(Minghui.org)  Recientemente me molesté cuando mis compañeros practicantes no respondieron los mensajes que les envié.

Pensé que eso no estaba bien por todo tipo de razones. Una pequeña voz dentro de mí me decía que estaban siendo irrespetuosos y maleducados al ignorar mi pregunta; incluso si no sabían la respuesta o no estaban de acuerdo conmigo, aún podrían haber respondido y dicho eso. Todos somos cultivadores veteranos y deberíamos poder hablar entre nosotros, incluso si no estamos de acuerdo. 

Como cultivadora, sabía que primero debería mirar adentro de mí, pero estaba tan alterada que no podía calmar mi mente. E incluso después de mirar adentro de mí durante unos días, no encontré ningún apego. En cambio, cuanto más pensaba en ello, más molesta me sentía. 

Shifu nos dijo:

“Que todos piensen de esta forma, en el primer pensamiento piensen en sí mismos y piensen en el problema; quien no lo hace así, no es un cultivador verdadero de Dafa. Esta es el arma mágica del xiulian, esta es una de las características de la cultivación de nuestros Dafa dizi. Cuando enfrentas cualquier asunto, el primer pensamiento es pensar en uno mismo, esto justamente se llama ´buscar hacia el interior´” (Que es un Dafa dizi, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. XI). 

¿Miré hacia dentro como mi primer pensamiento? Si no miro hacia adentro, no soy una discípula de Dafa. Este es un problema muy serio. Si esto continúa, creará una brecha entre los practicantes. Las viejas fuerzas estarán felices, pero ¿estará feliz Shifu?

Sólo entonces me di cuenta de que era la envidia lo que me hacía intolerante cuando pensaba que los demás me faltaban al respeto y me sentía vengativa. También descubrí que era muy egocéntrica, implacable y agresiva. Cuando hablaba, estaba llena de argumentos sólidos en la superficie, dejando a los compañeros practicantes sin palabras. Les dificultaba que me respondieran y luego los culpaba por no responder a mi mensaje. Al profundizar, también descubrí mi incapacidad para dejar de lado mi ego y el deseo de presumir o decirles a los demás lo que tenían que hacer. Cuando encontré estos apegos, ya no pensé que mis compañeros practicantes hicieran algo malo.

Shifu me ayudó a deshacerme de la envidia, la mentalidad de ostentación y otros apegos. Mi corazón se conmovió y las lágrimas brotaron de mis ojos: ¿Dónde en el mundo existe un método de cultivación que apunte directamente al corazón humano y mejore a uno tan rápidamente? ¡Shifu, qué suerte tengo de ser su discípula!