(Minghui.org) Saludos, Shifu y compañeros practicantes. Me gustaría compartir mi historia sobre mi hijo, que es severamente autista, y cómo la cultivación en Dafa me ayudó a superar los desafíos de criarlo.

Falun Dafa me ofrece paz

En otoño de 2010, cuando tenía 38 años, di a luz a dos gemelos. Cuando tenían dos semanas, comenzaron muchos desafíos. Mis hijos lloraban incesantemente y necesitaban estar en brazos todo el día. En cuanto los acostábamos, gritaban terriblemente. Les diagnosticaron ERGE, también conocida como enfermedad por reflujo gastroesofágico, que les producía ardor en el esófago, y la hora de comer siempre era un reto. Sus problemas gastrointestinales persistían incluso después de llevarlos a un especialista. Poco después de comer, lo vomitaban todo, a pesar de todo el esfuerzo que hacía para alimentarlos.

En consecuencia, mis hijos solo estaban en el percentil 5 de la tabla de crecimiento. Cada sesión de alimentación duraba 2 horas, por lo que cada día tardaban 6 horas o más en comer. Los bebés apenas dormían en el mismo horario. Cuando uno dormía, el otro estaba despierto. Como resultado, mi esposo y yo hacíamos turnos para vigilarlos por la noche, y casi siempre nos faltaba el sueño.

Un día, cuando mis hijos tenían diez meses, mi suegra montó en cólera y se largó de casa cuando le pregunté si podíamos cambiar la fecha de nuestra sesión de retrato familiar para ese mes. Mi suegra es la matriarca de la familia, así que monta en cólera con facilidad si las cosas no salen como ella quiere, por trivial que parezca el asunto. Estaba acostumbrada a disculparme con ella, así que corrí tras ella aquel caluroso día de verano. Hacía 32 grados cuando me quedé en la entrada de casa, bajo un sol abrasador, rogándole que me perdonara mientras ella estaba sentada en su coche con el aire acondicionado encendido. Dejé a los niños desatendidos en casa durante 30 minutos. Cuando volví a entrar, estaba desesperada por los constantes abusos de mi suegra hacia mí. A partir de ese momento, lo único que quería era "paz", así que empecé a buscar la manera de encontrarla.

A principios de ese año, mis padres me dijeron que mis dos hermanos pequeños habían empezado a practicar Falun Dafa. Así que, durante el fin de semana del Día del Trabajo de 2011, mi hermano menor y mi madre volaron desde fuera de la ciudad para enseñarme los ejercicios de Falun Dafa. Aunque hice los ejercicios y leí el libro Zhuan Falun, no entendía de qué se trataba la cultivación. Mis desafíos diarios aumentaron. Tenía que cuidar de mis hijos gemelos, de mi hija mayor, de mi trabajo y de la construcción de nuestra nueva casa. En febrero de 2013, ya no podía soportar la presión, así que decidí cultivarme en Falun Dafa sinceramente. Empecé de nuevo leyendo las enseñanzas del Fa y me levantaba temprano cada mañana para hacer los ejercicios. Mi sed de adquirir el Fa crecía, y sentía una sensación de paz cada vez que leía el Fa. En seis meses, leí todas las Enseñanzas de la Conferencia del Fa de Shifu aunque tenía poco tiempo.

Confinada en casa

Cuando los gemelos estaban a punto de cumplir 3 años, a uno de mis hijos, el hijo B (el más pequeño), le diagnosticaron autismo. Mi esposo y yo no estábamos familiarizados con el autismo, pero poco a poco fuimos aprendiendo más sobre él en los años siguientes. El autismo es un trastorno del neurodesarrollo con déficits en la comunicación social y la interacción con los demás, y también afecta al procesamiento de la entrada sensorial a cosas como el ruido, las luces, el tacto o el olfato. Las personas con autismo también pueden mostrar comportamientos repetitivos.

Los cambios de rutina, la falta de sueño, el hambre y el estreñimiento desencadenaban a menudo el comportamiento agresivo de mi hijo. Su agresividad física se agravó cuando tenía unos 4 años y medio. Una vez me mordió tan fuerte que casi me arranca la carne del antebrazo. Enfurecida, levanté mi mano para abofetearlo, pero en ese momento recordé el Fa de Shifu: "Sin embargo, hemos dicho que siendo una persona que refina gong, hay que llegar a no devolver el golpe ni los insultos..." (Cuarta Lección, Zhuan Falun) De inmediato bajé mi mano. Cuando miré por segunda vez mi antebrazo, la carne amontonada y perforada por las marcas de sus dientes se había retraído hacia mi brazo.

