(Minghui.org) Una practicante local me trajo una caja de caquis, que un hombre chino de 81 años le había pedido me diera. El hombre le había dicho: "Los que practican Falun Gong son grandes personas".

Un día antes, la practicante me había pedido que la ayudara a llenar un formulario. Cuando llegué a su apartamento, ya eran las 23:30. Cuando terminé de llenar el formulario, era medianoche. Al salir del ascensor me encontré con un anciano asiático. Me preguntó en un inglés entrecortado si podía hacerle un favor. Le contesté: "claro". Me dijo que había bajado a tirar la basura y había dejado la llave en el departamento accidentalmente. Se había quedado fuera.

Me preguntó si podía llamar a su hijo y pedirle que le dejara una llave de repuesto. Llamé dos veces al número del hijo, pero no contestó nadie. Le pregunté si era chino y me dijo que sí. Le pregunté qué pensaba hacer y me dijo que no tenía más remedio que pasar la noche en el sofá de la recepción de la primera planta hasta que llegara alguien a la oficina a las 8 de la mañana.

Vi que iba en pijama. Hacía frío en la recepción y me preocupaba que pudiera resfriarse. Le dije: "Si tiene la dirección de su hijo, puedo llevarle allí a recoger la llave". Se alegró muchísimo y me dijo que sí sabía dónde vivía su hijo.

Por el camino, le conté por lo que su vecina, la practicante a la que yo había ayudado a llenar el formulario, había pasado en China, por negarse a abandonar su práctica de Falun Dafa (también conocida como Falun Gong). La practicante estuvo detenida más de tres años. Ahora tiene 70 años y se vio obligada a vivir fuera de China para evitar la persecución del Partido Comunista Chino (PCCh). Si yo no hubiera ido a ayudarla a llenar el formulario, no habría conocido a este hombre.

Adivinó que yo también practicaba Falun Dafa. Me hizo algunas preguntas sobre las ventajas de practicar Falun Dafa y sobre el llamamiento del 25 de abril. Le expliqué que el PCCh había inventado muchas mentiras para denigrar la práctica.

Me dio las gracias cuando llegamos a casa de su hijo y me dijo que condujera con cuidado a casa. Me dijo que iba a pedirle a su hijo que le llevara a su casa. Miré la hora y era casi la 1 de la madrugada. Le dije: "Deje que yo lo lleve a su casa. Si despierta a su hijo, él no podrá volver a la cama y eso afectará su trabajo mañana".

El hombre no esperaba que me ofreciera a llevarle a casa. Me dijo repetidamente: "Es usted tan buena". Entró rápidamente a la casa de su hijo desde el garaje, tomó la llave de repuesto y se subió a mi coche. En el camino de vuelta, me hizo varias preguntas sobre Falun Gong. Cuando llegamos a su apartamento, él ya tenía un conocimiento básico de la práctica.

Me dijo que se había mudado al apartamento hacía un año y que en el pasado había entendido mal la práctica de Falun Gong. Era la primera vez que conocía a una practicante de Falun Gong. No se había dado cuenta de que los practicantes de Falun Gong son tan buenos. Le dije que los que practicamos Falun Dafa, de verdad seguimos las enseñanzas y somos atentos.

Le vi entrar en su edificio antes de volver a casa. Cuando llegué a casa, era la una y media de la madrugada.

Al día siguiente, el anciano tomó una caja de caquis que había recogido del árbol del patio trasero de su hijo y fue al apartamento de su vecina. No podía contener lo conmovido que estaba por mi actitud y pidió a la practicante local que me diera los caquis.

Estoy agradecida a Shifu por traerme a una persona predestinada que fue engañada por la propaganda del PCCh y por darle la oportunidad de conocer la verdad.