(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en 1992, y ahora tengo casi 80 años. Me siento profundamente honrada de haber asistido a cinco conferencias dadas por Shifu, en Changchun. Quiero compartir mi historia de cómo obtuve Dafa y algunas de mis experiencias de cultivación.

En septiembre de 1992, viví el momento más feliz de mi vida. Fue un punto de inflexión fundamental en mi vida. Pasé del infierno al Cielo y comenzó mi camino de cultivación.

El punto de partida de mi camino de cultivación

Antes de cultivar, tenía todo tipo de enfermedades. Sufría neurastenia, insomnio, úlcera duodenal y artritis reumatoide. A los 50, tenía la cara llena de arrugas. Necesitaba gafas de lectura, me dolía todo el cuerpo y a menudo agonizaba en la cama. Mis hijos e hijas se turnaban para masajearme, lo que solo me hacía sentir un poco más cómoda.

Mi familia gastó mucho dinero en tratamientos para mí. Me visitaron varios expertos en medicina occidental, muchos médicos chinos e incluso probé algunos remedios caseros, pero todo fue en vano. Supuse que era mi destino y tuve que aceptarlo.

En septiembre de 1992 volví a encontrar mi alegría perdida. Se organizó una clase de Falun Dafa en el Auditorio del Partido Provincial de Jilin. Asistieron mi esposo y mi hija. Me hablaron con entusiasmo de los efectos milagrosos de Falun Dafa para curar enfermedades y mantenerse en forma, pero no me impresionó lo que dijeron.

Mi suegro enfermó gravemente en su ciudad natal, en la provincia de Shandong, y mi esposo se vio obligado a dejar de asistir a cuatro de las conferencias de Shifu. Tuvo que volver a casa a ver a su padre. Cuando vi la entrada para la conferencia de qigong en el escritorio, sentí que no quería desperdiciarla, así que fui a la conferencia con mi hija.

En cuanto entré en el auditorio ocurrieron cosas mágicas. Toda mi pierna izquierda tenía una sensación eléctrica, caliente y entumecida que nunca había sentido antes, y luego mis piernas se relajaron mucho. Todo mi cuerpo se sentía cómodo, y mi campo de energía era particularmente fuerte. Me quedé de piedra y pensé: "¡Este maestro de qigong es sin duda extraordinario!". Decidí preguntarle si me podía instalar un Falun (Rueda del Fa) aunque me había perdido los cuatro primeros días de conferencias.

Murmuré las palabras mientras las pensaba. Mi hija me dijo que me sentara: "¿Te respondería un Maestro de qigong tan famoso?". Hice caso omiso de lo que me decía y estaba decidida a hacerle mi pregunta a Shifu.

Miré fijamente al podio y, de repente, se me iluminaron los ojos. Una figura alta entró lentamente por el lado izquierdo del escenario. Corrí hacia el podio, excitada como una niña traviesa, para ver a Shifu de cerca. Mi primera impresión fue que era alto, majestuoso, amable y accesible.

Cuando Shifu me vio, no solo no se disgustó, sino que sonrió y siguió mirándome con gran preocupación. Le pregunté: "Shifu, hoy he venido a clase por primera vez y llevo cuatro días de retraso. ¿Todavía puedo recibir un Falun?". Shifu respondió sin rodeos: "Sí". Me emocioné.

Shifu da una conferencia a los asistentes de Changchun

Muchos años después, Shifu regresó a Changchun desde los Estados Unidos en julio de 1998. Se realizó una Conferencia del Fa para Asistentes en el Hotel Shangri-La en Changchun, y Shifu vino a dar una conferencia. La mayoría de los asistentes eran practicantes veteranos que ya habían asistido a conferencias. Pero también había recién llegados.

Cuando entré en el local, sentí una sensación de intimidad. Estaba decorado a lo grande. Lo primero que me llamó la atención fue que las mesas de la sala de conferencias estaban cubiertas con manteles dorados y tenían flores y cestas de flores a ambos lados, lo que le daba un aspecto festivo. El ambiente era solemne y sagrado.

Cuando los practicantes prorrumpieron en un estruendoso aplauso, me volví y vi de nuevo la alta figura: Shifu había llegado. Todos fueron abrazados y limpiados por la poderosa energía de Shifu. Me saltaron las lágrimas.

Todo el público se quedó en silencio cuando Shifu empezó a hablar. Habló durante más de cinco horas. Durante el descanso, Shifu pasó de estar sentado a estar de pie en el escenario. Se colocó a la izquierda del podio y respondió a las preguntas de los estudiantes. Yo estaba muy cerca de él. Solo había una persona delante de mí, así que podía verle claramente.

