(Minghui.org) Antes de compartir mis experiencias como practicante de Falun Dafa, me gustaría dar las gracias a Shifu y a los compañeros practicantes por esta oportunidad de contar mi historia, y me gustaría compartir una cita de Shifu:

“En esta sociedad de intereses prácticos y entre el qing del mundo humano, no es suficiente sólo hablar del abandono de apegos y tratar con conflictos de una forma diferente de la gente común. Es muy difícil ponerlo en práctica. Mantener el corazón tranquilo frente a estos intereses, sonreír al enfrentarse al enojo y odio, y buscar las faltas de uno mismo en medio de los conflictos; estas son cosas que la gente común no puede hacer. En realidad, es bastante agonizante atravesar estas pruebas” (Exponiendo el Fa en el Fahui del Medio Oeste de los Estados Unidos).

Empecé a practicar Falun Dafa en octubre de 2021, durante la pandemia de COVID-19. Dos años antes de obtener el Fa, contraje una enfermedad llamada RCVS (Síndrome de Vasoconstricción Reversible) que me provocó una hemorragia subaracnoidea.

En febrero de 2019, mientras experimentaba cambios menopáusicos que agravaron el estrés asociado con la gestión de mi práctica dental y médica, ver pacientes y lidiar con los asuntos cotidianos de la vida, de repente me enfrenté a una crisis de salud potencialmente mortal de RCVS con hemorragia subaracnoidea.

Aquel fatídico día, después de llegar a casa del trabajo, tuve un tremendo dolor de cabeza (cefalea en trueno) seguido de una gran vasoconstricción y tirón de la médula espinal que me subió al cerebro. La constricción vascular asociada al RCVS provocó una hemorragia subaracnoidea. Acabé en el hospital. Durante los días, semanas y meses, e incluso años de recuperación, el dolor era a menudo casi insoportable, y llegué absolutamente a mi límite para tolerar un dolor tan intenso. Por aquel entonces, mi habilidad para gestionar un dolor tan intenso consistía simplemente en quedarme quieta y mantener la mente en silencio.

Me cultivaba a mi manera. No conocía Falun Dafa, pero había practicado diferentes formas de meditación durante muchos años, y tenía la habilidad suficiente para estar muy quieta y en silencio en respuesta a un dolor tan intenso. Rápidamente me di cuenta de que cualquier emoción o pensamiento, bueno o malo, desencadenaba un dolor intenso. Aprendí a estar muy quieta y en silencio. Volví a aprender a dormir y a pensar en presencia de un dolor intenso.

Mi objetivo en aquel momento era recuperarme y, sobre todo, volver a conectarme, pues sentía que estaba desconectada de Dios. El dolor recurrente me impedía conectar a través de mi meditación, de mis oraciones y de mi fe. Literalmente, la parte más difícil de mi recuperación fue estar lo suficientemente tranquila para volver a conectarme con Dios.

Una vez, debido a la falta de capacidad para conectar, empecé a entrar en pánico. Tuve que decidir entre mantener la calma o caer en el pánico cediendo a los fármacos y los antidepresivos. Pero mi voluntad de evitar la medicación era lo suficientemente fuerte como para lograr reconectarme a través de la meditación con mi fe y con Dios. Y eso es lo que hice. Decidí que quería mantenerme limpia. Quería conectar con Dios. Y lo hice. Y mantuve la recuperación sin medicación.

Dos años después, el destino quiso que viera un artículo sobre Falun Dafa en The Epoch Times y sentí la curiosidad suficiente para echar un vistazo al sitio web de Falun Dafa. Allí, como alguien familiarizado con las prácticas de meditación, pude encontrar y escuchar una de las conferencias de Shifu sobre la cultivación, la mirada interior y la superación de los defectos.

Mientras escuchaba la conferencia de Shifu, reflexioné sobre el estado del mundo en aquel momento de locura, en medio de la pandemia del COVID, donde toda la idea de la naturaleza y de la confianza en Dios se estaba desmoronando. Las palabras de Shifu resonaron en mis pensamientos y me di cuenta de que, después de todo, un campo de energía fuerte podía iluminar y elevar la vida. ¿Quizás haya otras personas como yo?

