(Minghui.org) Le comenté a una practicante que podía sentarme en la posición de loto completo durante 40 minutos. Me sentí bien y satisfecha por ello, pero ella respondió bruscamente: "¿Por qué no puedes sentarte durante una hora? ¿No puedes aguantar un poco más?". Me quedé estupefacta y poco convencida, pero no refuté lo que me dijo y pensé para mis adentros que había progresado de unos minutos a 40 minutos, así que fui diligente.

Volví a pensar en ello después de estudiar el Fa aquella noche. ¿Por qué no podía sentarme más tiempo? ¿No era que temía sufrir y me estaba complaciendo? No estaba siendo diligente. Decidí sentarme una hora a partir de entonces.

Sentía las piernas doloridas y entumecidas cuando alcanzaba los 40 minutos. Miré el reloj y aguanté hasta que fallé a los 45 minutos. La segunda noche volví a fallar a los 40 minutos.

Al tercer día, sentí pesar en el corazón por no haber estado a la altura de mis expectativas. Pensé que no debía volver a bajar las piernas antes de una hora. A ver qué pasaba. ¿Se me iban a romper las piernas? A los 40 minutos, las piernas empezaron a dolerme de nuevo. Esta vez dejé de mirar el reloj, pero conté en silencio en mi corazón, sin pensar en el dolor de piernas, y seguí apretando los dientes y perseverando.

Me dolían tanto las piernas que temblaba. No me detuve y seguí contando. El tiempo avanzaba segundo a segundo. No sé cuánto tiempo pasó. Sentía que mis piernas ya no eran mías y sudaba del dolor. Persistí y aguanté, y finalmente la música de meditación terminó. Bajé lentamente las piernas, y en ese momento sentí una facilidad y una alegría sin precedentes. Desde entonces, puedo meditar en la posición de loto completo durante una hora.

Agradezco sinceramente a la compañera que me lo haya señalado. El estado adecuado para los compañeros practicantes es que debemos recordarnos e instarnos unos a otros a ser diligentes, en lugar de escondernos y guardarnos las cosas para nosotros.

A través de este incidente, descubrí un montón de apegos ocultos en mí: una falta de disposición a ser criticada por los demás, miedo a sufrir, a sentarme y disfrutar de las cosas que los demás habían conseguido, y a ser oportunista y tomar atajos.

La cultivación es algo serio, y sólo a través de la verdadera práctica podemos deshacernos de todos los apegos humanos.