(Minghui.org) Hay un dicho chino que dice: "El destino de uno lo decide lo divino". Pero los jóvenes suelen estar ansiosos por cambiar su destino. Sin embargo, a medida que avanzan, se preguntan por qué la vida parece estar fuera de control. En toda la cultura tradicional china, la gente creía en "Respetar lo divino, conocer tu destino y seguir el Tao". Es decir, en medio de las dificultades y los acontecimientos adversos, uno debe permanecer decidido a perseguir la verdad y alcanzar así la iluminación siguiendo el camino del retorno al propio origen.

(Continuación de la Parte 1)

Experiencia en el Monte Lu

En 1084, Su Shi fue nuevamente degradado, por lo que viajó desde Huangzhou (en la actual provincia china de Hubei) hasta Ruzhou (en la actual provincia de Henan). En el camino, pasó por Jiujiang y visitó el famoso Monte Lu (Lushan), donde escribió el siguiente poema:

Escrito en el muro del templo de Xilin

Apareciendo como una cresta desde un ángulo y un pico desde otro,
e
ste lugar parece todo diferente alto y bajo, cerca y lejos;
Nuestra visión del Monte Lu es sólo una astilla,
simplemente porque solo lo miramos desde dentro.

Este poema es breve pero muy rico en significado. Cuando uno se enfrenta a las incertidumbres de la vida, la perspectiva difiere según el punto de vista. De hecho, si uno solo considera las cosas desde una perspectiva limitada, es difícil ver el cuadro completo. Solo soltando ese prejuicio interno se puede superar el obstáculo y tener un entendimiento más completo.

En "En la meseta distante", Su escribió: "Algunas personas ven las cosas desde dentro [de una situación] en vez de desde fuera. Puede que no haya diferencia de tamaño en sí, pero al mirar desde dentro, uno puede encontrarlo alto y grande. Cuando alguien que se considera alto y grande me mira, puede encontrarme caótico y poco digno de confianza. En este caso, es difícil decir qué lado es mejor".

Después de experimentar dificultades en Huangzhou, el mundo espiritual de Su alcanzó un nuevo nivel. Descubrió que las cosas de este mundo, ya sean altas o bajas, son todas preciosas.

En "Primera Oda a los Acantilados Rojos", Su escribió: "Entre el cielo y la tierra, todo tiene un lugar al que pertenece. Si algo no es mío, no tomaría ni siquiera un poco de ello. Pero escuchando el sonido del viento en el río o mirando la luna sobre la montaña, sabríamos que es infinito y no desaparecerá. Es un regalo ilimitado del creador, y tanto tú como yo podemos disfrutarlo".

Sus palabras demuestran humildad ante lo divino y aprecio por lo que tenemos. Es coherente con los temas de las pinturas tradicionales chinas en las que una montaña y un río gigantescos son los objetos principales, mientras que los seres humanos se muestran como pequeños y menos significativos. Esto refleja una vez más el profundo respeto por lo divino mostrado en la antigüedad. Al fin y al cabo, la humanidad no es el centro de atención. Solo el creador del cielo y la tierra debe ser respetado de tal manera.

En la Colección de Su Shi, la palabra "creador" aparece 59 veces. En un poema, escribió: "El creador sabe que he estado anhelando volver [al origen] / como si el arreglo incluyera la enfermedad y la agitación".

Otra degradación en años posteriores

Una vez finalizado su primer exilio, Su regresó a Huangzhou y fue ascendido al cargo de ministro de Ritos a la edad de 57 años. Éste fue también el cargo más alto que alcanzó en su carrera. Dos años después, sin embargo, sus compañeros volvieron a excluirlo y fue enviado a Huizhou (en la actual provincia de Guangdong).

Para empeorar las cosas, Su fue exiliado de nuevo a los 63 años. Fue enviado a Danzhou, una zona rural más remota (en la actual provincia de Hainan). Este tercer exilio vino acompañado de un mandato que prohibía a Su alojarse en la residencia de funcionarios del gobierno. Sin otra opción, tuvo que alquilar un lugar para vivir a los residentes comunes.

En "Carta al erudito Cheng", Su escribió: "Aquí no tengo carne para comer, ni medicinas para la enfermedad, ni un lugar donde alojarme, ni un amigo a quien visitar, ni carbón para el invierno, ni manantiales fríos para el verano". Sin embargo, su actitud positiva brillaba en la misma carta: "Con un cuerpo físico del creador, seguiré mi destino e iré adonde me lleve. Así lo entiendo y, por favor, no se preocupen por mí".

Su llegó a dar clases a sus alumnos en una choza de paja. Un alumno fue la primera persona de la isla en aprobar un examen imperial. Para ayudar a la gente a conseguir agua potable, enseñó a los habitantes del pueblo a cavar un pozo. Otros siguieron su ejemplo y cavaron más pozos de agua dulce. Así se redujeron los casos de enfermedad. El primer pozo se llamó "Pozo de Dongpo" en su honor, ya que Su también era conocido como Su Dongpo.

Durante los siete años que Su estuvo exiliado en Huizhou, murieron nueve miembros de su familia. Pero él seguía manteniendo una mentalidad abierta. Por ejemplo, también visitaba a otros aldeanos, charlaba con ellos y les ayudaba con sus medicinas.

En el confucianismo tradicional hay un dicho: "Un caballero mantiene la calma en la pobreza, comprende a los demás y conoce su destino". De este modo, se alcanza un nivel moral más elevado. Otros sistemas de creencias de la cultura tradicional china son similares: el budismo se centra en la práctica de la cultivación para convertirse en un ser iluminado, mientras que el taoísmo hace hincapié en el retorno al origen.

Desde la antigüedad, el mundo humano es considerado un lugar de ilusión, independientemente de la cultura. Se cree que los seres descendieron aquí como humanos tras su degeneración moral. Restaurando los valores tradicionales, apreciando la virtud y respetando lo divino, existe la esperanza de un futuro mejor para la humanidad.