(Minghui.org) ¡Saludos, Shifu! Saludos, compañeros practicantes.

Cuando vi la "Convocatoria de artículos para el 20º Fahui de China en Minghui.org", me emocioné profundamente. Ya es el 20º Fahui pero nunca he escrito un artículo para compartir experiencias. Me lo impedía mi idea de que sólo tenía 3 años de educación primaria y no sabía escribir.

Mis cambios positivos después de empezar a practicar Falun Dafa

Tengo 72 años. Nací en un pueblo de la provincia china de Heilongjiang en 1952. Soy la mayor de 9 hermanos. Como mi familia era muy pobre, tuve que trabajar en el campo cuando tenía 14 años. El trabajo era duro. Con el paso del tiempo, mi salud se deterioró y sufrí muchas enfermedades.

Me casé a los 24 años. Mi marido estaba destinado en una base militar, así que tuve que criar a nuestros hijos sola. También tenía que trabajar en el campo, cuidar los huertos y alimentar a las gallinas y los cerdos. Tenía que cortar leña para cocinar y hacer todas las tareas domésticas.

Al cabo de seis años me permitieron irme a vivir con mi marido, pero mi salud era precaria. Más tarde trasladaron a mi marido a trabajar en una unidad de trabajo civil en la ciudad. Mis dos hijos crecieron y recibieron una buena educación. Pero mi salud seguía deteriorándose. Tenía dolores de cabeza y problemas de corazón. Mi cuerpo estaba hinchado. Fui a varios médicos, pero nada me ayudó. Incluso fui a ver a curanderos y brujos. Mis enfermedades no se curaban, en cambio estaba poseída por espíritus malignos. Maldije a la gente, les pegué y ataqué a mi familia. Estaba mentalmente destrozada y no quería vivir.

Mis hijos se preocupaban por mí. La gente del lugar de trabajo de mi marido intentaron convencerlo de que se divorciara de mí. Pero mi marido no les hizo caso y me cuidó. Por muy mal que le tratara, seguía siendo bueno conmigo. A veces me sentía culpable y me arrepentía de cómo le trataba. Pero cuando el espíritu maligno me poseía, no pude controlarme y fui a su lugar de trabajo a discutir con él. Sentía que había perdido la cara y quería suicidarme.

Me asusté y tiré las cosas que adoraba. Un día estaba tumbada en la cama y no sabía qué hacer. Me sorprendió ver un gran carácter chino "doble felicidad" en la pared. Pensé que estaba soñando. Me froté los ojos y miré más de cerca. El carácter seguía allí. Me sentí muy feliz porque tenía esperanza. Después, el espíritu maligno dejó de hacerme daño.

Un día vino a verme una amiga. Me dijo que había una sesión de vídeo de un maestro de qigong y me preguntó si quería ir. Yo no estaba interesada, ya que había practicado muchos métodos de qigong y visitado varios hospitales, pero mis enfermedades no se curaban. Intentó convencerme para que fuera con ella. Como era mi mejor amiga, no pude negarme y fui.

Cuando llegué, me sentí muy cómoda. Estuve viendo el vídeo toda la tarde. Mi corazón se abrió. Ya no estaba agitada ni me sentía amargada. Les dije a mi marido y a mis hijos que las conferencias de Shifu  (fundador de Dafa) eran muy buenas. Les pedí que vinieran a la siguiente sesión. Estuvieron de acuerdo y asistieron a la siguiente videoconferencia.

Era junio de 1995. Decidí practicar Falun Dafa. El lugar de práctica estaba cerca de mi casa. Mis dos hijos también practicaban conmigo. Obtuve el Fa. Mejoré tanto mental como físicamente. Cambié. Podía cocinar, lavar la ropa y ocuparme de todas las tareas domésticas. Uno de los compañeros de trabajo de mi marido le preguntó, por qué ya no iba a su lugar de trabajo a discutir con él. Mi marido le dijo que me había vuelto buena persona después de practicar Falun Dafa. Él compañero le contestó: "¡Debe ser muy bueno porque incluso ha cambiado a tu mujer! Por favor, pídele a tu mujer que le presente Falun Dafa a mi mujer". El director de su lugar de trabajo también admiraba a Dafa.

