(Minghui.org) Los practicantes de Falun Dafa hacen todo lo posible para seguir los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia en sus interacciones con la gente. Muchas personas sienten que su comportamiento recto, puede ser un modelo para la sociedad. Me gustaría compartir la historia de los retos a los que me enfrenté como encargado de un almacén, y cómo seguir los principios de Falun Dafa, me ayudó a mí y a la gente a mi alrededor.

Algunos compañeros tenían envidia de mi sobresaliente trabajo y me echaron de mi puesto, así que me fui a otra empresa. La dirección me asignó discretamente el puesto de guarda de almacén. Mi nueva empresa ya había contratado guardas antes de que yo llegara, y como estos puestos estaban muy solicitados, solían asignarse a familiares de los dirigentes de la empresa. Como estos familiares no querían perder su trabajo por mí causa, se callaban y no me decían cómo se hacían las cosas. Yo me ocupaba de otras tareas. Más tarde cuando me enteré de esto, mi corazón no se movió.

Aunque soy mayor y tengo más experiencia que la mayoría de mis compañeros, no me daba aires de superioridad. Cuando los jóvenes me necesitaban, acudían a mí en busca de ayuda. Practicar Falun Dafa me dio sabiduría, en problemas técnicos y en otras cuestiones. Poco a poco, los compañeros empezaron a consultarme sobre situaciones difíciles. Pronto, todos supieron que yo era técnicamente bueno, serio, responsable y que podía soportar dificultades. Fuera cual fuera el problema, pensaban que lo mejor era que yo me ocupara de él. Algunos decían que yo sabía resolver casi todo tipo de problemas.

Los constructores creen que tienen ciertos conocimientos, así que suelen no hacer caso de nuestras instrucciones. Hicieron un desastre al desmontar unas barreras de protección a gran altura, pero las sanciones no se ejecutaron y nadie se preocupó cuando se suscitaron los problemas. Trabajar a gran altura es muy peligroso, por lo que es una gran responsabilidad ocuparse de las cuestiones de seguridad. Hay peligros ocultos por todas partes. La gerencia ya había recibido muchas quejas y la persona encargada de seguridad fue trasladada a otro departamento. El director de seguridad de la sede recomendó que yo me ocupara de estos problemas. Iba a la obra todos los días y, cuando empezaban a desmontar las barreras, yo iba detrás y las volvía a instalar personalmente. La situación fue mejorando poco a poco.

Cada vez que había una reunión, el director hacía una ronda de críticas, pero luego me felicitaba. Este director tenía un temperamento bastante excéntrico. Al principio se mostró muy escéptico conmigo. Pensé que quizá él creía que la gerencia me había puesto allí para gestionar los materiales, pero en realidad yo estaba allí para vigilarlo. Para evitar sospechas y envidia entre mis compañeros, mantuve un perfil bajo. Con el tiempo, pasó de mostrarse escéptico a reconocer mis capacidades. Finalmente, estaba tan lleno de admiración que no paraba de elogiarme delante de otras personas. Dijo que algunas empresas no quisieron contratarme por ser practicante de Falun Dafa, pero que ahora todas competían por contratarme.

Me asignaron la dirección del almacén

Un año más tarde, el cuñado del director fue a recoger mercancía, pero durante el proceso desaparecieron unos cuantos miles de yuanes. El director lo despidió y me pidió que yo me encargara del almacén. Antes de irse, su cuñado estaba muy enojado y se negó a entregarme nada, así que tuve que empezar de cero. Mis compañeros me ayudaron mucho, así que enseguida me familiaricé con los requisitos del trabajo. El cuñado del director volvió más tarde y lo traté bien.

Había otros problemas en la empresa, y mis compañeros me llamaban habitualmente para que les ayudara a resolverlos. Distribuí mi tiempo y resolví los problemas. Cuando no tenía mucho que hacer, ordenaba todos los productos viejos. Antes, si los trabajadores no encontraban las cosas u olvidaban dónde las guardaban, se limitaban a comprar otras nuevas. Ordené todos los materiales y los clasifiqué por categorías, de modo que los que aún se podían utilizar se fueran agotando poco a poco. Al principio, el director se quejó de que todo estaba desordenado y se mostró muy descontento, pero no discutí con él. Después de ordenarlo todo, echó una mirada y dejó de quejarse. Cuando había problemas, venía y me preguntaba y yo le respondía. Poco a poco fue confiando plenamente en mí.

