(Minghui.org) Como nací a finales de la década de 1960, me consideraba una persona recta, aunque tenía mal carácter. Cada vez que se desataba mi mal carácter, no podía controlarme y acababa peleándome con los demás, independientemente de que fueran hombres o mujeres, o más grandes que yo o no. Aunque casi nunca ganaba, seguía peleando. Me hice muy conocida, y los comentarios de mi profesor eran: "Nunca vi a nadie a quien le gustara tanto pelear como a ella". Pero por pelearme constantemente con los demás vivía amargada.

Bajo la influencia de la gran tina de tintura de la sociedad humana común, pasé de ser alguien recta y honesta a ser astuta. Solía aprovecharme de mi empresa y tenía que evitar que los demás me vieran hacer cosas malas. Impregnada de una educación atea desde la infancia, no creía en nada. Si alguien mencionaba algo sobre lo divino, yo me mostraba sarcástica y me reía. No respetaba la idea de un ser divino y era codiciosa. Por aquel tiempo, estaba totalmente en contra de la práctica de la cultivación.

"¡Cómo es posible que exista un libro tan bueno!"

Mi vida cambió en septiembre de 1998. Regresé a mi anterior empresa, donde la recepcionista me entregó un paquete que me había enviado un excompañero de otra provincia. Lo abrí y vi un libro titulado Zhuan Falun. Él había puesto una nota dentro que decía que era el mejor libro que había leído en su vida. Me pidió que lo leyera de principio a fin.

En ese momento, dirigía una librería y sabía que Zhuan Falun era muy popular. La librería más cercana lo tenía. En la primavera de 1998, hubo una reunión de intercambio de experiencias de cultivación en nuestra región. Había largas colas de gente a ambos lados de la calle delante de la librería, esperando para comprar Zhuan Falun. Nunca había visto colas tan largas. Había ido a esa librería fingiendo estar interesada en el libro, pero como era de una compañía competidora, no podía decir la verdad de que realmente quería averiguar cómo hacían para conseguir estos ejemplares. Fui allí con el interés de ganar dinero, en lugar de tener algún interés en la práctica.

Me enteré de que habían pagado un depósito de 200.000 yuanes (unos USD 28.000) para obtener los derechos de autor y poder imprimir el libro. No entendía el por qué, ya que en aquella época el Partido Comunista Chino (PCCh) ya había impuesto algunas restricciones a la publicación de Zhuan Falun. Sin embargo, como era un libro tan popular, los editores decidieron imprimirlo colectivamente. No podía pagar los derechos de autor, así que tuve que abandonar la idea de comprar Zhuan Falun.

Por curiosidad, decidí empezar a leerlo antes de irme a dormir. Nunca me había encontrado con nada de lo que se mencionaba en el libro; era casi como leer una novela. Aunque era un poco misterioso e increíble, tenía sentido. Continué leyendo Zhuan Falun todos los días. En cuanto terminaba mi trabajo, me iba a casa a leer.

Cuanto más leía, más rápido leía. Terminé los tres primeros capítulos en una semana. Los seis siguientes los leí durante toda la noche, hasta pasadas las cinco de la mañana del día siguiente. Entonces exclamé: "¡Cómo es posible que exista un libro tan bueno!".

El libro respondía a muchas cosas que quería entender, pero no lograba descifrar. Estaba muy emocionada. Por fin entendí por qué vivía en este mundo y me di cuenta de que hice muchas cosas mal en el pasado.

Falun Dafa es realmente precioso

Pensé: ¿Por qué obtuve el Fa tan tarde? Si Shifu no me hubiera salvado, me habría quedado estancada y perdida en la sociedad humana común. Aunque fui objeto de persecución del Partido Comunista Chino (PCCh) por practicar Falun Dafa y pasé por muchas dificultades, nunca dudé de Shifu y estaba llena de gratitud hacia Él.

Me gustaba luchar por la justicia y creía que era una buena persona, generosa y amable. Creía que solo luchaba contra los demás porque me trataban mal. Pero cuando comparaba mis palabras y mis acciones con los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, sabía que estaba muy por debajo de los requisitos de ser una buena persona.

Al poco tiempo de empezar a cultivarme en Falun Dafa, desapareció el dolor de ojos que me atormentaba desde hacía tantos años. Antes, cuando leía un libro o veía la televisión durante mucho tiempo, empezaba a sentirme mal y tenía ganas de vomitar. Sin embargo, cuando leía Zhuan Falun durante toda una noche, no me dolían los ojos y me sentía bastante cómoda.