Mi marido estaba completamente convencido de que Falun Dafa me había cambiado y que Shifu había salvado a nuestra familia. Estaba muy agradecido a Shifu y a Dafa. Más tarde empezó a practicar.

Aclarando la verdad y salvando a los seres conscientes

Una anciana que recolectaba chatarra: “Tengo esperanza”

Un día me fijé en una anciana que recogía chatarra en una parada de autobús y charlé con ella. Le conté lo maravilloso que era Falun Dafa y lo lejos que se extendía. Me preguntó quién era mi Shifu. Le expliqué. Me escuchó atentamente y no subió al autobús cuando llegó. Siguió escuchándome. Le conté lo corrupto que era el PCCh, cómo perjudicaba a la gente y por qué estaba condenado a ser eliminado. Le expliqué que quien se afiliara al PCCh y a sus organizaciones afiliadas corría peligro.

Se emocionó hasta las lágrimas y dijo: "Hoy he conocido a una buena persona. A partir de ahora tendré buena suerte. No me preocuparé. ¿Sabes que no tengo marido y vivo con mi hijo? Me gano la vida recogiendo chatarra. Tengo tanta suerte de que me hayas dicho algo tan bueno. Puedo salvarme. Falun Dafa me salva. Por favor, dale las gracias a tu Shifu de mi parte".

Cuando llegó el autobús, lloró y no quería marcharse, porque no sabía cuándo volvería a verme.

Padre e hijo renuncian el PCCh

Un día fui a un mercado matutino con otro practicante. Conocimos a un padre y su hijo que tenían un negocio de soldadura. Le aclaré la verdad al padre. Nos dio las gracias y nos preguntó si Falun Dafa venía a salvar a la gente. Creyó lo que le dijimos y accedió a renunciar la liga de los Jóvenes Pioneros, una de las organizaciones afiliadas al PCCh a la que se había unido.

Luego hablé con el hijo y le conté lo maravilloso que es Falun Dafa, lo que el PCCh le hizo a la gente y por qué la gente debería renunciar. Se negó a renunciar. Nos marchamos. Después de caminar unos pasos, una pregunta surgió en mi mente: ¿Me iría si este hombre fuera mi hijo? Mi respuesta era no. ¿Por qué no vuelvo a hablar con él? ¿Quién le salvaría si me marcho? Me arrepentiría.

Volví y le dije que me sentía mal por no haberle salvado y que no podía marcharme. En cuanto se lo dije, juntó las manos para mostrarme respeto. Se inclinó y estaba a punto de arrodillarse. Le detuve. Volvió a inclinarse ante mí y me dijo: "Me he unido a la Liga Juvenil. Por favor, ayúdame a renunciar". Le dije que recordara "Falun Dafa es bueno" y "Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno" y que estaría a salvo si venían desastres. Dijo que definitivamente lo recordaría.

Rectificando mi pereza

Un día no quise salir a aclarar la verdad a la gente, pues estaba cansada de hacer tareas. Pero cuando pensé que tanta gente seguía esperando ser salvada, lloré. Debía salir y no debía ser perezosa. Aunque sólo salvara a una persona, debería salir a aclarar la verdad a la gente, sin importar que ya anochece.

Vi a un hombre en la calle. Le paré y le pregunté si había oído hablar de Falun Dafa y si alguien le había hablado de renunciar el PCCh. Luego le expliqué lo maravilloso que era Falun Dafa, por qué nuestro Shifu nos pidió que salváramos a la gente, lo que el PCCh había hecho a su propio pueblo y cómo mentía. También le expliqué cómo el PCCh inculpaba a Falun Dafa. Estuvo de acuerdo y dijo que el PCCh miente.

Aceptó renunciar a su afiliación a los Jóvenes Pioneros y quiso dar las gracias al Shifu. Le di algunos materiales de aclaración de la verdad y le pedí que los leyera. Se los guardó en el bolsillo y me dio las gracias.

Ese día hablé con muchas personas. Todos aceptaron renunciar el PCCh y a sus organizaciones afiliadas. Algunos dijeron que Falun Dafa era realmente maravilloso y que los practicantes eran extraordinarios.

No perder ni una sola persona

Aproveché todas las oportunidades para aclarar la verdad a la gente. Me di cuenta de que perdía oportunidades cuando no estudiaba bien el Fa.

