(Minghui.org) La muerte de mi padre el año pasado durante un accidente automovilístico fue un punto de inflexión en mi vida. Tenía muy buena relación con él y dependía económicamente de él. Cuando se publicó su testamento heredé el 50% de la casa familiar. Mi madre ya poseía el 50%. Mi madre se negó a ayudarme económicamente y se negó a dejarme mudarme con ella. Enojada y molesta, pensaba que mi padre había hecho lo correcto al ayudarme, pero ahora estaba sola y sin nadie a quien recurrir. Incluso me quejé con mis amigos, quienes culparon a mi madre de ser cruel y mezquina por negarse a darme apoyo financiero.
Sabía que esto sucedía porque estaba fuertemente apegada al beneficio personal. No podía dejar de lado mis intereses personales y no veía las situaciones como una practicante. Dejé de quejarme del trato injusto de mi madre, pero en mi corazón no abandoné por completo la idea de “recibir ayuda de los demás”.
Un día escuché la Cuarta Lección de Shifu y reflexioné sobre mi comportamiento: tengo 45 años y tengo un trabajo estable desde hace más de 20 años. ¿Por qué debería esperar que mi madre me ayude? Shifu dice que debemos pagarles a nuestros padres por criarnos, entonces, ¿por qué estaba esperando que ella me ayudara económicamente? ¿No es esto lo contrario de lo que nos pide Shifu? Tampoco fui benevolente ni compasiva. En lugar de intentar ayudarla, insistí en que ella me ayudara.
Poco a poco comencé a preocuparme por ella. Comencé a llamarla para ver cómo estaba y si necesitaba algo, ya sea ayuda con las tareas del hogar o para ir de compras. Me di cuenta de que estaba tan absorta en mis propios 'problemas' que no pensaba en ella. Con 75 años de edad, claro que ella necesita ayuda. En lugar de centrarme en cómo podría ayudarme económicamente, debería preguntarle qué necesitaba. Comprendí que todos estos años actué como una niña mimada y no como una mujer responsable y adulta.
Durante años presioné a mis padres para que satisficieran mis necesidades como si todavía fuera una niña. Era egocéntrica: siempre se trataba de mí y de mis necesidades, realmente no me importaban los demás. Al renovar mi mentalidad de 'no depender de mis padres' me volví más fuerte, más responsable y más considerada. Crecí espiritualmente y me convertí en una mejor persona.
La relación con mi hermana también cambió. Después de que se publicó la herencia, ella se distanció de mí. Cuando le pregunté por qué, dijo que prefería no tener ningún contacto conmigo. Pensé que el verdadero problema era que heredé la casa familiar. Al darme cuenta de que el verdadero problema era causado por la herencia, sentí que debía mostrar el corazón y mentalidad desinteresados que Shifu menciona en la Novena Lección acerca de un maestro de qigong que afirmó: “Pues, tómala”, cuando todos querían una vivienda (Novena Lección, Zhuan Falun).
Sin embargo, aunque reconocí que no debía aceptar la herencia de mi padre y darle la casa a mi hermana, sentí que no me era posible ser tan desinteresada.
Mientras seguía cultivándome y mirando hacia dentro comencé a sentir que esto no era imposible y que podía hacerlo. Si mi hermana me pidiera la casa, con mucho gusto se la daría. Entendí que la vida es como vivir en un hotel. Tener una casa propia era un deseo a largo plazo, un anhelo profundo y un apego que me hacía infeliz muchas veces. Ahora la idea de ser propietaria de una casa parece divertida: mi verdadero hogar está en el cielo, no puedo llevarme nada más que el gong que he cultivado.
También estaba muy apegada al dinero. Antes de ser madre, no ahorraba dinero. Cuando nació mi bebé, cambié. Comencé a ahorrar dinero hasta el punto de no estar dispuesta a ofrecer ayuda, regalos ni nada relacionado con gastar dinero. Tenía miedo de gastar mis ahorros. Esta actitud demostró que era codiciosa y era claramente un apego. Lo sabía, pero no podía liberarme de este apego. Justifiqué mi comportamiento diciendo que soy una madre soltera que está criando a un infante sola, así que debo tener cuidado con el dinero.