Llamé a alguien que pudo presentarme a una practicante de Falun Dafa cerca de donde vivo y trabajo. Mantuvimos una conversación fascinante y me invitó a participar en una práctica dominical que se celebraba a una hora en coche de mi casa. Estaba entusiasmada. Tenía muchas ganas de ir. Descargué los ejercicios visualmente atractivos en mi ordenador para poder practicarlos y familiarizarme con ellos antes de reunirme con el grupo de Falun Dafa el domingo. Tal como esperaba, me pareció una practicante experimentada con una maravillosa capacidad para cultivarse e inspirar a nuevos practicantes.

La práctica fue al aire libre en un parque y, como era octubre, empezaba a hacer frío. Necesitaba una chaqueta, pero más tarde salió el sol y se calentó un poco. En un momento dado, tenía que ir al baño y me fijé en una iglesia que había enfrente del parque, donde habría un baño. Cuando entré en la iglesia, me encontré a todo el mundo, niños incluidos, con mascarillas y muy preocupados por seguir los estrictos protocolos COVID.

Al cruzar la calle para volver al parque, me di cuenta de que ninguno de los practicantes de Falun Dafa llevaba máscara. Recordé, cuando me los presentaron, que ninguno de ellos estaba preocupado por las máscaras y ninguno mantenía distancia conmigo. Todos se alegraron de darme la bienvenida. Era como si la pandemia del COVID no existiera.

Aquello me causó una gran impresión porque, rebelándome, mantuve abierto mi negocio durante toda la pandemia de COVID. No exigí ni animé a mis clientes a llevar mascarilla. Antes de practicar Falun Dafa, desde el principio de mi carrera, tenía una confianza incondicional en mi corazón y en mi alma en que nuestros cuerpos y nuestra fe mitigan todo miedo.

Mientras me despedía y caminaba hacia mi coche, eché un vistazo a la iglesia y vi dos estatuas de Cristo, una de ellas con las manos abiertas. Aunque me crié como cristiana, aquella fue la primera vez que sentí el Paraíso de Cristo con tanta claridad. Ese campo de energía se quedará conmigo para siempre. La cruz, la imagen de Cristo, tiene ahora un significado totalmente distinto del que tenía antes. Eso me dejó una increíble sensación de tranquilidad y apoyo a mi cultivación en Falun Dafa.

Mi contacto con esos practicantes de Falun Dafa validó las conferencias de Shifu. Mi primera impresión fue un recordatorio de que se puede confiar en el mundo, que se puede confiar en la fe y que se puede cultivar. Todo estaba muy claro para mí. Después de esa primera práctica, compré el libro Zhuan Falun. Así que ese primer encuentro fue muy importante para mí.

Una de las cosas más importantes que he aprendido de la práctica de Falun Dafa, si no la más importante, es mirar hacia dentro y no culpar a nadie de mis defectos. Hoy, gracias a la práctica de Falun Dafa, soy mucho más capaz de manejar el estrés normal y cotidiano de la vida. Cuando me encuentro lidiando con el estrés y las dificultades, miro hacia adentro en busca de mis defectos, y me doy cuenta de cuánto me ayuda.

Practicar y estudiar el Fa todos los días me ha dado absolutamente una referencia diferente. Aunque había practicado otros tipos de meditación, incluido el budismo, las enseñanzas de Shifu me han ayudado significativamente a conectar la meditación con mi vida cotidiana. La meditación no consiste sólo en disfrutar de la iluminación durante el momento de la meditación, disfrutar de la tranquilidad en ese momento concreto, sino en llevar esa tranquilidad, llevar esa iluminación a cada parte de tu vida; a tu trabajo, a tus relaciones, a tus sueños. Ahora siento lo mismo cuando trabajo, cuando me ocupo de los negocios, cuando hablo con mi personal o cuando hablo con mi familia, que cuando medito.