Un día una persona me preguntó por una dirección. Como tenía prisa, le dije cómo llegar a su destino, pero no le aclaré la verdad. Lo lamenté mucho.

Me di cuenta de que era una buena lección que debía aprender y de que no debía perder ninguna oportunidad en el futuro. Tanto si la persona aceptaba los hechos como si no, debía decírselo y ofrecerle la oportunidad de elegir.

Un día hablé con una señora sobre Dafa en el autobús. Ella no acabó de entender y se bajó del autobús. Me bajé con ella y continuamos charlando. Luego hablé con la señora que iba con ella. Me admiró mucho y me preguntó si me había bajado del autobús porque quería seguir aclarándole la verdad. Exclamó que Falun Dafa era maravilloso.

Hablé con un hombre que tenía prisa y le dije: "Debemos estar predestinados a encontrarnos. Debo decirle algo importante". Luego me preguntó qué era lo importante. Le hablé de Dafa y aceptó renunciar el PCCh y a sus organizaciones afiliadas.

No sé a cuántas personas ayudé a renunciar el PCCh. Salía a hablar con la gente sobre Dafa casi todos los días. Hace unos años, otros practicantes y yo trabajábamos juntos y ayudábamos a 40 o 50 personas a renunciar el PCCh cada día. A veces íbamos a las escuelas y ayudábamos a bastantes estudiantes a renunciar a la Liga Juvenil y la de los Jóvenes Pioneros.

Aclarar la verdad a personas de todos los estratos sociales

Abandonar el apego al miedo

Un día fui a un centro comercial con un practicante. Vi a una persona que parecía feroz. Pasé junto a él y caminé unos 100 metros antes de darme cuenta de que debía hablarle de Dafa. Me pregunté por qué no me detuve a hablar con él. Temía que me denunciara a la policía.

Tenía una gran cicatriz en la cara. Le dije: “No me detuve a hablar contigo porque sentí un poco de miedo al ver la gran cicatriz de tu cara. Cuando me fui, me sentí mal. ¿Por qué no te dije la verdad sobre Falun Dafa? Porque temía que me denunciaras a la policía". Se echó a reír al oír lo que dije. "¿Qué quieres decirme?", preguntó. Entonces le aclaré la verdad. Aceptó encantado renunciar el PCCh. Dijo que trabajaba en un centro comercial.

Aclarar la verdad a un policía jubilado

Un día le pregunté a un hombre dónde trabajaba. Me dijo que era policía jubilado. Antes les aclaré la verdad a los policías. Algunos aceptaron renunciar el PCCh y a sus organizaciones afiliadas. Otros se negaron. Hoy en día, la mayoría de los policías van de paisano, así que no puedo saberlo. Dudé cuando supe que era policía. ¿Debía decirle la verdad? ¿Me denunciaría? "Algunos policías son buenas personas", me dijo. Me di cuenta de que tenía una relación predestinada con Falun Dafa. Shifu lo utilizó para darme una pista. No debía ser egoísta ni preocuparme.

Dije: "Antes hablé con policías y les conté los hechos sobre Falun Dafa. Algunos amenazaron con arrestarme. Tuve miedo cuando dijiste que eras policía. No me atreví a aclararles la verdad. Pero si hoy no hablara contigo, me sentiría mal. Practico Falun Dafa y nuestro Shifu nos pide que salvemos a la gente. No quería perderte. Cuando no sabía qué hacer, me dijiste que hay gente buena entre los policías". Él sonrió y dijo: "En efecto, hay todo tipo de policías. Yo trabajaba en la oficina". Entonces le aclaré la verdad en detalle y le ayudé a renunciar el PCCh.

Hablar sobre Dafa a un soldado

Cuando vi a un soldado de uniforme en un centro comercial me puse a charlar con él. Le conté que mi marido era militar y que le habían trasladado al departamento civil. Rápidamente cambié de tema y le hablé de Dafa. Le conté cómo el PCCh persigue a Falun Dafa y sustrae órganos de los practicantes cuando aún están vivos. No sabía nada de la renuncia al PCCh. Se lo expliqué y le dije por qué la gente debe renunciar el PCCh y a sus organizaciones afiliadas, para mantenerse a salvo. Lo entendió y aceptó renunciar el PCCh.