Un día, alguien hackeó mi cuenta bancaria y desapareció todo mi dinero. Sin embargo, en el momento en que vi que mi cuenta estaba vacía, sentí un profundo alivio. Como no tenía dinero, ya no estaría apegada a ahorrar dinero y ya no estaría controlada por este apego.
Entendí que equilibrar la generosidad y el ahorro cuidadoso de dinero es la clave para no desarrollar un apego a la codicia y las posesiones. Con esta nueva mentalidad estoy feliz y agradecida por lo que tengo. Siento que tengo todo lo que necesito y si ocurre algún contratiempo tengo confianza en poder afrontarlo. Con mi antigua mentalidad de ahorrar dinero, tenía miedo de perder dinero y tenía miedo de sufrir contratiempos. Ahora me di cuenta más profundamente de que mi fuerza está en mí, que mi actitud mental es crucial y no cuánto dinero poseo.
Abandonar mis nociones comunistas
A medida que se acercaba el funeral de mi padre, comencé a soñar con mi exnovio. Al principio no le presté atención. Sin embargo, el sueño persistió. Después de soñar con él nuevamente, pensé: En mis 10 años de cultivación, ninguna persona estaba tan impactada por la persecución a Falun Dafa como él. No durmió en toda la noche, dijo que nunca haría negocios con China y que yo debería presentar una queja ante la ONU y que él me ayudaría. También, ahora sabe porque aclaro la verdad y dijo algo como: “Shifu Li Hongzhi enseña a la gente Verdad-Benevolencia-Tolerancia, ¿y lo persiguen por eso? ¡Esto es horrible!".
También me vino a la mente un segundo pensamiento: no importa lo mal que lo tratara, él siempre era amable y no tenía resentimiento. Pensé que debería contactarlo. No habíamos hablado durante ocho años. Decidí enviar un mensaje de texto en lugar de llamar. Le dije que podía contactarme cuando quisiera hablar. Tres minutos después, me llamó y me dijo que estaba muy feliz de saber de mí. Le pregunté cómo estaba. Dijo que él y su esposa superaron una crisis familiar y luego decidió ser más devoto de su esposa e hijos. Un pensamiento me vino espontáneamente. "Me disculpo contigo. Te juzgué mal todos esos años que estuvimos juntos.
Mi madre me dijo que era un "niño rico mimado". Aunque estuvimos juntos durante más de tres años, en mi corazón nunca abandoné la idea de que él era un “niño rico mimado”. Mi amigo de la infancia señaló que para aquellos que son ricos, poseer coches caros, yates y piscinas es simplemente su estilo de vida y no debería pensar que tener esas cosas fuera importante.
Sin embargo, consideraba que estas posesiones eran muy importantes y sentía que nuestros diferentes estilos de vida nos dividían y que había una “diferencia de clases” entre nosotros. Esta impresión de “diferencia de clases” se vio reforzada por la educación de izquierda que recibí en la universidad. Creía firmemente que toda persona rica era un "enemigo del pueblo". Pensé que debía dar dinero a los pobres y no prestar atención a su riqueza, porque al fin y al cabo ese dinero no era suyo, pertenecía al pueblo. Su familia acumuló riqueza reprimiendo a la gente.
Esta fue una noción de que “los ricos reprimen a los pobres” que surgió de mi conversación con mis amigos comunistas. No entendía del todo las razones kármicas por las que la gente era rica. Incorporé esta noción a mi sistema de valores junto con los valores cristianos y la "lucha de clases" de Karl Marx. Esta cultura de “lucha de clases” se vio reforzada por mi mentalidad competitiva y mi pensamiento extremo. Me enseñaron que: "Los ricos son malos y maltratan a los pobres y que los pobres son buenos".
Shifu señaló:
“De hecho, todo en la vida, ya sea que se lo merezcan o no, es la causa y el efecto de las cosas buenas o malas de las vidas anteriores que causan los efectos de las próximas vidas. La cantidad de virtudes acumuladas en la vida anterior determina cuántas bendiciones se tendrá en esta vida o en la próxima. Si en la próxima vida se tiene mucha virtud, puede ser que se cambie la virtud por un alto rango oficial y un salario alto, y tal vez también podría cambiarse por varias riquezas y bendiciones, incluso si su familia es feliz o no, e incluso cómo son los hijos. Esta es la razón fundamental por la que algunas personas son ricas, otras son pobres, algunas son altos funcionarios y otras no tienen hogar, y no es como la retórica demoníaca de igualdad que propaga el perverso partido comunista” (“Por qué existen los seres humanos”).
