(Minghui.org) Cada vez que pienso en mis 20 años de cultivación de Falun Dafa, ¡no puedo expresar mi gratitud a nuestro compasivo Shifu con meras palabras! Mi mente y mi cuerpo se purificaron, y mi familia se benefició enormemente.

Me gustaría hablar de la recuperación de mi hija de la depresión, para mostrar la extraordinaria naturaleza de Falun Dafa.

Mi marido y yo vivimos en la ciudad de Wuhan y tenemos tres hijos: dos varones y una hija menor. Mi hijo mayor y mi hija, viven en la misma ciudad que nosotros, mientras que el otro hijo vive en otra ciudad. Cuando estaba en casa de mi segundo hijo cuidando de mi nieto, recibí una serie de mensajes de texto a mediados de diciembre de 2014, de mi hija, que trabajaba en un hospital. Sus palabras no eran claras y sentí que algo iba mal. Me preocupé y decidí ir a verla.

Salí por la mañana, llegué a Wuhan en tren y llegué al hospital de mi hija poco después de las dos de la tarde. Mi hija siempre había sido una niña vivaz, de personalidad alegre y sonrisa dulce. Pero, cuando la vi, parecía bastante confusa. Me dijo: «Por favor, llévame a casa». Los médicos y enfermeras del hospital me miraron extrañados. Fui a ver al director del hospital y le dije que mi hija quería renunciar. El director no me preguntó nada y se limitó a decir al departamento financiero que le liquidara el sueldo a mi hija.

Le dije a mi hija: «No he comido nada desde esta mañana. ¿Hay algún restaurante cerca? Voy a comer algo rápido y luego te ayudo a hacer la maleta». Mi hija me llevó a un pequeño restaurante situado detrás del hospital.

Pedí algo y justo cuando estaba a punto de comer, mi hija me dijo en voz bien alta: «¡Mamá, estoy embarazada!». Me quedé estupefacta. Mi hija no estaba casada. Su novio vivía lejos y aún no se habían comprometido.

Me sentí muy mal, pero me advertí mentalmente: «Soy una cultivadora de Dafa. Debo estar tranquila cuando me encuentro con cosas». Le dije a mi hija: «Vamos primero a hacer las maletas e irnos a casa». Ella me pidió que comiera primero, pero yo no podía comer nada. Llamé a mi hijo mayor para que viniera a llevarnos a casa. Me preguntó qué había pasado y le dije: «Nada. Tu hermana está cansada del trabajo y quiere descansar un poco en casa». De vuelta a casa, mi hijo me dijo que no tenía buen aspecto y me preguntó si estaba bien. Le dije que estaba bien y que quizá solo estaba cansada del viaje en tren.

Mi marido estaba fuera jugando al majiang. Limpié rápidamente una habitación para que mi hija descansara y luego preparé la cena. Mi marido volvió por la noche y me preguntó si todo iba bien. Le repetí lo que le había dicho a mi hijo y no hizo más preguntas. Después de cenar, se fue a ver la tele. Mi hija sólo comió un poco y subió a descansar.

Después de fregar los platos, le pregunté a mi hija qué le pasaba. Me dijo que llevaba dos meses sin poder dormir por la noche y que oía una voz durante mucho tiempo. Además, llevaba dos meses sin menstruar, por lo que sospechaba que estaba embarazada. Cuando le pregunté cómo, me contó que una de sus compañeras de clase la había llevado a patinar sobre hielo, pero ella no sabía patinar, así que su compañera le presentó a un chico para que le enseñara. Durante un descanso, el chico le dio algo de beber, y su mente se nubló después de beberlo. Cuando se despertó, no recordaba lo que había pasado. Me enfadé mucho y le grité: «¿Qué te he enseñado desde que eras pequeña? Como mujer, siempre debes controlarte y no relacionarte con chicos de forma casual. ¿Cómo has podido hacer algo tan vergonzoso?». Lloró y no dijo nada.

Después de calmarme pensé: «Soy una cultivadora. ¿Por qué me enfadé tanto? La mente de mi hija no está clara en este momento, y es difícil saber si lo que dijo era verdad o mentira. Tenía que tratarlo racionalmente». Le dije que la llevaría al Hospital de Mujeres y Niños para un examen médico a la mañana siguiente y le pedí que durmiera. Me dijo que no podía dormir. Le dije: «Si no puedes dormir, puedes estudiar Zhuan Falun conmigo». Aceptó. Ella no había practicado Dafa, pero siempre creyó en Dafa. Entonces leímos Zhuan Falun. Cuando llegó el momento de enviar pensamientos rectos, le pedí que recitara sinceramente «Falun Dafa es bueno, Verdad- Benevolencia- Tolerancia es bueno». Ninguna de las dos pudimos dormir aquella noche.

