(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en 1997. Cada vez que reflexiono sobre los 26 años de mi camino de cultivación y me miro ahora, aunque no se hayan producido cambios radicales en la superficie, siento una inmensa admiración.

Falun Dafa purifica mi cuerpo

Cuando comencé a leer las enseñanzas del Fa, me di cuenta cuan aterradora es la deuda de yeli de una persona. La cultivación implica eliminar el yeli. Shifu carga con casi todas las deudas de yeli de los practicantes, dejando sólo una pequeña parte distribuida en distintas etapas para que las soportemos. Estas son oportunidades para elevar nuestro nivel y para que nos iluminemos.

Eliminar yeli no es un juego de niños, las pruebas repentinas suceden de forma inesperada. En un momento dado tuve dificultades para defecar. Todo mi cuerpo se adormeció y sentí el abdomen hinchado. Estaba empapada en sudor. Dije: “Yeli, no te tengo miedo. Debo eliminarte”. Mientras centraba mis pensamientos en mi abdomen, vi una brillante luz blanca en esa zona.

En el mismo momento, un objeto parecido al plomo salió de dentro de mí. Inmediatamente me sentí ligera. Después desaparecieron las hemorroides y las grietas anales. Varias dolencias de mi cuerpo fueron eliminadas, como la psoriasis, la anemia, enfermedades ginecológicas, desalineación de la columna vertebral, dolor del nervio ciático. Por supuesto, la purificación de mi cuerpo fue guiada por Shifu. Él constantemente purificaba y purificaba mi cuerpo. Estoy agradecida a Shifu por su ilimitada compasión.

Eliminando el ateísmo

El Partido Comunista Chino (PCCh) inculca el ateísmo al pueblo chino. Le dice a la gente: “Dios no existe”. Anima a la gente a: “Luchar contra el cielo, la tierra y los humanos” y “a disfrutar de un placer sin límites en la lucha”. El PCCh destruye la cultura tradicional. Anima a la gente a desarrollar una perspectiva de la vida egocéntrica, egoísta, oportunista y reacia al dolor. Como tantos otros, me deslicé inconscientemente por este camino. No tenía ni idea del ciclo de vida y la muerte ni de la retribución de yeli.

Leer el Fa cambió completamente mi visión del mundo. Falun Dafa me enseñó que los Budas, Dao y deidades son reales y que creer en la cultivación y bajo las bendiciones de Shifu una persona puede alcanzar la iluminación. Shifu nos enseña: “Zhen-Shan-Ren es el único criterio para evaluar si una persona es buena o mala” (Primera Lección, Zhuan Falun) . Aprendí que la vida debe ser desinteresada; el egoísmo es el mayor obstáculo para la cultivación. Debo eliminarlo. Uno debe separarse de la fama, ganancias, emociones y varios deseos. “y si alguien los hace sufrir mucho, ni pueden tratarlo de la misma manera, por el contrario, todavía tienen que agradecerle” (Novena Lección, Zhuan Falun). Frente a los conflictos uno debe, mirar adentro, cultivar la tolerancia y nunca perder el temperamento. Los principios de Dafa despejaron la confusión de mi mente e iluminaron mi camino.

Shifu me salvó, permitiéndome la rara oportunidad de encontrar Dafa. En mi corazón, sólo hay un pensamiento: Validar Dafa durante el resto de mi vida y ser una devota practicante de Falun Dafa.

Con la comprensión de los principios de Dafa, mi mente se volvió clara, mi corazón y mi mente se abrieron. Sonreía con frecuencia. ¡Por fin descubrí el propósito de la vida y la dirección de mi existencia!. Estoy decidida a ser mejor persona.

Me gustaría compartir dos ejemplos:

Durante quince años, cuidé a mi padre. Nunca me quejé. Tenía 89 años cuando falleció. Mis hermanos, parientes y amigos me admiraban. Incluso cuando la persecución era más severa, ninguno de ellos se opuso a mi práctica. Ellos me apoyaron y me ayudaron en silencio, aunque pudieran verse implicados. Varios años más tarde, mi hermano mayor dijo: “Realmente no podría hacer lo que tú has hecho”.

En 1998, fui trasladada del Departamento de Propaganda a la División de Servicios, responsable de la reforma de viviendas. Mi trabajo consistía en convertir viviendas públicas en privadas.

Toda la fábrica estaba en ebullición. Esto afectó a más de seiscientos trabajadores y a sus familias mi oficina siempre estaba abarrotada.

Frecuentemente visitaba la Administración Municipal de la Vivienda, el Centro de Gestión del Fondo de Previsión para la Vivienda y el Centro Municipal de Fomento de la Vivienda Asequible. Obtuve apoyo de todas las partes. De repente, mi empresa pasó de enfrentarse a una problemática reforma de la vivienda a convertirse en una unidad avanzada en la materia.

