(Minghui.org) Sólo he practicado Falun Dafa durante unos pocos años y no siento que haya sido diligente en hacer las tres cosas. Recientemente me di cuenta de que mi estado mental mientras envío pensamientos rectos no es bueno, especialmente cuando los envío a las 12:00 a. m. Mi mente no está clara en absoluto.

Cuando envío pensamientos rectos durante el día, rara vez tengo la palma de la mano erguida y me cuesta mantener la concentración. Cuando esto ocurre, mi madre me recuerda que enderece la palma de la mano. Al principio no me importaba, pero cuando me lo recordaba con frecuencia, me enfadaba. Le dije que se centrara en sí misma y dejara de mirarme. También le dije que no podía estar tranquila por sus interferencias.

A veces me movía para que no pudiera verme, y pensaba que tenía demasiado sueño como para fijarse en mí.

Una mañana, mientras estábamos enviando pensamientos rectos, me dijo en voz baja: «Me gustaría hablar contigo de algo».

«Pero no quiero hablar contigo». le contesté.

Mi madre me dijo que veía grandes manchas de sustancias negras alrededor de mis párpados, y que incluso podía verlas con los ojos abiertos.

Me sorprendió oír esto. Había leído cosas así en artículos de intercambio escritos por otros practicantes. Me di cuenta de que ocurría porque últimamente no había enviado pensamientos rectos correctamente y había sustancias negativas en mi campo dimensional. También me di cuenta de que Shifu me lo estaba recordando a través de mi madre. Me sentí avergonzada por haber causado problemas a Shifu. Sé que mi estado de cultivación no ha sido bueno últimamente, pero en lugar de ser diligente, me sentí resentida hacia mi madre, que se dio cuenta de mis problemas y amablemente me lo recordó. Cultivé muy mal.

Cuando hice los ejercicios con otra practicante el año pasado, no paraba de decirme que algunos de mis movimientos no eran correctos. Aunque en apariencia permanecía tranquila, me molestaba y pensaba: «¿Por qué me observas? ¿Cuál es tu intención? Tus movimientos ni siquiera son tan buenos como los míos y, sin embargo, siempre me señalas con el dedo». Me sentí muy desequilibrada. Ahora me daba cuenta de que sólo intentaba ayudarme y debía estarle agradecida.

Shifu dijo:

“Si siempre rechazas los reproches y las críticas, ¿es eso cultivación? ¿Cómo sería eso cultivación? Te has acostumbrado a enfocarte en las deficiencias de los otros, y nunca tomas en serio el examinarte a ti mismo. Cuando la cultivación de los otros un día tenga éxito, ¿qué será de ti? ¿Acaso Shifu no está esperando que te cultives bien? ¿Por qué no aceptas las críticas, y sigues enfocándote en otras personas? ¿Por qué no te cultivas para adentro y examinas tu propio ser?" (Exponiendo el Fa en la ciudad de Los Ángeles).

Cuando me evalué en relación con las enseñanzas del Fa de Shifu, me sentí avergonzada. Shifu habló de este tema anteriormente, pero me acabo de dar cuenta ahora. Empecé a mirar hacia dentro y reflexioné sobre mí. Descubrí muchos de mis apegos humanos: Siempre trato de guardar las apariencias; me gusta que me alaben y me siento desequilibrada cuando las cosas no salen como yo quiero; no me gusta que me critiquen y tiendo a menospreciar a los demás; a menudo señalo con el dedo a los demás, me siento envidiosa y albergo resentimiento, etcétera. Cuando alguien me critica, pienso: «Tú tampoco lo has hecho bien, y aun así me críticas».

Todo esto es la forma de pensar de la cultura del Partido Comunista. Me quedé muy sorprendida cuando me di cuenta de mis apegos y de mi deformada forma de pensar. Me siento muy agradecida al Shifu y a todos los compañeros que han señalado mis defectos.

Gracias, Shifu. Gracias, compañeros.