A la mañana siguiente, la llevé al hospital para que le hicieran una ecografía. El médico me dijo: «Su hija no está embarazada. No le pasa nada. Su estrés mental le ha causado los síntomas de la amenorrea. Que se quede en casa descansando y todo irá bien».

A pesar de ello, mi hija seguía sin poder conciliar el sueño. Decía que una voz le hablaba al oído, pero que no entendía lo que decía. Le pregunté: «¿Quieres ir al hospital para recibir tratamiento o estudiar el Fa conmigo?». Dijo que quería estudiar el Fa conmigo. Durante el día, aparte de cocinar y hacer las tareas domésticas, pasaba el resto del tiempo leyendo Zhuan Falun con ella. También lo estudiábamos por la noche.

Como mi hija y yo estábamos en el segundo piso y mi marido en el primero, él no sabía si dormíamos o no. Durante los días siguientes, fue a jugar al majiang como de costumbre. Al cuarto día, me preguntó: «¿Por qué estuvo anoche la luz encendida toda la noche?». Le conté la situación de nuestra hija. Inmediatamente quiso llevarla a un hospital psiquiátrico. Le dije: «Si la mandas allí, se arruinará su vida». En nuestro pueblo había varios niños con enfermedades mentales. ¿Se ha curado alguno de ellos en un hospital psiquiátrico?». Pero no estuvo de acuerdo. Durante el día ya no quería jugar al majiang. En lugar de eso, se quedaba en casa discutiendo conmigo.

Temía que esto afectara a nuestra hija, así que llamé a mi segundo hijo y le pedí que comprara billetes de tren para mi hija y para mí. Luego la llevé a su casa. Durante el día, ayudé a cuidar de mi nieto y a cocinar. Esa noche leí Zhuan Falun con mi hija.

Los síntomas de mi hija empeoraron la quinta noche en casa de mi hijo. Parecía haber perdido la memoria. Dijo que ya no reconocía las palabras, que no sabía utilizar el teléfono móvil y que no recordaba nada. Le mencioné los nombres de sus mejores amigos y compañeros de clase, pero no los reconoció. Los padres del novio de mi hija vivían en la misma ciudad que mi hijo, compraban fruta y venían todas las tardes a verla. Los primeros días, mi hija les llamaba tío y tía. Cuando perdió la memoria, dejó de reconocerlos. La madre estaba muy preocupada y dijo que debíamos llevar a mi hija al Hospital Psiquiátrico de Nanjing para que le hicieran un chequeo, y que ella iría conmigo. Pero el padre dijo que creía que Falun Gong es milagroso, y que debían escucharme. Seguí diciendo: «Su estado no es una enfermedad. Sólo está causado por el estrés mental. Síntomas como este son difíciles de curar en el hospital».

Mi corazón no se conmovió ante la situación de mi hija. Estudiando el Fa me di cuenta de que esto se debía al yeli que mi hija había acumulado a lo largo de sus vidas pasadas. Pensé: «¿Cómo podría un hospital de la gente ordinaria eliminar su yeli? Dafa es omnipotente y el poder de Shifu es ilimitado. Mientras crea firmemente en Shifu y en Dafa, mire hacia dentro y recorra el camino correcto de la cultivación, podré sin duda ayudar a mi hija a superar este momento difícil.»

Unos meses antes de esto, tuve un sueño muy claro: llevaba a mi hija a casa de mis padres. Cuando pasábamos junto a un arrozal, el campo se convertía en un estanque. Sin embargo, el agua estaba muy turbia. Mi hija se cayó al estanque cuando fue a lavarse las manos. Cuando la saqué, parecía ahogada. La abracé y lloré hasta que me desperté, y todavía tenía lágrimas en las comisuras de los ojos. Al recordar este sueño, me di cuenta de que lo que ella estaba viviendo era algo que estaba destinado a sucederle en la vida, y que era para que ella pagara su yeli de esta manera. También era para poner a prueba mi recta fe en Dafa y en Shifu.

