(Minghui.org) Han pasado veinticuatro años, pero las escenas de la histórica apelación de 10.000 practicantes de Falun Dafa en Beijing permanecen vívidamente claras en mi mente.
La noche anterior al 25 de Abril de 1999, me enteré de que decenas de practicantes de Falun Dafa habían sido detenidos ilegalmente en Tianjin. A la mañana siguiente, fui a la calle Fuyou (donde se encontraba la Oficina de Apelaciones del Consejo de Estado en Beijing) en autobús. Como mi casa estaba bastante lejos del centro de la ciudad, tuve que cambiar tres veces de autobús por el camino y, cuando llegué, ya eran más de las 9 de la mañana.
Cuando llegué, vi a los practicantes alineados en la acera del lado oeste de la calle Fuyou. Eran tantos que no se podía ver el final de la fila.
El lado opuesto de la calle estaba casi vacío. Detrás del alto muro rojo, estaba Zhongnanhai, la sede del gobierno central del Partido Comunista Chino (PCCh).
Había un gran cartel sobre la puerta de entrada que decía "Oficina del Consejo Estatal de Apelaciones", y había soldados montando guardia.
Por aquel entonces, yo aún creía en el gobierno y quería decirles a los funcionarios que estaba mal agredir y detener a los practicantes de Falun Dafa en Tianjin. Quería decirle al gobierno que Falun Dafa era una buena práctica que enseña a la gente a ser amable y a tener siempre en cuenta a los demás. Como yo me había beneficiado de la práctica, esperaba que el gobierno la apoyara. Creo que todos los que fueron allí compartían los mismos pensamientos.
Seguí caminando, tratando de encontrar a alguien conocido. Giré en la calle Chang'an y vi a todo el mundo allí en orden por su propia voluntad. Había una fila de personas de pie en el borde de la acera de enfrente; algunos leían un libro de Dafa, mientras que otros simplemente permanecían allí en silencio.
Los que estaban en fila dejaron un pasillo detrás de ellos para permitir el paso de los peatones. Al otro lado del pasillo, había filas de practicantes sentados en el suelo. La mayoría eran de mediana edad o jóvenes. Algunos llevaban uniforme militar, todos parecían muy sinceros y amables. Estaban sentados en silencio, sin signos de ansiedad o impaciencia, ni pancartas o consignas.
Me sentí abrumado por una atmósfera de extraordinaria nobleza de espíritu y rectitud. Con lágrimas en los ojos, sentí algo que nunca antes había experimentado, un sentimiento de amplitud de miras, sin quejas ni remordimientos, un sentimiento de tolerancia, autodisciplina y espíritu intrépido, un sentimiento que sólo se podía sentir estando allí. Era tan profundo que resultaba difícil expresarlo con palabras.
Mientras caminaba, vi a dos policías de pie contra la pared, charlando y fumando. Si los practicantes de Falun Dafa hubieran realmente "asediado Zhongnanhai", como los medios de comunicación estatales describieron más tarde a la Apelación Pacífica, ¿habrían estado los policías de servicio tan relajados sin nada que hacer?
Cuando llegué al final de la calle, vi un espacio abierto. También había mucha gente sentada allí, algunos leyendo un libro de Dafa y otros haciendo los ejercicios.
Por fin, vi al asistente y a algunos compañeros practicantes de nuestro sitio de práctica. Todos se alegraron mucho de verme. Me acerqué y me senté con ellos.
Más tarde nos enteramos de que unos cuantos practicantes habíamos sido convocados a Zhongnanhai para pedir la liberación de los practicantes de Tianjin y expresar nuestro deseo de un entorno pacífico de cultivación. Todos esperamos pacientemente los resultados de la reunión.
De vez en cuando, un coche pasaba despacio, como si estuviera haciendo fotos o vídeos. Una camioneta también circulaba por la calle, emitiendo algo así como "El gobierno no hará nada contra la gente que practica qigong. Por favor, retírense cuanto antes". No prestamos mucha atención a esos vehículos y nos quedamos donde estábamos, esperando más información de la reunión entre nuestros representantes y los funcionarios del gobierno.
Entonces llegó alguien repartiendo algo, lo que causó un poco de alboroto. Justo entonces, una practicante se levantó, sosteniendo un trozo de papel con cuatro grandes caracteres que decían "Mantener nuestro xinxing (carácter)". Casi al instante, todos se calmaron y volvieron a sentarse en silencio.
También vi a dos mujeres jóvenes practicantes caminando lentamente entre la multitud, recogiendo la basura de la gente. De hecho, había muy poca basura y los alrededores estaban muy limpios.
Más tarde me enteré de que las dos practicantes recogían todos los desperdicios del suelo, incluidas las colillas de cigarrillos que tiraba la policía.
Sentada junto a nosotros había una chica de 16 o 17 años, vestida sencillamente, con las mejillas sonrosadas y los ojos brillantes. Leía tranquilamente un libro de Dafa sentada en posición de loto. Tenía un aspecto tan puro y natural que me recordó el dicho: "La tierra de cada lugar nutre a sus propios habitantes". La tierra pura de Falun Dafa ciertamente nutre a personas puras como esa chica.
A las cuatro de la tarde aún no teníamos noticias de la reunión, y tuve que marcharme debido a otros compromisos. Nuestro asistente también estaba preocupado por los practicantes que no habían llegado, así que me pidió que volviera y les ayudara a reunirse para hacer los ejercicios.
Cuando volví, tomé mi reproductor de cintas y me fui directamente al lugar de la práctica. Algunos practicantes ya estaban allí esperando. Les conté brevemente lo que estaba ocurriendo e hicimos los ejercicios juntos.
Más tarde nos enteramos de que los funcionarios del gobierno en la reunión prometieron liberar a los practicantes de Falun Dafa detenidos en Tianjin y no interferir con la gente que hacía los ejercicios de Falun Dafa. Después de que esa información se transmitiera a los que esperaban fuera, el llamamiento pacífico y racional de unos 10.000 practicantes terminó sin complicaciones.
Nunca esperamos que fuera a comenzar una persecución sin precedentes a escala nacional por parte del régimen del PCCh.
Esa misma noche recibí una llamada de mi jefe, preguntándome si había salido ese día, cuándo había llegado a casa, etc.
Desde aquel día, hace 24 años, la persecución del PCCh contra los practicantes de Falun Dafa nunca ha cesado, ni tampoco nuestros inquebrantables esfuerzos por esclarecer la verdad y resistir a la persecución de forma pacífica y racional.
El mal nunca prevalece, y la persecución a los practicantes de Falun Dafa de buen corazón en China terminará tarde o temprano.
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