(Minghui.org) Durante 27 años, Shifu me ha cuidado, y estoy agradecida por su salvación. Me gustaría escribir mis experiencias de cómo Shifu me protegió en un campo de trabajo forzado.

Destruyendo consignas difamatorias en el campo de trabajo forzado

El día anterior al Año Nuevo de 2002, otros practicantes y yo hicimos un gran número de pequeñas flores de loto de origami y llenamos nuestras grandes bolsas con un montón de carteles y materiales de esclarecimiento de la verdad. Íbamos a colgar los carteles y a distribuir el material informativo.

Dos de nosotras fuimos detenidas cuando colgábamos un cartel delante de la estación de policía de nuestra jurisdicción. Nos llevaron a un centro de detención, pero como no pasamos los requisitos físicos, el centro de detención se negó a aceptarnos. Un guardia del centro de detención llamó a la comisaría y les pidió que nos llevaran al hospital para que nos examinaran, pero nadie acudió. El centro de detención buscó entonces a la Oficina Municipal de Seguridad Pública y vinieron.

Me negué a ir al hospital. Dos de ellos me agarraron por los brazos y otros dos por los pies, y me arrastraron hasta el hospital. El médico que me examinó dijo: "Es muy serio. Hay que hospitalizarla". Luego buscaron a unos conocidos y les dijeron que redactaran un diagnóstico falso. Les dijeron a los guardias del centro de detención que yo estaba bien. Les dije: "Han conseguido que un médico escriba un informe falso". Pero nadie me hizo caso y me detuvieron en el centro de detención.

En mayo me enviaron ilegalmente a un campo de trabajo forzado. Después de que la doctora del campo de trabajo me examinó, se negó a admitirme y dijo a la policía que me regresaran. Una agente de policía insistió en que me ingresaran para ganarse una recompensa. No funcionó y tras muchas llamadas telefónicas, finalmente me llevaron de vuelta al centro de detención.

Al cabo de un rato entró un hombre que parecía alguien con autoridad y me preguntó: "¿Puedes dejar de practicar? Si dejas de practicar, te dejaré ir". Le contesté: "No. No he infringido la ley, así que ¿por qué me mandó a un campo de trabajo? ¿No es bueno que practiquemos de acuerdo con la Verdad, Benevolencia y Tolerancia? No entiendo lo qué piensan los dirigentes del país y usted". Un policía se burló de mí diciendo: "Si le preguntas sobre otra cosa, ella no habla, pero si quieres hablar de Falun Dafa, no parará".

A la mañana siguiente, me llevaron al campo de trabajo. Pedí ir a casa a ver a mi padre, que se preocupaba por mí todo el tiempo y no gozaba de buena salud. Pero la policía no accedió, así que no pude visitarle. Cuando murió mi padre, mi hijo y mi sobrino mayor fueron al campo de trabajo con el certificado de defunción de mi padre y preguntaron si podía ir a casa para el funeral. El personal del campo de trabajo dijo: "Tu madre es demasiado testaruda".

Me trasladaron a una celda para cuatro personas. En la pared, encima de mi cama, había palabras que calumniaban a Dafa y a Shifu. Le pregunté a una compañera: "¿Quién escribió eso?". Me dijo que lo habían hecho para molestar a una compañera practicante. Pensé: "No debemos permitir que las palabras que calumnian a Dafa y a Shifu existan aquí y envenenen a los seres conscientes". Shifu fue agraviado, y Dafa fue agraviado".

Cuando las otras tres personas de la habitación estaban dormidas, arranqué las palabras y las tiré al suelo. Luego pensé: "Cuando vean el papel, volverán a pegarlo". Así que recogí los trozos y me los metí en el bolsillo. Me deshice de ellos cuando fui al baño. Sabía que Shifu me estaba ayudando.

Al día siguiente, la capitana preguntó: "¿Quién arrancó esas palabras de la pared?". Yo estaba sentada en mi cama, y sin dudarlo dije: "Yo lo hice". Me preguntó: "¿Quién te dijo que lo hicieras?". Me reí y dije: "Nadie", me preguntó qué había hecho con los trozos. Volví a reírme y dije: "No era bueno para ellas estar allí". Ella dijo: "Nadie se atrevió a tocarlas durante mucho tiempo, y tú apareciste y las arrancaste. ¡Eres muy atrevida! Tienes que ponerlas otra vez".

