(Minghui.org) Mi hermano menor es practicante de Falun Dafa. Cuando el Partido Comunista Chino (PCCh) inició la persecución a Falun Dafa en 1999, él tenía unos 20 años y ya era un directivo de nivel medio donde trabajaba en Beijing.

Al principio de la persecución, sus supervisores se turnaban para presionarle para que renunciara a Dafa. Un día, dos hombres del comité del PCCh donde trabajaba se llevaron del dormitorio de mi hermano un retrato del Maestro Li, Fundador de Falun Dafa, y una foto del Falun (Rueda de la Ley).

Entonces le llamaron a su oficina y le amenazaron con despojarle de su condición de miembro del PCCh y despedirle si no dejaba de practicar Falun Dafa. El ambiente era tenso hasta que se abrió la puerta y entró corriendo un hombre de unos 50 años. Exclamó: "¡Este es un buen joven!", y empezó a enumerar los logros y virtudes de mi hermano.

Mi hermano se sorprendió: Apenas se conocían, así que ¿por qué se arriesgaba aquel hombre a protegerle? El hombre aseguró a mi hermano: "No es para tanto. No les tengas miedo". En su voz había el tono justiciero de un hombre honrado. El ambiente en la oficina se relajó al instante.

El hombre se acercó a la mesa donde estaban la foto del Maestro Li y la de la Rueda de la Ley, las enrolló y anunció: "¡Las colgaré en casa!". Asombrados por su audacia, los dos hombres se abalanzaron sobre él y le arrebataron las fotos.

Mi hermano fue descendido, sin embargo nunca vaciló en su fe en Dafa. Sin embargo, sus compañeros de trabajo empezaron a evitarlo y nadie se atrevía a hablar con él. Entonces el hombre volvió a ayudarle. Invitó a mi hermano a cenar y le enseñó un poema que había escrito; los dos últimos versos decían: "Si China quiere prosperar, debe proteger la ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia!".

Mi hermano recordó más tarde: "Aunque han pasado tantos años, todavía recuerdo vívidamente aquel incidente. En aquella situación tensa y aterradora, un hombre que no es practicante se atrevió a defender a un practicante de Dafa e incluso trató de proteger los materiales de Dafa. Fue realmente asombroso".

Cuando oí esta historia, sentí una gran admiración por aquel hombre. Cuando comenzó la persecución a Falun Dafa, el PCCh cubrió los medios de comunicación con rumores y calumnias sobre Falun Dafa. El ejército, la policía y agentes de civil estaban por todas las calles deteniendo a practicantes de Dafa. La persecución fue aún más intensa en Beijing. Sin embargo, ajeno al terror que invadía todos los rincones de la capital, ese hombre pekinés se atrevió a resistir descaradamente la represión gubernamental y a apoyar a Falun Dafa. ¡Era realmente fenomenal!

Afortunadamente, el pekinés no estaba solo. Hay muchos otros que también tienen el valor de defender la justicia y proteger a los practicantes. Algunos son dirigentes de empresas que deciden no denunciar a sus empleados a la policía y otros protegen los libros y materiales de Dafa.

Si hubiera más personas rectas como este hombre, la persecución habría terminado definitivamente.