Me siento muy feliz cuando veo lo entusiasmada que está la gente después de renunciar el PCCh y a sus organizaciones afiliadas.

En mi familia nos ayudamos mutuamente para salvar a la gente

Toda nuestra familia practica Falun Dafa y nos hemos beneficiado mucho. Cooperamos entre nosotros y nos dedicamos de todo corazón a salvar a la gente.

Hace unos años era fácil comprar tarjetas de móvil y los teléfonos móviles se podían utilizar para reproducir los mensajes de renuncia al PCCh. Compramos 9 teléfonos móviles y utilizamos una aplicación para marcar automáticamente los números de los chinos en China y reproducirles los mensajes. Reprodujimos los mensajes durante unas 6 horas al día utilizando los 9 teléfonos al mismo tiempo. Conseguimos que entre 30 y 100 personas renunciaran el PCCh cada día.

Cada noche comprobábamos los mensajes y los números de teléfono y llamábamos a las personas que tenían preguntas o querían renunciar el PCCh. Después de hablar con ellos, algunos aceptaron renunciar al PCCh y a sus organizaciones afiliadas. Algunos nos dieron las gracias.

Un día, mi marido volvió a llamar a una persona que dijo que había escuchado los mensajes de audio del móvil, pero que aún quería saber más sobre Falun Dafa y por qué la gente debía renunciar. Mi marido se lo explicó detalladamente. Le pidió que le diera un poco de tiempo porque quería pensárselo. Una semana después, mi marido volvió a llamarle. Aceptó renunciar al PCCh. Dijo: "El PCCh está acabado y no tiene remedio. Sólo Falun Dafa puede salvar a la gente". Expresó su agradecimiento.

Un caluroso día de verano, mi marido fue a un río y se llevó 9 teléfonos. Puso algunos móviles en un banco y otros en otros lugares. Los encendió, abrió la aplicación y reprodujo los mensajes de audio. Luego se sentó y envió pensamientos rectos. De repente oyó un ruido. Se sintió extraño y buscó la procedencia del ruido. Encontró un móvil en la cesta de la bicicleta que se le había olvidado recoger. No le había puesto la batería, pero hacía mucho ruido. Se dio cuenta de que ese móvil le recordaba que tenía que encenderlo para poder emitir mensajes a los chinos y salvarlos. Efectivamente, todo tiene un espíritu. Colocó la batería y ejecutó la aplicación. Cuando comprobamos el móvil por la noche, descubrimos que mucha gente había dejado mensajes en los que aceptaban renunciar el PCCh. Esto reforzó nuestra creencia de que todo venía por el Fa. El teléfono vino a cumplir su misión. Apreciábamos mucho estos teléfonos porque ofrecían a muchas personas la oportunidad de conocer la verdad y renunciar el PCCh.

Gracias a la compasión y la protección del Shifu, nuestra familia cooperan entre sí y salvan a los seres conscientes de todo corazón. A veces no queríamos salir, sobre todo los días de viento o lluvia. Pero cuando pensábamos en la urgencia de salvar a la gente, salíamos por muy duro que fuera. Debemos hacerlo porque esta es nuestra misión.

Mirábamos en nuestro interior si nos encontrábamos con personas que nos maldecían o si ese día mucha gente no renunciaba el PCCh. Descubrimos que teníamos apegos a la persecución, a estar ansiosos o a ser impacientes. Después, de rectificarnos a nosotros mismos basados en el Fa, ayudamos a más personas a renunciar el PCCh.

Comentarios finales

He practicado Falun Dafa durante 28 años y he pasado por altibajos. Nuestro benevolente Shifu cuida de mí y me protege durante todo el camino de mi cultivación. Mi gratitud al Shifu no puede expresarse con palabras. Si no practicara Falun Dafa, habría muerto hace mucho tiempo. Puedo sentir el anhelo de la gente dentro de sus corazones y la compasión sin límites del Shifu hacia los practicantes y los seres conscientes. En esta última etapa de la Rectificación del Fa y durante el período de transición de la Rectificación del Fa del mundo humano, haré lo mejor para ser digna de la salvación del Shifu. Cumpliré mi misión. Gracias, Shifu.