(Minghui.org) Desde que, en julio de 1999, el Partido Comunista Chino (PCCh) comenzara a perseguir a Falun Dafa (también conocido como Falun Gong), cientos de miles de practicantes de Falun Dafa hemos sido detenidos por profesar nuestra fe.

El Maestro Li Hongzhi, el fundador de Falun Dafa, nos enseña que debemos ser buenas personas dondequiera que estemos. Mientras permanecíamos encarcelados, nos mantuvimos pacíficos, bondadosos y optimistas. Siempre poníamos a los demás en primer lugar y hacíamos todo lo posible por ayudar a los que lo necesitaban. Evaluábamos nuestras palabras y actos de acuerdo con las enseñanzas de Dafa, y seguíamos estrictamente los principios de "Verdad, Benevolencia y Tolerancia".

Los guardias le piden a los detenidos que aprendan de Falun Dafa

Aunque permanecíamos detenidos ilegalmente víctimas de la persecución, ayudábamos a los demás detenidos siempre que podíamos. Los centros de detención de China no proporcionan mantas ni ningún otro artículo de primera necesidad a los detenidos, así que les dábamos los nuestros a los que no tenían. También les compartíamos la comida que nos traían nuestros familiares.

El comportamiento de los detenidos variaba mucho: algunos lloraban constantemente, otros empleaban un lenguaje excesivamente soez. Hablábamos con ellos y les ayudábamos a afrontar la realidad y a ser positivos. Como resultado, muchos detenidos cambiaron su actitud hacia Falun Dafa y hacia nosotros.

Antes de conocernos, algunos se habían creído la propaganda difamatoria del PCCh contra Falun Dafa. Cuando llegaron por primera vez, ni siquiera se atrevían a dormir por las noches, porque creían que les haríamos daño. Después de conocer la verdad sobre Falun Dafa y al darse cuenta que los practicantes de Falun Dafa no eran como el gobierno los describe, algunos se arrepintieron de su mal comportamiento en el pasado y desearon haber aprendido Falun Dafa antes para no haber cometido crímenes. Algunos dijeron que practicarían Falun Dafa después de salir.

En una ocasión, seis religiosos fueron detenidos con nosotros. No notificaron a sus familias de su encarcelamiento, por lo que nadie les llevó artículos de primera necesidad. Reunimos ropa de cama y otros artículos para ellos. Conmovidos por nuestra amabilidad, dos de ellos empezaron a aprender Falun Dafa; otro dijo que lo practicaría cuando la pusieran en libertad. Después de ser liberados, algunos incluso regresaron para traernos comida deliciosa en señal de gratitud.

Detuvieron a una prostituta, que no tenía nada. Nadie acudía a visitarla y no tenía dinero para comprar provisiones. Estaba tan disgustada que se pasaba el día maldiciendo. Parecía enfadada con el mundo. Le dimos nuestra ropa y le enseñamos a comportarse correctamente. Se sintió conmovida por nuestra amabilidad y prometió que encontraría un trabajo respetable en el futuro. Cuando la liberaron, no tenía dinero para regresar a casa, así que contribuimos para cubrir los gastos de su viaje.

Al darse cuenta que los practicantes de Falun Dafa son diferentes de los demás, algunos guardias simpatizaron con nosotros y nos trataron con amabilidad. Le pedían a los detenidos: "¡Todos deberían aprender de Falun Dafa!".

"¡Los practicantes de Falun Dafa son realmente extraordinarios!"

La Oficina 610 del condado y la Oficina de Seguridad Pública arrestaron a casi un centenar de practicantes de Falun Dafa en pocos días durante noviembre de 1999. Dieciséis de nosotros fuimos trasladados al centro de detención. El primer día, el guardia conocido por sus brutales maltratos a los detenidos vino a "amonestarnos". Nos ordenó sentarnos en filas alineadas y empezó a hablarnos en exceso de renunciar a nuestra fe. Nadie dijo nada, pero parecía que tampoco nadie escuchaba realmente.

Después de hablar efusivamente durante unas dos horas, preguntó: "Después de todo lo que he dicho, ¿quién de ustedes sigue pensando que es un discípulo de Li Hongzhi?". Todos levantamos la mano al instante. Sorprendido por nuestro valor, se marchó. Nunca lo volvimos a ver. Muy sorprendidos, los demás detenidos comentaron: " ¡Ustedes los practicantes de Falun Dafa son realmente extraordinarios!".

Shifu me protegió

Shifu me salvó del peligro en varias ocasiones. Me gustaría compartir dos de los incidentes en los que Shifu me ayudó milagrosamente a no lesionarme.

Un día, mientras trabajaba fuera, me caí de cabeza, y me golpeé fuertemente contra el suelo. Ocurrió tan de repente que, cuando me di cuenta de lo que había sucedido, estaba sentado en el patio de mi vecino, a dos metros de donde me había caído. Me dolía muchísimo la cabeza. Inmediatamente dije: "¡Soy practicante de Falun Dafa y estaré bien, pues Shifu me protegerá!". Fue un milagro que no me hiciera daño. Sabía que Shifu me protegía.

Una tarde de verano, mientras regresaba a casa en bicicleta, aparecieron unas nubes oscuras y empezó a sonar truenos. La gente corrió a refugiarse. En un cruce, una motocicleta chocó contra mí. Fue una colisión fuerte y salí volando más de cuatro metros antes de golpearme fuertemente contra el suelo.

El hombre y la mujer de la moto se quedaron atónitos. Me levanté rápidamente y les dije: "No se preocupen. Practico Falun Dafa. Con la protección de Shifu, estaré bien. Deben recordar: 'Falun Dafa es bueno, Verdad, Benevolencia y Tolerancia es bueno', para asegurar un futuro brillante". Estuvieron de acuerdo. No les pedí que pagaran la moto dañada, sino que les dejé marcharse, pues pronto iba a caer la tormenta. A pesar de que una motocicleta a gran velocidad chocó contra mí, no sufrí ningún daño. Sabía queShifu me había protegido de nuevo.

Las llaves perdidas aparecen

Mi esposo trabajaba en una empresa de construcción. Un día, un hombre que parecía el contratista jefe le quitó las llaves para abrir las puertas del cuarto piso. Al final del día, mi esposo fue al cuarto piso para recuperar las llaves, pero el hombre no estaba allí, y las puertas estaban todas cerradas. Buscó por toda la planta, pero no encontró las llaves.

A la mañana siguiente, a primera hora, volvió a buscar las llaves, pero aún no las encontraba. Enfadado con mi esposo, su jefe llamó al contratista principal para pedirle las llaves. Cuando el contratista vino, mi esposo se sorprendió al ver que no era el hombre que había tomado las llaves.

Desesperado, mi esposo me llamó y me preguntó si podía ayudarlo. Después de subir al cuarto piso, no podía creer lo que había encontrado: todas las puertas estaban abiertas y las llaves estaban en una de las cerraduras. Mi esposo estaba asombrado de que hubiera encontrado las llaves. ¡Nos dimos cuenta que Shifu nos había ayudado una vez más!