(Minghui.org) La piedad filial ocupa un lugar especial en la tradición moral china. Según Confucio, es el principio inmutable del Cielo y la Tierra y una norma social para la humanidad impuesta por Dios. Como tal, consideraba la piedad filial como la base del comportamiento humano correcto.
El término "piedad filial" se refiere al código ético de honrar a los padres, respetar a los mayores, cuidar de los hermanos y educar a los hijos. Además de mantener estas relaciones sociales, también se manifiesta más ampliamente en expresiones de gratitud, muestras de respeto y la reciprocidad de la amabilidad. La gratitud, el respeto y la bondad, a su vez, son aspectos de la benevolencia: un valor fundamental de la autocultivación y la espiritualidad chinas y un principio clave para mantener la paz en el hogar y en la sociedad en general.
El énfasis familiar dentro de la piedad filial puede verse en su carácter chino, xiao (孝), compuesto de una parte superior que significa "mayor" y una parte inferior que significa "hijo". Esto indica que el hijo debe respetar a sus padres y seguir sus deseos. Las primeras apariciones de este carácter se remontan a las inscripciones de huesos del oráculo de las dinastías Yin y Shang (1600-1045 a. C.), lo que atestigua el destacado papel de la piedad filial desde los inicios de la cultura china.
El carácter jiao (教), que significa "enseñar" en chino, tiene xiao a la izquierda y el carácter wen, que significa "lengua o cultura", a la derecha. En conjunto, esta combinación implica que la educación debe basarse en la piedad filial y las relaciones humanas armoniosas. De estos ejemplos positivos, la gente podría aprender los valores éticos adecuados para guiar su conducta.
Hay innumerables historias, tanto pasadas como presentes, de cómo los chinos han practicado la piedad filial en su vida cotidiana. Nos gustaría compartir algunas de ellas.
La desinteresada gentileza de la emperatriz Zhangsun
La emperatriz Zhangsun fue la consorte del emperador Taizong, antepasado de la dinastía Tang. Fue reconocida en la historia por su virtud y considerada un ejemplo para las futuras emperatrices.
Nacida en el seno de una familia aristocrática, la joven emperatriz disfrutó de una educación tradicional durante su infancia. Ya de niña se perfilaban los rasgos más destacados de su temperamento: poseía una conducta gentil y amable, acompañada de una gran integridad y una sabiduría superior a la de su edad.
Un adivino predijo una vez que tendría capacidad para asumir responsabilidades monumentales y dijo que poseía una virtud sin límites. Le dijeron que, si seguía el curso natural del destino, disfrutaría de un honor y una estima sin comparación en su vida.
Sin embargo, la tragedia golpeó a la joven emperatriz cuando tenía ocho años. Su padre falleció y fue enviada a vivir con su tío, Gao Shilian, que siguió cuidando de ella.
A los 13 años se casó con Li Shimin, de 17, segundo hijo del gobernador Li Yuan de Taiyuan. A pesar de su juventud, era muy exigente en el cumplimiento de sus deberes como esposa. Dedicó gran parte de su tiempo, esfuerzos y pensamientos a servir a sus suegros, apoyar a su esposo y educar a sus hijos.
En el noveno año de Wude (626 d. C.), el emperador Gaozu cedió el trono a Li Shimin, legándole el título de emperador Taizong de Tang. Solo 13 días después, Zhangsun fue coronada emperatriz, cumpliendo la profecía del adivino.
Como emperatriz, Zhangsun no mostró arrogancia y se mantuvo humilde. Siguió atendiendo a su suegro, el antiguo emperador, como hacía antes de que se convirtieran en miembros de la realeza. Cada mañana y cada tarde, le presentaba sus respetos. A menudo recordaba a las criadas del palacio que cuidaran bien de él y se aseguraba de que todas las necesidades de sus suegros estuvieran cubiertas, como haría cualquier nuera normal.
La emperatriz era ecuánime y cordial con el harén imperial. Su carácter honorable y recto sirvió de ejemplo a las concubinas y aseguró relaciones pacíficas entre ellas. Gracias a ella, el harén del emperador Taizong estaba libre de los tejemanejes que a menudo se producían entre las concubinas, lo que permitía al emperador dedicarse plenamente a los asuntos de Estado.
