(Minghui.org) Wu y yo somos de una provincia pobre y remota. Shifu dio clases introductorias en nuestra área muchas veces. Wu y yo asistimos a las primeras clases que dio Shifu y después le ayudamos hablándole a la gente de Falun Dafa.

Lo que fue aún más afortunado para nosotros, fue que presenciamos como Shifu trató públicamente enfermedades para la gente de forma gratuita, en la Exposición de Salud Oriental de 1993 en Beijing. Shifu parecía tan humilde, accesible y modesto, ¡pero tenía habilidades tan extraordinarias!

En sus enseñanzas, Shifu decía claramente:

“Yo no estoy enseñando aquí un qigong corriente, sino que son todas cosas de niveles aún más altos" (Preguntas y respuestas en la Enseñanza del Fa en Guangzhou, Zhuan Falun Fajie).

"Enseñar verdaderamente una práctica hacia los altos niveles es para salvar a la gente; ésa es la cultivación verdadera" (Exponiendo el Fa para los asistentes de Falun Dafa en Changchun, Explicando el contenido de Falun Dafa).

"Yo digo que en nuestro país, llevar genuinamente a la gente hacia niveles altos, enseñar estos Fa de niveles aún más altos, sólo lo estoy haciendo yo, y en todo el mundo también lo estoy haciendo yo" (Preguntas y respuestas en la Enseñanza del Fa en Guangzhou, Zhuan Falun Fajie).

"Sin embargo, aquí les hemos dicho a todos que yo puedo realizar este asunto porque tengo incontables Fashen que poseen mis grandes poderes divinos y capacidades del Fa y pueden manifestar poderes divinos y capacidades muy grandes" (Tercera lección, Zhuan Falun)

La Exposición de Salud Oriental se celebró en Beijing en 1993. Esta fue la segunda exposición en todo el país. La primera se celebró en Beijing en 1992. Wu y yo tomamos un tren el día anterior para llegar a tiempo y poder asistir a todo el gran acontecimiento.

Llegamos a Beijing a tiempo y nos alojamos en casa de un pariente de Wu. A la mañana siguiente nos dirigimos al lugar de celebración. Los otros practicantes que vinieron a ayudar a Shifu nos dieron una calurosa bienvenida. Estábamos encantados de volver a ver a Shifu y nos sentimos como si nos reuniéramos con uno de nuestros padres después de haber estado separados durante mucho tiempo. Shifu nos presentó y dijo a los demás que éramos visitantes que habíamos hecho un largo viaje. Les pidió que nos prepararan comida y alojamiento.

Los practicantes que venían con Shifu vestían de blanco. Parecían pulcros y enérgicos. Cada uno se colocó en su posición en el estand de Falun Dafa. Shifu distribuyó su gong (energía) para curar enfermedades entre nosotros, para que pudiéramos ayudar a compartir la carga, ya que había mucha gente buscando tratamiento.

Cuando se abrió la exposición, una gran multitud se apresuró a entrar. Poca gente hacía fila en los otros estands, pero el de Falun Dafa estaba abarrotado. Los que estaban en la primera fila no tardaron en tomar un lugar para recibir tratamiento por la mañana. Otra fila de gente esperaba para inscribirse en los tratamientos de la tarde.

Shifu era el que más trabajaba. Muchas personas esperaban a que Shifu tratara sus enfermedades. Muchos padecían enfermedades incurables o dolencias difíciles de tratar. A algunos enfermos graves los llevaban sus familiares en camilla; otros venían en silla de ruedas o a cuestas. Formaban una fila tan larga que no podíamos ver el final. Shifu siempre sonreía y trataba a todo el mundo con amabilidad. Era paciente y sin prisa.