Después de que comencé a practicar Falun Dafa, realmente entendí cuán falsa era esta noción: “Los ricos reprimen a los pobres”. Me di cuenta de que el hecho de que mi amigo naciera en una familia rica fue el resultado de sus buenas obras en una vida anterior y no fue “suerte” o porque “su familia es rica porque maltrataban a los pobres para llegar a la cima”.
Aunque me di cuenta de que estaba mal, la noción de “lucha de clases” era tan fuerte en mí, que cuando me convertí en una practicante, el enemigo en mi mente ya no era la clase alta, sino aquellos que estaban arrastrados por el partido comunista. Presioné a mis amigos para que denunciaran el comunismo y me resistí a aclarar la verdad a las personas que eran miembros del partido comunista porque sentía que el comunismo era una amenaza.
En cada conversación critiqué el comunismo y no cultivé mi corazón para estar tranquila y moderada cuando fui atacada por la propaganda comunista. Cuando escuché a la gente defender el comunismo, me molesté y rápidamente hablé mal del comunismo, diciendo que aquellos que lo apoyan están engañados o “son tontos”. Como resultado, algunas personas se sintieron ofendidas por mi tono duro y se distanciaron de mí.
Realmente lamenté haber juzgado a mi ex novio con mis nociones de “lucha de clases”. Me di cuenta de que mis nociones dañaban nuestra relación y nos dividían. Nunca pensé en disculparme con él. Pensé que era lo suficiente si realmente me arrepintiera de mi mal comportamiento, pero entendí que esas nociones eran engañosas y estaban muy alejadas de los principios de Falun Dafa: “Verdad, Benevolencia y Tolerancia”.
Le ofrecí mis disculpas y le dije: "Lo siento, te juzgué mal". Él dijo: “Nunca te juzgué mal. Vi cómo te atrapaste con todas tus ideas”. Me di cuenta de que él entendía cómo las nociones pueden distanciar a uno de su verdadero ser. Estas nociones son una “trampa” y una “prisión” de mi verdadero yo. Sentí que con esta disculpa un trozo de materia negra salió de mi cuerpo y mi corazón se volvió más ligero.
Reflexioné sobre mí misma. Incluso entre los practicantes, si alguien tiene una opinión diferente a la mía, me enojo y secretamente menosprecio a ese practicante. Creo que no se debe confiar en ese pract9icante, incluso si posee muchas buenas cualidades. Me iluminé de que esta mentalidad competitiva, fue parte de mí durante mucho tiempo y fue reforzada por la noción comunista de “lucha”, es una brecha importante en mi cultivación y un apego enorme que necesito eliminar: el apego es el orgullo. Pienso que soy mejor y me vuelvo competitiva cuando alguien no está de acuerdo con mi forma de pensar.
Con estos nuevos descubrimientos, ahora estoy más concentrada en construir puentes con las personas, en lugar de centrarme en lo que nos divide o en que yo tengo razón y los demás están equivocados, como lo hice en el pasado. Intento utilizar el pensamiento lógico para examinar mis pensamientos y ver si son compasivos, divisivos o egoístas. Expreso mis ideas basándome en la comprensión de la otra persona. Intento evitar decir cualquier cosa que pueda herir a mis compañeros o amigos. Si digo palabras divisivas, me disculpo sinceramente y corrijo mi comportamiento de inmediato. Si hay algún roce con un colega, familiar o amigo, trato sinceramente de entender su punto de vista.
También me di cuenta de que decir “lo siento” es muy poderoso. Estas palabras tienen muchos niveles. Es una actitud que muestra la voluntad de hacer las paces dentro y fuera de mí. Ser lo suficientemente modesto como para poner las relaciones en primer lugar y mi ego en segundo lugar. En lo profundo de mi ser sé que no tengo enemigos y que todos los que conozco están aquí para ser salvados. Todo lo que encuentro en la cultivación me ayuda a dejar mis apegos y mejorar.
Este es mi entendimiento en mi nivel muy limitado.
¡Gracias, Shifu! ¡Gracias, compañeros practicantes!
(Presentado en el Fahui de Europa 2023)
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