La Administración Municipal de la Vivienda me recomendó que participara en la Conferencia Provincial de Reconocimiento del Trabajo Avanzado en la Reforma de la Vivienda, donde pronuncié un discurso. Como resultado, me gané una buena reputación entre todo el personal de la fábrica y recibí evaluaciones positivas de mi lugar de trabajo, la ciudad y la provincia.

Después, la empresa cambió el nombre de la oficina de reforma de la vivienda. Creó una empresa de promoción inmobiliaria y yo participé en la construcción de viviendas para los empleados.

Echando la vista atrás, trabajé como profesora de educación para empleados durante dieciséis años antes de empezar a practicar Falun Dafa. Me presentaba a trabajar, bebía té y leía el periódico todos los días. La fábrica nos obligaba a ir de vez en cuando a varios departamentos dentro del área de la fábrica, a pasear por los talleres, a charlar con diferentes oficinas, y a veces incluso podía irme a casa. Entonces sólo mataba el tiempo.

Sin embargo, después de empezar a practicar Falun Dafa, cambié. Otros pensaban que la reforma de la vivienda era increíblemente difícil, y la empresa había enviado anteriormente a varias personas para que recibieran formación, pero esos esfuerzos no llevaron a ninguna parte.

Era experta en manejar lo que a otros les parecía una tarea difícil. Inesperadamente, incluso me involucré en el desarrollo inmobiliario. Gestioné la recaudación de fondos dentro de la empresa, fui a las obras de construcción fuera de la fábrica y me ocupé de los problemas de reubicación. Ahora que lo pienso, me parece increíble. Este cambio se debe a que Falun Dafa me transformó, impidiéndome ser ociosa y perezosa. Dafa me otorgó capacidades y sabiduría, permitiéndome contribuir a la sociedad.

Hacer frente a las pruebas

El 20 de julio de 1999, la fábrica anunció que habría una reunión en la sede del club a las dos de la tarde para ver un importante programa de televisión. Así, el PCCh comenzó a tomar medidas enérgicas contra Falun Dafa. En los días previos, numerosos policías y coches se apostaron alrededor de nuestros lugares de práctica, impidiéndonos hacer los ejercicios. Había una fuerte sensación de tormenta inminente. Habiendo vivido la Revolución Cultural desde mi infancia, mis recuerdos de cómo mis padres fueron perseguidos seguían vivos. ¿Se estaba repitiendo la terrible y sangrienta represión del 4 de junio de 1989? Como practicante de Falun Dafa, sabía que no podía participar en aquella reunión televisiva en la que inculparían y calumniarían a Shifu y a Dafa.

En ese momento no sabía que el PCCh había arrestado secretamente a muchos coordinadores de los lugares de práctica. Todavía esperaba noticias del centro de asistencia de Falun Dafa sobre cómo responder a la situación actual.

A las dos en punto, sonó la campana de trabajo y la gente empezó a reunirse en la sede del club. En todo el edificio se respiraba un aire inquietante y aterrador. Me senté sola en mi escritorio, esperando. Unos pasos débiles en el pasillo se acercaban cada vez más. Abrí la puerta y vi a un practicante del departamento financiero. Le pregunté si tenía noticias. Me dijo que había oído que a las tres de la tarde habría un desfile por las principales calles de la ciudad. Quedamos en vernos a las tres de la tarde delante de la sede del gobierno municipal.

Me fui rápidamente a casa para hacer los preparativos, pues no sabía si volvería. Mi hija, que acababa de empezar el primer ciclo de secundaria, estaba en casa y pasando las vacaciones de verano. Le entregué mi libreta de ahorros y le dije: "Esta es mi libreta y esta es la contraseña. Si no vuelvo esta noche, vete a dormir a casa de la abuela. Si necesitas dinero, saca algo del banco". Ella respondió: "No iré a casa de la abuela. Me quedaré aquí". Volví a explicárselo y me fui en bicicleta hacia la oficina del gobierno municipal.

No había mucha gente en las calles y las carreteras parecían inmensas y vacías. Me invadió una extraña sensación de felicidad. Sentía como si la bicicleta volara sin esfuerzo debajo de mí. Pasé por delante de la entrada de la empresa. Estaba todo tranquilo; probablemente la reunión aún no había terminado.

Vi a otro practicante, pero no había señales de ningún desfile. En su lugar, la policía militar, fuertemente armada, vigilaba la calle antes de llegar a la oficina del gobierno municipal. Esperamos un rato, pero no vimos actividad. Decidimos volver a la fábrica para evaluar la situación. Cuando entramos en el patio de la fábrica vimos que la reunión acababa de terminar. Los talleres, departamentos y unidades estaban ocupados recopilando listas de practicantes de Falun Dafa. La fábrica reunió a los practicantes de las listas en "sesiones de estudio" en el auditorio. La gente bullía de un lado para otro y parecía un caos. Oí conversaciones y pasos desde el edificio.

Cuando al final de la jornada sonó el timbre, nadie vino a decirme que fuera al auditorio. Más tarde descubrí que el practicante que trabajaba en el departamento de finanzas tampoco estaba en la lista.

