(Minghui.org) Soy una profesora jubilada. Demandé a Jiang Zemin, exlíder del Partido Comunista Chino (PCCh), usando mi nombre real en 2015. El PCCh preparó tres supuestas "clases de estudio" para mí, que en realidad eran sesiones de lavado de cerebro. La intención era obligarme a renunciar a mi fe, pero no lo consiguieron.

Varios administradores escolares vinieron a mi casa dos veces antes de las sesiones de lavado de cerebro. La primera vez vinieron dos directores. Uno de ellos me dijo: "Tienes muy buena salud y un aspecto estupendo". Yo tenía 68 años.

Les dije que había mejorado mi salud practicando Falun Dafa. "Tuve todo tipo de enfermedades en el pasado, y ahora estoy verdaderamente sana", dije. "No he tomado ninguna medicina, ni me he puesto ninguna inyección durante los últimos 20 años". Hablamos un rato y se fueron.

La segunda vez vino alguien del comité de la rama escolar. Tras sentarse, lo primero que me preguntó fue si seguía practicando Falun Dafa. Le contesté con firmeza: "¡Sí! Es una práctica de cultivación tan buena, ¿por qué no iba a hacerlo?". Parecía sorprendido. Continué hablando de las mejoras en mi salud después de practicar Dafa. Le dije que tiene efectos milagrosos para curar enfermedades y mantenerse en forma, y que lo más importante de la práctica es seguir los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia y ser una buena persona.

Le dije que el incidente de La autoinmolación de la Plaza de Tiananmen fue un montaje y le señalé varios puntos cuestionables. No insistió más. Antes de irse, me dijo: "La próxima vez te enseñaré unos documentos del Congreso del Pueblo". Pensó que los documentos demostraban que Falun Dafa era una secta, pero no mencionaba a Falun Dafa en la lista de sectas.

Un miembro del comité de la rama de la escuela me llamó en octubre de 2016, y dijo: "La Oficina 610 del distrito vendrá a la escuela para hablar con usted mañana por la mañana". Les dije que tenía que cuidar de mis padres ancianos, y no tenía tiempo para ellos. Estaba un poco nerviosa, sin saber cuáles serían las consecuencias.

Después de contárselo a una compañera, me sugirió que me fuera a casa de mi hijo para esconderme un rato. Pensé en las palabras de Shifu:

"Si tienes miedo, te capturan
Al rectificar los pensamientos, los perversos se derrumban"

(Por qué temer, Hong Yin (II))

Decidí no ir a ninguna parte. Simplemente estudiaría más el Fa y me enfrentaría a los funcionarios con pensamientos rectos.

Persistí en estudiar el Fa todos los días. Seguí copiando a mano Hong Yin IV de Shifu y escuché las experiencias de los practicantes que compartían artículos en el sitio web de Minghui. Mientras tanto, preparaba lo que diría a los agentes de la Oficina 610. Ya tenía el Fa en mi corazón. No tenía miedo y estaba tranquila.

Me arreglé un poco para dar una buena impresión de discípula de Dafa en la sesión de lavado de cerebro. Mi esposo me animó y me dijo: "No tengas miedo, somos gente buena, somos rectos. Te espero en casa". Le dije que no se preocupara. No firmaría nada y volvería a casa sana y salva.

Cuando llegué allí, estreché la mano de cada uno de ellos, como si me encontrara con amigos. El director de la escuela me presentó a los visitantes. Dos eran de la Oficina 610, uno del Comité de Educación del distrito, uno de la Oficina de Administración y dos eran administradores de la escuela. En total eran seis.

Un funcionario de la 610 se sentó frente a mí y me dijo: "Los dirigentes de su escuela se han comprometido a que no volverás a practicar Falun Dafa. Hagámoslo realidad".

El otro oficial de la 610 dijo en un tono muy desagradable: "Presentaste denuncias contra Jiang Zemin. ¿Cómo pudiste demandar al presidente del país?". Le ignoré, como si no le hubiera oído. Murmuraba para sí en voz alta: "¿Por qué no se lo toma en serio?". Pensándolo ahora, debería haberles dicho qué delitos había cometido Jiang; que demandar a Jiang es nuestro derecho constitucional; no hicimos nada malo ni infringimos la ley. Pero no lo hice, y me arrepiento.

Miré al oficial de la 610 que tenía enfrente y les conté a todos los presentes los cambios positivos que experimenté en mi salud después de aprender Dafa. "Antes sufría varias dolencias. La hiperplasia de la columna cervical era tan grave que todo mi cuerpo estaba entumecido, mi corazón no estaba bien, tenía la tensión alta y tomaba medicamentos antihipertensivos.

"Cuando mi presión arterial volvió a la normalidad después de practicar los ejercicios de Dafa durante sólo una semana, pensé que esta práctica era milagrosa. Tiré a la basura todos los medicamentos que tenía en el cajón. Grité que, a partir de ahora, nunca tendría nada que ver con la medicina. Ya no tenía las manos ni los pies entumecidos y podía dormir bien por la noche. Me sentía ágil y fuerte. Llevo más de 20 años haciendo los ejercicios y no he necesitado tomar ningún medicamento".

