(Minghui.org) Un día me encontré por casualidad un pequeño bulto en el pie. No le presté mucha atención, pero se hizo más grande y más duro. Los pensamientos negativos empezaron a aflorar. Pensé: «¡Debería ir al hospital a operarme! No pasará nada si me lo extirpan con cirugía». Luego volví a pensar. Debería ir y discutirlo con la practicante Ping.

Me encontré con Ping en la carretera. Le conté lo del bulto en el pie y me dijo: «¡Quizás es porque eres una nueva practicante y estás experimentando la eliminación del yeli! No necesitas operarte. Aunque te operes, volverá a crecer. No te preocupes. Te pondrás bien». Pero el bulto crecía más y más cada día. Estaba preocupada y no dejaba de preguntarme: «¿Cómo puedo deshacerme de este bulto tan grande?».

Una noche, saqué la caja del collar que mi futura nuera me había comprado como regalo de Año Nuevo. Cuando la abrí, descubrí que la cadena del collar se había enredado y se había convertido en un gran bulto. No podía desatarla por más que lo intentaba. Estaba segura de que no había tocado el collar, así que ¿por qué estaba todo enredado? Me di cuenta de que la causa era el asunto entre mi futura nuera y yo, y el bulto que tenía en el pie también estaba relacionado con esto. Si quiero deshacer el nudo del collar, debo deshacer el nudo emocional entre mi futura nuera y yo. Ahora todo tenía sentido.

Empecé a calmarme y a mirar en mi interior. ¿Dónde me había equivocado? La prometida de mi hijo es del noreste de China. Sus padres se divorciaron cuando ella era pequeña y creció con sus abuelos. No quería que una chica de esa familia se casara con mi hijo. Me fijé en su situación: sus padres estaban divorciados, su familia no era rica y ella no tenía una buena educación. Pero a mi hijo le gustaba. ¿Qué me pasa? Es evidente que me cae mal. Mi hijo solía tenerme en cuenta en todo lo que podía, pero desde que conoció a su prometida, ya no se preocupaba tanto por mí. En cambio, obedecía a su novia y a veces me contestaba. Esto me enfadó mucho.

¿Qué apego tengo? Envidia y resentimiento. Cada vez que la prometida de mi hijo venía de visita, le daba miles de yuanes y le compraba comida deliciosa. Pero ella era fría como el hielo conmigo. Aunque me saludaba al entrar y se despedía al marcharse, su comportamiento me enfurecía. ¿Qué apego era ese? El deseo de buscar recompensa, el afán de beneficios, un desequilibrio en el corazón y la competitividad. Cada vez que mi hijo me llamaba para hablarme de su prometida, yo le gritaba. ¿Por qué? ¿Tenía miedo de que me criticaran? Tenía tantos malos pensamientos.

Envié fuertes pensamientos rectos: «Todas estas nociones no son mías», y las hice desintegrar del nivel macroscópico al microscópico. Las eliminé. Abrí de nuevo la caja del collar y desaté el nudo del collar. Cuando volví de aclarar la verdad aquella tarde, miré hacia abajo para quitarme los zapatos y descubrí que el gran bulto que tenía en el pie había desaparecido por arte de magia. Comprendí que había hecho bien en mirar hacia dentro y que Shifu me había quitado el bulto.

Gracias, Shifu. Gracias, compañeros practicantes.