(Minghui.org) Recientemente cuidé a mi hija después de que dio a luz, y mientras estaba en su casa, vi mi sentimentalismo y apego hacia ella. A través del estudio del Fa, me di cuenta de mi problema, rectifiqué mis errores y renuncié a mis emociones sentimentalistas. Me gustaría contarles mis experiencias.
Mi hija siempre me ha apoyado en la práctica de Falun Dafa, y nos llevábamos bien antes de que ella tuviera al bebé. Ella era de edad avanzada cuando quedó embarazada, así que decidí cuidarla bien para que pudiera recuperarse rápidamente. Me retiré de mi trabajo y me fui a vivir con ella.
Lo que yo no esperaba, era que se convirtiera en una persona diferente después de tener a su bebé. Compraba ingredientes caros y preparaba comidas nutritivas, pero no importaba lo que hiciera, ella me criticaba. Gastaba la mitad de mi pensión para hacerle tres comidas al día y me encargaba de todas las tareas domésticas. Se negaba a probar la sopa que yo preparaba cuidadosamente. Cuando le dije que ya no le haría sopa, porque no le gustaba, se quejó de que la regañaba.
Cuando le hacía una pregunta, en lugar de responder, me miraba de manera extraña y me hacía preguntas condescendientes. Si yo volvía a hacer la pregunta, se enfadaba. Esto a veces sucedía frente a su esposo y su madre, y yo me sentía avergonzada.
Me regañaba por cosas triviales, como si fuera una niña y me miraba con rabia. Una vez, se enojó porque dijo que el plato que yo había cocinado, no contenía suficiente carne. Cuando le pregunté qué quería cenar, se irritó y dijo que no quería comer. Cuando escuché llorar al bebé, dudé en hacer algo porque no estaba segura de si ella quería que la ayudara. Un día me dijo que nunca más me volvería a escuchar. Todas estas cosas me rompieron el corazón.
Traté de ser comprensiva. Me recordé que ella era madre primeriza y que podría tener cambios de humor o depresión posparto. Sabía que debía actuar como una practicante y ser tolerante. Desafortunadamente, después de un tiempo, llegué a estar como una persona común. Me molestaba que no me respetara como su madre y no estuviera agradecida por las cosas que hacía. Se negaba a escuchar mis sugerencias sobre el cuidado de los niños o a reconocer el trabajo que yo hacía y el tiempo que sacrificaba. Me puse infeliz y pensé en irme a casa.
Cuando hablé con mi esposo y otros practicantes por teléfono sobre cómo ella me trataba, me guiaron usando los principios del Fa y me dijeron que mirara hacia adentro. Parecía que no era capaz de hacerlo, mis emociones negativas se intensificaron y lloré mucho.
Un día, mientras trabajaba en la cocina, ella gritó desde su habitación y me dijo que cuidara al bebé. Cuando no la escuché, llamó a mi teléfono celular, que había dejado en mi habitación. Hizo una rabieta y me disculpé en voz baja, para no asustar al bebé. Otro día, sacamos a pasear al bebé y ella me gritó en público sobre algo trivial. Fue la gota que colmó el vaso. Le respondí gritando. Decidí irme a casa e hice la maleta. Su suegra me convenció para que me quedara.
Esa noche, no podía concentrarme cuando estudié el Fa, cada palabra que mi hija me había dicho se repetía en mi cabeza, y no podía dejar de llorar. De repente, me vinieron a la mente las palabras "demasiado metida en el drama". ¡Exactamente! Me di cuenta de que estaba proyectando sobre mi hija, demasiado interés propio. Trabajé incansablemente para ayudarla, pero tenía la intención egoísta de que ella reconociera lo que hacía y me estuviera agradecida.
A través del estudio del Fa, mi perspectiva cambió y pude analizar la situación. Entendí que mi hija estaba tratando de ayudarme a mejorar. Todas las cosas duras que dijo fueron oportunidades para que yo mejorara mi xinxing. Ellas expusieron mis apegos a no querer ser criticada, al miedo, a la envidia, a la competencia, al querer ser retribuida por lo que hacía, al odio, a la comodidad, al interés propio y al reconocimiento.
Todo lo que encuentro en la cultivación está ahí para ayudarme a eliminar las nociones humanas. Mi hija era como un espejo que reflejaba mis defectos. Cuando me quejaba de ella, no estaba cultivando el habla. Mi resentimiento era una manifestación de lo malvado. Todos mis pensamientos y apegos negativos hicieron que ella tuviera sentimientos y comportamientos negativos.
Mi mentalidad se iluminó y la sensación opresiva y el resentimiento desaparecieron. Estaba agradecida con mi hija por ayudarme a mejorar. También le agradecí a Shifu por arreglar esta oportunidad para rectificar mis nociones y alcanzar una mente compasiva.
En un artículo de Minghui.org, un practicante dijo que debemos apreciar cada conflicto que desgarra nuestros corazones, porque es una oportunidad para que nos limpiemos. El dolor y el sufrimiento no tienen precio, ya que nos traen gloria. A través del estudio del Fa, mi dolor disminuyó y ya no sufría tanto. Un día, se me ocurrió que era mi sentimiento el que causaba todo el dolor y el sufrimiento. Cuanto más sentimiento sentía por mi hija, más dolor sentía.
Las cosas que hizo mi hija no me habrían molestado, si hubiera visto a otras tratar a sus madres de esta manera. Me molestaban precisamente porque tenía sentimientos hacia mi hija. El sentimentalismo causa que uno persiga y ser egoísta. Debería desechar los sentimientos para poder tratar a todos los que me rodean con compasión.
Cuando mejoré mi cultivación, la actitud de mi hija hacia mí también mejoró, y comenzó a apreciar lo que yo hacía. Agradezco a Shifu por permitirme ver mis apegos y ayudarme a eliminarlos.
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Categoría: Mejorándose uno mismo