(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en enero de 1997, y ahora tengo 83 años. Recordando mi camino de cultivación durante los últimos 26 años, estoy llena de gratitud por la gracia de Shifu. Solía sufrir múltiples enfermedades y tenía una fuerte mentalidad competitiva. Falun Dafa me dio una nueva vida y me convertí en una persona sana, feliz, sincera y compasiva.

Comprendí el propósito de la vida y por qué estaba tan enferma. Habría muerto dos veces sin la compasiva protección de Shifu. Sé que Shifu prolongó mi vida y me gustaría expresar mi gratitud por su compasiva salvación.

Un día de junio, intenté levantarme del sofá, pero me pesaban tanto las piernas que no podía mantenerme en pie. Llamé a mi marido. Entró corriendo en la habitación y me sostuvo para que no me cayera. Tuve que ir al cuarto de baño con la ayuda de mi marido. Me llevó de vuelta al sofá. El dolor me mantuvo despierta toda la noche.

El despertador sonó a las tres de la madrugada. Era la hora de levantarse para hacer los ejercicios, pero me dolían demasiado las piernas para moverlas. Recordé las palabras de Shifu:

“En medio de una calamidad real o en medio de un obstáculo, prueba un poco. Si es difícil de soportar, trata de aguantar un poco, si ves que no se puede hacer, que es difícil de hacer, entonces prueba un poco y ve, si al fin y al cabo, se puede hacer o no. Si realmente lo logras, descubrirás verdaderamente que tras el verde oscuro del sauce se hayan resplandecientes flores y una nueva aldea” (Preguntas y respuestas en la Enseñanza del Fa en Jinan, Zhuan Falun Fajie).

Me sobrepuse al miedo al dolor y me levanté lentamente. Le pedí a mi marido que me trajera una esterilla e hice los cinco ejercicios apoyada en el somier de la cama.

Después de enviar pensamientos rectos a las 6 de la mañana, llamé a la practicante con la que pensaba salir para aclarar los hechos sobre Falun Dafa. Le pedí que viniera directamente a mi casa. Envié pensamientos rectos durante media hora después del desayuno y le rogué a Shifu que me permitiera salir. A pesar del dolor, no quería saltarme ningún día de aclaración de la verdad porque la gente estaba esperando oír la verdad. Me negaba a reconocer cualquier arreglo que me impusieran las viejas fuerzas. Si se trataba de un proceso de eliminación de yeli arreglado por Shifu, le rogué que me dejara soportarlo más tarde. Shifu ya había cargado con tanto por mí, que yo debía soportar mi parte.

Le conté sobre mi dolor a la practicante cuando llegó. Le dije: "Saldré contigo como habíamos planeado, pero puede que necesite que me ayudes". Ella estuvo de acuerdo. Para mi sorpresa, mis piernas se sintieron más fuertes tan pronto como salí por la puerta. Antes de darme cuenta, el dolor había desaparecido por completo. Con la ayuda de Shifu, esa mañana ayudé a seis personas a renunciar a las organizaciones comunistas y le hablé a mucha gente sobre Falun Dafa.

La mañana del 1 de agosto de este año, mi marido y yo terminamos de hacer los ejercicios. Se acercaba la hora de enviar pensamientos rectos, pero mi marido insistió en salir a por agua. Me sentí frustrada y le dije que primero enviara pensamientos rectos, pero se negó a escuchar. Abrió la puerta y se fue. Estaba tan enfadada que todas mis quejas contra él resurgieron. Mi mente estaba tan perturbada que no podía concentrarme mientras enviaba pensamientos rectos.

Cuando intenté levantarme después de enviar pensamientos rectos, me sentí pesada e inestable. Mi cuerpo se inclinó hacia atrás. Grité: "¡Shifu, por favor, sálvame!". Caí de espaldas al suelo y no podía moverme, pero mi mente estaba despejada. Le supliqué a Shifu que me ayudara.

Poco después, pude mover los brazos y las piernas y me levanté lentamente. Comprobé todo y vi que estaba bien. Me di cuenta de que el mal en otras dimensiones se había aprovechado de mis brechas. Aunque parecía correcto decirle a mi marido que enviara pensamientos rectos, no me hizo caso. Reflexioné sobre mí y mi cultivación, y encontré muchos apegos.

Mi marido

En primer lugar, siempre he menospreciado a mi marido. Pensaba que era pobre, sin buena educación, incompetente y que no sabía cómo trabajar con la gente. Utilicé mis contactos para ayudarle a trasladarse a nuestra ciudad. Me creía capaz y superior.

En segundo lugar, le guardaba rencores. A mi marido no le gustaba aceptar mis consejos sobre hacer las tres cosas. Él no había adquirido una comprensión clara del Fa ni había hecho nada para aclarar los hechos sobre Falun Dafa. Incluso se quejó de mis actividades de aclaración de la verdad. Me pareció decepcionante.

De hecho, mi marido tiene muchos méritos. Lleva más de 20 años ocupándose de todas las tareas domésticas, porque yo salgo a aclarar los hechos de Falun Dafa todos los días, llueva o haga sol. Salgo a las 7 de la mañana y vuelvo hacia el mediodía. Cuando llego a casa, él ya tiene preparado un delicioso almuerzo. También lava los platos y nunca me deja hacer nada. Al ver lo somnolienta que estoy mientras envío pensamientos rectos, me recuerda que me acueste pronto y que no lea demasiado por la noche. Siempre cuida de mí.

Cuando las autoridades locales vinieron a nuestra casa a presionarme para que dejara de practicar, mi marido mostró un gran sentido de la justicia y se negó a cooperar con ellos. Mientras estuve encarcelada, mi marido protegió los libros de Falun Dafa. Cada vez que experimentaba síntomas de yeli enfermedad, él cuidaba muy bien de mí.

Como cultivadora, debo centrarme en los méritos de los demás en lugar de en sus defectos. Además de mirar hacia adentro, también debo ayudarle a mejorar su comprensión del Fa, y ayudarle compasivamente. Cualquier negatividad va en contra de los principios de la compasión y debe ser eliminada. Después de corregir mis nociones, no me sentí enfadada ni perturbada al oír los comentarios ofensivos de mi marido. En lugar de eso, le di las gracias mentalmente por haberme ayudado.

También me di cuenta de que cada uno tiene una comprensión diferente en función de su nivel. La cultivación no es algo que alguien pueda hacer por ti. Cada uno tiene que recorrer su propio camino. Puedo ayudar a mi marido, pero no puedo meterle prisa ni resolver sus problemas. Eso sólo aumentaría mis apegos. Dado el tiempo limitado para la cultivación, debo atesorar las fugaces oportunidades para cultivarme diligentemente y cumplir mi misión de salvar a los seres conscientes. No puedo defraudar a Shifu ni a los seres conscientes.

¡Gracias, Shifu por tu profunda gracia! También doy las gracias a mi marido por su gran apoyo y ayuda.