(Minghui.org) Antes de empezar a practicar Falun Dafa en 1998, tenía muchos problemas de salud, como mareos, reumatismo, neurosis, problemas estomacales e inflamación en el cuello.

Después de casarme, me trasladé, de una fría provincia del norte a un clima cálido del sur de China. No podía comer alimentos ricos en grasas y de vez en cuando vomitaba. Mi esposo pensó que me había vuelto a quedar embarazada. Preocupado por si perdía el trabajo por tener otro hijo, se lo comunicó a su jefe y le pidió que le diera un día libre para llevarme a abortar.

La "doctora" que me operó no era licenciada en medicina ni tenía un entrenamiento médico oficial. Llegó a ser médica gracias a sus contactos. Cuando atendía a pacientes o realizaba intervenciones quirúrgicas, nunca pedía exámenes de laboratorio, sino que se limitaba a juzgar si una paciente debía ser operada o no en función de cómo se sintiera, además de sus propias observaciones.

Pocos días antes de que me obligaran a abortar, la Dra. legró el útero de otra paciente, provocándole una hemorragia abundante, por lo que murió. Sólo 10 minutos después de empezar mi operación, empecé a sangrar profusamente. Cuando vio que no tenía nada en el útero, se asustó y me dijo: "¡Vete a casa! Vuelva si la hemorragia no se detiene".

Después de la intervención, estuve hospitalizada más de 20 días, pero no mejoré. Me puse aún más enferma. Sentía que estaba a punto de morir, así que le pedí a mi esposo que preparara mi funeral. Mi útero acabó curándose, pero mi vientre se hinchó.

Por muy mal que me sintiera, aún tenía padres a los que cuidar y un hijo que criar. Así que tenía que trabajar. En aquel entonces, llevaba una vida muy dura.

Mi destino cambia

Han pasado veinticinco años. Mi hijo creció, y mi destino también cambió: A principios del otoño de 1998, tuve la suerte de conocer Falun Dafa.

Leí Zhuan Falun de una sentada. Empecé a leer el Fa y a hacer los ejercicios con otros practicantes. También fui con practicantes veteranos al campo, para hablar a la gente sobre Falun Dafa y mostrarles los ejercicios.

Una noche, a las diez pm, mientras estaba medio dormida, vi a un dios de armadura dorada a través de mi tercer ojo. Me cogió la mano izquierda y me tomó el pulso. A continuación, eliminó todas las enfermedades que padecía desde hacía más de 20 años. Cuando desperté, supe que el Maestro Li había limpiado mi cuerpo. Desde entonces, no he tenido ninguna enfermedad. Aunque tenía más de 50 años, me sentía como si tuviera 20.

Me sentía muy feliz y realmente aprecio al benevolente Maestro por haberme salvado. Decidí seguir de todo corazón las enseñanzas del Maestro y regresar a mi hogar original y verdadero.

Me alzo a favor de Falun Dafa en la Plaza de Tiananmen

En julio de 1999, todo el mundo en China conocía Falun Dafa y mucha gente lo practicaba. Envidioso de la popularidad de Falun Dafa, el exlíder del PCCh (Partido Comunista Chino) inició la persecución.

Hay un viejo dicho: Si un padre es calumniado y el hijo no le protege, no es un buen hijo. A principios de septiembre de 1999, para validar Dafa, algunos practicantes locales fuimos a Pekín. Fuimos detenidos por la policía en la plaza de Tiananmen y encarcelados. Para no implicar a nuestras familias, ninguno de nosotros dio su nombre ni su dirección. Me recluyeron en una gran sala junto a practicantes de todo el país. Los guardias llevaron a la sala a un practicante de unos 30 años y lo tumbaron en un largo banco. Le habían torturado hasta el punto de que no podía hablar, sólo gritar. Al verlo, a muchos practicantes se les saltaron las lágrimas.

Pero nosotros seguimos dándonos ánimos y más tarde nos liberaron. Continuamos aclarando los hechos sobre la persecución y validando Dafa en nuestra ciudad natal.

Aclarando los hechos a los agentes de policía

Un practicante y yo nos paramos cerca de la entrada de una escuela a las 9 de la mañana y repartimos material informativo para ayudar a la gente a renunciar a su pertenencia al PCCh. Alguien nos denunció y nos llevaron a comisaría. Me senté en posición de loto en la comisaría, envié pensamientos rectos y pedí la ayuda del Maestro para fortalecer mis capacidades sobrenaturales.

La policía registró mi bolso, pero sólo encontró una copia de Hong Yin. Lo tomé y les dije: "Nuestro Maestro nos enseña a ser buenas personas siguiendo Verdad-Benevolencia-Tolerancia". Cuando veo que alguien necesita ayuda, le echo una mano si puedo. Una vez vi a un joven tirado en la calle. Tras ayudarlo a levantarse, le pregunté qué le pasaba. Me dijo que se moría de hambre y que llevaba cinco días sin comer. Le llevé un cuenco de fideos de arroz, pero estaba tan débil que no podía sostenerlo. Así que le di de comer. Agradeció mucho mi ayuda y me pidió que le dejara mi nombre y mi dirección, diciendo que me pagaría después.

"Le dije que no tenía que darme las gracias a mí, sino a mi Maestro. También le di un recuerdo que tenía las frases: '¡Falun Dafa es bueno! Verdad, Benevolencia y tolerancia es bueno'. Le pregunté cuánto dinero necesitaba para volver a casa. Yo no tenía trabajo ni ningún ingreso. Después de que me dijo, le di el dinero que mi hijo me había dado para comprar un par de zapatos".

"Un día, mientras clarificaba los hechos a la gente, fui arrestada por la policía. Les dije que yo practicaba Falun Dafa y el Maestro nos pide ser considerados con otros en todo lo que hagamos, y poner a los otros primero”.

Agregué: “Ustedes ignoran a la gente malvada y solo arrestan a las personas buenas que hacen el bien”. Uno de los policías replicó: “¿Hacer el bien? No sé cómo. Nosotros solo sabemos cómo hacer el mal”.

Protegida por el Maestro, mantuve mis pensamientos rectos y no firmé ninguno de sus papeles. He sido arrestada por la policía en muchas ocasiones, y cada una de las veces, he logrado salir adelante y avanzar, con mis pensamientos rectos. Nunca he firmado ninguna de esas 'declaraciones de garantía', diciendo que iba a dejar de practicar.

Agradezco al Maestro por haberme dado capacidades sobrenaturales y por haberme ayudado a hacer grandes avances en mi cultivación. Para que yo llegara tan lejos, no sé cuántos esfuerzos ha hecho el Maestro. Cada vez que pienso en el Maestro, se me saltan lágrimas.

Cuando estalló la pandemia del COVID, fui al centro de detención para entregar el nuevo artículo del Maestro "Raciocinio" a los practicantes que estaban encarcelados allí. Mi familia y mis compañeros pensaron que era muy valiente. Sin embargo, creía que el Maestro me protegería y que entregaría el nuevo artículo sano y salvo. Pedí ayuda al Maestro y tuve éxito.

Durante la pandemia en curso, salvar a la gente es muy urgente. Los compañeros practicantes y yo continuaremos haciendo todo lo posible para salvar a la gente y para cultivarnos con diligencia.

Nota del editor: Este artículo sólo representa el entendimiento del autor en su estado actual de cultivación, y está dirigido a los practicantes, para que podamos "… comparte en el aprendizaje y comparte en la cultivación, " (Cultivación sólida, Hong Yin)