Pude ver que el rostro de Shifu estaba cubierto de sudor y que sostenía una botella de agua mineral. Para responder a las preguntas de los practicantes, ni siquiera se tomó tiempo para dar un sorbo al agua. Se limitaba a secarse el sudor de la cara con la mano. Esto duró mucho tiempo hasta que alguien le dio un rollo de papel para que se secara el sudor.

Los practicantes hacían preguntas cada vez que Shifu intentaba beber. Así que la botella de agua no se abrió en toda la conferencia.

Salvaguardando Dafa en la plaza de Tiananmen

Para defender la dignidad de Dafa, fui a Beijing dos veces. Fui una de las 10.000 personas que presentaron una petición al gobierno en Zhongnanhai el 25 de Abril de 1999. Cuando comenzó la persecución a Falun Dafa el 20 de julio, fui a la plaza de Tiananmen y desplegué una pancarta que llevaba escondida en la manga que decía: "Falun Dafa es recto". Grité: "¡Limpien el nombre de mi Shifu! ¡Falun Dafa es bueno!". Un grupo de policías de civil se abalanzó sobre mí, me golpeó, me arrastró y me metió en una patrulla mientras yo seguía gritando.

Vi que la policía trataba a otros practicantes de la misma manera. Las palabras "Falun Dafa es bueno. Limpien el nombre de mi Shifu" se oían por todas partes.

La policía nos condujo durante media hora y luego se detuvo en una plaza pública vacía. Nos dejaron en medio de la nada. Al final, la plaza se llenó de practicantes.

La policía nos torturó de varias maneras. Nos ordenaron mantener los pies juntos, ponernos en cuclillas y no dejar que las nalgas tocaran el suelo. Nos dijeron que nos lleváramos las manos a la cabeza. A quien no hacía lo que se le ordenaba le pegaban, le daban patadas o le obligaban a arrodillarse. Yo pensaba: "Me pondré en cuclillas hasta el final, pero nunca me arrodillaré ante el mal; solo me arrodillaré ante Shifu". Teniendo este pensamiento, pude ponerme en cuclillas hasta el final sin cambiar de postura.

Al cabo de mucho tiempo, un policía se me acercó murmurando: "A ver qué clase de persona eres". Intentó darme una patada en el hombro izquierdo. Lo extraño fue que su pie resbaló por mi brazo. Era evidente que pude resistir la patada porque Shifu me protegía. Aun así, como estuve tanto tiempo en cuclillas, las uñas de ambos pies se ennegrecieron más tarde y se cayeron. Hasta que no volví a casa e hice los ejercicios durante un tiempo, no volvieron a crecerme nuevas uñas.

Me llevaron al Centro de Detención N.º 3 de Handan. Hice huelga de hambre durante 11 días para exigir mi liberación. El oficial que me interrogó era de mi ciudad natal. Se había criado bien y tenía buena moral. Se puso en contacto con mi familia y me ayudó a volver a casa sana y salva. Sigo sintiéndome agradecida a él aunque esto ocurrió hace más de 20 años.

"Volver a la juventud" con casi 60 años

Mirando hacia atrás a los últimos 31 años, he experimentado los altibajos de la persecución por parte del Partido Comunista Chino (PCCh) y he salido adelante. Me convertí en una persona completamente diferente después de empezar a practicar Falun Dafa. Todas mis enfermedades crónicas desaparecieron, las arrugas de mi cara disminuyeron gradualmente, ya no estaba sorda ni ciega, e incluso dejé de usar gafas para leer hace cinco años. Todos mis dientes están intactos. Sin embargo, mi espalda está ligeramente encorvada.

Lo más sorprendente es que mi pelo blanco se está volviendo gradualmente negro desde la parte superior del cuero cabelludo hacia abajo. La gente se asombra cuando les digo mi edad al aclararles la verdad. Compañeros que no me ven desde hace muchos años dicen en broma que estoy "rejuvenecida" cuando me ven.

Tengo una energía ilimitada. Me siento mejor que antes de practicar Falun Dafa y no me he quedado atrás a la hora de hablar con la gente sobre la persecución, salvándoles así. He recorrido carreteras rurales y subido las escaleras de edificios altos para distribuir materiales de Dafa. También utilizo la tecnología, incluso a mi edad. Puedo hacer todo tipo de pegatinas de aclaración de la verdad, amuletos y exquisitos calendarios de escritorio.

Seguiré siendo una de las discípulas cualificadas de Shifu y continuaré trabajando diligentemente.