(Minghui.org) Soy profesora universitaria en China. Empecé a aprender a dibujar a una edad temprana y continué estudiando arte así como diseño gráfico en la escuela secundaria, universidad y estudios de postgrado.

Casi todos los que ejercemos nuestra profesión sufrimos esta dolencia profesional, que es el dolor de vértebras cervicales/cuello. Sostengo un pincel en la mano derecha. También manejo el ratón del ordenador con la mano derecha, por lo que me duele el lado derecho del brazo, el hombro y la espalda. El dolor se trasladó al cuello y a la cabeza, por lo que me resultaba difícil dormir por la noche. Probé una almohada tras otra, con distintos materiales y formas. También probé masajes y medicación, pero ninguno de estos métodos pudo aliviar mi dolor.

A finales de 2014, pensé en hacer algo para mejorar mi salud y mi forma física. Le pregunté a una compañera de trabajo: "¿Cómo te sientes después de hacer yoga? Te ha aliviado el dolor de cuello?". Ella respondió inmediatamente: "No". Me acordé de mi madre, que siempre practicó Falun Dafa. Decía que no tenía ningún dolor corporal. También la veía meditar a menudo. Entré en Internet para saber más sobre la meditación y leí lo buena que era para el bienestar físico y mental. Pensé en volver a casa y pedirle a mamá que me enseñara a practicar Falun Dafa.

Entonces yo daba clases en la universidad. Volví a mi ciudad natal durante las vacaciones de invierno. Como de costumbre, fui a ver a una doctora que tiene una clínica y hace tratamientos de gua sha para mejorar la circulación. Es amiga de mi madre y también practica Falun Dafa. En el pasado, me sentía mejor después de los tratamientos y sentía los hombros y el cuello muy relajados. Los efectos del tratamiento duraban un año, pero después tenía que volver más a menudo porque los efectos sólo duraban seis meses. Sin embargo, esta vez no me sentí mejor después de la sesión de gua sha. El médico me dijo: "El tendón del omóplato de la espalda está inflamado. Podemos aflojarlo, pero no podemos revertir la situación. Nunca se recuperará. Como mucho, los tratamientos te aliviarán un poco el dolor". Me desanimé.

Durante la siguiente sesión de gua sha, la doctora puso una grabación: "Cultura de inspiración divina". La voz de la narradora era suave y tranquilizadora. Me sentí relajada al escucharla narrar historias sobre la cultura tradicional china.

Un día, vi un programa en NTD TV sobre medicina china. Seguí las instrucciones del programa sobre cómo las mujeres pueden hacerse un autoexamen para prevenir el cáncer de mama. Por curiosidad, me examiné el pecho izquierdo como se mostraba en el programa y descubrí un bulto del tamaño de la articulación del pulgar. Era duro y podía moverlo. Se lo conté a mi madre. Me llevó al hospital más grande de la ciudad para que me hicieran un chequeo. Los médicos me examinaron y dijeron que podía tener un tumor graso en el pecho izquierdo. También podía ser maligno. Sólo podrían asegurarlo tras extirparlo quirúrgicamente. Acepté a regañadientes la sugerencia del médico de operarme y pagué los honorarios y un depósito.

Tuve que hacerme una ecografía antes de la operación. El médico estudió las ecografías durante mucho tiempo con expresión grave. Dijo que no había uno, sino dos bultos en mi pecho izquierdo y que estaban bastante separados. Por consiguiente, era imposible extirpar esos dos bultos de un solo corte. Además, tenía muchos bultos pequeños en el pecho derecho, pero como eran demasiado pequeños, no se podían palpar. Me quedé de piedra. Vi a muchas pacientes calvas que llevaban gorras y estaban en la cama doloridas. Algunas vomitaban. Cuanto más miraba a esas pacientes, más miedo sentía.

Mi madre me dijo: "No pienses en nada más, sólo recita 'Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno'". Recité esto continuamente con mi madre hasta que el médico nos llamó. Me dijo: "La única opción es extirparte los dos bultos del pecho izquierdo. Dejaremos el pecho derecho como está y observaremos qué pasa. Después de la operación, no significa que no le vayan a salir más bultos en el pecho izquierdo. También es posible que los bultos de la mama derecha aumenten de tamaño. No podemos asegurarlo. Lo único que podemos hacer es vigilar las cosas".

