(Minghui.org) Cuando un compañero practicante y yo salimos a aclarar la verdad, un hombre de mediana edad caminaba junto a nosotros. A juzgar por su paso, parecía que había estado bien entrenado y yo dudaba un poco en acercarme a él. Pero luego pensé que no era fácil encontrarme con una persona así y que sería una lástima perder esta oportunidad. Cualquiera que sea su ocupación, se le debe dar la oportunidad de salvarse.

Hablé y fui al grano después de unas pocas palabras. Él soltó: "¿Sabes lo que hago?" Las palabras “oficial vestido de civil” pasaron por mi mente. Por mis años de experiencia aclarando la verdad, sabía que esos oficiales tendían a decir esto.

Respondí con calma: “No importa lo que hagas, primero debes ponerte a salvo. ¡Necesitas poner a salvo tu vida antes de hacer cualquier otra cosa! ¡No pierdas esta oportunidad de salvarte! Te digo esto porque pareces una buena persona”.

Me respondió que era la peor clase de persona. Respondí: “No puedo estar equivocado. ¡Sé que eres una buena persona y una buena persona debería salvarse! Te daré el seudónimo de ‘Fu Yuan’ (“Bendición” en chino) y te ayudaré a renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh) y sus organizaciones afiliadas”. Cuando escuchó 'Fu Yuan', exclamó: "¡Ese es un nombre realmente bueno! De acuerdo".

Me dijo que sólo se había unido a los Jóvenes Pioneros. Mientras continuaba aclarándole la verdad, me escuchaba atentamente y me hacía preguntas. Se las contesté todas y quedó satisfecho. Me dijo que había estado en el extranjero y que conocía la popularidad de Falun Dafa.

El otro practicante nos siguió y envió pensamientos rectos. El hombre escuchó mientras yo seguía hablando. Después de pasar una segunda curva, dijo: “¿Por qué sigues caminando conmigo? Hemos recorrido un largo trecho”. Le dije que sólo dejaría de hacerlo cuando comprendiera plenamente la verdad. Le pareció bien.

Charlamos como viejos amigos y básicamente le conté todo lo que sabía y lo que pensé que necesitaba entender. Pero cuando más tarde recordé esta experiencia, descubrí que todavía existía el apego al miedo del que necesitaba deshacerme.

Tenemos un mercado dominical en nuestra área al que muchos practicantes van a aclarar la verdad. Una vez me encontré con varios practicantes en una intersección cercana. Después de saludarnos, tomamos caminos separados para encontrar personas predestinadas.

Me acerqué a un hombre que estaba parado junto a un triciclo no muy lejos y le dije: “¡Hola! ¿Ha oído hablar de renunciar al PCCh para garantizar su seguridad? El PCCh es corrupto y ha matado a mucha gente inocente en sus campañas. ¡Ahora está persiguiendo a los practicantes de Falun Dafa así que Dios lo eliminará! Eres parte de él una vez que te afilias. Si no lo abandona, perecerá junto con él”. Dijo que era agricultor y que sólo se había unido a los Jóvenes Pioneros. Le puse el seudónimo de “Tian Feng”, que significa “Una buena cosecha”, para renunciar.

Me acerqué a una mujer al otro lado de la calle y le expliqué los hechos sobre Falun Dafa y le dije por qué debería renunciar al Partido. Renunció fácilmente al PCCh y a sus afiliados. Un hombre estaba parado a unos metros de distancia, así que me acerqué a él y, fácilmente, conseguí que también renunciara al PCCh.

Otra practicante se acercó y preguntó: "¿Conseguiste que la primera persona renunciara al PCCh?". Dije que sí. Me preguntó sobre la segunda persona con la que había hablado y le dije que esa persona también había renunciado. Le pregunté por qué estaba preocupada, pero no me respondió. Me preguntó sobre la tercera persona con la que había hablado y le dije que también renunció.

Cuando le pregunté qué pasó, dijo que ella misma había hablado con los tres antes y que ninguno renunció. Pero como lo hicieron cuando yo les hablé, se preguntaba por qué.

Le dije lo que entendía: “Tenían mucho apetito. No se saciaron cuando les hablaste. Necesitaban más pan, y yo se lo di”. Eso tenía sentido para ella y continué: “O tal vez son seres conscientes [que pertenecen] a mi mundo, por lo que tuvieron que venir a mí para renunciar al PCCh”.

El mercado estaba a punto de cerrar alrededor del mediodía. Un grupo de practicantes se reunió frente a un puesto. Algunos compraban fruta y otros charlaban, pero nadie le aclaró la verdad a la dueña del puesto. No sabía por qué, pero pensé que no debíamos perder esta oportunidad, así que después de que los demás se fueron, me acerqué y traté de hablarle.

Tan pronto como abrí la boca, me dijo enojada: "No me digas...". Parecía estar buscando a alguien contra el que desahogar su ira, y yo estaba allí. Una persona a mi lado, me dijo: "¡Está de mal humor, será mejor que te mantengas alejado!". Me fui frustrado.