Me emocioné un poco, pero me escucharon en silencio y nadie me interrumpió.

Uno de los oficiales de la 610 se levantó y pidió al líder de la escuela que saliera con él. Volvieron al cabo de un rato, pero no dijeron de qué habían hablado. El director de la escuela me contó más tarde que el oficial de la 610 quería expulsarme del PCCh, pero le dijeron que yo ya no era miembro del Partido.

El oficial de la 610 me dijo en tono amenazador: "Cuatro practicantes de Falun Dafa de nuestro distrito presentaron denuncias contra Jiang. Algunos fueron expulsados del Partido, otros despedidos y otros acusados por la Procuraduría. Si no dejas de practicar Dafa, tu unidad será descalificada en la evaluación de fin de año, los profesores no recibirán su bonificación y estarán resentidos contigo".

No me conmoví, pensando que no era culpa mía. Cuando se iba, me dijo: "Encontraremos un profesor de secundaria 'transformado' para convencerte la próxima vez".

Cuando volví a casa, me dije: "No veré a esa persona 'transformada'". Pero pensándolo mejor, esa persona también era una antigua compañera practicante, así que pensé que debía aprovechar la oportunidad para ayudarla.

En la segunda sesión de lavado de cerebro, dispusieron que esta persona mantuviera una conversación privada conmigo. Nos sentamos cerca la una de la otra. Mi primera frase en la conversación fue: "¿Cómo te has 'transformado'? Tu expresión facial no parece acogedora".

Esta antigua practicante había sido llevada a un centro de detención por colgar pancartas. Al principio, su ánimo era bastante recto. La policía le dijo: "Tuviste que ir al hospital para curar tu enfermedad. ¿Por qué tu Shifu no se preocupó por ti?". Las palabras le llegaron al corazón. Llevaba mucho tiempo sangrando y pensaba que Shifu no se preocupaba por ella, por eso fue al hospital.

Sentí pena por ella. Le hablé mucho de mí y de Dafa. No dijo ni una palabra para convencerme de que renunciara a Dafa. Me sentí como si yo fuera la protagonista.

Volví a la sala principal y quise aclarar la verdad a la gente de allí, pero los líderes de la escuela me detenían cada vez que lo intentaba. Se habían comprometido a que renunciaría a Dafa. Sabían que revelaría la verdad si hablaba. Cambié el tema y dije que después de obtener el Fa, me volví indiferente a buscar fama y fortuna. Renuncié a mi herencia y viví en armonía con mis hermanos y hermanas.

Cuando mencioné que mi yerno encontró un iPhone y lo devolvió a su dueño, la persona del Comité de Educación del Distrito comentó: "Esto tiene un buen impacto en la moral de la sociedad".

Les dije que cuando me atropelló un coche no hacía falta ir al hospital y no pedí ni un céntimo de indemnización al conductor. Le dije al conductor: "No te preocupes. No te meteré en problemas". El agente de la 610 que me había amenazado dijo emocionado: "Hoy en día la gente quiere desplumar a los demás, pero no encuentra la ocasión". Otro añadió: "¡Cierto!".

El oficial de la 610 sentado frente a mí dijo: "Nuestra misión se cumplirá si dices que dejarás de practicar". Mantuve mi pensamiento: ¡Practicaré!

Otro oficial de la 610 me preguntó si mis hijos me apoyaban en la práctica de Falun Dafa. Respondí: "¿Quién no querría que su madre gozara de buena salud?".

Estuvo de acuerdo. Al final de la sesión, dijo: "Encontraremos un 'experto en transformación' para que trabaje contigo".

"No te molestes", respondí.

En la tercera sesión de lavado de cerebro no vino ese "experto", sino una persona de unos 40 años. El oficial de la 610 lo presentó como un funcionario de la ciudad. Enseguida supe que pertenecía a la Oficina 610 de la ciudad. Pensé: No pude decir lo que quería en las dos últimas sesiones porque me lo impidieron. Esta vez no perderé la oportunidad.

El hombre se limitó a repetir las mentiras propagadas por los medios de comunicación estatales. Le interrumpí, mientras uno de ellos intentaba detenerme, y le dije: "¿Qué es Falun Dafa? Es la Ley de Fo". Le conté por qué Jiang Zemin perseguía a Falun Dafa. Esta vez nadie me interrumpió. Al final, les dije solemnemente: "La 'Ley del Funcionario Civil' establece claramente que los funcionarios que sigan a sabiendas malas órdenes de sus superiores deben rendir cuentas".

Así terminaron las sesiones de lavado de cerebro. Mi pensión me fue pagada como de costumbre, y la escuela también fue calificada de excelente. Ahora comprendo mejor el Fa de Shifu:

"Con los dizi repletos de pensamientos rectos,
el Shifu posee el poder de llevarlos al Cielo"

(Bondades entre el Shifu y los dizi, Hong Yin (II))