(Minghui.org) Tengo 83 años. Soy una profesora jubilada. Estoy sana y llena de energía y llevo una buena vida. Estoy profundamente agradecida por la compasiva salvación de Shifu.

Cuando nací estuve muy enferma y, aunque sobreviví, seguí teniendo mala salud. Dos adivinos me pronosticaron que no viviría más allá de los 59 años.

En la escuela secundaria, tuve una grave enfermedad, a raíz de esto un día me desmayé y mi madre pensó que había muerto. Un médico chino me trató y me recuperé.

Ya de adulta desarrollé muchas enfermedades: cardiopatías, problemas renales, depresión, apoplejía, parálisis del lado derecho y síndrome de Meniere. Me parecía horrible la cantidad de medicamentos que tomaba. Mi carácter era irritable y no me llevaba bien con mi familia política. Para ese entonces, perdí toda esperanza en la vida.

Tuve la gran fortuna de encontrarme con Falun Dafa en febrero de 1997. El Sr. Li, fundador y Shifu de Falun Dafa, purificó mi cuerpo tras 18 días de práctica. Vomité y tuve diarrea toda la noche. El vómito era como una flema espesa y maloliente. A partir de entonces, todas mis enfermedades desaparecieron. Sentí la alegría de estar libre de enfermedades por primera vez en mi vida.

Vivo según los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Aprendí a dejar atrás la mentalidad competitiva y el resentimiento. También empecé a tratar a mis suegros con amabilidad, aunque me hubieran hecho daño en el pasado. Les ayudaba siempre que lo necesitaban. En sus cumpleaños y días festivos, les invitaba a mi casa y les servía una buena comida. Todos se sintieron conmovidos y mis acciones disolvieron todos los agravios que habíamos tenido en el pasado.

Si no hubiera practicado Falun Dafa, no habría podido perdonarlos ni apreciar nuestra relación. Todos se sintieron conmovidos por mi amabilidad. Ahora me apoyan en la práctica de Dafa, y renunciaron al Partido Comunista Chino y sus organizaciones afiliadas.

A través de la cultivación, me di cuenta de que Shifu había estado cuidando de mí incluso antes de que empezara a practicar. Las predicciones de los adivinos podrían ser correctas, ¡pero Shifu reorganizó y extendió mi vida! No sólo he vivido más allá de los 59 años, sino que ahora tengo 83.

Un día me caí con fuerza en la calle, pero no sentí ningún dolor. Los demás se sorprendieron al verme caer así y levantarme inmediatamente. Al día siguiente me recuperé completamente.