No utilizaba medicinas, inyecciones ni equipos médicos. Mantenía las palmas de las manos mirando a la persona. Separado por la ropa o manteniendo cierta distancia, palmeaba suavemente, limpiaba de arriba abajo, tocaba o sacaba algo del cuerpo de la persona y lo tiraba. Cuando trataba a los que llevaban muchos años paralizados o tenían la espalda encorvada, Shifu levantaba suavemente a la persona y la estiraba hacia abajo varias veces. Eran pocos movimientos, sólo dos, tres o cuatro gestos. Shifu indicaba al paciente que se relajara completamente y luego le animaba diciéndole: "¡Siéntate!" o "¡Excelente!" o "¡Baja!" o "¡Levántate!" o "¡Camina conmigo!". Mientras Shifu decía esto, ocurría un milagro. El paciente se sentaba, se levantaba o caminaba cuando Shifu se lo pedía. Algunos no sólo caminaron, ¡también corrieron o saltaron!

¿Era un sueño? ¿O realidad? Al principio, los pacientes no lo creían, pero luego gritaban de alegría: "¡Estoy bien! ¡Estoy realmente bien!". Algunos gritaban: "¡Shifu!", mientras que otros gritaban: "¡Un Buda me ha salvado!". Algunos lloraban incontrolablemente de alegría.

Wu y yo nos situamos a un lado del estand para verlo todo con claridad. Más tarde, a medida que más y más gente avanzaba, nos vimos obligados a alejarnos cada vez más del estand. Como resultado, nos perdimos muchos detalles y casos reales de enfermedades curadas por Shifu.

Sin embargo, hay cosas que nunca olvidaremos.

Una fue la expresión de extrema gratitud en los rostros de los sanados y sus familiares. Cuando los familiares veían que su ser querido, enfermo durante años, de repente se deshacía de las muletas, o se alejaba de la silla de ruedas y era capaz de andar sin ayuda, e incluso de correr, se quedaban tan contentos y sin palabras. Algunos no pudieron evitar exclamar: "¡Ha venido un ser divino!". No sabían cómo dar las gracias a Shifu. Algunos se arrodillaron e hicieron repetidas reverencias, exclamando: "¡Gracias, Shifu!". Shifu simplemente dijo: "Por favor, levántense". Les ayudó a levantarse y atendió al siguiente paciente como si no hubiera ocurrido nada extraordinario.

El segundo recuerdo inolvidable es la expresión de los rostros de la gente cuando presenciaron lo ocurrido: Asombro, elogio y respeto. Shifu es capaz de cualquier cosa, incluso de tratar a pacientes gravemente enfermos y devolverles la salud. La gente nunca vio poderes tan extraordinarios en esta vida ni oyó hablar de tales cosas. Es difícil de creer si uno no lo ha visto con sus propios ojos. La gente no podía evitar exclamar: "¡Es un milagro!".

Shifu trataba las enfermedades de la gente durante el día todos los días, y daba tres conferencias por la noche que estaban abarrotadas. Wu y yo escuchamos las conferencias de Shifu y fuimos testigos de lo duro que trabajaba, tanto de día como de noche.

A pesar de lo ocupado que estaba, no nos descuidó. Durante la pausa para comer, encontró un lugar vacío y comió con nosotros. Abrió su caja y nos dio la mejor comida que tenía, dejando poca para él. Esto ocurrió todos los días de la exposición. Nos sentimos mal, pero no pudimos rechazar su oferta. La atención de Shifu nos conmovió hasta las lágrimas.

Como habíamos agotado nuestro permiso de trabajo, volvimos a casa antes de la ceremonia de clausura de la exposición. Shifu nos pidió que nos quedáramos, pero debido a nuestra escasa calidad de iluminación, no nos dimos cuenta de lo valiosa que era esta oportunidad. Nos despedimos de Shifu a regañadientes. ¡Nos arrepentimos de nuestra decisión cada vez que pensamos en esto!

Shifu mostró grandes capacidades sobrenaturales en ambas exposiciones de salud, sacudiendo Beijing. El impacto fue de gran alcance y la noticia se extendió por toda China. Después de presenciar estas cosas extraordinarias, Wu y yo creímos firmemente en Shifu y en Falun Dafa. Juramos practicar la cultivación hasta el final y seguir a Shifu a casa.