Cuando le dije que había tirado los pedazos, quiso saber dónde. Le dije en voz baja: "Se fueron". Se encogió de repente, y dijo enojada: "¡Espera a ver cómo te voy a tratar!". Se dio la vuelta y se fue.

Así terminó el asunto, y nadie me castigó. Defendí a Dafa. Sabía que era Shifu quien velaba por mí, me protegía, me guiaba y me iluminaba.

Nos obligaron a tomarnos fotos, pero la mía no estaba incluida

En el campo de trabajo tomaban fotos a los practicantes de Dafa y se las ponían en el pecho. Cuando me llamaron, dije que no me sometería a la foto. El guardia me dijo: "¿Por qué eres tan especial?". Dos presas delincuentes se acercaron y me arrastraron.

Me empujaron a una esquina y dos personas me sujetaron. En ese momento, pensé: "No me harán fotos". Sólo este pensamiento funcionó. El rollo se reveló, y yo no aparecía en ninguna de las fotos. Me di cuenta de que cuando un discípulo tiene pensamientos rectos, Shifu determina todo y tomará las decisiones por nosotros.

"¿Qué ley he infringido?"

En 2002, un grupo de personas de la Oficina Municipal de Seguridad Pública se presentó en el campo de trabajo. Un hombre mayor confirmó mi nombre y me preguntó: "¿Has estado alguna vez en Beijing?". Cuando le dije que sí, me preguntó si sabía que el Estado no me deja practicar. Le contesté: "Sí. Fui a Beijing porque no me dejaban practicar. Pensé que los dirigentes del gobierno central no entendían Falun Dafa, así que fui a explicarles la situación real y a hablarles con el corazón. Antes de ir a Beijing, leí en la ley que los ciudadanos tienen derecho de petición y derecho a la libertad de creencia, así que sólo estaba cumpliendo mis derechos como ciudadana. Pero cuando llegamos a Beijing, nos detuvieron y no había ningún lugar donde hablar y ser escuchados, así ¿teníamos aún nuestros derechos como ciudadanos?".

Cuando me dijo que firmara la carta que había traído, me negué. Dos hombres se acercaron a mí y uno de ellos intentó agarrarme la mano. Mi presión arterial diastólica era a veces de sólo 40 a 60, y a veces de 30 a 50 mm Hg. Había adelgazado mucho, y en aquel momento sólo pesaba 27 o 31 kilos (60 o 70 libras).

Me levanté enseguida para que no pudieran agarrarme la mano. Les dije: "¿Qué delito he cometido para que me traten así? ¿Es malo ser una buena persona según Verdad-Benevolencia-Tolerancia? ¿Mi salud es mala?". Fue Shifu quien me dio este poder. El anciano detuvo a los otros dos hombres y me dejó marchar sin firmar la carta.

Bajo la protección de Shifu, pasé este obstáculo.

Los cambios ocurridos en las guardias del campo de trabajo

Ella nunca más golpeó a las practicantes de Dafa

Un día, la jefa en guardia del campo de trabajo le dijo a una compañera practicante que se sentara en un pequeño taburete. Cuando la practicante se negó, la guardia la abofeteó dos veces. Me tumbé en la cama llorando. Cuando la guardia me vio llorando en la cama, no volvió a pegarle y se fue.

Por la tarde, la jefa de los guardias me preguntó: "Señora, ¿por qué lloró cuando la golpeé?". Yo le pregunté: "¿Por qué la golpeó? ¿Qué ha hecho? ¿Sólo porque eres la guardia puedes pegar a la gente y hacer daño a inocentes?". Me dijo: "Le dije que se sentara en un taburete, pero no quiso". Le dije: "Sentarse en un taburete es una forma de castigo corporal. Tú lo sabes. ¿Por qué no te sientas y lo pruebas? Todos los practicantes de Dafa siguen los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, y no es bueno que nos trates mal. Todavía eres joven e impulsiva. Puedo entenderte, pero no vuelvas a hacer cosas así".

