(Minghui.org) Mi esposo y yo somos practicantes veteranos que iniciamos la cultivación de Falun Dafa en 1996. Ambos tenemos más de 70 años. Durante más de 20 años, con la protección compasiva de Shifu, hemos llegado hasta aquí. Sólo cultivando diligentemente, podemos retribuir la compasión de Shifu.

La falsa ilusión de infarto cerebral desintegrada en una semana

Mis ojos y boca de repente se torcieron, y mi lengua se puso rígida en noviembre de 2021. No podía controlar las manos ni los pies y perdí la movilidad del lado derecho. No podía sentarme, comer ni ir al baño sola. Lloraba constantemente. Me había cultivado durante más de 20 años y sentía que había defraudado a Shifu. Cuando me invadían los pensamientos negativos, me tumbaba en la cama, lloraba y me dormía. Cuando me despertaba, volvía a llorar.

Cuando mi hija me vio así, me preguntó: "Mamá, ¿no sabes practicar Dafa?". "Sí, sé", le contesté".

Luego me preguntó: "¿Sabes hacer los ejercicios?". "Claro que sí", respondí.

Luego me preguntó: "¿Sabes enviar pensamientos rectos?". "Sí que sé", respondí.

"Le pediste a la gente común que recitara ¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad, Benevolencia y Tolerancia es bueno!". Pero, ¿lo recitaste tú? Tienes una gran cantidad de yeli, pero no quieres soportar ni siquiera un poco. ¿Eres digna de Shifu? Si no fueras practicante, estarías así a los 50 años. ¡Estoy segura de ello!", dijo.

Comprendí que era Shifu quien utilizaba a mi hija para darme una pista. A la mañana siguiente, empecé a hacer los ejercicios de Dafa. Podía hacer la meditación sentada, pero me resultaba bastante difícil hacer los ejercicios de pie, ya que no podía levantar los brazos.

Por suerte, mi esposo, también practicante, me ayudó. Cuando sostenía la rueda, él me sujetaba los brazos. Cuando estaba a punto de caerme, me sostenía con su cuerpo. Al tercer día, me caí una vez. Después, pude mantenerme en pie todo el tiempo. Al día siguiente, cuando sostenía la rueda, no necesité tanto apoyo de él. Solo cuando se me caían las manos, se acercaba para ayudarme a levantarlas de nuevo. Pero hacer los ejercicios me seguía resultando bastante difícil. Cuando sudaba, era bastante pegajoso. Shifu purificó mi cuerpo. Soportó mucho por mí y me ayudó a eliminar gran parte de mi yeli.

Cuando enviaba pensamientos rectos, sacaba la mano izquierda y erguía la palma. Entonces pensé que esto no estaba bien. Ya que mi mano derecha no estaba incapacitada, debía usar la derecha. Cuando la saqué, me dolió mucho. Entonces le pedí a Shifu que me ayudara. Quería ser una verdadera practicante y eliminar todos mis malos pensamientos. Cada vez que descubría un apego, lo eliminaba.

Cuando mi hija quiso comprarme un bastón, instalar una barandilla en el lavabo o comprarme una ducha especial, me negué. Le dije con firmeza: "Tengo a Shifu, estaré bien. Si me tratan como a una paciente, pueden hacerme daño".

Mi esposo también me ayudó mucho. Su actitud era: Es para que se cultive, y yo también. Esto lo hicieron las viejas fuerzas, y no debemos reconocerlo. Somos esposo y esposa, además, ambos somos practicantes.

Eliminamos el sentimentalismo y surgió nuestra compasión. Aumentamos nuestro estudio del Fa. Cuando me acostaba, mi esposo me obligaba a sentarme. No paraba de decirme: Esta no eres tú. Te lo impusieron las viejas fuerzas. Yo lloraba y le rogaba que no me tratara así. También se dio cuenta de que no podía obligarme a hacer demasiadas cosas. Así que me dejó dormir la siesta, mientras enviaba pensamientos rectos a mi lado. Luego me llamó para que me levantara y continuara con el estudio del Fa. Mis pensamientos rectos se hicieron cada vez más fuertes. Cuanto más difícil era, más teníamos que perseverar. Este era nuestro momento crítico.