Dos interrogatorios inesperados

A medida que se intensificaba la persecución contra Falun Dafa, la fábrica celebraba numerosas reuniones y emitía diversos documentos y avisos. El secretario de la rama del Partido Comunista en la empresa de servicios en la que trabajaba, a menudo se dirigía a mí durante las reuniones, haciendo comentarios disimulados o directos sobre el descubrimiento de practicantes de Falun Dafa en las profundidades de la empresa. Supe que a los practicantes de mi fábrica se les obligaba a divorciarse, se les enviaba a hospitales psiquiátricos o a centros de lavado de cerebro. Algunos de ellos fueron degradados.

En 2001, recibí una llamada del secretario del comité disciplinario de la fábrica, diciéndome que fuera a la oficina. Preparé rápidamente unos informes de trabajo. Cuando entré en la oficina, vi no sólo al secretario del comité disciplinario, sino también al vicesecretario del Comité del Partido. No le presté mucha atención y empecé a informar sobre mi trabajo como de costumbre. Mientras hablaba, el vicesecretario que estaba sentado a mi lado, de repente preguntó en voz alta: "He oído que practicas Falun Dafa".

Me centré en cuestiones de trabajo y seguí hablando. Parecía que el aire de la habitación se había congelado. Aquellas dos personas permanecieron en silencio e inmóviles. Seguí hablando de mi trabajo y terminé mi informe con la frase: "Espero que la dirección pueda prestar apoyo". Me levanté, salí del despacho y miré hacia atrás al cerrar la puerta. Vi que los dos seguían allí sentados. Sabía que los guardianes del Fa de Shifu estaban a mi lado, cobijándome, protegiéndome y permitiéndome afrontar la situación sin miedo. El peligro parecía resuelto. Después de eso, no volvieron a mencionar Falun Dafa.

En 2010, fui a la empresa de servicios para reunirme con la secretaria. Cuando terminé mis asuntos, la secretaria me hizo señas para que me acercara. Estaba desconcertada, pero me levanté y me acerqué. De repente dijo: "He oído que practicas Falun Dafa".

En ese momento, sentí una oleada de energía. Me dije: "¿Qué pasa si lo hago? ¿Qué pasa si no lo hago?". Sorprendida, volvió rápidamente a su mesa y se sentó. Mencionó el nombre de una practicante de Falun Dafa de nuestra empresa y dijo: "Ha pedido a alguien que renuncie al Partido". Le dije: "Es bueno que le haya pedido a alguien que renuncie al Partido".

Me miró atónita y preguntó: "¿Por qué es algo bueno?". Me senté frente a ella y le dije: "En cada uno de los movimientos del Partido, siempre ha cometido errores. Por ejemplo, el Movimiento Antiderechista acabó dando marcha atrás. La Revolución Cultural fue una catástrofe de diez años. Los que fueron objeto de persecución fueron exonerados más tarde. Se dice que muchos de los participantes en esos movimientos fueron ejecutados para aplacar la ira pública. Ahora reprimen Falun Dafa. ¿Qué pasa con Falun Dafa? En el futuro, cuando el PCCh revierta su decisión, ¿no se culpará a los que persiguieron a los practicantes?".

Parecía haber oído suficiente. Se levantó apresuradamente diciendo: "Todavía tengo cosas que hacer". Cuando se marchó, le envié pensamientos rectos. No volvió a mencionar Falun Dafa.

Cultivación genuina

A pesar de los peligros cotidianos, como ser arrestada y enfrentarme a la amenaza de la sustracción de órganos, no he dejado de lado el estudio del Fa y los ejercicios diarios. Continué preparando materiales informativos, distribuyéndolos, aclarando la verdad y persuadiendo a la gente para que renunciara al PCCh y sus organizaciones afiliadas. Esa fue mi rutina día tras día, mes tras mes, año tras año, sin aflojar. En ese difícil entorno, los compañeros practicantes asumen cada uno sus responsabilidades. Cooperan en silencio y se apoyan mutuamente.

Mientras estaba en China, pensaba a menudo en Shifu y en los practicantes de EE.UU. Envidiaba la oportunidad de conocer a Shifu, y de asistir a las conferencias del Fa donde podían ver y escuchar las enseñanzas de Shifu en persona. A menudo pensaba que los practicantes en los EE.UU. debían cultivar bien y avanzar rápidamente, ya que estaban cerca él.

Me mudé a Estados Unidos en 2014. Ahora entiendo que la cultivación genuina depende de si estudias bien el Fa y sigues sus principios. ¿Cultivas de verdad o sólo hablas de ello? No importa si estás en China o en los Estados Unidos. Shifu trata a todos por igual, no importa dónde estés. Cultivarse de verdad y mejorar es lo crucial.

Aprovechemos la rara oportunidad de cultivar Dafa, hagamos el mejor uso de nuestro tiempo, hagamos lo que se supone que debemos hacer, y no defraudemos la salvación compasiva de Shifu.

¡Gracias, Shifu! ¡Gracias, compañeros practicantes!