(Minghui.org) Otra practicante me dijo el pasado julio que personal del comité de su vecindario fue a su casa y le ordenó a su esposo que la mantuviera en casa y no le permitiera distribuir folletos de Falun Dafa. La razón que le dieron fue que se estaba celebrando la conferencia del XX Congreso Nacional del Partido Comunista Chino (PCCh). También pensaba que la habían seguido recientemente y me advirtió que me quedara en casa para estudiar el Fa.

Le dije que creía firmemente que los practicantes de Dafa debían hacer las tres cosas requeridas por el Maestro Li sin importar lo que pasara. Cualquier interferencia externa podría ser arreglada por las fuerzas viejas y dirigida a nuestras nociones humanas, así que debemos mirar adentro y dejar ir esas nociones.

Miré en mi interior y recordé que había colaborado con ella en proyectos de Dafa durante los últimos años. Ella es un poco mayor y asumió el papel de cuidarme. Yo iba de pasajera en su moto y ella me llevaba a los lugares donde distribuía folletos. Contaba mucho con ella. Así que cuando ella no tenía tiempo para salir, yo también encontraba una excusa para no hacerlo. Me di cuenta de mi apego al miedo y de mi dependencia de esta practicante. Esas dos nociones humanas me hacían dudar de salir sola para esclarecer la verdad. Empecé a enviar pensamientos rectos para eliminar esas nociones. Le hablé de mis apegos, y ella descubrió que también tenía apego al miedo.

A la mañana siguiente, le di las gracias a Shifu y me arrodillé para pedirle fuerza para liberarme de mis apegos al miedo y a la dependencia. Estudié el Fa y envié pensamientos rectos durante todo el día. Shifu requiere que los practicantes se cultiven bien y recorran su propio camino de validación del Fa para construir una virtud poderosa. No puedo seguir siempre a otros practicantes; cada uno tiene su propio camino. Con la bendición de Shifu, finalmente eliminé estos dos apegos humanos que me impedían salir yo sola para aclarar la verdad y salvar a la gente.

Tres días después, salí sola en motocicleta para aclarar la verdad a la gente. Incluso fui al campo, a una buena distancia. El miedo surgía de vez en cuando durante el proceso, pero era débil. Le dije a Shifu en mi mente: "El miedo no soy yo. No permitiré que interfiera en mi tarea de hablar a la gente sobre Dafa. Shifu, por favor apóyeme para desintegrarlo".

¡Gracias, Shifu, por su gran protección compasiva!