En aquel momento, aún no me cultivaba, pero mi cuerpo era continuamente purificado por Shifu. La enfermedad inflamatoria pélvica, la gastritis y la cardiopatía congénita desaparecieron sin que me diera cuenta. Ya no tenía miedo a las alturas ni sentía angustia. Además, las hemorragias periódicas que sufría también habían desaparecido.

Me sentía un poco extraña. Era como si este libro supiera cuáles eran mis pensamientos. Intentaba no pensar en nada y solo leíaZhuan Falun y hacía los ejercicios. Desde entonces, no volví a pelearme con nadie. Han pasado muchos años y ya no siento la necesidad de controlar mi carácter. ¡Falun Dafa es realmente precioso!

Templándome en medio de penurias y dificultades

A finales de 1992, mi familia sufrió algunos cambios. Falleció un familiar y yo estaba un poco deprimida. Para alguien como yo, que no creía en la existencia de dioses, de repente se me apareció un Buda en un sueño. La escena era soleada, con nubes de colores flotando en el cielo. Nunca había visto nubes así. Había una montaña verde sin suelo visible, y un Buda gigante sentado en una plataforma detrás de la montaña, con niños jugando a su alrededor. Me pregunté si realmente era un Buda.

Encontré la respuesta en ese sueño cuando terminé de leer Zhuan Falun: Shifu me alentó a no apegarme a los asuntos mundanos. Estaba tan emocionada que rápidamente compartí el libro Zhuan Falun con mis padres. Ellos también empezaron a practicar Falun Dafa.

Mi hermano empezó a leer el libro cuando regresó de sus vacaciones escolares. Al poco tiempo, toda nuestra familia se convirtió en practicante de Falun Dafa. Nuestra familia solía alterarse con facilidad y pelearse con frecuencia, pero empezamos a vivir en armonía. Mi madre dijo que sintió el calor de la familia solo después de practicar Dafa. Antes era muy irascible y solía insultarnos y pegarnos. Todos debíamos tener cuidado con ella, porque si decíamos algo que no le gustaba, recibíamos una buena paliza. Después de que mi madre se convirtió en practicante de Falun Dafa nunca más la escuché insultar a la gente, y mucho menos golpear a alguien. ¡Teníamos una madre amorosa!

Cuando comenzó la persecución a Falun Dafa, el 20 de julio de 1999, quedé impactada, y mi familia tampoco pudo mantenerse al margen. Tanto mi padre como mi hermano dejaron de cultivarse. Mi madre y yo fuimos a Beijing a pedir justicia para Falun Dafa y acabamos siendo arrestadas y enviadas a un centro de detención y lavado de cerebro. Me vi obligada a abandonar mi hogar y trasladarme de un lugar a otro para evitar la persecución. Mi familia quedó destrozada y yo perdí mi trabajo.

Mi madre perdió su ambiente de cultivación y no pudo salir adelante de su tribulación física. Falleció cuatro meses después de que me llevaran al centro de detención.

Salí de aquella oscura guarida años más tarde. Tenía cuarenta y tantos años y no tenía trabajo. Mi familia estaba destrozada y solo podía quedarme con mi padre. Nadie podía ayudarme. Comprendí que necesitaba utilizar la sabiduría que me habían otorgado Shifu y Dafa para forjar mi camino de cultivación.

Años atrás había aprendido contabilidad, pero nunca fui más allá. Shifu había dispuesto que todos mis compañeros de clase y excompañeros de trabajo fueran contadores senior. Tenía buenas relaciones con ellos y siempre que tenía alguna duda, podía preguntarles. Gracias a su ayuda, pude cambiar diez veces de trabajo. Aprendí contabilidad en el trabajo y finalmente obtuve un certificado como contable.

Una vez, uno de mis jefes vino a verme con un documento, pidiéndome que comprobara una información. Me dijo despectivamente: "Si puedes encontrar lo que necesito en un día, sería bueno". No sabía por dónde empezar y sudaba. Me sentía avergonzada, como si me pagaran por no hacer nada. Entonces calmé mi mente.

Aunque tenía conocimientos limitados en mi campo, sabía que mientras prestara atención a aquel asunto urgente, podría hacerlo con bastante rapidez. Shifu está a mi lado, así que podría manejar las cosas adecuadamente. Pero no tenía tanta experiencia. La gente me trataba con frialdad y mi jefe me regañaba. ¿No era ésta una oportunidad perfecta para cultivar mi xinxing?