La emperatriz llevaba una vida sencilla. Sólo tomaba lo que necesitaba, sin deseos de lujos ni excesos. Siguiendo su ejemplo, todo el palacio gastó frugalmente mientras ella estuvo en el poder y se cuidó de no malgastar ninguno de sus recursos. Esta austeridad se aplicaba a todos, incluso a su propia familia.
Después de que su hijo mayor, Li Chengqian, fuera nombrado príncipe heredero, su nodriza, Lady Sui'an, se quejaba a menudo a la emperatriz. La señora Sui'an se ocupaba de todos los asuntos domésticos en los aposentos del príncipe y vio con sus propios ojos las pertenencias desgastadas del príncipe y su escaso presupuesto. Suplicó a la emperatriz que fuera un poco más generosa con su hijo, diciendo que el príncipe era ahora el futuro emperador y debía tener la riqueza correspondiente. Pero la emperatriz Zhangsun rechazó su petición.
"Precisamente porque es el príncipe heredero, la única carencia que debería preocuparle es la falta de mérito e integridad", le dijo a Lady Sui'an. "Aún tiene mucho que aprender y debe ganarse el respeto de sus súbditos. Teniendo eso en cuenta, ¿por qué debería preocuparle la antigüedad de los objetos domésticos?".
La imparcialidad y sabiduría de la emperatriz conquistaron el palacio, y casi todo el mundo estaba dispuesto a acatar sus decisiones y seguir sus consejos.
En el octavo año de Zhenguan (634 d. C.), la emperatriz Zhangsun acompañó al emperador Taizong a visitar el palacio de Jiucheng. En el camino, se resfrió, lo que le provocó la recaída de una antigua enfermedad. Su estado empeoró rápidamente durante el año y medio siguiente.
En el verano del décimo año de Zhenguan (636 d. C.), mientras agonizaba, le recordó al emperador Taizong que tratara amablemente a sus ministros rectos y que no permitiera que sus parientes ocuparan puestos prominentes en la corte imperial. También pidió un funeral sencillo.
Sin embargo, el emperador Taizong ordenó la construcción del mausoleo de Zhaoling para su amada emperatriz. También se construyó una torre especial en el cementerio para que el alma de la emperatriz pudiera disfrutar de la hermosa vista en cualquier momento, símbolo de la perdurable admiración y añoranza del emperador por su difunta esposa.
La emperatriz Zhangsun pasó solo 36 cortos años en esta tierra. Sin embargo, en ese tiempo no solo se ganó la reverencia y adoración de su pueblo, sino que también dio un gran ejemplo de lo que debe ser una esposa virtuosa y una madre benevolente para las generaciones venideras.
Cómo una nuera resolvió rencores con un corazón compasivo
Hsiuzhen (derecha) y su hermana gemela Hsiuyin (izquierda).
Liao Hsiuzhen, de Xinbei (Taiwán), vivía en el mismo piso con sus suegros después de casarse.
Desgraciadamente, su suegra tenía mal genio y era muy dominante. Todo tenía que hacerse a su manera y no había lugar para la negociación. Además, su suegra sufría depresión, ansiedad y baja autoestima, y tenía que tomar medicación para sus enfermedades mentales.
Hsiuzhen, muy trabajadora desde niña, nunca se quejó a su marido. Pero en el fondo de su corazón, sin que ella lo supiera, había arraigado el resentimiento hacia su suegra. Y a medida que crecía, sus sentimientos hacia su suegra se complicaban cada vez más.
Mientras tanto, su suegra era cada vez más inestable emocionalmente, hasta el punto de que de vez en cuando amenazaba con tirarse del edificio y suicidarse. Hsiuzhen se encontraba en un estado de miedo y ansiedad constantes. Como resultado, no pudo concebir ni siquiera después de seis años de matrimonio.
Más tarde, la joven pareja se trasladó temporalmente a Taidong, y Hsiuzhen pudo finalmente quedarse embarazada. Fue también durante este periodo cuando comenzó a practicar Falun Dafa.