En 2017, cuando mi hijo tenía 6 años y medio, su agresividad física se intensificó gravemente. Me atacaba y me hacía daño a diario. Su agresividad iba desde arrancarme el pelo como si me arrancara velcro de la cabeza hasta clavarme las uñas en la piel y desprenderla como si fueran virutas de madera. Cuando le cepillaba los dientes por la noche, me daba cabezazos en la cara y me mordía los dedos, que sangraban y se hinchaban. También me pateó directamente en el ojo varias veces, haciéndome ver luces parpadeantes. Me daba cabezazos en la columna vertebral cuando fregaba los platos. A menudo se tapaba los oídos y lloraba a gritos, como si el ruido de su cabeza le causara dolor. Se daba cabezazos contra la pared, creando grandes agujeros por toda la casa, y mi marido tenía que repararlos todas las noches cuando volvía del trabajo.

Ese verano, lo inscribí en un campamento, pero 30 minutos después de dejarlo, recibí una llamada del encargado del campamento pidiéndome que lo recogiera. Varios niños sufrieron desgarros en las camisetas y moretones, y él arañó al encargado del campamento. Cuando llevé a mi hijo a cortarse el pelo, le arrancó dos puñados a una niña de 13 meses. Su llanto agudo había desencadenado su agresividad.

Causaba terror en todos los sitios a los que le llevábamos, así que nos quedamos confinados en casa y ya no podíamos llevarle a ningún sitio excepto al colegio. Mi marido y yo tuvimos que turnarnos para hacer los mandados, ya que uno de los dos tenía que quedarse en casa con nuestros tres hijos. Cuando íbamos a trabajar, mis suegros nos ayudaban a cuidar a los niños. No podíamos salir juntos, ni de compras, ni a comer a restaurantes, ni asistir a las actividades de nuestros otros dos hijos, y mucho menos irnos de vacaciones. Nuestro estilo de vida restrictivo nos creaba mucha tensión a mi esposo y a mí. Afortunadamente, el estudio del Fa y la lectura de las experiencias compartidas en Minghui me ayudaron inmensamente. Nuestra hija es cinco años mayor que sus hermanos, así que cuando creció, nos ayudó a cuidar a los niños, lo que alivió enormemente nuestra apretada agenda.

A partir de los principios de Dafa de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, pensé que debía ser más tolerante con el comportamiento de mi hijo y que mi yeli probablemente había causado que me maltratara de esa manera. Finalmente me iluminé de que este entendimiento no era del todo correcto. No importa lo que le haya hecho en nuestras vidas pasadas, sigo siendo su madre en esta vida, y nuestra relación debe ajustarse a las tradiciones de este nivel humano. No puede seguir atacándome así. Cuando me di cuenta de esto, su agresividad física hacia mí disminuyó mucho, aunque a veces seguía teniendo arrebatos.

Cuando empezó la pandemia en 2020, ese verano me lesioné gravemente la rodilla izquierda de tanto perseguirlo para que volviera a entrar en casa. Entonces tenía casi diez años. Tuve que usar muletas durante tres semanas. El dolor insoportable limitaba mi capacidad de maniobra, ya que no podía apoyar ningún peso en la pierna. Mi limitación física me desanimó mucho. Aquel día me eché a llorar. Después, miré en mi interior y descubrí que mis apegos consistían en querer trabajar únicamente en proyectos de Dafa y no ocuparme de mi hijo autista como debía. Cuando no lo vigilaba, mi hijo dañaba muchas cosas de la casa, lo que disgustaba enormemente a mi esposo, ya que era él quien tenía que repararlas todas. Estos incidentes incluyeron daños por agua en nuestro techo y paredes porque mi hijo vertió una gran cantidad de agua en el suelo del baño de arriba.

