(Minghui.org) ¡Recordando lo que experimenté en la cultivación al leer las palabras del Maestro, me sobrecogí de emoción!
"Así que como cultivador, lo que es realmente extraordinario es cuando puedes ser firme y tener pensamientos rectos tan firmes que nada puede hacerte vacilar. Sé sólido y firme como diamante, o granito, y entonces nada podrá afectarte; la maldad te temerá con sólo verte. Si después de encontrarte con circunstancias difíciles, tus pensamientos pueden ser realmente rectos, entonces, cuando te enfrentes con la malvada persecución y cuando te enfrentes con interferencias, una sola frase tuya reforzada con pensamientos firmes y rectos podrá instantáneamente hacer que el mal se desintegre, (aplausos) y hará que quienes estén siendo usados por la maldad se den media vuelta y huyan, hará que la persecución perversa hacia ti se disuelva, y hará que la interferencia maligna hacia ti desaparezca sin dejar huellas. Un pensamiento nacido de la fe recta es todo lo que se necesita. Y el que pueda sostener firmemente esos pensamientos rectos y perdurar hasta el final, se volverá un magnífico dios forjado por Dafa" (Exponiendo el Fa en el Fahui Internacional del Oeste de los Estados Unidos, Enseñanzas Recopiladas Dadas Alrededor del Mundo Volumen VII).
Desintegración de la "privación del sueño" en la cárcel
Mientras estaba en la prisión por negarme a renunciar a Falun Dafa, quise mostrar al personal de la prisión que mis pensamientos rectos son tan fuertes como la piedra. Me trasladaron entre los diferentes equipos. Las jefas de equipo recibían reconocimiento si las presas a su cargo eran obedientes. Así, mi negativa a realizar trabajos por estar encarcelada ilegalmente les hacía perder prestigio. Un pensamiento estaba firmemente arraigado en mí: Falun Dafa enseña a la gente Verdad-Benevolencia-Tolerancia; ¡los practicantes de Dafa son inocentes!
Pocos días después de que me trasladaran a un nuevo equipo, una compañera de celda me avisó: "No debes dormir por la noche". Me limité a sonreír y no le di mayor importancia.
Efectivamente, mientras nos preparábamos para acostarnos, la reclusa de la guardia nocturna se me acercó: "Orden de la jefa de equipo, no puedes dormir". Me quedé en silencio unos minutos antes de levantarme y dije: "Nadie puede molestarme esta noche. Si es orden de la jefa de equipo, ¡que me lo diga ella misma!".
A la mañana siguiente, la jefa de equipo vino al taller y me gritó: "¡No estás haciendo ningún trabajo!".
"¿Por qué debería trabajar?", le contesté. "¿Intentas conseguir trabajo gratis?".
Me gritó: "¡Esta noche aprenderás algo!". Allí, "aprendizaje" significaba horas de castigo físico.
"¡Tendrás que hacerlo conmigo!". Continué: "No dejarme dormir, ¿de quién es esa orden? ¿Lo sabe el jefe de la prisión? Debo saber quién dio esa orden, ¡así podré desenmascarar a quien está haciendo semejante maldad!".
Las compañeras de celda me hicieron sentar. La jefa de equipo se marchó furiosa. Más tarde me enteré de que había pedido a otras presas que dieran falsos testimonios de que yo había causado disturbios en el taller, y solicitó una orden de confinamiento en "celda pequeña" como castigo.
Antes de que terminara la jornada laboral, la jefa de equipo me llamó a su despacho y me acusó de gritar "Falun Dafa es bueno" en el taller. Le dije tranquilamente que su acusación era falsa. Pedí hablar con el alcaide de nuestra sección de la prisión para confirmar la orden de no dejarme dormir. Había un guardia en el despacho que escuchó toda nuestra conversación.
Esa noche me trasladaron a otra habitación. Nunca se volvió a mencionar la orden de "no dejarme dormir".
Desintegración del "aprendizaje" en prisión
Un día llamaron a la oficina a las practicantes de Falun Dafa y a algunas delincuentes de nuestro equipo. La jefa del equipo preguntó con severidad: "¿Van (los practicantes de Falun Gong) a saludar?". "Saludar" se refería a cómo se ordenaba a las reclusas arrodillarse sobre una rodilla cuando hablaban con los funcionarios de prisiones. Esto se hace para insultar y humillar a las practicantes.
Inmediatamente respondí: "No lo haré".
"¿Quién más no lo hará?". La jefa del equipo miró a las demás.
Unas pocas dieron un paso al frente y el resto se quedaron calladas.
Tras una breve pausa, la jefa de equipo dijo: "Todas ustedes aprenderán algo esta noche".
En la cárcel, el "aprendizaje" se refería a las formas en que se torturaba mental y físicamente a las practicantes de Falun Gong para obligarlas a acatar inicialmente y, en última instancia, a renunciar a Falun Dafa. Se utilizaron criminales para vigilar a las practicantes de Falun Dafa. A las practicantes no se les permitía lavarse ni ir al baño, se las obligaba a permanecer de pie o en cuclillas durante horas, y no se les permitía dormir, etc.
Cuando salía de la oficina, sentí una fuerte nube negra de energía maligna sobre mi cabeza. Me propuse hablar con la directora de la prisión y entré directamente en su despacho.
Mirando cara a cara al alcaide de la prisión, le dije: "La jefa del equipo ordenó 'aprender' como castigo. No permitiré que la gente cometa delitos delante de mí (ya que las delincuentes dirán cosas que calumnian a Falun Dafa)". Continué: "No importa si la persona es un guardia o un criminal, a mis ojos, nos conocimos a través del destino, yo atesoro el destino. Puedes encerrarme en una 'pequeña celda' si quieres, sin embargo, ¡expondré todo lo que sufrí aquí cuando salga!".
Mis palabras eran auténticas, y la directora de la prisión era una persona racional. Al final, me dijo: "Puedes volver".
Aquella noche no pasó nada en nuestro equipo. No se mencionó ningún "aprendizaje".
Echando la vista atrás a mis más de veinte años de cultivación, ¡estoy agradecida por la compasiva protección del Maestro!
Gracias, Shifu.
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Categoría: Mejorándose uno mismo