En enero de 2004, Hsiuzhen, embarazada de su segunda hija, regresó a Xinbei con su familia. Su suegra seguía siendo la misma de siempre, pero peor. Pero Hsiuzhen había cambiado. Gracias a las enseñanzas de Falun Dafa, conoció una herramienta mágica que resuelve los conflictos interpersonales: mirar hacia dentro en busca de sus propios defectos y desprenderse de cualquier pensamiento negativo.
Su suegra siempre favorecía a la hija de su hijo menor. Una vez, en una gran reunión familiar, su suegra sólo abrazó a la hija de su hijo menor e ignoró por completo a las dos hijas de Hsiuzhen, que también esperaban un abrazo de la abuela. Incluso sus otros parientes pensaron que la abuela estaba yendo demasiado lejos.
"¿Por qué tratas a los pequeños de forma tan diferente?", preguntó uno de los parientes. "Sólo abrazaste a esta, e ignoraste por completo a sus primas. Eres muy injusta".
Mirando a sus hijas con los ojos llorosos, Hsiuzhen se sintió muy disgustada, y pudo sentir cómo una amargura empezaba a introducirse en su corazón. Un pensamiento pasó por su mente: "No te perdonaré por esto". Por mucho que Hsiuzhen intentara reprimirlo, el pensamiento no desaparecía.
Más tarde, Hsiuzhen se dio cuenta de que el pensamiento era el resultado de sus celos. Poco a poco, se fue desprendiendo de su apego y, al poco tiempo, este tipo de incidentes dejaron de alterarla. A medida que fue aceptando el comportamiento de su suegra, los incidentes de ese tipo fueron cada vez menos frecuentes.
Un día, el hijo pequeño de su suegra vino a ver a su madre y la anciana le preparó jugo de fruta recién exprimido para que llevara a casa. Justo entonces, Hsiuzhen bajó las escaleras. Ni siquiera era consciente de lo que estaba pasando.
"Mira la cara de tu cuñada", le dijo su suegra a su hijo. "¡Sólo porque no le he hecho jugo, me está poniendo esa cara de mala leche!".
Tanto Hsiuzhen como su cuñado se quedaron estupefactos ante aquel repentino arrebato y se quedaron sin palabras.
Pero Hsiuzhen era una practicante de Dafa. Inmediatamente miró en su interior para ver si todavía sentía celos o resentimiento hacia su suegra.
De hecho, a menudo luchaba internamente. Aunque se esforzaba mucho por eliminar cualquier mal pensamiento sobre su suegra, el sentimiento de resentimiento seguía molestándola de vez en cuando. Después de eliminar una capa de resentimiento, parecía surgir otra, y el proceso parecía interminable. Hsiuzhen se sentía bastante angustiada por el hecho de que aún no podía desprenderse de ese apego.
En otra ocasión, sin motivo aparente, su suegra empezó a insultarla. Señalando con el dedo a Hsiuzhen, le gritó: "¡Lo único que esperas es mi muerte!".
Hsiuzhen mantuvo la calma y miró en su interior. Se dio cuenta de que, aunque nunca había deseado la muerte de su suegra, sí deseaba vivir lejos de ella. Y aunque en apariencia practicaba la piedad filial con su suegra, en el fondo no la trataba con bondad.
Seguía estudiando los libros de Dafa y se esforzaba por mejorar su cultivación. Poco a poco, el profundo resentimiento hacia su suegra fue desapareciendo. Hsiuzhen pudo conversar con su suegra desde el fondo de su corazón y cuidarla como si fuera su propia madre. También le enseñó a su suegra a recitar: "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno".
Con los cuidados meticulosos de Hsiuzhen y el apoyo de muchos otros miembros de la familia, la depresión de su suegra mejoró. Un día, mientras Hsiuzhen hablaba con su suegra, la anciana tomó las manos de Hsiuzhen y le dijo con lágrimas en los ojos: "¿Sabes? Eres la única persona de toda la familia que es verdaderamente amable conmigo".
Las dos han pasado de ser "enemigas" a confidentes íntimas, como madre e hija.