Lidiar con constructores

Algunos proveedores y constructores son muy maleducados y poco razonables, y con algunos es muy difícil tratar. Al director también encontraba mucho problema con ellos, pero él no tenía soluciones. El director es un hombre muy meticuloso. Sus exigencias para todos son relativamente rigurosas. Con el tiempo, los trabajadores dejaron de intentar corregirle y se limitaron a dejar que les regañara. Luego seguían haciendo las cosas a su manera. Yo me esforzaba por hacer las cosas lo mejor posible.

Tomemos como ejemplo los materiales: Con frecuencia los constructores nos pedían que compráramos materiales de más. Sin embargo, en la obra hay todo tipo de materiales. El trabajo de los constructores principales, es hecho por el nivel de los constructores de obra, por lo que los principales no vienen personalmente a la obra. Algunos de los trabajadores fueron sustituidos al cabo de un tiempo, por lo que los nuevos no conocían la historia de su trabajo. Tampoco escuchaban nuestras peticiones. Si los sancionábamos, la sanción se anulaba si alguno en los altos cargos decía una palabra. Los constructores no nos tenían miedo. Si fuéramos a comprar los materiales en base a lo que nos pedían, sin duda habría despilfarro.

Pasaba algún tiempo organizando la obra. Cada vez que necesitábamos informar sobre los materiales, iba a la obra y lo revisaba, luego deducía estos materiales antes de concretar la cantidad que había que pedir. El personal de finanzas volvía a comprobar la cantidad después de mi revisión, por lo que el pedido final era muy detallado. Los materiales que se compraban de más, se devolvían al proveedor. Al cooperar de esta manera, cuando el proyecto se completaba, había poco desperdicio en términos de suministros y dinero gastado.

Revisión minuciosa de los materiales comprados

Como compramos muchos tipos de materiales, no era fácil diferenciar los números de modelo de algunos de ellos. Los encargados de almacén de otras empresas se limitan a firmar, pero no investigan. Yo reviso cada artículo antes de firmar nada.

Uno de los proveedores es muy cuidadoso cuando nos envía materiales. Rara vez añade algo más y él mismo comprueba las cantidades. Una vez, cuando terminó de descargar su mercancía y se fue a la siguiente empresa, conté la entrega y descubrí que nos había dado accidentalmente unos cuantos miles de yuanes de mercancía que no habíamos pedido. Le llamé y le pedí que volviera por ellos. Desde entonces, confía en mí. En otra ocasión, un conductor entregó artículos de más. Le pedí que volviera y los devolviera al proveedor. Sin embargo, como no era más que un chofer, se mostró reacio a preocuparse por el negocio del proveedor. Al ver que yo tomaba en serio mi trabajo, se conmovió.

A los que entregan varillas (acero para armar) los vigilo muy de cerca. En dos ocasiones descubrí que nos faltaban casi diez mil yuanes, así que empecé a hacer chequeos repentinos con más frecuencia. Una vez comprobé la cantidad con el repartidor ocho veces antes de que finalmente accediera a cumplir el contrato. Algunos pedidos pequeños no son fáciles de comprobar. Para este tipo de pedidos, consigo una báscula de precisión, elijo una unidad para medir el peso y calculo la cantidad total a partir de ahí.

Los cables eléctricos son los artículos más fáciles de robar. Los trabajadores pueden enrollar los cables en su ropa o meterlos en sus bolsas. El director se quejó de ello y quería que les revisara las bolsas todos los días. Les pedí que devolvieran todos los sobrantes cada día y creé un libro de contabilidad para registrar cuánto trabajo se hacía cada día, cuánto se recogía, cuánto se devolvía y cuánto quedaba en el almacén. Esto también me ayudaba a ver qué materiales se me estaban acabando y tenía que reponer. Todos eran influenciados por mi actitud seria en el trabajo. Aunque no revisé sus bolsas ni una sola vez, al final del proyecto, la cantidad total de cables eléctricos que se utilizaron era unos miles de yuanes inferior a la prevista.