Volví a susurrarle: "Solo haz tu trabajo y gánate el sueldo, pero deja de pegarnos. ¿No sabes que el Cielo juzga a todo el mundo? ¿Cómo te juzgarán a ti? Falun Dafa es un método de cultivación de la escuela Buda. He visto que todavía tienes buenos pensamientos, por eso te he dicho esto. Puedes cerrar los ojos en el trabajo y no seguir tan de cerca las órdenes malignas. Entonces tendrás un buen futuro. No seas estúpida. ¿Entiendes lo que te digo? Te lo digo de corazón. ¿Lo entiendes?", asintió y se marchó sonriendo.

Mientras escribo esto, me asoman las lágrimas, porque me alegro de que haya entendido la verdad. Al cabo de un rato, vino a verme con una mazorca de maíz y me dijo: "He traído maíz de casa y le he dado un mordisco. Entonces me acordé de ti. ¿Estas disgustada conmigo?". Le dije que no. "Tengo que darte las gracias", le dije. "Si no pensaras en mí, nunca podría comer aquí un maíz tan bueno". Después de esto, nunca volví a oír que golpeara a las practicantes de Dafa.

Los practicantes de Dafa deben rectificar el ambiente no recto

Un día, mientras enviábamos pensamientos rectos, una guardia entró y me dio dos golpes en la espalda. Cuando le pregunté porqué lo había hecho, me dijo: "¿Qué estás haciendo?". "Sentándome", le contesté.

Como habían descubierto que nos sentábamos en silencio y enviábamos pensamientos rectos cada hora, nos causaban problemas. Primero, la entretuve para que no molestara a los demás, y luego le impedí que golpeara a la gente de manera casual, tal que no se fuera a otra habitación a molestar a otros practicantes.

Hice huelga de hambre durante tres días, lo que preocupó a esta guardia. Cuando otra guardia me preguntó por qué estaba en huelga de hambre, le dije: "Esa guardia me pegó sin motivo". Al tercer día, me pidió disculpas y empecé a comer. Después de eso, el ambiente mejoró mucho y ya no golpeaba a nadie.

Un día, fue a darme una fruta grande y le dije: "¡No la quiero!". Ella me dijo: "No seríamos amigas si no tuviéramos conflictos. Tómala, eres bienvenida a hacerlo". Le dije: "Espero que seas amable con todas las discípulas de Dafa". Ella dijo: "Está bien, está bien. Toma". La tomé y dije que todo estaba bien. Después de eso, cuando enviábamos pensamientos rectos, ella miraba por la puerta y se iba sin causarnos problemas.

"Charlemos"

Una presa criminal de mi habitación me dijo: "Cuando nosotros vemos a la guardia monitora, nos tiemblan las piernas y el estómago". Pero a la monitora le gustaba charlar conmigo. Decía que no podía dormirse de noche si antes no hablaba conmigo.

Cuando llegué por primera vez al campo de trabajo, había intentado "transformarme". Envió a algunas colaboradoras que habían abandonado Dafa y habían sido "transformadas", para convencerme. Una de ellas dormía en mi habitación por la noche. En cuanto esta persona entraba en la habitación, yo enviaba pensamientos rectos. Entonces no pudo soportarlo más. Al final, no podía quedarse en mi habitación. A veces me decía: "Vamos a charlar". Yo le respondía: "No tengo nada de qué hablar contigo. ¿Sabes lo que estás haciendo? Shifu y Dafa han sido difamados, y los practicantes han sufrido terriblemente. ¿Qué estás haciendo? Nos estás difamando".

Otra intentó leerme lo que habían escrito, pero me negué a escuchar y empecé a enviar pensamientos rectos. No pudo seguir leyendo y se detuvo. Dijo: "Nos atrevemos a ir al infierno por todos los seres. ¿Ustedes se atreven?". Le dije: "¿Ir al infierno? No hay lugar para gente como tú ni siquiera en el infierno". Se sobresaltó y se marchó.

Ellas intentaron convencerme durante tres días, pero fracasaron.

Una vez, la guardia monitora le dijo a una presa criminal que me trajera cinco bolsas de leche de soja en polvo como regalo. Más tarde, la monitora también me trajo pescado enlatado y pepinillos. Yo sabía que Shifu lo había arreglado.

