(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en febrero de 1999. He experimentado muchas tribulaciones en mi camino de cultivación en estos veintitantos años. Afortunadamente, las he superado todas gracias a la protección compasiva de Shifu a lo largo del camino.

Mi esposo no es practicante, pero también ha soportado muchas penurias debido a la continua persecución contra Falun Dafa por parte del Partido Comunista Chino (PCCh).

El PCCh me condenó a 10 años de prisión por mi fe en Falun Dafa. Mi esposo no me abandonó y esperó fielmente a que volviera a casa. Me visitaba a menudo en la cárcel y me ingresaba dinero para mis necesidades diarias.

Aunque él no practica Falun Dafa, Shifu siempre ha cuidado de mi esposo y le ha protegido. Los siguientes son sólo algunos incidentes.

Solicitud exitosa de subsidio de subsistencia

Salí de la cárcel y volví a casa en julio de 2017. Mi esposo contrajo uremia apenas dos meses después. Todavía no se había jubilado y tenía que pagar la seguridad social todos los años. Mi salario era inferior a 1.000 yuanes (140 USD) al mes y teníamos muy pocos ahorros.

Mi esposo necesitaba hemodiálisis y, sin dietas, nos sería muy difícil cubrir los gastos. Un amigo de mi esposo le dijo que si quería cobrar el subsidio tendría que fingir que se divorciaba de mí.

Cuando me enteré de la sugerencia de su amigo, le dije a mi esposo: "No solicitaremos el subsidio si tienes que fingir un divorcio. Eso es faltar a la verdad y yo nunca haría nada que no estuviera en consonancia con el Fa".

Más tarde, un amigo nos dijo que, según la política, si el cónyuge gana menos de 1.000 yuanes al mes, la pareja tiene derecho a recibir subsidio. Como mi sueldo mensual era algo inferior a 1.000 yuanes (140 dólares), teníamos derecho al subsidio.

Presentamos los documentos pertinentes y nuestro amigo nos ayudó a conseguir el subsidio sin ningún problema. Esta cobertura, cubre el tratamiento médico de mi esposo y él también tiene derecho a un subsidio de 500 yuanes al mes (70 USD); con mi sueldo, tenemos suficiente para salir adelante. Siempre he creído que, mientras sigamos nuestro camino con rectitud y tengamos fe en Shifu, él nos ayudará en las situaciones difíciles.

Encontrado el expediente perdido

A mi esposo le tocaba jubilarse un año y medio después. Sin embargo, no pudo encontrar el expediente de sus siete años de servicio temporal. Esos siete años de servicio son importantes para calcular sus derechos de jubilación.

En una ocasión, un amigo nos dijo que los que trabajaban como eventuales podían cobrar un complemento, así que fuimos al lugar de trabajo para comprobarlo, pero no pudimos encontrar el expediente de su trabajo temporal.

Antes de irnos, mi esposo dijo casualmente: "Parece que el expediente de mi servicio como trabajador temporal se ha perdido y no se encuentra en ninguna parte".

Una funcionaria oyó nuestra conversación y dijo: "Oh, todos los expedientes de los trabajadores temporales están aquí conmigo, puede llevárselo después de solicitarlo por escrito". A continuación, le dio instrucciones a mi esposo sobre cómo redactar la solicitud. Así, por casualidad, encontramos el expediente que buscábamos.

Nos alegramos mucho de haberlo encontrado. Le dije a mi esposo: "Demos las gracias a Shifu, que nos ayudó a encontrarlo".

Mi esposo también sintió que era algo más que una afortunada coincidencia y estuvo de acuerdo en que Shifu le había ayudado.

Cuando calcularon sus derechos de jubilación, eran más de 3.000 yuanes (420 dólares) al mes, mucho más de lo que habíamos previsto.

Shifu salvó a mi esposo

Mi esposo padece hipertensión y diabetes desde hace más de 20 años. Durante los diez años que estuve encarcelada ilegalmente, nadie se ocupó de él. En aquella época, nuestra hija tenía un hijo pequeño que cuidar, por lo que no estaba disponible para ocuparse de su padre.

Mi esposo tomaba medicación cuando se acordaba, se las arreglaba igual y nunca necesitó ser hospitalizado.

Cuando desarrolló la uremia por primera vez, los médicos dijeron que padecía una enfermedad cardiaca grave y que la diálisis era perjudicial para su corazón.

Todos nuestros familiares, amigos y excompañeros de clase no esperaban que pudiera sobrevivir tanto tiempo, y todos decían que el hecho de que siguiera vivo era un milagro en sí mismo. Creo que se sentía bendecido por todo lo que había soportado por mí.

A finales del año pasado, mi esposo contrajo COVID-19. Durante la diálisis, se confundió y movió los brazos involuntariamente. La aguja de la diálisis le hirió, provocándole una gran hemorragia. La enfermera no se dio cuenta de lo que había pasado porque tenía el brazo cubierto con la ropa de cama. No fue hasta que la máquina dio la alarma cuando la enfermera se dio cuenta de que mi esposo tenía un aspecto un poco anormal.

El médico que le atendió dijo que tenía algo de inflamación y que necesitaba antiinflamatorios intravenosos durante unos días. Mi hija pidió que hospitalizaran a su padre, pero le dijeron que no había camas disponibles.

A la enfermera le costó encontrar un vaso sanguíneo adecuado para la vía. Al final, tuvieron que insertarle una aguja en el pie.

Al día siguiente fuimos de nuevo al hospital, esta vez con otro médico. Mi hija le contó lo que había pasado el día anterior.

"En su caso, no deberíamos darle líquidos por vía intravenosa", nos dijo el médico: "la diálisis debe evitar demasiada agua, y con varios frascos de medicación al día, sin duda aumentará la carga sobre su corazón".

Mi hija volvió a preguntar si su padre podía ser hospitalizado. "No", dijo el médico, "en primer lugar, no hay camas disponibles, y aunque las hubiera, ¿qué podemos hacer? Será mejor que te vayas a casa y le dejes tomar antitérmicos si tiene fiebre alta. De hecho, yo mismo he dado positivo. ¿Qué puedo hacer yo? Tengo que venir a trabajar mientras pueda aguantar".

Lo que el médico daba a entender era que si uno estaba destinado a sobrevivir, lo haría. Si no, no había nada que hacer.

Cuando volvimos a casa, mi esposo se quedó dormido. Poco después parecía que le dolía algo. De vez en cuando se despertaba, pero no reconocía a nadie. Tenía los ojos apagados y volvía a dormirse.

Su hermano menor y su sobrino vinieron a verle cuando se enteraron de que estaba infectado. Ambos se habían infectado antes y habían sobrevivido. A todos les preocupaba que mi esposo no pudiera salir adelante, y nuestra hija incluso empezó a organizar su funeral.

Yo sabía en mi corazón que sólo Shifu podía salvarlo, así que le puse unos auriculares y le dije que escuchara las conferencias de Shifu. Escuchó las conferencias durante un día entero, y entonces se despertó y estaba lúcido y era capaz de reconocer a la gente.

"Shifu te ha salvado", le dije. "Llevas tres días en coma. Por favor, dale las gracias rápidamente". Mi esposo dijo: "¡Gracias, Shifu! Gracias, Shifu".

Mi esposo sobrevivió y todos nos alegramos por él. Muchas personas, que no estaban tan enfermas como él, no sobrevivieron. Todos nuestros familiares y amigos fueron testigos del poder curativo de Falun Dafa.