Cuando el médico me propuso operarme para extirparme los bultos del pecho izquierdo, no tuve más remedio que aceptar su consejo. Pensé que el problema se resolvería una vez extirpados los bultos. Después de oír las palabras del médico, comprendí que la operación no resolvería el problema. Además, había que hacer dos incisiones para extirparme los bultos del pecho izquierdo. Mi madre le dijo al médico: "Consideremos nuestras opciones".

Mi madre me dijo: "Ahora tienes dos opciones: operarte o intentar practicar Falun Dafa". Yo no sabía nada sobre la cultivación. Sólo sabía que mi madre leía las enseñanzas y hacía los ejercicios todos los días, y eso era cultivarse. Pensé: "¡En ese caso, la cultivación es mucho mejor que la cirugía! Practicaré la cultivación". Era como si esperara a que mi madre me dijera que practicara la cultivación.

A la mañana siguiente fuimos al hospital para informar a los médicos de mi decisión de no operarme. Vi a una niña preparándose para una operación y también era para extirparle un tumor graso. Si no hubiera optado por practicar la cultivación, también estaría esperando para operarme. Aunque tuvimos que renunciar a los honorarios que ya habíamos pagado, mi madre y yo salimos del hospital con buen ánimo. Nos sentíamos relajadas y bendecidas mientras caminábamos hacia casa.

En casa, mi madre veía todos los días conmigo las conferencias grabadas del Maestro Li (fundador de Dafa). También me enseñó los cinco ejercicios. El Maestro empezó a limpiar mi cuerpo. El cuello, la cabeza, los brazos y la espalda dejaron de dolerme. Además se redujo la hinchazón del lado derecho de la espalda.

También desapareció el problema estomacal que me aquejaba. De mayor, me sangraba el estómago dos veces y no podía comer arroz si estaba duro. Ahora, podía comer las sobras directamente de la nevera y beber leche fría sin dolor de estómago.

Poco a poco, me fui olvidando de los bultos en el pecho. Un día, de repente, me acordé de ellos. Me examiné el pecho y habían desaparecido. Recordé que cuando tenía los bultos no podía dormir del lado izquierdo porque el brazo me los oprimía. El Maestro deshizo mi enfermedad sin que me diera cuenta. No sufrí ningún dolor en el proceso. Fue extraordinario.

Eliminación de cálculos renales

En el otoño de 2020, mi abdomen comenzó a doler, y el dolor en mi espalda baja era insoportable. No podía ni sentarme, ni acostarme, ni siquiera arrodillarme. Estaba trabajando en otra ciudad y pedí la baja laboral. No sabía cuál era la causa de mi dolor.

Pensé en las palabras del Maestro:

"Así que sea que te encuentres con cosas buenas o malas, mientras te cultives en Dafa, son todas positivas, de seguro" (Exponiendo el Fa en San Francisco, 2005).

Me di cuenta de que era algo bueno y no tuve miedo.

Cuando fui al baño, oí que algo caía en la taza del váter. Me puse guantes y saqué la cosa para ver qué era. Era muy duro y parecía un grano de pimienta. Recordé que cuando me hicieron un examen médico en la universidad, me encontraron una piedra de medio centímetro en cada riñón. Aquellas dos piedras llevaban allí más de una década. Como nunca me causaron dolor, me olvidé de ellas. Resultó que uno de los cálculos era el responsable del intenso dolor.

Seis meses después, tuve la misma experiencia y expulsé la otra piedra. Me dolían el abdomen y la parte baja de la espalda. Esta vez no tuve miedo. Creí lo que decía el Maestro y lo consideré algo bueno. Al cabo de dos días, hacia las dos de la tarde, expulsé la segunda piedra.

Oí decir a una compañera de trabajo que su esposo tenía piedras en el riñón y que le dolía tanto que no paraba de gritar. Lo llevaron al hospital y le rompieron los cálculos para que pudiera expulsar los trozos. Fue muy caro y muy doloroso. Yo no sufrí mucho ni tuve que gastar ni un céntimo para que me quitaran las piedras del riñón.

Estoy agradecida al Maestro por limpiar mi cuerpo. Realmente experimenté lo grandioso que es estar libre de enfermedades.