Después de mirar hacia dentro y descubrir mis defectos, un día miré a mi hijo a los ojos y le dije en silencio y con sinceridad: "No estoy enfadada contigo, y no sé cuál era nuestra relación en nuestras vidas pasadas, pero eres mi hijo en esta vida, así que cuidaré bien de ti". Me miró fijamente con sus ojos adorables y una sonrisa cariñosa en la cara, como si hubiera escuchado cada palabra que le dije. Por fin sentí compasión por él y su actitud hacia mí se volvió mucho más positiva. Rara vez me hacía daño. A partir de entonces, presté más atención a sus necesidades. Cuando me necesita, dejo todo a un lado y le atiendo.

La tribulación se convierte en bendición

En el verano de 2021, nuestra casa estuvo a punto de incendiarse. El sonido de la aspiradora en el sótano es muy relajante para mi hijo, así que a menudo la enciende durante horas. Un día, el motor se quemó por el uso excesivo, y provocó que saliera humo negro por toda la casa. Aparecieron varios camiones de bomberos. El jefe de bomberos señaló muchos objetos que estaban cerca de la aspiradora. Dijo que si alguno de esos objetos se hubiera incendiado, toda la casa habría ardido rápidamente. Milagrosamente, solo se quemó una pequeña parte de la alfombra del sótano. Sé que Shifu nos protegió. Gracias, Shifu. Sin embargo, debido al humo tóxico, no pudimos permanecer en la casa y tuvimos que vivir en un hotel durante cuatro meses y medio mientras limpiaban y restauraban nuestra casa. Afortunadamente, teníamos una excelente cobertura de seguro de hogar, por lo que toda la restauración estaba totalmente cubierta. Sin embargo, el coste ascendió a la asombrosa cifra de 350.000 dólares, ya que hubo que limpiar o sustituir prácticamente todo lo que había en nuestra casa.

Ese año, las empresas de autobuses escolares de todo el mundo se enfrentaban a la escasez de conductores de autobús, pero sorprendentemente cada uno de nuestros tres hijos recibió recogidas especiales de autobús en el hotel, y no tuvimos que conducir ninguno de ellos nosotros mismos. Durante ese tiempo, también enseñé a mi hijo a ir al baño y finalmente dejó los pañales cuando tenía 11 años. Desde que era pequeño, a mi hijo le costaba dormirse y a menudo se despertaba en mitad de la noche y se paseaba por la casa. Durante nuestra estancia en el hotel, durmió conmigo. Todas las mañanas me despertaba para enviar pensamientos rectos a todo el mundo y hacía los cinco ejercicios cerca de él. Mi hijo dormía tranquilo y profundamente. También se portaba bien durante el día.

El verano pasado, cuando mi hijo tenía casi 12 años, le quité las rueditas de entrenamiento de la bici y le enseñé a montar sin ellas. Fue doloroso para mi espalda y mis brazos, ya que tenía que soportar su peso mientras él apoyaba la bici en mí. Dimos así la vuelta a todo el barrio, que era un paseo de 1,5 km. Lo hacíamos todas las semanas. Un día, a mediados de noviembre, quité mis manos de la bicicleta y contuve la respiración mientras le veía alejarse de mí. Fue un gran momento de logro. Mi esposo dudaba de que nuestro hijo fuera capaz de montar en bicicleta sin las rueditas de aprendizaje o de dejar los pañales, pero con perseverancia, ambos hitos fueron finalmente alcanzados.

Mi esposo y yo tenemos ahora unos 50 años, nuestra hija 18 y los gemelos casi 13, pero seguimos teniendo la sensación de estar criando a un niño pequeño que necesita cuidados constantes. Aunque su comportamiento mejoró notablemente, nuestro hijo autista sigue necesitando que lo limpien después de defecar, que le digan cuándo tiene que dormir, que lo acompañen cuando juega fuera, que lo duchen por la noche y que le limpien los dientes antes de acostarse. Equilibrar el tiempo entre el cuidado de mi hijo autista y mi familia, un trabajo normal, la colaboración con el Epoch Times y el estudio del Fa con regularidad siempre ha sido un reto.

Algunas personas consideran que nuestra situación es lamentable y triste, pero a lo largo de mis más de diez años de cultivación, en realidad fue mi hijo quien me ayudó a desprenderme de muchos apegos. No habría perseverado en levantarme temprano para enviar pensamientos rectos y hacer los cinco ejercicios si no fuera por mi hijo. Al principio me costaba superar la somnolencia, pero con perseverancia, cada vez me resultaba más fácil despertarme. Ahora, aunque solo haya dormido tres o cuatro horas, puedo despertarme para enviar pensamientos rectos y hacer todos los ejercicios. Esto es muy importante porque hacer todos los ejercicios con regularidad me ha dado la resistencia para seguir esforzándome en mi cultivación. Mi hijo también me ha ayudado a desprenderme fácilmente de apegos, como ir de compras al centro comercial o comer con amigos, ya que no podía ir a ningún sitio si no tenía una niñera para él.