Después de regresar a casa, me pregunté por qué sucedió aquello. Recordé lo que había sucedido esa mañana paso a paso, y recordé la mentalidad que tenía cuando hablé con el compañero practicante. Cuando traté de explicarle cómo entendía la situación, me sentí un poco complaciente, pensando que lo había hecho bien. Este apego permitió que el mal se aprovechara de mí: “Lo estabas haciendo bien, vamos a ver cómo va ahora”.

Mientras escribo este artículo, realmente me he dado cuenta de que cada pensamiento es importante para un cultivador. ¿No estaba yo codicioso del mérito del Cielo? Shifu nos enseñó: "La cultivación depende de uno mismo, el gong depende del shifu" (Primera lección, Zhuan Falun). Todo lo hace Shifu. Simplemente movía mis piernas y mi boca, mientras que Shifu les concede a sus discípulos su poderosa virtud y su sabiduría. ¿De qué podía sentirme tan orgulloso? De ahora en adelante, necesito vigilar todos y cada uno de mis pensamientos.

Un día me encontré con un policía que conocía. En la comisaría le habían puesto a cargo de la administración de los campos de trabajos forzados, y parecía que le fuera bien en su trabajo. Pero cuando lo vi aquel día, parecía completamente diferente, como si hubiera sufrido un derrame cerebral. Tenía sólo 50 años, pero ya no podía trabajar. Pensé: “Parece que su naturaleza no es tan mala. Los dioses y los fo son misericordiosos y le hacen sufrir su debida retribución temprana para evitar que cometa más crímenes contra Dafa y los Dafa dizi”.

Parecía enfermo y frustrado cuando me vio. Sentí pena por él y decidí salvarlo. Le aclaré la verdad y le pedí que renunciara al PCCh. Él estuvo de acuerdo, pero dijo algo acerca de que su situación era injusta. Le pedí que pensara en lo que había hecho cuando se trataba de perseguir a Falun Dafa. Dijo: "He tratado a los practicantes bastante bien". Le pedí que lo pensara detenidamente y me fui. Más tarde le dijo a otro practicante que sus malas condiciones eran el resultado de haber recibido la debida retribución.

Una mañana, otro practicante y yo salimos y conocimos a alguien de unos 60 años que parecía un supervisor. Le dije: “¿Cómo está? ¿Ha venido caminando hasta aquí? Me respondió que sí, así que le dije: "Parece un supervisor". Me sonrió y dijo que había sido supervisor de cierta unidad antes de jubilarse, así que pensé que debía ser miembro del PCCh.

“Es una suerte que nos hayamos encontrado aquí hoy. Hay algo importante que tengo que decirle. ¿Ha oído hablar de renunciar al PCCh para ponerse a salvo? Significa renunciar al PCCh, a la Liga Juvenil y a los Jóvenes Pioneros”.

Me escuchaba pacientemente, así que continué: “Es posible que haya visto los mensajes ‘El Cielo eliminará al PCCh’ y ‘Renuncie al PCCh, a la Liga Juvenil y a los Jóvenes Pioneros para ponerse a salvo’ en los postes de los servicios públicos. El PCCh es ateo y no cree en lo divino. Más de 80 millones de personas inocentes han muerto en sus campañas.

“Los funcionarios veteranos fueron asesinados durante la Revolución Cultural. Estudiantes universitarios fueron asesinados a tiros en 1989. Las personas de buen corazón que practican la Verdad, la Benevolencia y la Tolerancia han sido perseguidas desde 1999. El PCCh incluso le extrae los órganos a practicantes vivos que están encarcelados. Lo divino erradicará al PCCh. Si te has unido a sus organizaciones, eres parte de ellas. Si no lo deja, resultará perjudicado cuando se erradique.

“Le daré un seudónimo para ayudarle a renunciar al PCCh y a sus afiliados, y mantenerse a salvo ¿De acuerdo?". Aceptó de buena gana.

Me preguntó en qué trabajaba y le dije que me había retirado de cierta unidad. Luego me preguntó si conocía a cierta persona y lo dije que sí. Me nombró a otra persona y le dije que también la conocía. Luego preguntó por dos personas más, a quienes también conocía. Dijo que todos le habían pedido que renunciara al PCCh, pero se había negado. No sabía por qué estuvo de acuerdo en hacerlo cuando le hablé. Se echó a reír. Se le veía realmente feliz. La risa provenía desde el fondo de su corazón.

Algunas personas son realmente difíciles de salvar, como esta persona. ¿Cómo de grande era su apetito? No se había saciado después de haber comido tantos trozos de pan y aún necesitaba más. Para que esa persona se salvara, Shifu hizo arreglos para que muchos practicantes le aclararan la verdad.

Pensé: “¿Cuántas dificultades tiene que pasar Shifu para salvar a un Dafa dizi de regreso al Cielo? ¿Cuánto esfuerzo se necesita para salvar a todos los seres conscientes del universo? Ni siquiera puedo imaginármelo. Todo lo que puedo hacer es trabajar duro, cultivarme bien y salvar a más personas”.