(Minghui.org) Yuan, el primo de mi vecino, practicaba Falun Dafa. Pero dejó de cultivarse en 1999, en cuanto comenzó la persecución, a escala nacional, contra Falun Dafa (también llamado Falun Gong). Entonces, Yuan y su esposa se trasladaron a una ciudad costera de Indonesia, donde abrieron un negocio.

Cuando el tsunami azotó la costa de Indonesia en 2004, Yuan se vio arrastrado por las aguas. A punto de morir, Yuan pensó de repente en Falun Dafa. No se había olvidado de Falun Dafa ni de Shifu, aunque hubiera dejado de cultivarse. Entonces, se arrepintió de haberlo hecho y le pidió a Shifu que lo salvara. Prometió volverse a cultivar y a validar Dafa. Inmediatamente, Yuan vio que un trozo de madera flotando se acercaba en su dirección. Se subió al trozo de madera, que lo mantuvo a flote y evitó que se ahogara. Cuando regresó a China, retomó la cultivación. Empezó a practicar Falun Dafa y, con frecuencia, le contaba a la gente cómo Shifu y Dafa lo habían salvado cuando estuvo a punto de morir.

Varios acontecimientos inolvidables durante los 20 años que llevo cultivándome, me han hecho comprender que manteniendo una creencia firme en Shifu y en Dafa, uno puede salvarse cuando está al borde de la muerte. Las lágrimas recorren mis mejillas cada vez que me paro a pensar en la misericordia de Shifu y en las bendiciones que he recibido. Que se me concediera una segunda vida, y salvarme –en varias ocasiones– cuando todo apuntaba a que iba a morir, fortaleció mi creencia en Dafa.

Antes enfermaba con mucha facilidad. Me encontraba sumamente débil y vivía a base de medicamentos. No tuve más remedio que jubilarme anticipadamente. Entonces, en junio de 1997, tuve la enorme suerte de empezar a practicar Falun Dafa. Recobré la salud mediante el estudio del Fa, la cultivación de mi mente y mi corazón, y la práctica de los ejercicios de Falun Dafa.

Otro incidente inolvidable me ocurrió una tarde de verano, cuando cocinaba un plato de fideos. Mientras vertía el caldo de fideos hirviendo, se me resbaló la cazuela de las manos, y me derramé todo el líquido hirviente encima. Aquel día llevaba una blusa de mangas corta, una falda y sandalias. Mi hija se asustó, cuando vio lo que me pasó. Pero, mi corazón no se sobresaltó. Mantuve fuertes pensamientos rectos, porque recordaba lo que Shifu nos enseñó:

“Decimos que lo bueno o lo malo surgen de un pensamiento de la persona, y la diferencia de este pensamiento también trae distintas consecuencias” (Cuarta Lección, Zhuan Falun).

Le dije a mi hija: "Estoy bien. Shifu me protegió".

No me hice ningún daño. Mi familia se asombró cuando comprobó que no me había quemado con la sopa hirviendo. Fueron testigos del poder de Dafa. Y lo alabaron. Creer en Shifu y en Dafa convierte las malas situaciones en bendiciones.

Cuando mi esposo decidió criar cerdos, le pidió a un pariente que se viniera a ayudarlo. Yo me encargaba de prepararles la comida, cocinársela y llevársela. Esto me pasó una factura enorme porque perjudicaba, seriamente, mi cultivación. Poco después, sufrí un grave accidente de coche. Me atropelló un conductor borracho y el impacto me arrojó a ocho metros de distancia. Quedé inconsciente y, hasta después, no supe que un policía de tránsito había tenido que parar un auto para que me llevaran al hospital.

Cuando recobré el conocimiento, me encontraba en una sala de tomografía computarizada. Sentía fuertes dolores y me costaba respirar. Grité sin darme cuenta: "¿Qué me pasa? No puedo respirar. Por favor, que venga algún médico a auxiliarme".