Con la guía de las enseñanzas de Shifu y la ayuda de mi hijo, también pude eliminar algunos pensamientos egoístas. En una ocasión, cuando subí a mi hijo al autobús escolar y le dije adiós con la mano mientras se alejaba, sentí un gran alivio en el corazón, pues pude trabajar en paz durante las siguientes seis horas y media. Más tarde me di cuenta de que ese pensamiento no era amable. No mostraba un corazón compasivo, sino egoísta. No debía conmoverme, fueran cuales fueran mis circunstancias. Después de corregir mis pensamientos, mi mente dejó de perturbarse tanto si mi hijo iba a la escuela como si se quedaba en casa. Intenté aplicar este estado mental al resto de mis actividades diarias.

La actitud de mi esposo cambia

Mi esposo y yo llevamos 23 años casados. Él no es practicante, pero suele ser muy apacible y tranquilo. Antes de empezar a practicar, yo era la dominante en nuestra relación. Sin embargo, después de obtener el Fa, todo cambió y él se volvió más dominante. Al principio, incluso se oponía a que leyera el Fa a nuestros hijos. Yo no soportaba su nueva actitud y a menudo me defendía. Cuando discutíamos, gritaba y sus palabras me disparaban como una ametralladora. Incluso quise abandonar el mundo secular para cultivarme en un monasterio, pues la convivencia con mi esposo me resultaba demasiado difícil. Poco a poco, comprendí que tenía que deshacerme de mi apego al interés propio. Aprendí a no ser extremista en mis palabras o acciones e intenté ser considerada con sus necesidades. Con el tiempo, y sin darme cuenta, su actitud también fue cambiando.

Algunos días, cuando tengo dificultades para superar una prueba, mi esposo me dice: "Recuerda: Falun Dafa es bueno" o "usa la sabiduría de Dafa" y "ten compasión". Una noche, estaba buscando a nuestro hijo gemelo mayor, hijo A, para estudiar el Fa. Cuando entré en mi habitación, lo encontré sentado en el suelo, ya leyendo. Miré y vi a mi esposo sentado en la cama. Me dijo: "Le dije que leyera el Fa ahora, así tendremos tiempo para nuestras actividades más tarde". El verano pasado, le dije a mi esposo que inscribiría a hijo A en el campamento de verano Minghui. Se enfadó y me dijo: "¿Así que tú tomas todas las decisiones? ¿No vamos a discutirlo?". Yo me limité a mirarlo, pero no discutí. Ya se lo había dicho, pero seguía sin estar contento. Me quedé pensando: "Se va a ir". Al día siguiente, me dijo: "Tenemos que comprarle un móvil a nuestro hijo". Le pregunté por qué, y me contestó: "¿Cómo vamos a ponernos en contacto con él cuando esté en el campamento Minghui?".

Ahora entiendo por qué cultivarse entre la gente común es la mejor y más rápida forma de eliminar los apegos. Algunos días nos encontramos con más retos que otros, pero todos los días hay oportunidades para cultivar. Cuando recuerdo que soy una practicante, la situación suele mejorar rápidamente. Me siento muy bendecida por haber obtenido el Fa cuando lo hice, pues sin el Fa guiándome, no creo que hubiera podido soportar las dificultades de criar a un niño con autismo tan severo como el de mi hijo. Dafa me dio una perspectiva diferente de la vida.

El Fa ayuda a que todo sea más manejable. Shifu también vela por mí en todo momento. El año pasado, en diez meses, estuve a punto de tener siete accidentes de automóvil. Con la protección de Shifu, no sufrí ningún accidente. Lamento que Shifu haya tenido que soportar tanto por mí. Sé que tengo muchos apegos que eliminar. Me esforzaré por estudiar más el Fa y trabajar más duro para mejorar mi estado de cultivación para ser digna de la salvación misericordiosa de Shifu.

¡Gracias Shifu, por tu guía todos estos años!

(Presentado en la Conferencia del Fa del Centro de los EE. UU. 2023)