más de 30.000 yuanes. Le devolví la totalidad del dinero y también le aclaré los hechos.

En otra ocasión, compré cigarrillos para la empresa y el dueño me dio algunas cajas de más por error. No se lo creía cuando volví y le pagué el dinero de los cigarrillos de más. Mientras hablaba con él, tres policías de tráfico oyeron nuestra conversación. El dueño me señaló y dijo a los agentes: “Los practicantes de Falun Dafa son buena gente”. El dueño solía ser hostil conmigo, pero cambió de actitud tras este incidente. Tanto él como dos de los tres agentes de tráfico acordaron renunciar al PCCh.

El mundo humano es un lugar para cultivarse

Después de tantos años trabajando para la empresa, mi sueldo y mis prestaciones no estaban a la altura de los de otros empleados de la empresa. A veces me parecía injusto, pero el Fa de Shifu me iluminó:

“La dificultad está en sufrir pérdidas consciente y claramente en medio de las ganancias y los beneficios de la gente común, si se mueve o no tu corazón ante los beneficios personales, si se mueve o no tu corazón en las intrigas y contiendas entre unos y otros, si se mueve o no tu corazón cuando tus parientes y amigos encuentran sufrimientos, y cómo evalúas todo eso. ¡Ser una persona que refina gong es justamente así de difícil!”. (Octava Lección,Zhuan Falun)

En mi trabajo diario, a menudo me viene a la mente este párrafo del Fa, que me guía para sortear diversos conflictos en el complejo entorno y me ayuda a desprenderme de mi apego al beneficio personal.