El policía de tránsito que me llevó al hospital me dijo: "Sufriste un accidente de tráfico".

Entonces le dije: "No me siento bien. Deben haberse dañado mis órganos internos".

Pero, enseguida caí en la cuenta de que practico Falun Dafa. ¿Cómo podía tener tales pensamientos?

Inmediatamente, me arrepentí ante Shifu y le dije: "Shifu, me he equivocado. Me dejé interferir con muchos asuntos familiares. Parece como si me hubiera olvidado del Fa en cuanto he recobrado la salud. No he sido diligente en la cultivación. Por favor, sálveme, Shifu. Por favor, concédame otra oportunidad. Me cultivaré con diligencia".

Al cabo de un minuto, sentí que me habían quitado una enorme piedra de encima del cuerpo. Volví a sentirme ligera. Una enfermera que estaba a mi lado pareció darse cuenta y me preguntó: "¿Se siente mejor ahora?".

Le respondí: "Soy una practicante de Falun Dafa y mi Shifu acaba de salvarme".

Acababan de entregarnos los resultados de la tomografía computarizada, que no mostraron ninguna anomalía. Los médicos, dijeron desconcertados: "Estaba en un coma grave. Predijimos que sufriría una hemorragia cerebral. Resulta difícil de creer que no observemos ni una sola anomalía". Me di cuenta de que Shifu te puede salvar si crees en él en los momentos críticos. No hay palabras para describir cuánto se lo agradezco a Shifu.

Como la persecución a Falun Dafa en China empeoraba, mi esposo me prohibió que lo practicara. Me quitó los libros de conferencias de Shifu. E incluso, me gritaba o me pegaba cada vez que me veía estudiar el Fa o hacer los ejercicios. En cuanto, perdí el ambiente para cultivarme, mi salud empezó a deteriorarse. Todo mi cuerpo se hinchó. Y mis extremidades se debilitaron. Además, los médicos encontraron un tumor maligno en mi vejiga. Me puse a reflexionar y me pregunté: "¿Por qué vuelvo a padecer estas enfermedades tan graves?".

Aunque que mi caída en la cultivación pudiera achacarse a que ya no podía estudiar los libros de las conferencias de Falun Dafa, la realidad era que todavía no había renunciado a muchos de mis apegos. Estaba apegada a ver series dramáticas, así que me exponía voluntariamente a los deseos, la lujuria, la violencia y las peleas. Estos factores tan negativos habían echado raíces en mi mente. Estos eran contrarios a las enseñanzas de Shifu y a los principios de Dafa de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. ¿No estaban generando interferencias en mi estudio del Fa, en mi cultivación, y en la validación de Dafa y la salvación de los seres conscientes?

Me di cuenta que solo me había cultivado en apariencia. Entonces, le compré los libros de Dafa a otro practicante. Me decidí a superar esta tribulación, en base a mis entendimiento sobre Dafa y mi creencia en Shifu. Estudié, una y otra vez, uno de los poemas de Shifu:

"Estudia el Fa sin pereza, cambios durante el proceso vendrán

Cree con firmeza, sin tambalearte; obtén el fruto recto, el loto se formará" ('Avancen diligentemente, ilumínense rectamente', de Hong Yin II).

Tras un examen más profundo en el hospital, los médicos descartaron la posibilidad de que el tumor fuera maligno. Con una cirugía menor, extirparon el tumor.

A pesar de que no he dejado de cometer errores en mi cultivación, Shifu siempre se ha mostrado misericordioso. Siempre me ha protegido, me salvó al borde de la muerte y me brindó otra oportunidad de vivir. ¿Cómo podría no atesorar esta oportunidad que se presenta una vez cada mil milenios? ¿Qué razones puedo tener todavía para no ser diligente en mi cultivación?

Dafa nos mostrará su poder si creemos en Shifu y en Dafa. ¡Todo es posible con Falun Dafa!