Mejoraba cada día. Mi sudor se volvió refrescante. Tardé una semana en volver a la normalidad. Así, no falté al grupo semanal de estudio del Fa. Compartí mi experiencia con los practicantes, para que ellos también fueran testigos del poder y la naturaleza extraordinaria de Dafa.

¿Por qué me ocurrió una tribulación de yeli tan grande? Principalmente se debió al resentimiento. Al principio, cuando empecé la cultivación, Shifu mejoró mi xinxing. Así, olvidé todo lo que me había pasado en el pasado. Pero más tarde, todo volvió. Shifu me estaba ayudando a eliminar el resentimiento, pero no me iluminé inmediatamente.

Soy de ciudad, pero estoy casada con un hombre de una zona rural. No le caía bien a mi suegra. Le parecía que no podía asumir las dificultades y que no sabía trabajar en el campo. La esposa de un agricultor suele ser muy competente, mientras que yo, que soy de ciudad, no sabía nada de trabajo en el campo...". No me gustaba el campo. Tampoco le agradaba a mi suegro.

Antes sentía que no tenía familiares cerca, porque la familia de mi esposo no me trataba bien. Si mi esposo se metía un poco conmigo, yo me quejaba. Mi hija me preguntó: "¿Cómo es que siempre te acuerdas de eso? ¿No puedes olvidar lo que pasó en el pasado?". Me di cuenta de que era Shifu quien la utilizaba para insinuarme y ayudarme a cambiar. Todo se reducía a las relaciones de yeli. Que alguien me trate bien o no, ¿no se reduce al yeli de uno en vidas anteriores? ¿Por qué iba a estar resentida con los demás? Cuando vi este problema, intenté por todos los medios suprimirlo. Seguí eliminando este apego, aunque no conseguí eliminarlo por completo y todavía me queda trabajo por hacer.

Oponerse a la persecución y salvar a los seres conscientes

Mi esposo y yo salimos a repartir material informativo sobre Dafa en un mercado en octubre de 2014. Conocimos a unos jóvenes y les di una aplicación para romper el bloqueo de internet. Mi esposo les dio un folleto. Luego me preguntaron si estaban relacionados con Falun Dafa (también llamado Falun Gong). Les dije que lo sabrían cuando lo leyeran. Nos pidió que nos quedáramos allí. Luego llamó a la policía para decir que había detenido a dos practicantes de Falun Dafa. Le dije: "¿Por qué quiere detenernos? ¿Qué hemos hecho?".

Cambió de opinión y dijo: "No diré detener. Son dos practicantes de Falun Dafa".

Pronto llegó una patrulla de policía y nos llevó. Empezamos a enviar pensamientos rectos. Un policía nos preguntó si nos conocíamos. No le contestamos.

Cuando salimos de la estación de policía, mi esposo dijo: "Quedamos en manos de Shifu". En aquel momento, tenía en mente el poema de Shifu:

"Un gran ser iluminado no teme a las penalidades
Su voluntad está formada de diamante
Sin apego a la vida ni a la muerte
Camina abierta y majestuosamente su sendero en la rectificación del Fa"

(Pensamientos rectos y acciones rectas, Hong Yin II)

Nos llevaron a cada uno a una sala distinta. Cuando los policías me preguntaron de dónde procedía el material informativo, no respondí. Un agente hizo otras preguntas. Le dije: "Por favor, ahórrese las palabras, no voy a contestarle". Otro policía intentó quitarme el bolso, así que grité: "¿Por qué me quita el bolso? Es mi bolso". Quería que me oyera mi esposo. Cuando mi esposo me escuchó, liberó un pensamiento: Que entiendan los policías que no pueden quitarnos nada a su antojo. También tuve un pensamiento: Este bolso es mi arma del Fa, y nadie me la puede quitar. Envié mis pensamientos rectos también hacia mi casa, pues allí había muchas cosas relacionadas con Dafa.