A menudo se pierden cosas en la obra, así que el director me pidió que hiciera muchas puertas. Todos los días, soy el último en irme porque tengo que cerrarlas todas. Por la mañana, tengo que venir temprano para abrir todas las puertas. Cuando termino de recoger la mercancía, por muy tarde que sea, la traslado al almacén y lo cierro con llave. De este modo, ya no se producen incidentes de cosas perdidas en nuestras instalaciones. El director también me puso a cargo de prevenir robos en la obra. Tengo que controlar las entradas y las cosas que hay dentro, las puertas de los pasillos, las puertas de los almacenes, etc. Hasta ahora no hemos tenido ningún problema.

Poco a poco me fui convirtiendo en la persona más confiable para todos.

Rechazaba los regalos de los constructores

La situación empieza a cambiar cuando uno tiene autoridad. Los principales constructores empezaron a enviarme regalos. Sin embargo, los rechacé todos. Cuando ayudaba a descargar sus mercancías, una jefa me regaló un paquete de cigarrillos, pero lo rechacé. Aprovechó cuando yo no miraba para esconder los cigarrillos dentro de los papeles. Me apuré y lo puse encima de su coche. Le dije que sabía que quería darme las gracias por ayudarla, pero yo no aceptaba regalos. También recibí alcohol y otras cosas por el estilo, pero las devolvía todas. Durante la pandemia, la carne de cerdo era muy cara. Un contratista principal nos dio a cada uno más de 5 kg. (11 lb.) de carne de cerdo. El subdirector me preguntó por qué le daba tanta importancia y dijo que debía simplemente aceptarlo. Pero insistí en que no lo aceptaría.

Preparándonos bien para la temporada de inundaciones

Antes de la temporada de inundaciones, hice un simulacro y me preparé para todo. Las cosas que fácilmente son arrastradas por el agua, como el hule espuma, se trasladaron del patio al edificio. Las escaleras de bambú se ataron a los pilares y los aparatos eléctricos se colocaron en lugares más altos. Al final, se produjo una inundación masiva que sólo ocurre una vez cada varias décadas e inmediatamente coloqué todas las herramientas eléctricas y los libros de contabilidad en mi coche y los trasladé. De este modo, ningún objeto de valor resultó dañado y las herramientas eléctricas que valían unos cuantos miles de yuanes permanecieron intactas. Cosas como la gran mesa de recepción y las paredes divisorias de los baños, resultaron dañadas al empaparse con el agua de la inundación. Al secarse, se deformaron. Comprar una mesa nueva costaría más de mil yuanes, y al director le pareció un despilfarro. Sin embargo, como los responsables de todos los niveles vienen con frecuencia a hacer revisiones e inspecciones, los objetos dañados nos hacían quedar mal. Así que los reparé. Los materiales se reciclaron y todos nos felicitaron mucho.

Manejar las tareas difíciles con compasión

Los practicantes tenemos compasión, pero no nos resignamos ante la adversidad. Una vez, el gerente arrancó a la fuerza el árbol de otra persona. Pensando que era fácil hablar conmigo, me pidió que arreglara el asunto, pero me negué. Una empresa hermana quería tomar prestada nuestra electricidad para bombear agua. Lo normal sería instalar un medidor de luz aparte, pero nosotros también utilizamos esa electricidad para bombear agua de lluvia.

El director pensó en cobrarles el importe total de la electricidad, pero sintió que no sería fácil, así que me pidió que lo hiciera yo. Le dije a su electricista que todos somos empleados y que si le obligaba, le resultaría difícil rendir cuentas. Le dije: "Chequemos el medidor de luz, y que los directivos discutan cómo quieren repartir los gastos". De este modo, no sólo no hubo conflicto entre ambas partes, sino que el electricista y yo nos hicimos buenos amigos.

En el actual ambiente corrupto de China, mucha gente está confundida. La gente ya no confía en los demás. Todo debe ser comprobado y supervisado por ambas partes. Incluso las personas encargadas de la supervisión deben ser supervisadas. Después de hacer eso, entregan el monitoreo a la dirección. Hay brechas por todas partes. Por el contrario, los practicantes de Falun Dafa mostramos honestidad pura y bondad desde el fondo de sus corazones, además de la sabiduría que Dafa nos otorga. Mucha gente siente que los practicantes son modelos a seguir.

Espero que todas las personas puedan liberarse del daño causado por las mentiras del Partido Comunista Chino (PCCh) y respeten a Dafa y a sus practicantes. Así podrán evitar los peligros que acechan por todas partes. Espero que la gente pueda aprovechar esta oportunidad y elijan un futuro maravilloso.