Les había aclarado la verdad a mis compañeros, y no quería darles una mala impresión acerca de los practicantes de Falun Dafa. Así que le dije en silencio a Shifu: "Shifu, ¿cómo puedo solucionar esto?". Pronto tuve una idea. En veinte minutos, encontré la respuesta para mi jefe.

Aprovechando todas las oportunidades para aclarar la verdad

En cada empresa en la que trabajé, siempre me comportaba como una practicante de Falun Dafa. Trabajaba con diligencia, llegaba temprano al trabajo y me iba tarde a casa. Siempre que se presentaba la oportunidad, aclaraba la verdad y ayudaba a la gente a renunciar al PCCh y a sus organizaciones juveniles. Hablaba con mis compañeros en cuanto me incorporaba a una nueva empresa. Desafortunadamente, terminé siendo despedida de cinco empresas después de trabajar allí solo unos días y no recibí ninguna paga.

Un compañero me denunció una vez por informar a la gente sobre la persecución. Me doy cuenta de que podría haber evitado esta tribulación, ya que fui insistente al tratar de que se llevara el material informativo y no dejaba de insistir en la importancia de leerlo. Me detuvieron en un centro de detención. En cuanto me liberaron, mi jefe quiso que volviera al trabajo. Pero a los pocos días me llevaron a un centro de lavado de cerebro.

Luego empecé a trabajar en una compañía nueva, en la cual trabajar horas extras era la regla. La empresa empezaba de cero y, en seis meses, tuvo más de 300 clientes. Había dos contadoras senior. Una de ellas llevaba más de veinte años trabajando en este ámbito. La otra era yo. No tenía una larga trayectoria, pero desde que me cultivo en Falun Dafa, Shifu me dio sabiduría. Parecía incluso más profesional que ella, ya que podía encontrar la raíz de los problemas. Los demás empleados de la empresa eran todos recién graduados.

Me guíe por los principios de Falun Dafa. No me importaban las dificultades ni el beneficio personal. Ayudaba a mis compañeros más jóvenes a firmar contratos y a negociar con clientes, lo que involucraba mis beneficios. Era responsable de los libros de unas 50 empresas y, para empezar, estaba muy ocupada. Pero mientras me necesitaran para negociar, siempre les echaba una mano. Al hacerlo, podía hablar con cada uno de mis compañeros y aclararles la verdad. Nunca traté a los clientes como si fueran míos, sino que dejaba que mis compañeros se llevaran el mérito. Trabajaban muy duro con una remuneración generalmente baja. Aunque a veces, con mi ayuda, ganaban más que yo. Pero no le prestaba atención a ello.

Me volví más madura en la cultivación e intenté no dejar pasar ninguna oportunidad de aclarar la verdad. Mi jefe estaba un poco nervioso al principio, pero cuando vio que trabajaba con todo el corazón y me ganaba el respeto de mis compañeros, dejó de preocuparse por mí. Aunque nunca expresó su postura hacia Dafa, nunca me impidió aclarar la verdad. Trabajé allí cerca de dos años. Dejé la empresa cuando se incorporó un profesional contable con experiencia.

Cuando me fui, salvo algunos compañeros, casi todos decidieron renunciar al PCCh. Mi jefe no quería que me fuera, pero yo insistí. Cuando me fui, me descontó el sueldo a propósito, pero no discutí con él. Entre las más de 50 empresas que tenía a mi cargo, más de diez confiaban mucho en mí. Podría haberme quedado, como otros contables, con los clientes cuando cambié de trabajo. Algunos de ellos expresaron su voluntad de irse conmigo, pero me negué. Sabía que estábamos creando el camino para el futuro, así que los convencí para que se quedaran en la empresa.

Si no fuera practicante de Dafa me habría alegrado mucho de haberles quitado a esos clientes que querían irse conmigo, ¡pues me estaría vengando de mi jefe!

Llevo más de veinte años practicando Falun Dafa. Desde aclarar la verdad hasta ayudar a la gente a renunciar al PCCh, me he topado con todo tipo de gente. Pero no todo fue fácil, y me he tropezado en el camino. Fue el misericordioso Shifu quien no se dio por vencido conmigo. Lo que he logrado es muy limitado, y siento que he defraudado a Shifu. Pero en comparación a como era antes, he madurado. Antes consideraba que hacer cosas era cultivarse. Ahora doy prioridad a hacer las tres cosas sobre todo lo demás.

No estoy al nivel de los practicantes que lo han hecho bien. Espero poder cultivarme como si fuera el principio, llegar a ser una discípula genuina del período de la Rectificación del Fa y no ser indigna de la gracia salvadora de Shifu.