El policía que me quitó el bolso me dijo: "Eres muy joven. Además vas bien vestida, ¿por qué hiciste algo así?".

Le respondí: "¿Hice algo malo?".

Unos cuantos policías entraron en diferentes momentos. Todos se sorprendieron de lo joven que parecía. Dijeron: "¿Cómo es que pareces tan joven? No parece que tengas 60 años, solo parece que tienes 40". Sabía que Shifu me estaba dando una pista. En mi vida cotidiana, nunca parecía tan joven.

Les pedí que no participaran en la persecución, porque no es bueno para ellos. Uno de ellos dijo: "Yo no estoy a cargo de esto. Me jubilaré después del Año Nuevo Chino". Luego señalaron a la mujer policía: "¿Por qué no hablas con ella de Falun Dafa, que a menudo se pelea con su esposo?". Le dije que los practicantes no se pelean entre sí, porque intentamos entendernos. Si pueden entenderse, cuando pase algo, entonces no se pelearán. Dijeron que los practicantes son realmente amables.

En ese momento, encontraron el abono de transporte público en el bolso de mi esposo. A partir de ahí, averiguaron nuestros datos. Un policía me dijo: "Muy bien, son un matrimonio. Su casa es una 'guarida oscura'". Por eso, tendremos que condenarlos a entre tres y cinco años". Pensé que lo que él decía no contaba, solo cuenta lo que dice mi Shifu. Grabaron lo que dije. También garabatearon dos páginas para enseñármelas. Las rompí y las tiré al suelo, y luego dije: "Lo que hacen no me sirve de nada".

Por la tarde, mi hija vino porque seis policías habían saqueado mi casa. Salí y le dije a mi hija: "Dile a tus tías que estamos bien, no te preocupes por nosotros". No tengo parientes. Dije eso para transmitir el mensaje a los compañeros y alertarlos. Entonces salió un policía para llevarme de vuelta. Después nos llevaron al hospital, donde nos hicieron un chequeo y un análisis de sangre.

Después nos llevaron al centro de detención. También fue el policía al que entregué la aplicación para saltarse el bloqueo de internet. Le dije: "Mira lo que hiciste, ¿no tienes miedo de recibir represalias? Nos denunciaste para conseguir algo de dinero, ¿valió la pena?". Respondió de inmediato: "Sí, lo hice mal. Me corregiré y no volveré a hacerlo". Le dije: "Si admites que has obrado mal, ¿por qué no nos sueltas? ¿Por qué nos retienes aquí?". En ese momento, ya le había pedido dinero a mi hija. Una vez descontados nuestros gastos, aún nos quedaban 700 yuanes (98 dólares), que me devolvió. Repetía: "Hice mal, hice mal. Esto es lo que queda".

Durante los 15 días que estuve detenida en el centro de detención, seguimos enviando pensamientos rectos y recitando el Fa, para disolver el mal que había en el centro de detención desde otras dimensiones. Las personas que estaban a nuestro alrededor eran todas personas con relaciones predestinadas con nosotros. No debemos olvidar las responsabilidades de un practicante dondequiera que estemos. Siempre había diferentes personas retenidas en el centro de detención. Algunos eran drogadictos y otros habían sido detenidos por pelearse con otros. No dejé a ninguno, les aclaré los hechos y los ayudé a renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh) y a sus organizaciones juveniles.

Durante los 15 días que estuvimos detenidos ilegalmente, ayudamos a 41 personas a conocer los hechos y a renunciar al PCCh.

Durante esos 15 días, Shifu nos protegió. También hubo practicantes que nos fortalecieron con sus pensamientos rectos. Un par de practicantes vinieron al centro de detención a visitarme. Uno de ellos acababa de ser liberado de la custodia policial, y el otro estaba experimentando una tribulación de ye por una grave enfermedad. Aun así, me trajeron una chaqueta larga y cálida. Me emocioné hasta las lágrimas. Esto también fortaleció mis pensamientos rectos.