"Nunca habría podido manejar esta situación si no hubiera practicado Falun Dafa. Incluso podría haberme deprimido yo misma, y tal vez incluso peor que mi suegra", dijo Hsiuzhen agradecida.
Resolver rencores con compasión
Feng Shumei, de la ciudad de Linjiang, provincia de Jilin, vivía con su marido y su suegra después de casarse. Por el simple hecho de que su primer hijo fue una niña y no un niño, su suegra empezó a tenerle rencor y a menudo se metía con ella sin motivo. Hablaba mal de Shumei en todas partes y le decía a su hijo que le pegara e incluso que se divorciara de ella. Shumei nunca discutía con su suegra, pero le tenía mucho miedo.
En 1986, Shumei dio a luz a un hijo y empezó a intentar razonar con su suegra cuando se metía con ella. La anciana montó en cólera y empezó a maltratar a Shumei, amenazándola incluso con pegarle. Este fue el comienzo de una larga pelea entre las dos mujeres. Cada vez que la suegra regañaba a Shumei, esta discutía con ella. Incluso vertía agua en el patio con la esperanza de que su suegra resbalara y cayera al suelo.
Su marido era entonces jefe de la comisaría local, y el conflicto entre las dos mujeres en la misma casa se convirtió en un motivo de vergüenza para él entre sus compañeros. Finalmente compró una casa para que su madre pudiera mudarse y vivir sola.
Shumei comenzó a practicar Falun Dafa en la primavera de 1999 y pronto empezó a comprender muchos de sus problemas y el verdadero sentido de la vida. Cambió su comportamiento hacia su suegra y a menudo la visitaba con cosas ricas para comer. Cuando ella y su marido compraron su propia casa, trajo a su suegra a vivir con ellos. Su amabilidad conmovió a la anciana.
Más tarde, su suegra sufrió una atrofia cerebelosa que la postró en cama. Como no había calefacción en su edificio, Shumei alquiló una casa de una sola planta para que su suegra se sintiera más cómoda, aunque eso significaba que tenía que esforzarse más por mantener la casa limpia para su suegra, ya que no tenía baños.
Una vez, un amigo de su marido vino de visita. No pudo evitar elogiar a Shumei al ver lo bien que cuidaba de su suegra y lo limpia que estaba la casa.
"¡Tu esposa es extraordinaria!", le dijo el amigo a su marido. "De hecho, la razón por la que he venido hoy no es solo para ver a tu madre, sino también para ver cómo te van las cosas. Debo decir que Falun Dafa es verdaderamente maravilloso!".
El otoño siguiente, la familia de Shumei se mudó a un nuevo edificio. Para entonces, su suegra ya mostraba síntomas de demencia: dejaba sus heces por toda la casa e incluso las untaba en las paredes. Más tarde, cuando ya no podía evacuar las heces, Shumei utilizaba una cucharilla para ayudarla a sacarlas. También tenía que lavar con mucha frecuencia la ropa de cama y los absorbentes de incontinencia de su suegra para mantenerla limpia y cómoda.
En 2008, el hermano del esposo de Shumei vino a celebrar el cumpleaños de su madre. No pudo evitar darle un pulgar hacia arriba a Shumei, diciendo: "¡Eres una persona maravillosa!".
"Es porque Falun Dafa es maravilloso. Cambié para mejor gracias a Falun Dafa", dijo Shumei con una sonrisa.
El 23 de diciembre de 2008, del calendario lunar, la suegra de Shumei falleció por causas naturales. Cuando sus parientes vinieron a ayudar con los preparativos del funeral y vieron la gran pila de compresas de orina lavadas y blanqueadas, uno de ellos exclamó: "¡La anciana tuvo tanta suerte de tener una nuera tan buena!".
En el banquete posterior al funeral, su esposo levantó una copa de vino y brindó por Shumei con lágrimas en los ojos.
"Muchas gracias", dijo. "Has cuidado de mi madre todos estos años, tú sola. Ni siquiera nosotros, sus propios hijos, podríamos haber hecho lo que tú hiciste por ella".
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Categoría: Cultura tradicional