Shifu nos dijo en Exponiendo el Fa en el Fahui de Australia: «¿No les he dicho que cuando una persona practica, toda la familia se beneficia?». Yo creía firmemente que Shifu me ayudaría a resolver las tribulaciones, pero había apegos humanos que necesitaba eliminar en el proceso. Miré hacia dentro y descubrí que tenía un apego profundamente oculto al egoísmo. No tenía la gran benevolencia y tolerancia que Shifu nos enseñó. Además, no pensaba en las cosas desde la perspectiva de mi hija al enfrentarme a sus problemas. Aunque desde pequeña ha sido una niña pura y bondadosa, le resultaba difícil no dejarse llevar por la corriente en un entorno social corrupto causado por el Partido Comunista Chino (PCCh ).

Todas las noches seguía leyéndole Zhuan Falun y cada hora enviaba pensamientos rectos. La tercera noche después de que perdiera la memoria, me quedé con ella hasta las tres de la madrugada y le pregunté si tenía sueño. Dijo que no, así que le dije: «¿Qué tal si te cuento una historia?».

La historia real de la adopción de una niña

La historia que le conté trataba de su verdadera experiencia de vida. Empecé así: «Érase una vez una pareja de granjeros. Eran pobres pero amables. Tenían dos hijos, pero deseaban tener una hija. El deseo de la pareja fue conocido por los dioses del Cielo, y su deseo se cumplió.

«Hace unos 23 años, en mayo, una mañana, el esposo vio a una niña abandonada en el piso frente a la Oficina de Asuntos Civiles. La niña sólo tenía unos cinco o seis meses. Llevaba un viejo vestido de una sola capa y tenía un trozo de trapo debajo. A su lado había un papel con su fecha de nacimiento. La niña tenía los ojos abiertos y miraba a la gente que estaba a su alrededor. La Oficina de Asuntos Civiles aún no había abierto. Los curiosos la rodearon, pero nadie quiso recoger a la niña.

«El esposo se compadeció de ella y se la llevó a casa. La pareja trataba a la niña como si fuera su propia hija. Vivían con frugalidad, pero estaban dispuestos a gastar dinero para comprar leche en polvo para la niña. La abrigaban en invierno y la mantenían fresca en verano. Cuando había buena comida, siempre se la daban primero. Sus dos hermanos también eran muy amables con ella y la dejaban comer y beber primero. El matrimonio se alegró mucho de ver crecer feliz a la niña, sobre todo porque gozaba de buena salud. Fue a la escuela, se graduó y empezó a trabajar. Pero, poco después de empezar a trabajar, experimentó una gran tribulación. La madre se culpaba por no haber cumplido su deseo de guiar a la niña por el camino de la cultivación de Dafa, lo que hizo que ella perdiera gradualmente su naturaleza bondadosa en la sociedad contaminada».

Mientras me escuchaba, mi hija pasó de sollozar a romper a llorar. Le dije con lágrimas en los ojos: «Hija mía, llora. Llora todas las quejas de tu corazón». Desde pequeña, otros adultos y niños del pueblo decían a menudo que era adoptada. No podíamos hacer mucho para evitar que los demás hablaran de ello. Por eso, mi hija sufría mucho al oírlo. Después de llorar, dijo que quería dormir. Esa noche pudo dormir con normalidad.

Pero se le hinchó la cara. Estaba tan hinchada que apenas podía abrir los ojos. Al cabo de dos días, la hinchazón empezó a remitir. Entonces, le aparecieron pequeñas erupciones rojas y densas a ambos lados de las sienes y, poco a poco, las erupciones le cubrieron toda la cara. Sabía que era una buena señal, pues Shifu la estaba purificando. Cuando las pequeñas erupciones estaban en proceso de curación, su memoria también se fue recuperando gradualmente, y se restableció por completo cuando las erupciones desaparecieron. Además, su menstruación, que había cesado durante varios meses, se normalizó. Desde el momento en que la llevé a casa por primera vez, bajo la misericordiosa protección de Shifu, la depresión y la amnesia de mi hija se curaron milagrosamente en menos de un mes. Esto no lo puede explicar la medicina moderna.

Mi hija y su novio pronto se comprometieron y se casaron en 2015. Mi hija dio a luz a una niña en 2016, que es vivaz y encantadora.

En un abrir y cerrar de ojos, han pasado 10 años. Cada vez que pienso en las tribulaciones por las que he pasado con mi hija, sé que sin la protección y las bendiciones de Shifu, las consecuencias serían inimaginables. Toda mi familia y yo estamos muy agradecidos a Shifu por su misericordiosa protección y salvación.

¡Gracias, Shifu!