Tener siempre presente la misión del practicante

El día anterior al Año Nuevo Chino de 2015, estábamos limpiando nuestra casa. De repente, irrumpió un grupo de policías. Tan pronto como entraron, comenzaron a saquear nuestra casa, una habitación tras otra. Les dije: "¿Cuántos hay en esta estación de policía? ¿Cómo es que vinieron todos aquí? ¿Qué quieren?". Dijeron: "Somos más de 40 personas y solo han venido algunos". Dije: "¿Por qué no vinieron todos? ¿Qué hacen aquí?". Dijeron: "Síganme a la estación de policía. Volveremos después de grabar un vídeo".

Dije que no iría, pues nuestro Shifu dijo que, en cualquier entorno, no debíamos cooperar con ustedes. No pararon de buscar y encontraron dos computadoras portátiles. Les pedí que no las tocaran, ya que pertenecían a mi hija. Así que no lo hicieron. Entonces pensé que debía tomar la iniciativa para detenerlos. Entonces les dije: "Iré con ustedes. ¿Puedes salir, por favor? Necesito cambiarme y usar el baño". Se detuvieron y algunos salieron.

Cuando llegamos a la estación de policía, un policía me dijo: "Siéntate ahí". Le dije: "¿No es aquí donde se sientan los presos? ¿Me van a llevar a juicio? No me sentaré aquí". Me dijo: "¿Por qué no te sientas en el sofá?". Después de eso, todo lo que me preguntó, no lo contesté. Aun así, armó una página completa y me la dio para que la firmara. Le dije: "Yo no dije nada de eso. No voy a firmar". Entonces me dijo: "Su hija no le permite practicar y usted no debería practicar". "Si no hubiera practicado, habría estado terriblemente enferma. Cuando estuve enferma, tuve que ser hospitalizada, ¿no habría tenido ella que ocuparse de mí? Si no hubiera practicado, nunca me habría curado. Si no hubiera practicado, habría muerto. ¿Puedes decir que ella no me permite practicar? Si fuera uno de tu familia, ¿le permitirías practicar?".

Pareció conmoverse con mis palabras y se quedó mudo de asombro por un momento. Entonces le dije: "Mientras siga con vida, practicaré". Parecía muy angustiado después de oír aquello. Cuando llegó la hora de cenar, me invitó a comer. Me negué. Le dije que me iría a casa a comer. Después de cenar, dos jóvenes vinieron a observarme. Pensé que los practicantes de Dafa desempeñaban el papel principal, así que debía charlar con ellos. Les dije: "No es fácil para ustedes. Pero, por favor, no se involucren demasiado en esto".

Entonces les hablé de mi experiencia, de lo enferma que estaba, de cómo obtuve el Fa, de cómo vivía según los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. A una de ellos se le cayeron las lágrimas. Dijo: "Tía, nadie puede hacerlo tan bien como tú". Le dije: "Nuestro Shifu puede hacer que lo hagamos bien. ¿Te has unido al Partido y a sus organizaciones juveniles? El Cielo lo eliminará, pues cometió demasiados pecados. Déjame darte un seudónimo para que renuncies". Ella dijo: "Claro, lo tengo claro, sé lo que hay que hacer". La otra persona también se emocionó. Se acercó a mí y me susurró: "Tía, a tu edad, si finges que estás confundida, tendrían que soltarte". Aunque no utilicé ese método, me alegré de que supiera la verdad y fuera amable con los practicantes. Fue una pena que no la ayudara a renunciar al PCCh.

Por la tarde, un agente de policía me pidió que firmara, pero no lo hice. No tenían otra opción y dijeron: "Esta vez te dejaremos ir". Les dije: "Por favor, no me busquen más. ¿Para qué me necesitan? No soy un estorbo". Cuando les pregunté cómo volvería a casa, parecían perdidos. Justo en ese momento, un policía gritó: "Su esposo vino a buscarla". Así que me fui con mi esposo.

¡Gracias, Shifu! Gracias, compañeros practicantes.