Todo lo que en el pasado era inusualmente estresante se vuelve más fácil de afrontar. Tengo la fuerza y la tranquilidad para experimentar, crear y lograr más en mi vida. Practicar Falun Dafa implica una determinación a tiempo completo y aporta tranquilidad a cada momento relacionado con la familia, los negocios, el personal y los asuntos de salud.

Me levanto temprano y a menudo trabajo hasta tarde, así que la mayoría de los días tengo el tiempo justo para practicar mis ejercicios y estudiar el Fa. Cada día envío pensamientos rectos y me siento en deuda con el campo de energía que sustenta mi cultivación.

De niña, siempre sentí la presencia del paraíso y he tenido la oportunidad de experimentar tanto el pensamiento humano como el pensamiento paradisíaco. Mi comprensión actual de la cultivación me permite asumir más responsabilidades. Cuando miro en mi interior, siento una inmensa tranquilidad divina, un recordatorio de quién soy y la capacidad de cultivar el regreso a mi paraíso. Sé que cuanto más me cultive, estudie el Fa, envíe pensamientos rectos y salve a los seres conscientes, mejor podré cultivarme hasta la Perfección.

Justo antes de terminar de escribir este artículo, me vi obligada a soportar una confrontación intensa y prolongada que requirió una concentración interior excepcional. Tuve que enfrentarme, en un entorno formal, a acusaciones falsas y difamatorias formuladas por un individuo deshonesto y mentiroso. Mientras sufría su testimonio fantasioso y falso, intenté defenderme siguiendo los principios de Falun Dafa y no entablar una discusión antagónica con este individuo que no decía nada de verdad.

Elegí defenderme manteniendo la calma, enviando pensamientos rectos y aumentando mi xinxing. Desgraciadamente, mi intento de mantener la compostura no fue rival para un alegato dramático basado en mentiras histéricas y descaradas. Sufrí una difícil secuela al pasar por mi recto proceso de mirar en mi interior para encontrar la razón por la que tenía que soportar una experiencia tan dolorosa. ¿Qué había hecho yo para merecer semejante disparate?

He pasado, y sigo pasando, una cantidad excesiva de tiempo buscando en mi interior para justificar y aceptar esta tribulación. Sin embargo, estoy agradecida de que mi práctica de Falun Dafa me haya dado las habilidades para cultivar cada pensamiento y cada momento, para mirar hacia adentro, para enviar pensamientos rectos y así soportar esta carga y esperar a que pase.

Y descubrí que escribir este artículo me ha ayudado verdaderamente a superar y pasar esta prueba. Aunque las emociones siguen llegando, encuentro que conectarme con los campos de energía de Verdad-Benevolencia-Tolerancia me permite sincronizarme con la verdad, tener compasión por todos los involucrados y mantener la resistencia requerida para encontrar honor en la forma en que abordé y pasé esta prueba.

Shifu dijo:

“De hecho, cuando consideras que tu reputación, intereses personales y sentimientos están siendo perjudicados entre la gente común y sientes angustia, esto significa que todavía te aferras a los apegos de la gente común. Deben recordar esto: la cultivación en sí misma no es tan dolorosa; el punto clave es poder dejar los apegos de la gente común. Sólo cuando estés a punto renunciar a tu reputación, intereses y sentimientos, sentirás dolor” (Cultivación genuina, Escrituras esenciales para mayor avance).

Nada de lo que me ocurre es casualidad. Cuando ocurre algo personal, es una oportunidad para que miremos hacia dentro, cultivemos nuestro xinxing y hagamos mejoras. Shifu nos enseña que incluso cuando observamos algo como un tercero, tenemos que mirar hacia dentro. Si realmente seguimos lo que dice Shifu, cambiamos la noción de mirar hacia fuera y nos examinamos, experimentaremos enormes saltos en nuestra cultivación. Doy las gracias a Shifu de todo corazón. La cultivación de Dafa apunta al corazón de uno. Si realmente miramos hacia adentro, veremos cambios mágicos.

De nuevo, agradezco a Shifu y a los compañeros practicantes por la oportunidad de experimentar la iluminación.

(Presentado en la Conferencia del Fa del Centro de los EE. UU. 2023)