Fui liberada nueve meses antes. Cuando llegué a casa, encontré el número de teléfono de la guardia monitora a través de Minghui.org y fui a su casa dos veces. Me dijo: "¿Cómo sabes mi número?". Le respondí: "¿Cómo no voy a saber tu número de teléfono?". Le conté la verdad sobre Dafa y le pedí que tratara bien a los discípulos de Dafa. Se sintió muy conmovida y me dijo: "Puedes quedarte en mi casa y nadie te detendrá". Más tarde supe por otros practicantes que la monitora les trataba mucho mejor. Había cambiado su mala actitud y trataba bien a los discípulos de Dafa.

En memoria de la compañera practicante Yin Ling

Nuestra buena compañera Yin Ling era discípula de Dafa en la Granja 597 de Shuangyashan, provincia de Heilongjiang. Fue perseguida hasta la muerte por los guardias del campo de trabajo forzado. Cada vez que pienso en nuestras experiencias juntas, lloro.

Nos encarcelaron dos veces en la misma celda. Yin Ling tenía 35 y yo 51 años. Ella era más alta que yo, como 1.6 o 1.7 metros, una mujer muy guapa. Era muy diligente en su cultivación. A causa de la persecución, su esposo se había divorciado, dejándola sola para criar a su hijo. Su hijo sólo tenía seis años cuando la detuvieron. El niño había llorado y gritado: "¡Mamá!", pero los policías no tuvieron compasión. Dejaron al niño solo en casa, se llevaron a Yin Ling y la metieron en un campo de trabajo forzado.

En el campo de trabajo, Yin Ling escribió una carta a su hijo diciéndole: "Mamá te recogerá cuando vuelva. Debes escuchar a tu padre". Su carta era muy conmovedora, y los guardias se emocionaron al leerla.

Las dos estudiábamos y memorizábamos el Fa juntas. Cuando recibíamos los nuevos artículos de Shifu, los memorizábamos y recitábamos juntas. Cuando la policía golpeaba a otros discípulos de Dafa en el campo de trabajo y oíamos sus gritos, llamábamos a la puerta y gritábamos: "¡No golpeen a nadie!", en solidaridad con la practicante perseguida y para disminuir la arrogancia de los guardias.

Al cabo de un tiempo, Yin Ling fue trasladada a otra celda. Cuando encerraron a los practicantes de su celda en una celda de aislamiento solitario por hacer los ejercicios, ella inició una huelga de hambre en señal de protesta. La esposaron a una cama y no podía sentarse ni tumbarse. Una semana después, tenía las manos, los pies, el abdomen y todo el cuerpo hinchados. No podía andar y no le funcionaban las manos ni los pies. Una vez, Yin Ling se cayó y se hizo daño en la cabeza. No podía levantarse, pero a nadie le importó.

La segunda vez, Yin Ling fue asignada a mi habitación porque no podía usar las manos, así que le daba de comer y la limpiaba. No quería mi ayuda, porque yo también estaba débil. Le dije: "No pienses demasiado. Somos compañeras de cultivación. Eres muy notable por protestar contra el mal y disminuir la persecución. Todos somos un solo cuerpo, y esto es lo que debo hacer". Aunque no podía mover la mano izquierda, la cuidé con la derecha.

Estuvimos juntas seis o siete días y luego se enteró de que la iban a trasladar a otra celda. Ella dijo: "No voy a ninguna parte. Estoy con mi tía (refiriéndose a mí). Sólo ella puede cuidar de mí". La policía dijo: "Ella necesita que la cuiden; ¿cómo puede cuidar de ti?". Yo dije: "¡Puedo hacerlo!", pero la policía se la llevó.

Nunca volví a ver a Yin Ling. Cuatro o cinco días después me enteré de que se la habían llevado a casa en una colcha. Una reclusa dijo que su madre había venido a recogerla. Cuando su madre vio a Yin Ling, lloró: "Mi buena hija, ¿cómo has acabado así?".

Diez días después de que Yin Ling llegara a su casa, murió. Yo todavía estaba en el campo de trabajo forzado y, cuando me enteré, lloré amargamente. Una practicante tan buena murió como resultado de la persecución, definitivamente cultivaré duro, salvaré a más gente y hablaré por Dafa y por Shifu.